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Greg Berhalter: 'No hay reto más grande que jugar en el Azteca'
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ESPNDavid Faitelson

La jornada de este jueves en la cancha del Estadio Azteca promete arrojar secuelas inmediatas para el futbol mexicano. El choque ante Estados Unidos no sólo es una batalla pasional que involucra historia, política y aspectos sociales. También es una invitación a perder un cuarto partido consecutivo ante el vecino del norte, a complicarse la eliminatoria mundialista y a generar que ciertos aficionados vuelvan con el grito discriminatorio y homofóbico…Todo eso se “juega” el futbol mexicano es un duelo ante una selección que está lejos de ser una potencia mundial…

CIUDAD DE MÉXICO -- Miedo, no. Nerviosismo, sí. Así esta el futbol mexicano de cara al siguiente juego eliminatorio rumbo a Catar 2022.

La jornada de este jueves podría ser mucho más trascendente de lo que el futbol mexicano se imagina. Primero, porque ninguna selección mexicana puede darse “el lujo” de perder cuatro partidos oficiales ante una selección de Estados Unidos. Segundo, porque la clasificación al Mundial de forma directa, podría ponerse en entredicho. Y tercero, porque el aficionado mexicano está molesto y en cualquier momento puede regresar con el grito homofóbico que tanto daño le ha hecho a la Federación Mexicana. Con todos esos ingredientes, el partido del Azteca está más “caliente” que nunca.

Tampoco hay que hacer demasiados dramas. Es un simple juego de futbol aderezado siempre por temas políticos, sociales e históricos al tratarse del poderoso vecino norteño, pero esto es futbol y México no afrontará ni a Alemania, a Francia, a Brasil o a España. Jugará ante una selección que no logró clasificarse al último Mundial aún en la pobreza de esta área futbolística y ante un futbol que tampoco asistió a los últimos Juegos Olímpicos. Ante ese futbol, México ha perdido tres juegos consecutivos oficiales (Liga de las Naciones, Copa Oro y eliminatoria mundialista en Cincinnati).

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Imago7México y Estados Unidos chocarán el jueves en el Estadio Azteca.

Ningún equipo y ningún entrenador de una selección mexicana puede perder cuatro veces consecutivas ante los norteamericanos -la última sería en el propio Estadio Azteca- sin afrontar las consecuencias que ello conlleva. Una nueva derrota, por otra parte, complicaría el final del octagonal para México que debe ir el domingo a la siempre compleja cancha de San Pedro Sula ante un combinado hondureño con nada que perder y mucho orgullo que mostrar. Y el tema de la expresión discriminatoria y homofóbica sigue presente como una amenaza velada -nunca justificada- de algún sector de los aficionados que siempre sobrereaccionan si la selección no encuentra los caminos del triunfo en la cancha.

Sobra decir que México no ha alcanzado su mejor nivel futbolístico en todo el proceso eliminatorio y si está a punto de obtener el boleto mundialista se debe más a la pobre escala competitiva que afronta en su área, que a su rendimiento en la cancha. Martino y sus futbolistas han perdido la brújula desde el año anterior. Demostraciones carentes de una forma de jugar y con futbolistas que han descendido dramáticamente su nivel. Es evidente que, con lo que ha mostrado hasta hoy el proceso de Martino, el Mundial en Catar ofrece pocas expectativas de lucimiento para el futbol mexicano.

Pero Martino es buen entrenador, con mucha experiencia y los futbolistas mexicanos pueden jugar mucho mejor de lo que lo han hecho hasta ahora enfundados en la camiseta de la selección. Ello, más una “sed de venganza” -siempre futbolística- pueden ser las “armas” para enviar un poderoso mensaje en la eliminatoria y de cara al Mundial.

Yo espero que México salga a jugar su mejor partido de la eliminatoria. Que muestre la idea de juego clara y concisa que se perfiló en los inicios de la era Martino. Que de fe de un grupo de futbolistas provistos de grandes condiciones, algunos de ellos, encumbrados en las mejores liga del mundo. Que encuentre confianza en jugadores de un largo recorrido en el futbol y en la selección mexicana y que luzca a esa fusión con jóvenes y talentosos jugadores que deben ser la respuesta hacia el mañana del futbol mexicano.

No creo que exista miedo por la jornada que se avecina, pero sí mucho nerviosismo. No es un partido cualquiera. Su resultado podría arrojar secuelas contundentes en el futuro inmediato del futbol de México.

@Faitelson_ESPN

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ESPNDavid Faitelson

Ganarle a Panamá es imperativo para no meterse en problemas dentro de la eliminatoria mundialista, pero hay varias realidades y otras cuantas suposiciones alrededor de esta selección mexicana de futbol. Una de ellas, una realidad, es que sin los tres puntos de este miércoles, la clasificación directa a la Copa del Mundo se complica. La otra realidad es que México debe ganarle a Panamá porque esta en casa y porque es mejor. Y una suposición tenebrosa indica que Gerardo Martino podría estar jugándose la continuidad en su puesto…Realidad y suposición: Martino y México, sin escapatoria…

SAN DIEGO, California.- De un momento a otro, la eliminatoria de la selección mexicana para el Mundial de Catar se transformó en un tema matemático. Los directivos pedían siete de nueve puntos en la fecha FIFA. Hay cuatro, faltan tres. Las cuentas han dejado de salir.

Pienso que México, aún en la situación que se encuentra, inmerso en un marasmo futbolístico, debe sacar los puntos ante Panamá. Creo que una derrota generaría dudas, incertidumbre y quizá, el caos. La ultima vez que una selección se metió en dificultades en el proceso de clasificación a un Mundial ocurrió en el 2013. Y al final, la Federación Mexicana de Futbol utilizó a cuatro entrenadores diferentes para llegar al Mundial de Brasil. El boleto de salvó, a pesar de la mediocridad mexicana y gracias a la mediocridad de la Concacaf.

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Imago7Martino vive momentos de presión en la eliminatoria mundialista.

Creo y también espero que Gerardo Martino pase con fortuna por este inconveniente, pero si ello no sucediera, si la selección mexicana mantiene su extravío y apatía futbolística en el Azteca este miércoles, las cosas se complicarán y la cuestión será: ¿Qué harán los dirigentes de nuestro futbol? La respuesta, creo yo, estará atada al funcionamiento, a la forma en la cual México empate o pierda ante Panamá.

Existe, sin embargo, otro tema que es parte de la misma polémica: ¿Cuál es el “Plan B” de la FMF? Algunos rumores indican hacia el entrenador de la selección olímpica de bronce del 2021, Jaime Lozano, pero es demasiado joven e inexperto para darle a la selección con solo tres juegos por delante y con la obligación e sumar los puntos para clasificar a Catar. El clamor popular señala hacia Miguel Herrera, el hoy entrenador de los Tigres, con un contrato vigente y, aparentemente, sin cláusulas de escape. Otros supuestos destacan al veterano Ricardo 'Tuca' Ferretti.

