LOS ÁNGELES -- México regresa a su obsesión fascinante por el suicidio. La miseria ajena hace más ricos a los ricos.

En su cíclico tobogán calamitoso, el Tri ha puesto a su técnico Juan Carlos Osorio más al filo de la guillotina que de la continuidad.

La psicóloga especializada en deporte Claudia Rivas coincide con la aseveración de este espacio desde el 7-0: "Osorio está solo". Yo la corrijo con los mismos términos que he usado desde el 8 de junio: Osorio no está solo, está abandonado.

La soledad es un estado natural. El alfa y el omega de la vida es así. Naces solo, mueres solo. Pero el abandono es un acto amoral que, generalmente, lleva un ejercicio descaradamente cínico de traición. La sutileza de Judas.

Osorio no está solo. Está abandonado. Por directivos y, lo más grave, por los jugadores. Seguramente él es responsable de ello, pero seguramente no es el culpable absoluto de ello. La tragedia no es un monólogo.

Parafraseando al paisano de Osorio, el Coronel del Tri no tiene quién le escriba. Y bien podría él expresarse con furia, citando la genial, dramática, lapidaria, descriptiva y última palabra de esa obra de García Márquez, un epílogo cáusticamente escatológico: "Mierda".

Enrique Meza, quien fue exiliado del Tri, porque, como hoy, los supuestos cracks de los que disponía entonces renunciaron a correr, a pelear, a dignificarse y, lo peor, llegaron a traicionar su pasión: dejaron de jugar al futbol con devoción y disfrute.

Y Meza, uno de los técnicos más exitosos de México, salió estercolado del Tri. Hoy subraya, tardíamente, que ya se sabe que el futbolista la rompe y se la rompe con su club, pero al llegar a la selección mexicana se recluye en la mediocridad. Las cortesanas tienen precio.

Tomás Boy, un cruzado que anhela desesperadamente llegar al Tri, coincide con un argumento de este espacio: las figuritas de barro, chapadas de porcelana europea, llevan dos procesos mundialistas dejando a México en estado catatónico. Pero son intocables.

¿Qué es preferible, reportarse con el Tri pero dejando las bolsitas de testosterona en la caja de caudales de sus intereses en Europa? O, al menos, tener el cinismo huidizo de Carlos Vela y Giovani dos Santos de decir "no, gracias, ahorita no" a la selección. Parecería que hay más sinceridad, solidaridad y honestidad, en estos.

Luego aparece Jorge Vergara, asegurando que el Tri estaría mejor con el 'Piojo'. Puede ser. Los peores momentos futbolísticos de Miguel Herrera con la selección son mejores que los de Osorio ante Venezuela, Jamaica, Chile, El Salvador y Honduras.

Pero se olvida Vergara que él postuló, abanderó y defendió a muerte a Sven-Goran Eriksson y al 'Chepo' de la Torre en dos procesos que empinaron al Tri al precipicio. ¿Puede alardear el dueño de Chivas sólo por haber ganado el Clásico al América?

Recordemos que aquellas metidas de pata de Vergara debieron componerlas con bomberazos de Javier Aguirre y el 'Piojo' Herrera, y que al presentar a éste el mismo Vergara tuvo que balbucear: "Me la tengo que tragar toda entera...". Puede, sin duda, volver a hacerlo. La vanidad tiene gula por lo ridículo.

¿Han abandonado los jugadores al Tri? Hagamos un ejercicio rápido de revisión. Saque Usted su termómetro para medir los extremos de falsedad y sinceridad.

Después del 7-0, los jugadores y el cuerpo técnico, claro, juraron y perjuraron que estaban dolidos, heridos, arrepentidos, lastimados, pesarosos, histéricos... y contritos, y que dejarían en la cancha su propio pellejo y su dignidad para lavar semejante afrenta.

Mientras Osorio se refugio en el monasterio de su dolor e indignación y buscó respuestas con Bielsa, Scolari y demás, los jugadores ventilaron el bronceado de su valemadrismo en Instagram.

¿De verdad la actitud de los jugadores ante El Salvador y Honduras estuvo de acuerdo a lo que habían juramentado? Que frágil y miserable es su palabra de honor.

Era evidente que para empezar a levantarse de las ruinas de ese 7-0, debieron aparecer jugadores con testosterona, con pasión, con disciplina, con rabia.

