Portugal tuvo un buen arranque, Holanda nos dejó con los ojos abiertos con su fútbol en los primeros encuentros, Turquía se ganó nuestro corazón con sus hazañas... pero España ganó todos sus partidos y brilló en la segunda parte contra Rusia y durante todo el partido ante Alemania.
De hecho, Alemania tuvo mucha suerte de perder por solamente un gol. Un 3-0 o incluso un 4-0 a favor de España no hubiera sido algo injusto.
Lo mejor de todo es que España finalmente se sacó de encima esa vieja maldición de no poder ganar títulos relevantes. Se terminó la necesidad de dar interminables excusas luego de cada fracaso.
Llegó el gran título tan esperado... ¡y de qué manera! La actuación de España a lo largo del torneo fue realmente destacada y el broche de oro llegó con una de las victorias más claras que recuerde la historia de las finales de la Euro.
Además, lo mejor puede estar por venir: el equipo español es joven y tiene grandes chances de llegar como uno de los favoritos al Mundial 2010.
En cuanto a Alemania, sigue la maldición de Michael Ballack en las finales.
La historia comenzó en 2002 cuando perdió, con Bayer Leverkusen, la final de la UEFA Champions League en 2002 ante Real Madrid. En esa misma temporada a su equipo se le escapó la Bundesliga y también la Copa de Alemania. Para colmo, por acumulación de amonestaciones no pudo jugar la final del Mundial ese año (de cualquier manera, su selección cayó ante Brasil).
Con el Bayern Munich se sacó un poco su hambre de títulos, pero desde su llegada al Chelsea, a excepción de una Copa de Liga, se renovó la sequía.
Definitivamente, 2008 fue un año atroz para Ballack en lo que hace a títulos: el Chelsea fue segundo del Manchester United tanto en la Premier League como en la Champions, además de perder también la final de la Copa de Liga ante el Tottenham Hotspur. La medalla de plata con Alemania en la Euro se convierte así en su cuarta en lo que va del año...
Para terminar, debo decir que la Euro 2008 fue un torneo increíble a todo nivel: bien organizado, con buen nivel de fútbol, con fanáticos entusiastas pero pacíficos.
Fueron tres semanas fantásticas en las que además escribí casi diariamente en este blog, mi segundo diario para ESPNdeportes.com luego de haber participado también de la cobertura del Mundial 2006. Espero que ustedes lo hayan disfrutado tanto como yo. ¡Con los mejores deseos, me despido hasta la próxima!
David Silva selló el triunfo español (AP) |
Esto ha sido cierto en el pasado, y ha renovado su validez esta tarde en Basilea, donde un decididamente inferior equipo alemán derrotó por 3-2 a un conjunto turco que jugó brillantemente, en lo que seguramente será visto como uno de los tres mejores partidos del torneo. Ambos equipos tuvieron altibajos, pero siempre con ímpetu, con brío, con fineza y poder.
Los turcos fueron sensacionales. Éste fue por lejos el mejor esfuerzo de su fascinante actuación durante este torneo, y cuando anotaron el tanto del empate en el minuto 87 yo estaba seguro de que una vez más harían el milagro tal como lo hicieron ante los suizos, ante los checos y nuevamente ante los croatas. Pero luego me di cuenta de que los turcos estaban jugando ante los alemanes que Linneker tan bien había definido, y volví a mis cabales para entender que los turcos no iban a ganar esta vez. Y así fue. Philip Lahm corrió por izquierda y anotó un gol fenomenal en el minute 91, el primer minuto de tiempo adicional. ¿Qué más podemos decir? Una vez más, los alemanes no fueron el mejor equipo en el terreno de juego, y una vez más... ¡los alemanes triunfaron! Imagino que algún momento habrá que darles el reconocimiento debido por todas estas proezas realizadas durante décadas. Tal como lo he dicho repetidamente durante años y aún en uno de estos blogs, estoy seguro de que los Alemanes son el mejor equipo de torneos en la historia del fútbol, lo cual significa que sus éxitos en competencias internacionales han sido consistentemente más numerosas y ampliamente superiores a la calidad individual real de sus jugadores y hasta del equipo en general. Pero al final del día, todo esto es irrelevante. Los holandeses quizás nos deslumbraron, y lo mismo hicieron los portugueses. Los turcos se ganaron nuestro corazón, pero cuando llegue la tarde del domingo será Michael Ballack quien levante el trofeo hacia el cielo en la fresca noche vienesa, alzándose así también con el cuarto campeonato europeo para los teutones. Simplemente no creo que ni España ni Rusia (los dos contendientes de mañana) tendrán lo suficiente como para derrotar a los alemanes. Les traeré más comentarios mañana luego del partido de la noche, al cual concurriré en el Happel Stadium en Viena.Pero esta vez, en el estadio Ernst Happel en Viena, a los italianos se les acabó la magia.
