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LOS ÁNGELES -- Al amparo de un autogol del tico Gamboa, y bajo el amparo de Guillermo Ochoa --nuevamente, como ante Panamá--, México conserva entre zozobra, el invicto dominante en la Zona de Concacaf 1-1 en Costa Rica.

El Tri de Juan Carlos Osorio se encontró con una bendición: la generosidad de Costa Rica, duro y rudo en la marca, pero aseado también en sus pretensiones futbolísticas.

De los ticos, necesario subrayar algo: el futbol lo mantienen, agradable, organizado, asimilado, intacto. Sólo, esta noche de martes, le hizo falta ese otrora discurso incendiario de Jorge Luis Pinto.

Este martes, hubo demasiado respeto a la camiseta del adversario, ese mismo respeto que en la culminación del Hexagonal pasado, nunca tuvieron. Costa Rica no salió cebado como aquella vez los inquietó sanguinariamente el discurso de Pinto. Y se le fue viva la presa.

México presentó confirmaciones. Y de esas valiosas, de esas que deben ser santificadas por encima de la apostasía de las rotaciones.

1.- La travesía de Chucky Lozano por Europa le ha detonado su voracidad: hoy quiere y quiere siempre. Aún la precipitación le desborda al razonamiento del último pase, pero el tiempo lo sanará.

2.- Con Raúl Jiménez hay más alternativas de juego. Sin duda como hombre punta aporta más sociedad y recursos que Javier Hernández. Está fraguado para amoldarse a las urgencias o las habilidades del compañero.

3.- Andrés Guardado se siente cómodo y hace sentirse cómodo a Jonathan dos Santos. El jugador del Betis vive ese momento de madurez para, desde otro sitio, tratar de mantener equilibrio, orden y embestidas, como lo más próximo a Rafa Márquez, aunque, jamás como el Káiser.

4.- Dos partidos en los que es el jugador determinante: Guillermo Ochoa había sido clave en el triunfo ante Panamá y tres lances ante Costa Rica impidieron una jaqueca.

¿Se liberó México de la presión al conseguir el boleto mundialista? Seguramente. Se defiende mejor, controla mejor el balón y volvió a aprovechar que de visitante en la Concacaf puede jugar mejor, cuando el compromiso y la tensión pululan con la camiseta del local.

Pero, sí, pero...

Este martes quedó en evidencia el capricho de Osorio. Costa Rica, apegado a una osamenta táctica y de futbolistas bien identificados, se le facilitaba el control del juego, incluso con la delicia del toque de primera intención: es el trabajo sin improvisaciones ni "alternativas tácticas", vulgo, rotaciones.

Con algunos jugadores de mejores condiciones técnicas y futbolísticas que Casta Rica, de llevar a cuestas ya un trabajo organizado, inducido, identificado, hacia un equipo base, México penaría menos y haría penar más a sus contrincantes.

Por eso, este martes, en lugar de aprovechar la calidad de sus jugadores para imponer un estilo y una personalidad, termina amparado por la crueldad de un autogol, más que por la autoridad de sus propias destrezas.

Pero, ya se sabe, mientras ocurran este tipo de situaciones fortuitas, afortunadas, como el suicidio de Gamboa, se seguirá vanagloriando la estrechez del resultado por encima de la exaltación a la preocupación del funcionamiento.

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LOS ÁNGELES  --   México ya es mundialista. La vía exprés: ha vuelto a ser el Rey Tuerto en Tierra de Ciegos.

1-0 sobre Panamá, en un Estadio Azteca con su peor entrada en un juego eliminatorio, pese a promociones más desesperadas que las campañas políticas de algunos pillos.

Mexico celeb vs Panama
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Chucky Lozano y un cabezazo sentencia el juego, pero con las manos prodigiosas de Guillermo Ochoa en el auxilio, en un encuentro sedado por la poca brillantez de futbol en los 90 minutos.

Refulgentes por el Tri, Tecatito Corona, artesano del servicio a Lozano, y por momentos Andrés Guardado y la intermitencia de Héctor Herrera, pero sin consolidar un dominio vistoso ni espectacular, desentonando dramáticamente Carlos Vela y Javier Hernández.

Ahora, viene el momento de nuevas tareas. De retos genuinos. De desafíos auténticos. Más allá de las fronteras hay pocos tuertos y menos miopes, y muchos con visión 20/20.