Hay varias “realidades” y otras cuantas “suposiciones” alrededor de la selección mexicana. Una realidad es que México tiene que ganarle a Panamá si no quiere meterse en complicaciones para la fecha final de la Concacaf. La otra realidad indica que puede y debe ganarle a Panamá. Y una suposición que puede convertirse en realidad en cualquier momento: El 'Tata” Martino se juega su continuidad este miércoles por la noche…

  @Faitelson_ESPN

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ESPNDavid Faitelson

No está ‘El Chicharito’ y no puede estar Raúl Jiménez…Y está él, la apuesta del ‘Tata’ Martino para resolver los problemas de gol que podrían presentársele en el camino y en el propio Mundial de Catar. El goleador histórico está apartado, vetado por temas disciplinarios; el goleador más cotizado, el de la Liga Premier inglesa, sigue en un proceso de recuperación tras aquel brutal impacto del 2020. ¿Quién queda, entonces? Funes Mori. El futbolista de Rayados por el que el entrenador de México apostó parta definir en los momentos importantes. Nadie dice que Funes Mori marcará la diferencia en un Mundial, pero aquí, sí, hoy sí, cuando México y Martino más lo necesitan, él es la tercera carta en la mano del póker del entrenador…

SAN DIEGO, California.- Nadie lo sabía o, mejor dicho, nadie lo veía así en un principio: Rogelio Funes Mori llegó para sustituir  a Javier ‘El Chicharito’ Hernández, y cuando se dio cuenta, también debía tomar el lugar de Raúl Jiménez.

  El plan de Gerardo Martino y de la Federación Mexicana de Futbol para cubrir la ausencia (el veto) del máximo goleador en la historia de las selecciones mexicanas, no ha terminado por funcionar. Y es que Rogelio Funes Mori llegó para hacer olvidar a Javier ‘Chicharito’ Hernández. Hasta ahora, ese “plan” o esa “obra” ha quedado inconclusa.

  Funes Mori aparecerá, otra vez, en la escena, con los reflectores encima. Y es que al mismo tiempo en que el futbolista de Rayados tomaba el lugar del ‘Chicharito’, Raúl Jiménez, el estelar en la posición en la selección, sigue atravesando por un largo proceso de recuperación tras aquel brutal impacto ante David Luiz en noviembre del 2020.

  “Yo no soy la solución para que México juegue el quinto partido en un Mundial”, dijo Funes Mori el lunes, en una entrevista con Futbol Picante de ESPN.

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Imago7Rogelio Funes Mori deberá suplir en esta fecha FIFA la ausencia de Raúl Jiménez.

Pero, que yo recuerde, nadie nunca dijo que Rogelio Funes Mori iba a ser la solución para que México trascendiera en un Mundial. Y a decir verdad, como han ido las cosas hasta ahora, Funes Mori ni siquiera parece ser la solución para que México se clasifique sin contratiempos a la Copa del Mundo. Ese sí que es un problema.

Lo primero que hay que dejar en claro es que a Funes Mori no podemos juzgarlo como un futbolista naturalizado. Ya es un jugador mexicano más y, como tal, habrá que calificar su aportación a la selección. Y es ahí donde habrá que apuntar que el nivel del delantero de los Rayados no ha sido el mismo que mostró durante los últimos años en la Liga MX. En los primeros tres juegos de su convocatoria para partidos de la eliminatoria, como centro delantero titular, Funes Mori no pudo marcar gol para México. Es decir, no ha sido, por ahora, el remedio a las necesidades de Martino.

  Funes Mori será fundamental en esta crucial fecha FIFA que enfrenta la Selección Mexicana. Es importante que él aparezca en el área, con su gran personalidad y su fortalezas físicas y técnicas. Es fundamental que haga goles y que México resienta lo menos posible la ausencia, por diferentes motivos, de Jiménez y del ‘Chicharito’.

Nadie espera que Funes Mori marque la diferencia entre trascender o no en un Mundial. Ello sólo parece posible a través del juego de conjunto que México pueda establecer, pero sí debe aparecer hoy, cuando más lo necesita Gerardo Martino y la Selección Mexicana. Es la tercera carta del “Tata” y no puede fallar…

  @Faitelson_ESPN

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ESPNDavid Faitelson

Por supuesto que sí. Gerardo Martino sabe que, de no tener una fecha FIFA triunfante y abundante en puntos, se meterá en un predicamento para poder clasificarse directamente al Mundial, y cuando eso sucede, se transforma en casi un “pecado capital” para el futbol mexicano. Poner el riesgo “el negocio” que significa un Mundial. Eso es capaz de terminar con cualquier proceso. Lo dicta la historia y lo saben los entrenadores y los futbolistas. El poder hará lo que sea necesario para mantener a flote los intereses que rodean a la Selección Mexicana. Martino enfrenta la necesidad y la presión de un área donde, competitivamente, México se sabe superior a sus rivales. Hay que demostrarlo en la cancha…

  SAN DIEGO, California.- La continuidad de Gerardo Martino nunca ha estado en duda, pero podría estarlo mañana, pasado mañana, o quizá dentro de ocho días.

  Aquel que acepta el reto de dirigir a la Selección Mexicana sabe que, en algún momento, como parece estar ocurriendo ahora, no se trata de un “proceso” y sí de un “negocio”, y que cuando ese negocio se coloca en cierto predicamento, también se coloca la posición del entrenador. Enrique Meza, Hugo Sánchez, Sven Goran Eriksson, José Manuel de la Torre y Víctor Manuel Vucetich son los ejemplos más claros de la última época. Con la Selección Mexicana puedes jugar mal, bien o regular, pero nunca te atrevas a poner en predicamento una clasificación al Mundial, que es un evento televisivo, donde la selección genera enormes ganancias para sus participantes.

¿Existe un “Plan B”?  Hay un “Plan B”, un “Plan C”, un “Plan X” y lo que sea necesario para llevar a México al Mundial. Martino está hoy firme, pero al aproximarse el final del octagonal y tras los malos resultados del 2021, cualquier cosa puede suceder.

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Imago7El 'Tata' Martino y la Selección Mexicana se encuentran ante una fecha FIFA decisiva en cara al Mundial de Catar 2022.

¿La calculadora?

¿Llegó el momento de hacerlo? ¿Hay que sacar la calculadora? Si la Selección Mexicana no es capaz de ganar, al menos, seis de los nueve puntos que disputara en las siguientes dos semanas, se podría meter en ciertas complicaciones para su clasificación directa a Catar.

Claro, en el entendido que falta otra Fecha FIFA, donde tendrás dos juegos en casa, uno bien complicado ante Estados Unidos y el otro muy accesible ante El Salvador. Es decir, si Gerardo Martino cosecha los seis puntos de casa en esta fecha, ante Costa Rica y Panamá, y suma los tres ante El Salvador de la última jornada del mes de marzo, así no ganara nada ante Estados Unidos, en el Azteca, y ante Honduras, en San Pedro Sula; llegaría a 23 puntos y estaría, prácticamente, con el boleto al Mundial. Pero, el juego del jueves en Kingston promete ser intenso y complicado, y también puede ser parteaguas para el resto de la Fecha FIFA. No es lo mismo llegar al Azteca habiendo obtenido puntos en la isla caribeña, que con la obligación de no fallar para no perder la carrera eliminatoria.

Es verdad que el área te permite y te consiente a pesar de las distracciones y bajas de juego dramáticas como las que tuvo México en el 2021, pero Martino y los futbolistas mexicanos saben a la perfección: lo único que no puedes hacer es poner en riesgo el negocio de un Mundial de futbol. Ese pecado es capital.

  @Faitelson_ESPN

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ESPNDavid Faitelson
 

  La Selección Mexicana afrontará la crucial fecha FIFA con un público experimental en las tribunas. La Federación Mexicana se ha visto obligada a buscar soluciones ante el grito homofóbico que ha generado multas y castigos de FIFA, pero el verdadero reto podría no estar en las graderías, sino en la cancha, donde el futbol y los resultados de la selección de México se descarrilaron dramáticamente en el 2021. La pregunta es: ¿hará Martino cambios en sus formaciones? ¿Se atreverá a hacerlo a esta altura de la eliminatoria? Hay algunos nombres que aparecen por ahí y que han tenido cierta notoriedad en los últimos tiempos. ¿Los llamará? ¿Llamará a otros que no han tenido ni el rendimiento ni la exposición en sus clubes? Esa la gran cuestión: ¿Habrá experimentos también en la cancha?