Si estaban tan humillados y vilipendiados por ese marcador ante Chile, había que esperar la metamorfosis de los pusilánimes a auténticos guerreros, genuinos espartanos, aventureros dispuestos a morir por matar, en la cancha, claro.

Rescatemos en ambos encuentros a Héctor Moreno. Agreguemos a Raúl Jiménez en uno y a Ángel Saldívar en el otro partido. ¿Y el resto? Y las capitanías morales de Andrés Guardado y por supuesto de un respetabilísimo Miguel Layún.

Quede claro: a estos apesadumbrados y apenados mártires del 7-0, de jugar ante Chile nuevamente, como lo hicieron ante El Salvador y Honduras, los andinos les repiten la dosis.

Había sostenido en este espacio que Osorio debió atreverse a enfrentar a El Salvador y Honduras, y los dos inmediatos amistosos ante Nueva Zelanda y Panamá, en octubre, con la base de la selección olímpica y escogiendo cuidadosamente a los veteranos.

Seguramente habría sido distinto y seguramente podría ser distinto en esos dos amistosos que vienen.

Los europeos, los que suman dos procesos mundialistas dejando a la selección en estado de coma, parecerían de esos personajes a los que hace referencia Alberto Cortez: "Hablan el lenguaje de los cuervos y no les importa nada, más que su vientre y su sexo...".

Y hoy, expuesto al juicio público, coincido y corrijo con la psicóloga Claudia Rivas: Osorio está solo, pero más que solo, está abandonado, ha sido abandonado...

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CIUDAD DE MÉXICO -- Equivale a sacarte la rifa del tigre. Como cazar tiburones con un cortauñas. Así de afortunado. El puesto de técnico de la Selección Mexicana debe ser el trabajo más volátil, pero el mejor pagado del mundo.

Y Juan Carlos Osorio, ya sabe, tras la ignominia del 7-0, marcador que se niega a vocalizar, tal vez como un ritual metafísico de sanación, donde vino a meterse.

(Alguna vez, en una de esas charlas privadas, le advertí: "Profe, cuidado, los mexicanos estamos hechos de sustancia distinta a la de todos los demás. Creo que hasta los zoólogos deberían prestarnos atención". Él se carcajeó, escéptico, incrédulo, condescendiente. "Tranquilo", me dijo.)

El técnico de la Selección Mexicana, cualquiera, debería de firmar dos contratos el mismo día. Ineludible e inevitablemente.

1.- Uno donde acepte la misión imposible de satisfacer los caprichos y las ilusiones de 130 millones de mexicanos, que saben, pero por supuesto, muchísimo más que él de futbol.

2.- Ese mismo convenio, donde asuma que debe dirigir a una selección mayor que no ha ganado nunca nada cotizado, respetable, para llevarla a la Dimensión Desconocida del Quinto Partido, y claro más allá, porque la FMF, vendedora de imposibles, garantiza títulos antes de jugarlos.

3.- Una cláusula más: que se comprometa a una metamorfosis absoluta: debe ser amigo, padre, compadre, mascota, domador, comadre, padrino, valet, maestro, paño de lágrimas, motivador, y tirano con cada uno de los jugadores mexicanos, incluyendo a aquellos a quienes los perfumes europeos los han vuelto, a algunos, más delicados. Monsieur, le moi...

4.- Y claro, cargar con el paquete completo de promotores, patrocinadores, directivos advenedizos, y además los familiares de todos ellos, y hasta las novias, esposas, parejas, y concubinas eventuales de todos ellos y de los jugadores.

5.- Y, pero, por supuesto, entonces sí, entrar a negociar audazmente por encima de los dos millones de dólares por año, y un finiquito total si hay rompimiento intempestivo de contrato. Claro, si es una federación de futbol que cotiza 650 millones de dólares en un ciclo mundialista y tiene 14 anunciantes en su país y 14 más, en su país vecino, que pague por semejante desgaste.

6.- Y el otro contrato. El de finiquito. El de renuncia-despido. Ese debe firmarlo en blanco. En todas las áreas, excepto en la cantidad, pero sabiendo que lo pueden hacer efectivo de inmediato. Y claro, guardar silencio y no quejarse.

Seamos claros: en un ámbito exótico, excéntrico, rocambolesco, extravagante como el del seleccionador mexicano, éste debe entender que ha empezado a ser despedido, un segundo después de haber sido contratado.

Insisto, ser técnico del Tri conecta la puerta de entrada con la de salida de manera inmediata.