Sin su generador de juego Andrea Pirlo, los italianos no estuvieron ni remotamente cerca del equipo que pueden ser. Salvo por su victoria ante una Francia en declive y envejecida, la Azzurra simplemente no jugó ni un solo partido a gran nivel.
Y no es que ese déficit les haya impedido conseguir grandes cosas en otros tiempos. Quién no recuerda como en 1982, una selección italiana se consagró campeona en España, tras comenzar con tres pálidos empates. Eso, claro, antes de que su defensa masacrara a Diego Maradona y luego anulara al trío de Zico-Falcao-Sócrates que parecía encaminado a darle el título a Brasil.
O, sin ir tan lejos, como hace dos años la Squadra fue campeona del mundo otra vez con un solo partido brillante, aquel ante Alemania en Dortmund en semifinales.
Los equipos italianos nunca enamoran ni hacen soñar, pero su eficiencia siempre impresiona, al menos a un nivel intelectual, ya que no emocional. Pero este equipo ni eso tuvo, y así fue que España se metió en semifinales... ¡aunque con lo justo!
Ya que hablamos de España, digamos que tendrán que jugar mucho mejor el próximo jueves, para así prevalecer por sobre un equipo ruso que viene enrachado. Sí, el mismo equipo al que los españoles aplastaron 4-1 hace menos de dos semanas. Dos semanas que ahora parecen dos años luz y que hacen que el choque de semifinales sea un partido totalmente independiente del primero.
Los rusos están exultantes, confiados y creen que llegarán a la final y, quien dice, que en ella derrotarán a Alemania, el gran candidato por sobre Turquía en el duelo del miércoles.
En otro orden de cosas, debo confesarles que me sentí perdido el lunes y el martes: después de tener fútbol en continuado desde el 7 de junio, ¿qué más hay por hacer?
No queda otra opción que ir a la ópera o a la sinfónica en alguno de los muchos excelentes teatros que tiene Viena. Un gran cambio, como verán.
La influencia positiva de las mujeres y la globalización
Había más de 200 mil aficionados croatas en la ciudad de Viena, y -- contando los habitantes turcos de la ciudad, especialmente en el distrito No. 16 -- seguramente había igual cantidad de aficionados de Turquía.
Dentro del estadio la proporción entre croatas y turcos rondaba un 3 a 1.
Los subtes estaban repletos de croatas y turcos, y hubo incontables ocasiones en las que las cosas podrían haberse puesto feas entre los dos grupos de fanáticos. Pero todo salió bien por dos razones:
1. La presencia de muchas mujeres -- tal vez el 40 por ciento del público era femenino.
2. El ambiente completamente internacional en todos los aspectos de la vida en la ciudad, más allá del estadio y el fútbol.
Estas cosas no suceden en cualquier partido, ni siquiera en partidos entre clubes internacionales o entre seleccionados nacionales, y por eso el nivel de agresión suele ser mayor.
En presencia de novias, esposas, hermanas, madres y tías, los hombres no se comportan tan mal como cuando están solos.
Pude ver un ejemplo concreto: Después del partido, cuando los exultantes jugadores turcos dieron la vuelta al campo de juego y llegaron a la esquina en la que yo estaba sentado para saludar a sus seguidores, dos croatas quienes estaban sentados junto a mí abuchearon a los jugadores turcos haciendo gestos obscenos conocidos en todos los idiomas.
Estos hombres estaban furiosos, decepcionados, bastante agresivos... y justo al lado de los aficionados turcos. Pero, de la nada, sus mujeres, novias o hermanas --en síntesis, las mujeres-- sujetaron a sus hombres de los brazos y las manos hasta que se calmaron. ¡Y eso fue todo!
Estoy seguro de que anoche sucedieron cosas similares en todo el estadio, y también a lo largo y a lo ancho de la ciudad de Viena, en todos los lugares públicos en los que se transmitió el partido.
Y en lo que respecta a la globalización o internacionalización: todo se anuncia en inglés, en alemán y también en los idiomas de los equipos participantes -- y siempre por hablantes nativos.
De modo que anoche, todo sucedió en turco y croata, incluso bien lejos del estadio. Mi esposa estaba en un autobús en otra parte de Viena muy lejos de la cancha, y en los anuncios públicos -- al igual que en todos los subtes y tranvías -- se actualizaba constantemente el resultado parcial del juego en turco y en croata.
Nunca creí que llegaría a ver el día en que las lenguas de dos pueblos que los Vieneses detestan tanto invadieran el espacio público de una ciudad de semejante prominencia y vigor. Será el efecto de la globalización de fútbol. Fue un momento muy instructivo para mí.