 

  SAN DIEGO, California.- La afición, forzosamente, será “experimental”, pero hay otra pregunta que realmente inquieta al futbol mexicano de cara a la Fecha FIFA que debe significar el boleto para el Mundial de Qatar: ¿es tiempo de hacer “experimentos” también el campo de juego?

 

   Eso de celebrar un partido con “público experimental” suena más a una prueba de laboratorio que a un juego de pasiones llamado futbol. Es una pena como nuestra falta de educación ha llegado a lastimar una de las grandes tradiciones del país: ir, en familia, al futbol a disfrutar.

 

  La Federación Mexicana de Futbol asume un nuevo reto: identificar a cada persona que ingrese al estadio. No es nada nuevo, ya lo hicieron de forma exacta, y agregaría, yo, impresionante, los organizadores del Mundial de Rusia 2018, donde en cada acceso al estadio, había una pantalla que identificaba con fotografía y datos al aficionado que iba a entrar al partido. Los rusos temían por temas de terrorismo y aquí tememos por temas de falta de educación. Sea como sea, estos son los nuevos tiempos de convivencia humana. No basta con un virus y una epidemia que nos tiene a todos amenazados y coartados. También, en el caso del futbol mexicano, se le agrega una cuota de majadería, insolencia, e insisto, falta de educación, para saber comportarse en una tribuna.

 

 

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Getty ImagesGerardo Martino deberá "experimentar" con la alineación de la Selección Mexicana en la próxima fecha FIFA.

 

   En el plano meramente deportivo (futbolístico), no es lo mismo, obviamente, jugar con estadio lleno y rebosante en pasión. El Estadio Azteca es un escenario que impon,  y luego, siempre está la altitud de la Ciudad de México que, en general o mayormente, “juega” a favor del local, pero, al final del día, lo que valdrá es el futbol. Y si México no tiene el futbol para vencer a Costa Rica y a Panamá en casa, entonces, no tiene nada que hacer en Qatar 2022.

 

   Ahora, aquí viene realmente lo  trascedente. Gerardo ‘El Tata’ Martino tiene una gran disyuntiva ante la crucial fecha FIFA que se aproxima para México: ¿Buscar? ¿Cambiar? ¿Experimentar? ¿Probar otros futbolistas y otras formas? ¿O, quedarse con lo que ya conoce y que, sin duda, entregó malos resultados el año pasado? Los riesgos son menores y también mayores. Para eso le pagan.

 

   Hay algunos nombres que podrían ser llamativos en la lista de la selección mayor que viajará a Kingston y que luego recibirá a costarricenses y panameños. Estos son algunos de ellos: Javier Hernández (oficialmente no está vetado) , Santiago Giménez, Erik Lira, Rodolfo Cota, Gerardo Arteaga, Salvador Reyes, Fernando Navarro, Osvaldo Rodríguez, Alfonso González, Aldo Rocha, Rodolfo Pizarro, Diego Lainez, JJ Macías y hasta el juvenil del Arsenal, Marcelo Flores, quien tuvo algunos minutos en un amistoso con Chile a finales del 2021 podrían ser algunos de los nombres que Martino utilizaría para hacer cambios a un equipo que terminado descarrilado en resultados y en funcionamiento en el 2021.

 

   México debe clasificarse al Mundial basado en su mayor nivel futbolístico y no en si el Azteca está lleno, medio vacío o tiene una “afición experimental”. Porqué de nada sirve obtener el boleto mundialista basado en tus condiciones de local si no eres capaz de competir en noviembre, en territorio catarí, ante lo mejor del futbol internacional.

 

   @Faitelson_ESPN

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LOS ÁNGELES -- 2021, un año azaroso para Gerardo Martino. Un año para el olvido, pero un año para nunca olvidarlo. Las desgracias se olvidan, pero de ellas se aprende.

Estas navidades, el Grinch tomó forma de funesta ironía en casa del Tata: tres tundas de Estados Unidos, y patina en la resbaladiza cornisa de la repesca. Apenas un par de goles lo pone encima de Panamá.

¿Y futbol?, ni hablar. Un equipo de espasmos, casi de afortunadas alegorías individuales, más que de un proyecto sólido, vigente, promisorio.

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Imago7Gerardo Martino

Además, se le ha escapado un bono de casi un millón de dólares. Lo conseguiría si lograba meter a México como cabeza de serie para el Mundial de Catar. En el zaguán del sitio 14 de la Clasificación de FIFA, parece ya imposible.

En la antepuerta del 2022, el técnico de la Selección Mexicana debe mirarse ante el espejo. De frente y de perfil. Modelando, debe estar, calzones rojos (pasión), amarillos (abundancia), verdes (esperanza), blancos (salud) y azules (éxito).

Ya se sabe, el color de las trusas en el Año Viejo es un anhelo para el Año Nuevo. Sí, fatalismos; sí, supersticiones. Pero cuando el trabajo no prospera, uno descuelga sus amuletos y fetiches. “Cuando de nada nos sirve rezar...”.

Rojos, Tata, rojos deben ser tus calzones para despedir 2021 y atisbar el 2022. Rojos, sin duda, porque tú mismo, Gerardo Martino, lo fuiste reclamando a lo largo de este año. Rojos, sí, rojos.

Reiteradamente, pasando de la arenga a la súplica, de la increpación a la recriminación, Gerardo Martino fue usando, hasta el desgaste, una palabra que encierra un universo dentro del futbol: intensidad.

“Nos faltó intensidad”. “Perdimos intensidad”. “Se necesitaba más intensidad”. Esa era la jaculatoria de Gerardo Martino cuando tropezaba con Estados Unidos o Canadá, o cuando recibía el sopapo inesperado de un empate.

“Intensidad”. Pasión, pues. Calzones rojos, pues.

Alguna vez, el escritor catalán Manuel Vázquez Montalbán escribió: “El baloncesto español necesita héroes con carne de cromo coleccionable”. Sí, de esos mismos necesita Gerardo Martino. Espartanos, pues. Calzones rojos, pues.

“Intensidad”. La palabra condensa toda esa implacable reflexión de Vázquez Montalbán. “Héroes con carne de cromo coleccionable”. ¡Poderosísimo!

Intensidad, como la de Estados Unidos en la Final de la Liga de las Naciones. O como en la Final de la Copa Oro. O como en la eliminatoria mundialista. O como Canadá en Edmonton.

Vayamos a terreno doméstico. Once jugadores de medio pelo, poco apetitosos en un tianguis de piernas como ocurre en el futbol mexicano, hicieron campeón al Atlas. Fue, en medio de sus carencia, de su escasez, un prodigio de intensidad. Hasta cuando falló su penalti, Aldo Rocha, el capitán, el referente, fue una descarga de intensidad.

Por eso, se entiende la súplica de Gerardo Martino. Por eso, Tata, rojos, que sean rojos los calzones para despedir 2021 y abrir la puerta, con sigilo, al 2022.

Porque, entendamos, tal vez a Gerardo Martino le ha hecho falta también esa intensidad para generar esa otra intensidad en sus dirigidos.

Ojo: no es su culpa. El Tata supone que a seleccionados nacionales no hay que latiguearlos con el discurso motivacional del #MasSiOsare. Deberían haberse mamado ya la maravillosa responsabilidad y el privilegio de estar ahí.

Gerardo Martino supone como Sven-Göran Eriksson que el jugador mexicano no necesita de “verdadazos”, para salir a la cancha. “Son profesionales, no tengo que explicarles que juegan por México”, dijo el técnico sueco alguna vez dirigiendo al Tri. Sí, equivocado.