Si no, recordemos que los dos anteriores procesos mundialistas necesitaron de cuatro entrenadores, y con México en estado de coma. Estaba más cerca de la autopsia que del Mundial.

Juan Carlos Osorio es el tercer técnico de este ciclo mundialista. Y ya ha dado síntomas de nerviosismo.

1.- En la conferencia de prensa previa a El Salvador, estaba más nervioso por demostrar que no estaba nervioso.

2.- Este lunes, aseguró que trabaja para el "próximo cuerpo técnico de la Selección Mexicana, porque va a ocurrir, porque es ley de vida".

3.- Además, dijo que con el 7-0 ante Chile, decayó "la confianza en mi trabajo, aunque no sé en qué porcentaje, pero estamos trabajando en el proceso de recuperarla".

4.- Durante el partido contra El Salvador, se manifestó, como tardía epifanía, un Osorio que nunca habían visto en Colombia, y menos aún en México. Manoteó, se desesperó, gritó, llamó la atención. Fue un mimo de la frustración y rabia, en esos momentos. Y se atrevió al sacrificio público de Torres Nilo, al sacarlo de la cancha, y ese día y este lunes, le clavó otra lanza en el costado al hacer énfasis que ese movimiento significó la modificación victoriosa ante los cuscatlecos.

5.- Este mismo lunes rompió sus cánones habituales. Siempre dedica a los entrenadores rivales una catarata de elogios. Este lunes ni siquiera quiso citar por su nombre a Jorge Luis Pinto, a quien le endilgó un equivalente a "ya sabemos de todo lo que es capaz", luego de pedir cambio de cuerpo arbitral. Se despojó del habitual frac de la elegancia.

Ojo. Insisto: Osorio tiene muchísimas virtudes. Trabajador, detallista, culto, educado, y por encima de todo estudioso profundo del futbol. Pero, algunas de esas virtudes no encajan en un medio grupalmente agreste como el vestidor del Tri.

Por ejemplo, para él, las rotaciones son un ejercicio de igualdad en un clan familiar. Si todos juegan, todos se sentirán parte de la travesía. Todos son hijos y ninguno es entenado.

Ya Guillermo Ochoa lo declaró a la cadena Fox: "Varios jugadores no están contentos ya con las rotaciones". Habló en tercera persona del plural, pero se adivinó que él estaba en el motín.

Me reservo el origen de esta cita. En una de esas reuniones que ha tenido el colombiano con Pep Guardiola, el catalán, le comentó ante un grupo de confidentes: "Tú (Osorio) puedes dirigir en cualquier balompié del mundo... ¡hazlo!".

Pero Osorio quería (quiere) ir a un Mundial. Y eligió a México. La decisión es sin duda acertada. Una federación multimillonaria; clubes con instalaciones envidiables, y jugadores con un prototipo atlético-técnico-competitivo ponderable, más allá de que se equivocó al hablar con ligereza de las fibras 1A y 2B.

Y tal vez aún no lo sabe Osorio, pero ese proceso de credibilidad hacia su trabajo, no lo borrará ni una victoria sobre Honduras, ni tal vez vencer a EE.UU. en Columbus, y acaso, si consigue pisar la Tierra Prometida del Quinto Partido, pero, incluso, ya ahí, este balompié mexicano que no ha ganado nada como adulto, seguramente le pedirá, entonces ser campeón del mundo.

Este lunes, Osorio quiso citar a Borges. Al final distorsionó el pensamiento, que originalmente explica que "hay derrotas que tienen más dignidad que la victoria", como para justificar que las derrotas, como el 7-0 ante Chile, "nos dejan muchas enseñanzas".

Una frase idealista, romántica, soñadora e inoportuna. Porque un 7-0 no puede ser digno por ninguno de los siete ángulos que se le vea.

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LOS ÁNGELES -- En horas, Juan Carlos Osorio develará la nómina de la Selección Mexicana. Y con ella revelará algo más que nombres. Revelará aprendizajes, lecciones, desafíos. Y los vestigios de fe.

Objetivos: El Salvador y Honduras. Pero el reto es reconstruir, tras el cisma y el sismo de 7.0 grados en la escala de Chile.

Más allá de esa petulancia ulcerante de México, para mirar desde el nicho de la arrogancia a sus adversarios inmediatos en la fase de grupos de Concacaf, seguramente esta convocatoria de Juan Carlos Osorio es la que despierta más curiosidad... o morbo... o desazón.

