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Daniel Jacobs estuvo bien cerca de no poder volver al boxeo

Drew Hallowell/Getty Images

Daniel Jacobs ya logró la victoria más importante de su vida y por eso le llaman el 'Hombre Milagro'. Con apenas 24 años de edad le diagnosticaron cáncer de huesos y durante el tratamiento le dijeron que probablemente no podría boxear, y evidentemente salió triunfante y con una canasta llena de sueños.

Entre esos nuevos anhelos, Jacobs mantuvo el deseo de volver a boxear y lo logró, mantuvo el deseo de convertirse en campeón del mundo y lo logró, mantuvo también el deseo de convertirse en uno de los mejores peleadores libra por libra del mundo y sabe que si llega a vencer a Canelo Álvarez este 4 de mayo en Las Vegas, puede colarse a la lista.

Originario de Brownsville, Nueva York, Daniel debutó en el boxeo profesional en julio de 2007, y tres años más tarde obtuvo su primera oportunidad titular, pero perdió ante el ruso Dmitry Pirog en Las Vegas tras un espectacular nocaut en su contra. Todo mundo sabía que había talento en Jacobs, pero ese momento podría marcarlo.

Decidió Daniel no quitarse del camino y comenzó de nuevo su andar hacia el campeonato. Logró dos nuevas victorias, la última de ellas el 5 de marzo de 2011, mismo día en que Canelo Álvarez obtuvo su primer campeonato mundial. Después de esa victoria, fue Daniel a Irak a alentar a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y allá notó que sus piernas no estaban respondiendo bien. En dos semanas no podía moverse y acudió al médico con urgencia.

Le hicieron estudios y el diagnóstico fue cáncer de hueso, había que operar un tumor maligno en columna vertebral que tuvieron que operar de inmediato. "Me iban a cortar a través del pecho, si sabes algo sobre el boxeo, algo así y tu carrera ha terminado. Afortunadamente para mí, pude someterme a la cirugía por la espalda", dijo Jacobs a ESPN hace unos meses.

"Recuerdo estar en un lugar realmente muy oscuro. Fue un proceso difícil. Pero una vez que salí del hospital, una vez que aprendí a caminar de nuevo, volví (al gimnasio) inmediatamente. Obviamente, fue en contra de las órdenes del médico: los médicos me dijeron que nunca volvería a boxear. Recuerdo haber salido del hospital, y el único lugar en donde quería estar era el gimnasio de boxeo", explicó.

"Tuve un daño nervioso tan grave que no recuperé todos los nervios. Mi dedo meñique en el pie izquierdo todavía está entumecido, y lo siento cuando estoy en la cama por la noche o cuando estoy solo. Ese sentimiento de hormigueo me recuerda que la vida es preciosa, y no doy por hecho lo que tengo.

"Estar en esa cama de hospital por tanto tiempo, me estaba perdiendo esas cosas que no podía hacer, que los entrenadores solían tener que obligarme a hacerlo. Estaba como 'Hombre, si solo pudiera correr esa milla extra, si pudiera brincar la cuerda en dos o tres asaltos adicionales o pelear cinco asaltos adicionales'. No hay un motivador más grande", detalló.

Y volvió al ring un 20 de octubre de 2012, lo hizo con un nocaut sobre Josh Luteran en apenas un round. Recuperó el buen paso y cuatro años después se hizo de su primer campeonato del mundo, el de peso medio de la Asociación Mundial de Boxeo ante Jarrod Fletcher un 9 de agosto de 2014.

De ese campeonato hizo cuatro defensas ante personajes como Caleb Truax, Sergio Mora y Peter Quillin, hasta que llegó la pelea con Gennady Golovkin en marzo de 2017, unificatoria por las fajas del Consejo Mundial de Boxeo y Federación Internacional de Boxeo.

Perdió con Golovkin, de manera polémica, pero pensó que si ya había salido de peores momentos en el pasado, lo iba a lograr de nuevo y en octubre de 2018 se ciñó su segundo campeonato del mundo, el Mediano de la Federación Internacional de Boxeo al vencer a Sergiy Derevyanchenko, que terminó siendo su pasaporte a la pelea con Canelo Álvarez.