Martino supone, como supuso Juan Carlos Osorio, antes del juego de Cuartos de Final ante Brazil en Rusia 2018, que sus futbolistas sabían que era “el juego más importante de su vida”. Osorio recibió silencio entonces, ese silencio que mastica miedo. Hoy, semejante escena, provocaría una fuga histérica en el vestidor mexicano.

“Intensidad”. Tal vez el Tata espere una epifanía. Que el Espíritu Santo o la Virgencita de Guadalupe (como el legendario Ratón Macías), baje al vestidor a ungir de intensidad a sus jugadores.

No, Tata. Y no bastan los calzones rojos. Hay que entender a tus dirigidos. Si el futbolista en sí, es ya un animal diferente en el concierto de la humanidad, el futbolista mexicano es aún más atípico. Reflejo de un mestizaje, a estas alturas, multiétnico.

De intensidad saben algunos tipos: Miguel Herrera, Javier Aguirre, Manuel Lapuente y Miguel Mejía Barón. Primero se posesionan, primero se apropian del tipo frágil que hay dentro del futbolista, y después asumen el control del futbolista. Y aún así, les ha alcanzado para muy poco.

¿Qué es intensidad? ¿Qué es ese maldito conjuro que tanto bendice Martino? Es un todo: concentración, disciplina, compromiso, diligencia, hambre, personalidad, furia, rabia, sacrificio, hambre, fe y pasión por el futbol mismo.

La intensidad, queda claro, convierte a un jugador vulgar, corrientón, un palurdo del futbol, en un jugador tan o más importante que los exquisitos y los genios. El que tenga las dos cosas, claro, es de otro universo.

Johan Cruyff ejemplificaba: “El estilo del Barcelona (sí, del otrora Barcelona), sólo funciona a máxima intensidad”. Agregaba: “Es fantástico cuando se realiza al 100 por ciento”.

Lo respaldaba Eusebio Sacristán: “Nosotros necesitamos una intensidad máxima para hacer nuestro juego: presión, ritmo alto, velocidad de balón... Cuando perdemos intensidad, perdemos”, reflexionaba ante El País.

Claro, la intensidad necesita de ritmo. Intensidad a alta velocidad pero también intensidad con el freno puesto. Jorge Valdano lo puntualizaba: “Sería como pensar que un reloj es el mejor sólo porque avanza más rápido que los demás”, escribió, al defender que la intensidad no cohabita con la precisión.

Un ejemplo más puntual. La intensidad del Chelsea es distinta a la intensidad del Manchester City. Y, por eso, a veces, Thomas Tuchel inclina a Pep Guardiola, un maestro de la intensidad.

Tal vez la glorificación de la intensidad pertenezca a Marcelo Bielsa y su “MurderBall”, su balón asesino. No hay entrenador más intenso que el argentino ni equipo tan disfrutable como su Leeds United.

Un día a la semana, Bielsa ordena “MurderBall”. Sus jugadores tiemblan. Algunos de ellos en el Leeds han reconocido que esa sesión es más agotadora, ¡intensa!, que un partido mismo. Se reduce la cancha y no hay pausas. No se pierde tiempo en saques de banda, tiros de esquina o festejos, o reclamos, o teatralidades, o faltas.

“El ‘MurderBall’ es 10 veces más intenso y duro que un partido de la Liga Premier”, revela Patrick Bamford, delantero del Leeds, a TalkSport. “Pero, estamos en el mejor momento de nuestra carrera”.

Son seis segmentos de trabajo de cinco minutos cada uno. Y en el “MurderBall” nadie para. Presionan, piden la pelota, conducen, se mueven, despliegan, marcan.

Y claro, el mismo Bielsa grita, apura, castiga, orienta, ordena, aunque todo lo hace en español, pero su mímica es más poderosa que la palabra. “A veces no escuchaba lo que me decía, pero sabía que si no hacía lo que me decía, la iba a pasar mal”, recordaba sonriente Pável Pardo, sobre sus días con el Loco en el Atlas.

Intensidad. Tal vez Martino deberá agregar un “MurderBall” a sus sesiones. No sólo por los beneficios, sino para saber quiénes están hechos para semejante exigencia. Los supervivientes, esos sí, le darán la intensidad constante que busca.

Entonces, Gerardo Martino, que sean rojos tus calzones de Año Viejo y de Año Nuevo. Que sean rojos, de puritita pasión. Para que invoquen puritita intensidad.

Pero, también vístete uno sobre otro del resto de los colores. Sí: rojos (pasión), amarillos (abundancia), verdes (esperanza), blancos (salud) y azules (éxito). Con ese animal tan distinto del resto, que es el jugador mexicano, los vas a necesitar.

Y aún es tiempo, mándales unos calzones, unos taparrabos, rojos por supuesto, a cada uno de los seleccionables. Por si acaso. Porque necesitas, citando a Vázquez Montalbán: “Héroes con carne de cromo coleccionable”.

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LOS ÁNGELES -- No han recibido –aún—el ultimátum, pero saben que ya ha sido expedido. Santiago Solari (América), Miguel Herrera (Tigres) y Javier Aguirre (Monterrey), llevan a cuestas la mayor exigencia para el Clausura 2022: ser campeones.

No están solos en esa pasarela inquieta y tambaleante que conduce al patíbulo. Debe agregarse ahí a Juan Reynoso. Su línea de crédito prevalece. La épica de titular a Cruz Azul goza de un periodo de gracia.

La lista de esos Diez del Patíbulo la complementan entrenadores sin más riesgo que la jugarreta de un fracaso: el campeón Diego Cocca (Atlas); la repatriación de Nacho Ambriz (Toluca) y Pedro Caixinha (Santos), e inevitablemente, bajo cuestionamientos, los proyectos de Andrés Lillini (Pumas), Nicolás Larcamón (Puebla), hasta aguardar que Ariel Holan (León) dé el salto desde el inconsolable consuelo del subcampeonato.

¿Y Chivas? ¿Y Marcelo Michel Leaño? Ellos deambulan en un torneo aparte: el del autoengaño. El Piojo Alvarado no es un revulsivo.

A excepción de su feligresía, la de los #ChivaHermanos, la más grande –y la más desesperada--, en México y Estados Unidos, nadie espera de ellos ese milagro. Su técnico, recuerde usted, se graduó como tal en la azarosa misión de ser el Morgan Freeman de Driving Miss Daisy, para no incomodar las siestas de César Luis Menotti, mientras lo trasladaba en Guadalajara.

Para los emplazados (Solari, Reynoso, Herrera y Aguirre), se vienen complicaciones que ya deben tener bajo su cálculo. Es año mundialista, con el proceso eliminatorio aún inconcluso, y deberán ceder jugadores en Fecha FIFA, aunque el menos preocupado por ello es El PIojo, quien a lo sumo, deberá prestar un par de hombres.

Recuérdese que la selección mexicana zozobra en un estado de histeria. En 2021, sufrió tres humillaciones de Estados Unidos, además de castigos de la FIFA por #ElGrito, y sin soslayar, por supuesto, que la lista de jugadores vetados por Gerardo Martino y Yon de Luisa, crece, crece y crece.

1.- LA TRIBU…

El Indiecito Solari encabeza la lista. Tuvo un año satisfactorio, pero sólo en la fase regular de los dos torneos cortos. En la Liguilla, fue un fiasco. Lo golean y eliminan Pachuca y Pumas, dos equipos despreciados especialmente por el América.

Además, echó de El Nido al mimado de la afición: Sebastián Córdova, al que, además, le habían entregado la armadura sagrada de la institución: el “10”. El destierro de Córdova obliga a Solari a entregar mejores cuentas en la Liguilla. El #ÓdiameMás suele ser un perro rabioso capaz de morder a los de casa.