Con la sobrecarga obscena de "ser campeones de la Copa América Centenario", la sacudida ante Chile colocó a todos los responsables bajo un clima azaroso de desconfianza.

La pregunta no debe ser reprimida: ¿Quién se sintió más traicionado? ¿Osorio por los jugadores? ¿Osorio por los directivos? ¿Los jugadores por la falta de reacción en la banca?

Juan Carlos Osorio
Getty Images

Todos buscaron un santuario de sanación. Los jugadores en las vacaciones y en la formalidad de su trabajo, con su club. Los directivos a buscar en el espejo de su inexperiencia --o incpompetencia--, explicaciones.

Osorio fue más allá. Reveló sus encerronas con Marcelo Bielsa. Y además se acercó a otros entrenadores con tragedias deportivas similares a la que sufrió.

Porque, es válido reiterarlo, más allá del abominable marcador, la neurosis es más violenta porque se construyeron tantos castillos en el aire. Se vendieron espejitos impunemente.

No hay catarsis posible cuando se promueven espejismos colectivos. Multitudinaria, esta mentira de "ser campeones de América", se convirtió en pandemia.

El técnico colombiano asume la responsabilidad de manera directa. En ese vía crucis de sanación quiso encontrar respuestas en vivencias ajenas. Pero, debe entender que no hay mejor medicina que el mea culpa propio.

Es riesgosa, peligrosa y hasta contraproducente, esta pretensión de Osorio de ponerse a sudar calenturas ajenas. De nada sirven los llantos de viudas ajenas.

Por eso, hay expectación y expectativas hacia la nueva nómina de Osorio para enfrentar a El Salvador y Honduras, en el cierre de la fase de grupos, la cual domina el Tri con la comodidad de ser Rey Tuerto en Tierra de Ciegos, especialmente ante la transición interesante de los catrachos con Jorge Luis Pinto.

1.- Puede prescindir de los europeos, esa base que ya también, con el 'Chepo' de la Torre, dejó al Tri en la fase de desahucio, y gracias más a EE.UU. que a Tena y Vucetich, terminó llegando al purgatorio de la repesca ante Nueva Zelanda.

Es decir, no es la primera vez que los flamantes europeos dejan en terapia intensiva a su Selección Nacional.

2.- Puede incluso, Osorio, exponer que para darles reposo a los europeos, se decide a enfrentar a El Salvador y a Honduras con una base de la Liga MX y de la olímpica, tomando en cuenta que ya está clasificado al Hexagonal Final de la Concacaf.

3.- O puede citar al colectivo de la Copa América. Lo cual reflejaría su compromiso de limar asperezas, de darse una oportunidad compartida y de asumir una responsabilidad colectiva.

A final de cuentas, queda claro, tanto él como los desahuciados por Chile, tienen el compromiso de dar nuevamente la cara.

4.- Porque marginar de la cita a algunos de los europeos, implicaría, además, exhibirlos como responsables puntuales de la misérrima actuación en Copa América Centenario. Y de ese camino drástico de rompimiento, ya no habrá retorno.

Por eso, esta lista de Osorio, debe ser la más lista de todas, para que no haya, como hubo ante Chile, algunos que se quieran pasar de listos.

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LOS ÁNGELES -- Eso que llaman destino esconde aún cinco de las cartas del Hexagonal Final de la Concacaf.

Una de esas seis cartas, la única identificable, pero maltrecha, mancillada siete veces, es la de México.

Vía el sorteo insorteable de Concacaf, México terminó como el equipo C1. El azar, dicen los tahúres del futbol regional. Y de azahar debe ser el té tranquilizante del seleccionado mexicano.

Arrancaría el Tri este Hexagonal con dos juegos de nómada, con un lastre voluminoso y pesado, tras el 7-0 ante Chile. Los esqueletos pesan más que las esperanzas.

El primero de esos viajes sería a su Waterloo conkakafkiano: Columbus, donde Estados Unidos ejerce como sanguinario ejecutor con el 2-0 como epitafio más común. Más que una cancha, es una mesa de autopsias para el Tri.

El segundo viaje sería a Panamá, donde ya lo han abierto en canal. No hay nada garantizado, pero con el 7-0 como lápida itinerante, como concha del caracol penando, hay un trauma acumulado.