Respecto del partido, qué puedo decir: Turquía sin duda es la Cenicienta de este torneo. Se levantó para derrotar a Suiza, la República Checa y Croacia. En los últimos dos partidos, los turcos estaban casi muertos. Pero salieron del borde de la tumba. ¡Increíble!
Pero la medianoche de la Cenicienta tomará la forma de Alemania el próximo miércoles. Será el final del camino para los turcos. Los alemanes ganarán ese partido.
Quiero alertar a los lectores y recordarles algo que escribí en una de mis entregas anteriores pero que en la traducción al español no apareció con el término exacto. Me disgustó bastante la alegría y el regocijo por la eliminación de Grecia. Los alemanes tienen un gran término para esa clase de gozo y esa es la palabra que quería rescatar: se llama "Schadenfreude", la alegría por el dolor de otro.
Muchos expertos y periodistas parecían estar encantados de tener la oportunidad de exponer a los griegos como un fraude o tacharlos de impostores, como si hubieran ganado el campeonato del 2004 en Portugal de forma sucia.
Nadie parece haberle dado a este forastero la legitimación de ser un verdadero campeón meritorio. Especialmente los comentaristas de los grandes equipos como Alemania, Italia y Holanda. Estaban encantados de haberse librado de estos impostores, a quienes veían como intrusos indignos dentro del círculo interno de la aristocracia del fútbol.
Hasta la próxima.
Alemania-Portugal, esta noche en Suiza;
Turquía-Croacia, el viernes por la noche en Viena (que por supuesto iré a ver);
Holanda-Rusia, el sábado por la noche en Suiza;
Italia-España, el domingo por la noche en Viena (también iré a ver este partido). Después de las performances de la primera ronda, uno se ve tentado de pensar que Holanda ha sido el mejor equipo del torneo -una máquina de anotar goles con un juego ofensivo simplemente impecable-. Lo anterior hizo renacer el sentimiento naranja de los tiempos de Rinus Michels durante la década del setenta, liderado por el legendario, Johan Cruyff. De esta manera, el equipo que lo seguiría en segundo lugar es Portugal y detrás de él iría España.
Scolari hace jugar muy bien a Portugal (AP) |
El resto de los equipos parecerían ser competidores que siguen desde lejos a los tres anteriores.
Tanto Alemania como Italia han decepcionado a más de uno. Además, Turquía y Croacia son equipos sólidos pero no han sobresalido. Pero, ¡Ten cuidado! Alemania e Italia siempre tienen comienzos pobres que no corresponden con la capacidad de sus integrantes, pero lo cierto es que son equipos muy eficientes y van elevando su nivel de juego a medida que el torneo avanza, sin que esto signifique que se los vea mejor o que deslumbren con su juego -deja eso para los holandeses y los portugueses- pero al final consiguen lo que en definitiva importa: ganar partidos. De modo que no me sorprendería que tanto Alemania como Italia derrotasen a sus próximos oponentes -Portugal y España, respectivamente- y que se enfrentasen en la semifinal o incluso en la final. Hasta ahora el equipo que más ha decepcionado es Francia. Ya no quedan vestigios de los días de gloria de este equipo, cuando ganaron el campeonato del mundo en 1998 y fueron los campeones de Europa en 2000. Ahora necesitan desesperadamente una reestructuración radical, así como también la incorporación de jugadores más jóvenes. Thierry Henry no debió haber dejado el Arsenal en donde floreció para ir al Barcelona, en donde tuvo dificultades. Su performance siguió de esa manera cuando durante la Euro anotó un gol muy fiel a su estilo enfrentando al cuadro holandés, sólo para ser superado, apenas 30 segundos después, por el brillante gol al ángulo que hizo Arjen Robben, algo que complicó las cosas para Francia dejando el marcador 3-1. En cuanto a los suizos y los austriacos... Bueno, qué puedo decir: esta es la primera vez en la historia de la Euro que ambos equipos quedaron eliminados en la primera ronda (en 2000, Bélgica quedó eliminada pero Holanda siguió avanzando). Y para los ex campeones, los griegos, repito lo que ya he dicho, no sorprendieron. No hay necesidad de seguir con ese descarado "schadenfreude" (la alegría que se siente por el mal ajeno, otra de las frases freudianas que se adaptan a la perfección con los acontecimientos en Viena) que muchos expertos y comentaristas tienen reservados para el equipo griego, ya que consideran que su campeonato de 2004 fue sólo un golpe de suerte no merecido y que ahora han demostrado lo que verdaderamente son, un fraude. Lo anterior es desatinado y mal intencionado. Nadie les regaló el campeonato en Portugal en 2004, ellos se lo ganaron. Ahora su reinado ha concluido, pero eso no significa que haya que regocijarse con sus derrotas.Los locales no pudieron con Alemania (AP) |
Los austríacos mantienen la esperanza(Getty) |