Solari se pertrecha. Lleva a uno de los mejores mediocampistas disponible: Diego Valdés. Tiene una media cancha envidiable en el continente, con tres titulares de selecciones sudamericanas: Pedro Aquino, Richard Sánchez y el mismo Valdés.

Aún necesita de un defensa central al menos (¿Víctor Guzmán?), y de un verdadero asesino del área (¿Joaquín Montecinos?), porque Roger Martínez, Federico Viñas y Henry Martín, asustan menos que acólitos de funeraria.

El reclamo para El Indiecito es más extenso. América juega muy bien de acuerdo a su librito, pero feo, aburrido, y eso afecta los ratings de su televisora, y la asistencia a los estadios. Ese ultimátum que aún no recibe, le exige respetar el sello de espectacularidad que es ADN de las Águilas.

¿Jonathan dos Santos? Llega por un sentimentalismo del dueño, como un homenaje a Zizinho, el padre del jugador. No estaba ni en el radar de Solari, ni en el del departamento de “desinteligencia” deportiva que encabezan Santiago Baños y Joaquín Balcárcel.

¿Rumores? Mateus Doria, Montecinos, Víctor Guzmán, Raúl Ruidíaz.

2.- A RAYARSE…

Javier Aguirre está en deuda, hasta en explicaciones: “Somos una plantilla corta”, dijo tras ser eliminado por Cruz Azul. Es tan cierto como imperdonable que un tipo tan culto e inteligente, erre en su discurso, como sin duda erró en la administración de sus jugadores.

Razón no le falta. Entre ocho y nueve jugadores, fatigados o lesionados, fueron el saldo de la enfermería y de la Fecha FIFA. Después explicaría más puntualmente eso de “plantilla corta”, pero era tarde. Tenía el plantel más caro de la Liga y el segundo, después de Cruz Azul, con mejores relevos y alternativas.

Ojo: Solari sufrió también con similares bajas por convocatorias, pero supo sobrellevarlas, hasta que en Perú lo desoyeron y le reventaron a Pedro Aquino antes de la Liguilla. Lo mismo ocurrió con Cruz Azul, que elimina a Monterrey en el Repechaje.

Pero, Rayados respalda totalmente a Aguirre, al tratar de negociar a Alexis Vega y Luis Romo. Rodolfo Pizarro también se postula, pero en su anterior etapa, dejó malas sensaciones y salarialmente en San Nicolás no quieren darle los millonarios arrumacos del Ínter Miami.

Por otro lado, para angustia del Vasco, ya fue notificado que el Tri tendrá prioridad sobre el Mundial de Clubes en el que abrirá ante el Al-Ahly, así que Javier Aguirre deberá acudir al torneo sin Héctor Moreno, César Montes, Jesús Gallardo, Erick Aguirre, Charly Rodríguez y Rogelio Funes Mori, y después enfrentar la resaca de esa Fecha FIFA en enero y febrero.

Rayados está negociando con la FMF para que Gerardo Martino libere a sus jugadores después del partido con Costa Rica, se ausenten ante Panamá, y puedan incorporarse a la competencia FIFA en Catar. De pasar la primera ronda, se mediría al Palmeiras de Brasil.

¿Rumores? Carlos Vela, Giovani dos Santos, Rodolfo Pizarro.

3.- DESPIOJARSE…

Miguel Herrera no cumplió sus promesas. Ni Tigres fue protagonista, ni André Pierre Gignac hizo “un chingo de goles”, ni el equipo mantuvo el rostro de espectacularidad. Entendió los boquetes en el plantel que le heredó Ricardo Ferretti y debió cargar con “el eterno diamante en bruto”, como llaman en Francia a Florián Thuvain.

Como con el Tuca, Tigres no escatima. Ya llega Jesús Angulo, a poner un tapón en el mermado dique defensivo. Además, en un costoso capricho, le arriman a Sebastián Córdova, desterrado de Coapa, pero que en Zuzazua, El Piojo planea quitarse esa mentalidad piojosa que chocó con El Indiecito Solari.

A pesar de no sufrir por ser esquilmado en Fechas FIFA, El Piojo tuvo problemas para consolidar al equipo, especialmente porque en los cimientos aún aparecían chapopoteados los fantasmas de Ferretti, y un estilo de juego diametralmente opuesto. Además, sufrió para hacer rendir medianamente a Diego Reyes y a Carlos Salcedo.

Herrera sigue insistiendo en un central. Mateus Doria era la prioridad, y después Unai Bilbao. En horas se sabrá exactamente si es alguno de ellos.

¿Rumores? William Tesillo, Mathías Laborda, Lisandro López, Bruno Valdez.

4.- EL SHINKANSEN…

Juan Reynoso tiene inmunidad. Después de sacar a Cruz Azul del panteón de las desgracias prolongadas, goza de crédito. Tuvo en 2021 el plantel más sólido y competitivo. Pero, víctima del #SíndromeOsorio, las rotaciones que funcionaron en el Clausura 2021 se le revirtieron en el Apertura 2021.

Para este Clausura 2022, el trabuco parece desarmarse. Luis Romo y Roberto Alvarado están en el aparador. Se han ido Orbelín Pineda, Roberto Alvarado, Yoshimar Yotún y Walter Montoya. Están abiertos a ofertas por Jonathan Rodríguez (MLS) y Pol González.

Sin embargo, la llegada de Christian Tabó, un jugador que encaja perfectamente dentro de la obsesión de variantes de Reynoso, es una poderosa señal de que pretende que La Máquina se meta de nuevo en la pelea, en complicidad con El Cabecita, Brian Ángulo y Christian Giménez.

Lo más alentador, es la lista de canteranos. Reynoso estaría tratando de consolidar entre ocho y diez futbolistas de cosecha propia, algo que en La Noria tienen decenios sin poder llevar a cabo.

Se verá afectado por las Fechas FIFA, pero de incorporarse finalmente Uriel Antuna y Alejandro Mayorga, gozará de nuevo de un plantel sólido, y el mismo Reynoso deberá haber aprendido del exceso de rotaciones que casi llegó a manoseo innecesario en el torneo anterior.

¿Rumores? Uriel Antuna, Alejandro Mayorga, Charlie Rodríguez y Erick Aguirre.

5.- LOS RESTANTES…

Nacho Ambriz entra en la marquesina con Toluca. Tras su campeonato con León, y una manifestación de futbol generoso, regresa luego de su traspiés en España. Su mejor apuesta está en dos hombres con mucho oficio ofensivo como Leo Fernández y Camilo Sanvezzo. ¿Rumores? Busca un defensa en Colombia (Yéimar Gómez y/o Frank Fabra).

Diego Cocca se ganó una estatua afuera del Estadio Jalisco. Desempolvó la sala de trofeos del Atlas, luego de 70 años de herrumbre. Ahora debe mantener el protagonismo. Ha perdido a

Jesús Angulo (Tigres), y Luis Reyes podría ir a Santos. Regresan Ismael Govea e Ignacio Jeraldino, lo cual no es una buena noticia. Pero, la columna vertebral, es intocable: Camilo Vargas, Martín Nervo, Anderson Santamaría, Jeremy Márquez, Aldo Rocha y Julio Furch. ¿Rumores? Silencio.

Ariel Holan debió ya ser apercibido de que así como existe la #Campeonitis en el futbol mexicano, priva también la #Subcampeonitis. Por lo pronto suma a Federico Martínez en el ataque y tiene apalabrado a Byron Castillo para la trinchera. Ya deberán estar a plenitud dos ausentes desde el campeonato con Nacho Ambriz: Luis Montes y Fernando Navarro.