El némesis del Tri, por antonomasia, Estados Unidos, es segundo del Grupo C, detrás de Trinidad y Tobago. La horda vacilante del vacilante Jürgen Klinsmann visita a San Vicente y recibe a Trinidad y Tobago. Dos victorias y asegura el aquelarre en Columbus ante México.

El destino del Tri en los dos juegos siguientes, se lo disputan Panamá y Costa Rica. El amo de ese vecindario viajaría al Estadio Azteca, y el segundo lo confronta de local en la segunda fecha. Al lado de ambos, canaleros y ticos, se solidariza el estigma trashumante del 7-0.

Varias conclusiones tras el sorteo de Concacaf. Un sorteo, insisto, sin bolas negras o blancas, calientes o frías, lisas o grabadas. El cinismo no necesita de disfraces. Acomoda las piezas con el domino de la ambición.

1.- Bendito destino. O bendita malicia conkakafkiana. La lógica indica que EEUU debe terminar como líder de su grupo. Y por tanto preparar al matancero en Columbus, tierra de sacrificios mexicanos.

2.- ¡Qué magnífica oportunidad para el Tri! ¿Habría alguna oportunidad mejor de penitencia, de contrición, de redención al estigma eterno del 7-0 que sublevarse a su condición de víctima ante EEUU? La purificación oportunista.

3.- Todos los involucrados en el dantesco 7-0 han desfilado por los callejones del terror, ofreciendo disculpas, dándose golpes de pecho de un mea culpa irracional. Todos lo han hecho, desde directivos hasta jugadores. El fracaso tiene nombre y apellido. Los acusados son su propio verdugo.

4.- Pueden y deben meterse a Columbus y hacer valer esa petulancia, esa soberbia, con las que soltaron confeti precipitado al anunciar, en aquella memorable conferencia de prensa, que México pretendía ser finalista y ganar en la Copa del Centenario. Se atragantaron de fatuidad.

5.- Esa afición que "con tres victorias va a olvidarse del 7-0", según Andrés Guardado, ¿perdonaría con la proeza en Columbus y restablecería, con resquemores, una tregua ante el Tri? Muy probablemente. Lo de Chile hiere pero no duele. Las masacres en Columbus, sí.

6.- Klinsmann y sus huestes, en su peor momento, podrían ser sepultureros de un proceso proyectado hasta 2018 con Juan Carlos Osorio, o, podrían, también ser El Purgatorio en el que México pague la penitencia.

Ojo: más allá de las visitas a Columbus y Panamá o San José, el tercer juego, ya de local, México sabe que podría no jugarlo en el Estadio Azteca.

Sin duda, en el juego restante de fase de grupos, en septiembre, ante Honduras, en el Estadio Azteca, la afición aprovechará para fustigar, a propios y extraños, con el grito de "Eeeeeeehhh...".

Y la Comisión de Selecciones Nacionales sabe que con los apercibimientos y multas recibidos, si el 6 de septiembre se mantiene el estruendo de ese grito, el juego de debut como local en el Hexagonal Final ya no será en el Azteca, sino en un estadio alterno, e incluso, hasta a puerta cerrada.

¿Alguien duda que Panamá y Costa Rica se fortalecerían enfrentando al Tri, en esa tercera fecha en otros escenarios que no sea el Azteca, o incluso en éste, con la tribuna solitaria?

Pero, sin duda, ante la intrascendencia para el Tri, de los juegos en El Salvador y con Honduras, la gran oportunidad de reivindicación de Osorio y su grupo se presenta ahí: debutando con una victoria en el Hexagonal en visita a Estados Unidos. Tataría de ser Ave Fénix en su recurrente horno crematorio.

A propósito, en redes sociales, ya las aficiones centroamericanas están advirtiendo que cuando visite México, le van a castigar con el grito de "Eeeeeeeeehhh... Siete".

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EAST RUTHERFORD, N.J. -- ¿Valentía o cobardía? ¿Carácter o pusilanimidad? ¿Liberación o escape? ¿Traición o solidaridad?

¿Claudica o desintoxica? ¿Deserción o sinceridad? ¿Suicidio o eutanasia deportiva?

La respuesta la tienen los días. Y aquellos que sobrevivan en una selección argentina que ha perdido tres finales consecutivas, dos de ellas ante Chile.

Lionel Messi ha tomado este domingo una decisión que sacude al mundo del futbol. Sacude a Argentina. Sacude a Barcelona.

Renunciar a continuar en la Selección de Argentina, no debe ser una decisión fácil.