Pedro Caixinha regresa a Santos. Lo hizo campeón, fracasó en Cruz Azul, pero conoce bien la Liga Mx y es indudable su actualización en conceptos y tecnología. Tras el respaldo total a Atlas, el Grupo Orlegi ahora se enfocará en fortalecer a Santos.

Andrés Lillini reventó la tranquilidad de la Liguilla al eliminar con goleada al América. El técnico argentino sigue con bajo presupuesto, y aun con dudas sobre la conformación de su plantel. La prioridad que le han marcado, es fortalecer el equipo con la cantera. ¿Rumores? Ninguno.

Nicolás Larcamón ante una nueva gesta con Puebla. Otra vez le desarman al equipo. Perder a Christian Tabó le daña el aparato ofensivo. Sin embargo, con base en el colectivo, lo ha echado a andar en los dos anteriores torneos. Ganará en oficio y equilibrio con la llegada de Federico Mancuello y se fortalece con Kevin Ramírez.

Estos deberían verse como los Diez del Patíbulo, con más elevadas exigencias que los otros ocho equipos marginales, suburbiales de la gloria, más habituados a la mediocridad, y aparecen medidas desesperadas como la llegada de Guillermo Almada al Pachuca, desde el frente opositor del Grupo Orlegi. Además, Pablo Guede y sus supersticiones, se instalan en Necaxa.

Será pues un largo camino en un torneo corto, más corto que nunca por peripecias mundialistas, para Miguel Herrera, Javier Aguirre, El Indiecito Solari y Juan Reynoso. Ser campeones para sobrevivir.

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LOS ÁNGELES -- ¿Será? ¿70 años después? ¿Será? ¿Siete decenios o siete décadas (que no es lo mismo), o 14 lustros después?

¿Cuántos testigos de aquel penalti, historia grabada en oro por el tico Edwin Cubero el 22 de abril de 1951 estarán lúcidos el próximo domingo --con escala este jueves--, ansiosos de ver de nuevo campeón al Atlas? ¿Será? ¿Finalmente?

Estuvo cerca ya. Aquel Atlas fascinante de Ricardo La Volpe. Junio 6 de 1999. Muerte súbita en definición por penales. Jerry Estrada jura que “le pegué con toda el alma”. Pero, falla: fue el escribano involuntario de un nuevo capítulo de fracaso. Hernán Cristante, con apellido evangélico que significa “Con Cristo”, era, literalmente, cancerbero del Infierno. Intuyó, adivinó, atajó. Toluca campeón.

70 años de espera, en la antesala de lo improbable. Porque no hay certeza. Porque el León tiene voz y voto. Y porque La Fiera tiene futbol.

70 años de vigilia, el ayuno ascético. Anorexia involuntaria. El peso histórico de la ansiedad es el peso histórico del fracaso. Un castigo, una condena. “El tiempo es más pesado que la más pesada carga que pueda cargar el hombre”, de puño y letra de Juan Rulfo, quien jugaba al futbol con Pedro Páramo y sus fantasmas en Comala, y aunque nacido en Apulco, Jalisco, era aficionado de Pumas.

¿Será el purgatorio eterno de su nombre? Atlas, en la mitología griega, encabezó la Titanomaquia, la rebelión de los titanes contra los dioses, por el control del Olimpo. Fue condenado a cargar el mundo en sus espaldas para la eternidad. ¿Será que la eternidad es tan efímera como estos 70 años?

Irónico, perverso y cruel el karma. Los atlistas de los 50s, bautizaron con el “ya merito” a un Chivas pujante y frustrado que no podía ser campeón. El “ya merito” cambió perversamente de camiseta, y de rojiblanco pasó a rojinegro.

70 años sin título y sin embargo, el Atlas existe, crece, se multiplica y no muere. Es pasión que duerme, pero no agoniza. Sólo el calvario atlista y Chabelo resisten tantos años. Un calendario con 70 hojas en blanco. El himno del silencio.

Un ex gerente del Atlas, Enrique Aceves, hizo un estudio para su tesis sobre el comportamiento de la afición rojinegra. Insólito: sus mejores entradas en el Estadio Jalisco ocurrían cuando el equipo peligraba por descender, antes que por liderar el torneo. Más propensión al funeral que al carnaval.

Ser atlista es un pacto de sangre enfermo de hemofilia. Pasión insana. Pasión de crisis. Pasión por el sufrimiento. Pasión en la incertidumbre. Pasión que al minuto 90 crispa los nervios y el hígado. ¡A lo Atlas!

“Le voy al Atlas hasta cuando gana”, inmortalizó Ney Blanco de Oliveira, compadre y amigo de Pelé, de horas venturosas con América y Toluca, pero que se vistió de estoicismo con un jorongo rojinegro, un cigarrillo jubilando al otro, y un café eterno, como la bendición del vino en las Bodas de Caná en Galilea.

Algo hay oculto. Envenena. Se mete en la sangre. Inocula. Posee. Sólo aprensiva y aprehensivamente, se es del Atlas. La esperanza, esa de 70 años ya, es el elíxir de la eterna juventud. “¿La ilusión? Eso cuesta caro. A mí me costó vivir más de lo debido”, confiesa Pedro Páramo bajo la caligrafía de Rulfo.

Algunos tendrán un balcón entre las estrellas para apagar su sed. Ramón Cano, el más fiel de La #AflicciónRojinegra, creador del grito aquel de “¡mil veces arriba el Atlas!”, falleció a los 84 años, un 25 de octubre de 2011. Si ocurre el milagro, será el primero en besar el trofeo, esté donde esté.

Y la estampa simbólica, emblemática, inigualable de Mingo (Martín Domingo Morales Rangel) el de la gigantesca bandera, que a cada gol rojinegro ha recorrido la periferia de la Zona A del Estadio Jalisco.

El Maratón de la fe. Todo empezó en la Temporada 1980-81. Atlas tenía 11 partidos sin anotar. Hasta que Héctor Pitarch (‘65) rompió el maleficio ese 11 de abril de 1980, ante el Tampico Madero. Mingo tomó el estandarte rojinegro y corrió frenético por el pasillo central de la tribuna. Se convirtió en un ritual. Una profesión de ilusión, de esperanza, frente a alatares vacíos.

Irle al Atlas es vivir bajo el franciscano ritual del sufrimiento. Acudir al Estadio Jalisco es anhelar la victoria, pero cargar con los estremecimientos, los pataleos epilépticos de la duda, que se agigantan cuando el final del partido se acerca. La gloria y el infierno aguardan, embozados de misterio, más allá del minuto 90.

Porque el atlista hace un voto solemne de lealtad. “Hasta que la muerte nos separe”. Del Atlas nadie se divorcia, ni lo ornamenta con las astas de la infidelidad. Este tálamo futbolero es inquebrantable.

Tal vez es más mexicanísimo ser del Atlas que de Chivas. Por esa obsesión tan mexicana como deliciosa de que la desgracia se convierta en un pregón que busca cobijo ajeno. Los decibeles de la calamidad ajena salpullen con más furia que la felicidad propia. La adversidad es un credo sadomasoquista en los hijos de Tenochtitlan, que si no se comparte, no se saborea.

El bullying encuentra una carnada apetitosa en cada aficionado rojinegro. ¿Qué se siente nacer, crecer, reproducirse y morir sin ver a tu equipo campeón? La lealtad en el Atlas tiene algo de pagano, de irreverente, de satánico, es como besar una cruz invertida. El milagro no ocurre, se escabulle.

Irónicamente, entre los jesuitas, hay una devoción oculta detrás de ese inmenso santoral. Despuecito nomás, de los 7 mil santos que contempla el Martirologio Romano, los jesuitas hacen del Atlas el santo sin canonizar. Sí, el 7,001.

El padre Gonzalo García Verea, a quien su cardiólogo le prohibió ir al Estadio Jalisco, ver o escuchar los partidos en directo, confesó una vez en Radio Universidad de Guadalajara: "El Octavo Pecado Capital es irle al Atlas… y es el único que yo practico, con el perdón y el permiso

de Nuestro Señor. A Jesucristo sólo le faltó sufrir siendo del Atlas. Su vía crucis habría sido demasiado despiadado", comentaba con su gran sentido de humor, asegurando que un gran número de jesuitas seguía al equipo de El Paradero.

Como su atuendo, rojo y negro, la historia del Atlas está llena de contrastes. Cuando buscó su primer albergue, creyó que en El Paradero montaría un desarrollo con poderosa plusvalía. No fue así, el equipo de los aristócratas tapatíos quedó montado en una zona de pobreza. Irónicamente, el Guadalajara, pretendió ubicarse en una zona de baja plusvalía, pero la Colonia Providencia terminó siendo un oasis de multimillonarios.

Este jueves por la noche, Atlas buscará subir del primer escalón al podio supremo. Cierto, su futbol se parece muy poco al embeleso histórico de su sangre pura. Esta versión del Grupo Orlegi, es el espectro tenebroso de #LaAcademia, #LosNiñosCatedráticos o #LosAmigosDelBalón.

El Atlas seducía en aquellos tiempos. Enamorarse de su futbol era como un guiño con una sonrisa misteriosa de Elsa Aguirre o María Félix. Había exquisitez en la cancha.

Revise: Felipe Zetter, Edwin Cubero, Dumbo López, Eduardo Valdatti, Jesús del Muro, Campeón Hernández, Chapetes Gómez, Pepe Delgado, Berna García, Ricardo Chavarín, Pistache Torres, Magdaleno Mercado, José Luis Real, Gamaliel Ramírez, hasta la generación dorada producto de la herencia de Marcelo Bielsa, con Oswaldo Sánchez, Rafa Márquez, Pável Pardo, Andrés Guardado y Jared Borgetti.

Pero, bajo el irrefutable enunciado de que el fin justifica los medios y los miedos, Atlas tiene derecho a apelar a él. Pasó con Cruz Azul este mismo 2021. Lejos de comportarse con la espectacularidad diamantina de sus mejores tiempos, para reventar el yugo de las #Cruzazuleadas, debió traicionar su propia sangre.

¿Quién puede culpar al Atlas por renegar de su ADN, de traicionar sus genes futboleros, para poner fin a 70 años de suplicio?

Vestirse de la gala rojinegra es ese apareamiento con el sadomasoquismo, un matrimonio en el que la Luna de Miel se ha aplazado 70 años. ¿Ocurrirá, finalmente, 70 años después? Debería ser, para que Ney Blanco, y tantos miles más, se desgañiten: “Le voy al Atlas, hasta cuando gana”.

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LOS ÁNGELES -- Una Liguilla que es un Purgatorio. Algunos ganan su salvación (Ángel Mena, Alan Mozo, Carlos Salcedo), otros confirman su condena (Miguel Herrera).

León, el primer finalista. Porque tuvo un Ángel en Mena. Tigres, al anecdotario del fracaso. Porque regresaron, lamentablemente, los demonios de Miguel Herrera.

León 3-3 Tigres, en el global. El reglamento y un punto de diferencia en la Tabla, son los jueces supremos. La Fiera aguarda por Atlas o Pumas.

Otro juego intenso, vibrante, estremecedor. Un aquelarre: patadas, codazos, provocaciones, zangoloteos, bronca, pero con la redención de los goles.

Y sí, de nuevo, la pestilencia arbitral de César R. Palazuelos, o “Porlossuelos”, como lo indica la vox pópuli. Ya saldrá bobaliconamente Arturo Brizio a indultarlo. A su torpeza, queda claro, Cesarín le agrega su personal encono contra El Piojo.

Hay un prócer en León. Había estado escondido, incluso cuando León fue campeón con Nacho Ambriz. Ángel Mena no aparecía en la vorágine de Liguillas. Era luz del torneo y tinieblas en la fase final, ya fuera por abulia, por temores, o por peculiares lesiones.

Esta vez, ha sido distinto. El ecuatoriano suma cuatro goles y una asistencia. Trepó a la guillotina al Puebla y a Tigres. La afición esmeralda tenía ese recelo, ese resquemor. ¿Se venía otra Liguilla con Ángel Mena, pero sin Ángel Mena?

No ha sido así. La noche del sábado, al minuto 8 y al ’85, vulneró a Nahuel Guzmán. En alas celestiales, las de este Ángel, las de este Mena, el León voló a la Final. ¿Atlas o Pumas? Si el goleador sigue así, poco importa.

La afición esmeralda implorará esta semana ante los altares de la Catedral Basílica de La Madre Santísima de la Luz en la ciudad de León: “Ángel de mi guarda, mi dulce compañía, no me desampares en la Final de esta Liguilla”.

Lo de este sábado por la noche, fue una batalla. Genuinamente. Comenzaron mordiendo sin límites anatómicos. Un zape en la mollera, el intento de patada a la yugular, o la guadaña sobre el tobillo. César R. Palazuelos hacía pucheros a cada silbatazo.

Ya con los nervios de punta, Ángel Mena fusila a Guzmán apenas al minuto 8. Rebotes y una torpeza de Javier Aquino generan la jugada. El ecuatoriano golpea abajo, cruzado, potente. Nahuel es una plasta roja de impotencia.

Y hablando de resucitados, de muertos que anduvieron paseando sus momificadas carreras por Europa, y parasitando a Tigres, finalmente, al ’16, aparece Diego Reyes. Un centro frontal, talladito, flotante, juguetón. En el área, ante la desorbitada mirada de Rodolfo Cota, con una exquisitez inusual en semejante palurdo, Reyes remata sintiéndose Zlatan o Cristiano. Tigres de nuevo se asomaba al coliseo de la Final. 1-1, 3-2 en el global.

La intensidad seguía. Tigres buscaba el tiro de gracia y León pujaba por la salvación. ¿Cesarín? En estado de pánico, propenso siempre más al error, y haciendo del acierto un accidente.

El segundo tiempo no mostró tregua. León, azuzado por el reloj, agobiaba, pero Tigres se mantenía sólido. Con pierna fuerte en el fondo, y buscando la aventura emergente con Gignac o alguno de sus acólitos.

Pero, mientras había furia en la cancha, el terror se metió en el espinazo de Miguel Herrera. O su mensaje no llegó claro a sus jugadores. El León arrinconó a Tigres. El Piojo saca incluso a Gignac, cuando el francés, en una pierna, impone más que Fulgencia con dosis extra de cafeína.

No fue Ariel Holan, sino Miguel Herrera quien ordenó el gallardo redoble del Toque 3 de Diana, para el ataque del León. Y como una banda de guerra, La Fiera fue al frente. La salida de Gignac, y El Piojo debía saberlo, es un acto de provocación y estímulo para el adversario.

Herrera moriría víctima de sus temores. Montó la trinchera precipitadamente. León lo sitió. Al ’85, llegaría el premio. Doble atajada, espectacular, de Nahuel, y el balón se abre por izquierda. Jean Meneses a fondo y su servicio es una golosina. Un balón de viaje alto y lento. Al segundo poste. Con alas de Ángel, Mena vuela y emboca: 2-1, 3-3 en el global.