El mejor del mundo claudica, se rinda, en el peor de sus momentos. Vitoreado de azulgrana, vituperado de albiceleste.

Para muchos es una deserción. El capitán no salta de la nave antes de que se hunda. El romanticismo, la hidalguía y el honor, dicen que debe hundirse con su navío. Sólo saltan los roedores de entrañas negras.

Y Messi parece darle la razón a Diego Armando Maradona quien le cuestionaba sus dotes de líder para encumbrar a Argentina. "Si no regresan campeones, que no regresen", los había amenazado El Pelusa.

Hay algo irrefutable: para claudicar, después de tres monumentales fracasos, hay que tener una gran honestidad o un gran cinismo. Sólo Messi sabe sus motivos.

Y con él se va un jugador de enorme carácter, Javier Mascherano. El genuino líder de Argentina. Se va por edad y por decepción.

El fracaso suele llevar al suicidio como una forma de eutanasia. Morir a solas para vivir mejor.

La gran duda se mete en los corazones inconsolables de los aficionados argentinos: ¿podrán clasificar a la Copa del Mundo de Rusia 2018 sin dos de esos referentes?

¿Y cuál será el golpe brutalmente moral que estas dos deserciones provoquen en el resto del plantel?

Y el Barcelona agrega sus propias dudas: ¿cuáles ruinas de Messi llegarán a su campo de pretemporada, después de este nuevo fracaso con Argentina y del mismo fracaso en la temporada a nivel de clubes, sin ganar la Champions, y que encima gana el Real Madrid?

Los mismos patrocinadores de la Selección de Argentina tendrán que sentarse a platicar sobre sus acuerdos con la AFA, que, además, recordemos, en este momento tiene a un presidente entre desaparecido, prófugo, amparado y exigido por la justicia.

Y en España, la situación fiscal y legal de Messi y su padre se agravó hace dos semanas con nuevos reclamos y nuevas investigaciones. Los Panamá Papers, aún tienen legajos y legado oscuros sobre la familia.

Lo cierto es que el mejor jugador del mundo tomó la mejor decisión para él, y la peor para una nación que hace 23 años, y seguramente muchos más, ha visto el Obelisco como un altar que se ha vuelto profano: la gloria futbolística se niega a volver a él.

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CHICAGO -- 7-0. Una convulsión sin convulsionados. Una tragedia sin víctimas, a no ser la jornada doliente de la afición. Entre los responsables no hay culpables. El patíbulo se queda quieto. La guillotina no beberá sangre.

Juan Carlos Osorio sigue al frente del Tri. Presentó su renuncia, según Guillermo Cantú. Conciliaron. Reconstruyeron el pacto de entre las ruinas del 7-0 ante Chile. En medio de esa vergonzosa derrota, el entrenador consuma victorias.

Cada quien tendrá su respuesta, pero ¿qué lacera, que hiere, qué hiede más del 7-0 ante Chile? ¿El escandaloso marcador? ¿O la deplorable actitud de los jugadores? La segunda consuma la primera, sin duda.

Y ojo, lo había advertido: un grueso de la afición, sigue exonerando, exculpando, por el soborno de un autógrafo o una fotografía, a los 11 pusilánimes, a los 11 timoratos, a los 11 fanfarrones que idolatra.

La FMF toma una decisión inesperada. Peligrosa, riesgosa, sorpresiva, pero aparentemente acertada.

Pero, también, la FMF toma una decisión tramposa, farsante, corrupta. Se lava las manos. Y los dueños de equipos, que prometieron, como Jorge Vergara, "ir hasta las últimas consecuencias", se acurrucan cómplices a su alrededor.

1.- Ojo: le da un voto de confianza al entrenador colombiano, por encima de los jugadores. Inusitado, totalmente.

2.- Ojo: Osorio no claudica en su punto medular: las rotaciones. Para él son imprescindibles por salud grupal; necesarias por exigencias del rival, y porque en su carrera le han dado éxito, ojo, lo hemos dicho reiteradamente, en clubes, donde el contacto es diario.

3.- Ojo: Osorio no aceptó ninguna de las imposiciones. Ni a un auxiliar mexicano, ni un cambio de timpon en su forma de manejar al grupo, y menos aún en su grupo de colaboradores.

4.-Ojo: Osorio no acudió a la rueda de prensa. Podrán algunos catalogarlo de cobardía, pero, refleja la astucia de Decio de María. Entre todo la perorata de Guillermo Cantú nada rebasó el anuncio medular de la continuidad, ni el enamoramiento de la mosca por su agua de colonia... o su falta de agua de colonia.