Y tras la sentencia, el zafarrancho. El arcángel Mena y sus querubines le gritan el gol a la banca de Tigres. Empujones entre las bancas, en la cancha. ¿Cesarín? ¡Aterrorizado! Minutos de jaloneo, zarandeos, patadas traicioneras, puñetazos fallidos, arañazos. Y el árbitro sólo expulsa a dos que estaban ya en la banca: Luis Quiñones y Oswaldo Rodríguez. Alguien de ultratumba, le ordenó no echar ni a entrenadores ni a protagonistas en la cancha.

Miguel Herrera, en el maremágnum, tira un par de golpes. Hace menos de un año, otra zacapela similar le costó la chamba en el América, después de una denigrante exhibición el 19 de diciembre de 2020, ante el LAFC. Dijo que había cambiado, que había aprendido, que ya controlaba su ira. Menos de un año después, el basilisco vestido de Armani, reaparece.

Tigres, ya sin garras ni dientes, intentaría maniobras desesperadas de rescate. Lo mejor fue la aparición de David Ayala, una apuesta segura de El Piojo para el próximo torneo. Desde su ingreso al ’75, por Juan Pablo Vigón, ratificó que futbol, tiene, aunque esta vez no alcanzó, como no alcanzó una barrida del Cocoliso González, solo, a dos metros del gol, al ‘94. Al paraguayo le faltó casta, bravura, en ese lance.

Con el 3-3, León vivió bajo acoso los minutos finales. Pero estaba entero. En la cancha tenía ya al más enfadoso, peligroso y fascinante de los gnomos: Fernando Navarro, quien confirma su total recuperación.

Así, teniendo en Ángel su arcángel, León es finalista, y con mucha complicidad de Miguel Herrera, aunque él, en su discurso final, endosó la responsabilidad de replegarse a sus jugadores: “Dejamos de buscar el arco, nos metimos muy atrás, no teníamos que estar atrás, los rebotes eran fuera o dentro de nuestra área, le regalamos oportunidades al rival”, dijo.

Pero mientras Tigres rumia y brama su eliminación, el León confirma su aureola de favorito. Mucho de este León, debe, todavía, y merecidamente, arrancar una sonrisa a Nacho Ambriz.

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LOS ÁNGELES -- Se viene el exterminio en el América. Esta vez no es un rumor fecundado en el fracaso. Esta vez hay un comunicado enérgico. Y prolijamente redactado. Despecho y amenaza, en cada párrafo. De puño y letra del patrón.

Tres semanas, dice, para replantear un proyecto a corto y mediano plazo. Ya no hay tiempo para un ultimátum. Éste, caducó cuando Pumas humilló al América en su propia trinchera.

Nadie está a salvo. Un plantel sobrevalorado, sin duda. Farsantes que han sido rémoras, parásitos del equipo. Nico Benedetti, Roger Martínez, Andrés Ibargüen y Renato Ibarra, por ejemplo.

¿Cuántos jugadores serían cotizables en la Liga Mx, porque a algunos de los extranjeros, ni en sus países los quieren de vuelta? Sólo Pedro Aquino, Richard Sánchez y Guillermo Ochoa. No más. Acaso, porque siempre se necesitan actores de reparto, agregar a Salvador Reyes y Mauro Lainez.

La fecha de caducidad alcanzó a Henry Martín, Jorge Sánchez, Miguel Layún, Sebastián Córdova, Federico Viñas, Bruno Valdez, Emanuel Aguilera y Sebastián Cáceres. ¿Álvaro Fidalgo? Por su precio de ganga, desquita con sudor, pero no con calidad.

Esta vez no se trata de una cirugía mayor. En El Nido no necesitan a un cirujano, sino a un carnicero. No hay que sanar y suturar, hay que extirpar. Protocolo drástico ante agentes cancerígenos.

¿Santiago Solari? El ‘Indiecito’ apela a su contrato, para una nueva oportunidad. Le han prometido tres refuerzos. De esos, de los que él quiere, de los venidos de Europa. Tal vez, ojalá y no, versiones similares a Fidalgo, rescatado del moho de la banca del Castellón de la Segunda División.

Sin embargo, el #ÓdiameMás arrastra tres estigmas con Solari: aburre, insulta el paladar futbolero americanista, y desfallece en las Liguillas. Transformó a las Águilas en avechuchos carroñeros.

Cierto, convirtió a El Nido de Coapa en el mejor equipo de 2021, al menos en las estadísticas. Pero, los números alimentan los archivos, no los museos ni las salas de trofeos. La soberbia americanista muere de inanición si sólo le das de tragar cifras.

¿Santiago Baños? Cometió errores en las contrataciones. Empobreció al club aprobando las firmas de Benedetti y Nico Castillo, y despilfarró en compras de pánico. Permitió que Roger Martínez se burlara del club.

Después, reclutó obreros eficientes que quiso vestir de frac. Todo indica que salió de la lista de regalos de su jefe Joaquín Balcárcel y de su patrón, Emilio Azcárraga.

El problema del comunicado cocinado al vapor por parte del América, es que es un juramento expedido desde el Salón Oval de Televisa. No debe ser palabrería. Ni debe pretender ser un consuelo lastimero a una afición herida. Esa comedia, esa bufonada, ya la habían hecho los mismísimos Solari y Baños.

Menos palabrerías, y más hechos. Debió ser así desde hace más de un año. Pero, un ciego guiando a otro ciego, mantuvo en penumbras al América. La purga en El Nido lleva casi dos años de retraso. Una tolerancia excesiva, debilucha, acobardada.

Lamentablemente, los primeros escarceos no son prometedores. ¿Cambiar a Sebastián Córdova por Uriel Antuna? Si el América es inteligente, debería retacarles a ambos a Chivas, así como le injertó un virus terriblemente avejentado llamado Oribe Peralta. Ambos señoritos, Córdova y Antuna, claudicaron ya como futbolistas.

Cierto, es imposible fumigar, expurgar y espulgar totalmente a El Nido. Pero, los bichos más perniciosos, los más costosos e improductivos, deben encabezar la caravana ignominiosa y deshonrosa, de esa operación laxante del América.

Pero, Emilio Azcárraga debe saber que para el gran salto de equipo protagonista a equipo campeón, necesita abrir la chequera. De otra manera, el equipo sólo dará maromas, revolcándose en nuevos y estercolados fracasos.

1.- Exigirle a Santiago Solari que no sólo sume puntos para lustrar su currículo, sino que sume títulos, para lustrar a El Nido de Coapa. Y por supuesto, que el América que salte a la cancha, no aburra, no afee, no insulte la noble cuna del americanismo a pesar de su innoble estandarte del #ÓdiameMás.

2.- ¿Estará Santiago Baños capacitado para saber elegir refuerzos? ¿Existe en verdad el departamento de inteligencia deportiva? Ya se equivocó con tantos, y con un quebranto multimillonario del bolsillo de su patrón, que no puede errar de nuevo. Baños engendró tres bancarrotas: la de su credibilidad, y la deportiva y la financiera del equipo.

3.- Habida cuenta que deberá retener a uno que otro palurdo futbolero, llegará el momento de marcar objetivos a los jugadores. Desde minutos de juego, hasta rendimientos tangibles y productivos. Los haraganes deben empacar su polilla.

De otra manera, insisto, ese juramento, esa manifestación pública de que todo cambiará en el América, a partir de ayer, quedará como otra gastada y desgastante farsa típica de directivos mediocres y facinerosos.

Sí, si no cumple al pie de la letra con su epístola de remordimiento, simplemente, Emilio Azcárraga Jean empezaría a parecerse tanto a otro que da dedazos de atole a una muchedumbre en luto constante, como lo es Amaury Vergara.

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