5.-Ojo: Osorio tendrá su más cruda, ruda y frontal prueba antes de recibir a Honduras y viajar a El Salvador en el cierre de la fase de grupos de Concacaf. Me refiero al momento de la convocatoria para esos partidos.

6.-Ojo: México ya clasificó al Hexagonal. Si Osorio llama a los europeos, y a otras balas perdidas como Paul Aguilar, es que está decidido a librar una batalla final: la redención colectiva o la renuncia masiva.

7.-Ojo: por otro lado, puede empezar a armar su propia selección, con lo que encuentre en la Liga MX, buscando lealtades genuinas y voluntades absolutas. Un ejército propio.

8.- Ojo: la permanencia de Osorio, es, obviamente, una permanencia condicionada. No la condicionan ni las fórmulas ni las formas, sino los resultados. La consigna es muy clara: cero derrotas en Concacaf. ¿Incluido el eterno Waterloo del Tri en Columbus?

9.- Ojo: Osorio acepta como el gran examen, la Copa Confederaciones, que será el reencuentro eventual con un par de potencias europeas y... ¿con Chile? Los sorteos, manoseados y todo, guardan rencores sadomasoquistas.

Viene pues, un escenario dramático de cambio. Osorio ya no puede equivocarse, y por ello, ya no puede equivocarse en la decisión fundamental: la elección de futbolistas.

Lo tiene claro el técnico colombiano: debe cambiar para evitar que lo cambien. Y debe hacer cambios. Hoy, la rotación de jugadores, e slo único que puede salvar su doctrina de la rotación.

Pero, insisto, no puede permitir que le manipulen su estilo de trabajo, porque hacerlo, sería traicionar sus principios, y entonces sería un espantajo sin autoridad.

Y en ese sentido, se agrega otra victoria de Osorio: prefiere morir por sus convicciones, que morir traicionando sus convicciones.

Y lo que queda claro, es que, como canta su paisano Juan Luis Guerra, en esa travesía de "cruzar el Niágara en bicicleta", no puede perpetrar errores.

Osorio lo sabe: la cicatriz del 7-0 no es un estigma eterno sólo para el futbol mexicano. Él también lo arrastrará como la página ensangrentada de su curriculum.

Nunca llegarán ni el perdón ni el olvido de una afición que hoy, confundida, difusa, dolida, sigue buscando a alguien para sacrificarlo en la picota.

Y hoy, es menos ingenuo, o menos desprevenido el técnico colombiano. Hoy, ya sabe, que en México, las emboscadas visten de pantalones largos... pero también de pantaloncillos cortos.

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MéxicoESPN DatosMéxico intentó 599 pases contra Canadá, fallando apenas 14.
Raúl JiménezESPN DatosRaúl Jiménez tuvo participación activa con el Tri, pero no pudo encontrar la red.
Javier HernándezESPN DatosJavier "Chicharito" Hernández se hizo presente en el marcador como titular contra Canadá.
CanadáESPN DatosCanadá no generó peligro sobre la portería de México.

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CONCACAF rumbo a Rusia 2018

FECHA
26/03
2016
por ESPN Stats & Information
 
Grupo A CONCACAFESPN DatosCon su victoria sobre Canadá, México está a un paso de calificar al Hexagonal final de la CONCACAF rumbo a Rusia 2018.
Grupo B CONCACAFESPN DatosCosta Rica marcha de líder en el Grupo B, Jamaica y Panamá están al acecho.
Grupo C CONCACAFESPN DatosGuatemala dio un golpe sobre la mesa con su triunfo sobre Estados Unidos, lo que cierra la batalla del grupo contra Trinidad y Tobago.

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Goles de MéxicoESPN DatosJavier Hernández, Hirving Lozano y Jesús Manuel "Tecatito" Corona dieron el triunfo a México sobre Canadá.
Goles de MéxicoESPN DatosMéxico disparó en 19 ocasiones, nueve de esos disparos (47.4 % fueron al arco), de los cuales tres (33.33 %) terminaron en goles.

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México dominó a Canadá

FECHA
26/03
2016
por ESPN Stats & Information
 
Dominio de MéxicoESPN DatosMéxico tuvo 657 toques de balón, 519 fueron pases de los cuales sólo fallaron en 15 ocasiones.

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