Llegó el momento de que el Rey Tuerto demuestre si puede o no, aspirar a otros tronos, o si su destino, como lo marcaron la Copa América Centenario, la Copa Confederaciones y hasta la Copa Oro, si su destino es nacer, crecer, desarrollarse y morir, en el territorio de la Concacaf.

Sin que el boleto invicto, de momento, conseguido en siete fechas, sufra deterioro, no descarapela siquiera los testimonios poderosos del 7-0 ante Chiles, del 4-1 ante Alemania B, y la eliminación en semifinales de Jamaica.

Así, llega entonces prepararse para la cita que el mismo Osorio renovó este jueves: primero el boleto, después las formas ,y enseguida comprometerse ante los Goliaths de Sudamérica y de Europa, esos que el misticismo de sus rotaciones no ha logrado someter.

La victoria ante Panamá fue cargada de soponcios. Innecesarios por supuesto, porque Aquino y Guardado tuvieron el moño de clausura para el marcador.

En respuesta, Panamá sucumbió ante la ventaja de que Guillermo Ochoa tenga cada semana rigoristas entrenamientos semanales ante equipos competitivos, como objeto del tiro al blanco. El arquero del Standard fue relevante en el invicto de su arco.

Con el boleto en la mano, tal vez Juan Carlos Osorio entienda que lejos de claudicar en los tres partidos restantes, ante Costa Rica, Honduras y Trinidad  & Tobago, y empezar a utilizar jugadores de la Liga MX [únicamente, llega la urgencia de arle, finalmente cara de equipo a un equipo que no tiene cara de conjunto en la cancha.

Renunciar a la competitividad eventual de sus vecinos de área, equivaldría al desperdicio, aunque tendrá una concentración casi continua de dos meses con la mayoría de sus jugadores para la Copa del Mundo.

Ronronear conformismo bajo la nueva prédica de Decio de María, Guillermo Cantú y el mismo Osorio, de que fue contratado para llegar al Mundial de Rusia sin soponcios, cuando siempre, al principio, se habló de al menos el Quinto Partido, sienta bien para la corte de feligreses, groupies y asalariados del Tri, pero el objetivo no debe perderse de vista: trascender.

Es decir, ahora la única brújula valiosa y valedera es la que apunte a otros territorios, para que el Rey Tuerto deje de inhibirse a serlo solamente en la Tierra de Ciegos.

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LOS ÁNGELES -- Están desarmados. Están indefensos. Ante las rotaciones. Y ante las improvisaciones de puestos. Y ante las convocatorias.

Desarmados, indefensos y confundidos. Así están los seleccionados mexicanos. Pero, cuidado, ciertamente, no están vencidos.

Sin líder, con la abdicación involuntaria de Rafa Márquez, la conducción del Tri, ante Panamá recaerá evidentemente en Andrés Guardado.

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Único capacitado para retocar y trastocar de un grito y un consejo lo que ocurre en la cancha, incluso por encima del entrenador, Márquez termina enclaustrado en el peor de los silencios: el abandono.

Sin esa sapiencia evidente en el campo, sin la jerarquía de orden y personalidad, sin el recorrido exuberante de Márquez, el mando queda en Guardado, evidentemente un reflejo genuino de ese péndulo dramático entre la fortaleza y la fragilidad del futbolista mexicano.

Si bien, ese examen de cacicazgo lo reprobó dramáticamente en la Copa América Centenario, los extremos en los que se ha debatido su carrera, entre pasarelas exitosas y deambulando en la calamidad de la incertidumbre, Andrés Guardado tiene este viernes ante Panamá el desafío supremo de tomar el mando del grupo.

Hasta antes del Mundial de Brasil, el hoy jugador del Betis vivía entre el desprecio absoluto. En Alemania y España. El Valencia no sabía qué hacer con él, y el Leverkusen lo dejó en el departamento de saldos.

En ese momento, Guardado habitaba en el limbo. Absolutamente. El Mundial de Brasil parecía una utopía. Arrastraba el lastre de haber dejado, junto con los otros "europeos", a México en la plancha de autopsia en el Hexagonal Final de Concacaf.

Con sólo 49 juegos en el Valencia y sólo cuatro en el Leverkusen, ya con el boleto a Brasil en la mano, Miguel Herrera lo convoca para un par de amistosos. Naufraga, pero El Piojo no pierde la fe. Lo reacomoda en la cancha.

Y después, el renacimiento. En el PSV ganó todo lo que realmente su club puede ganar, y la forma majestuosamente afectiva en la que fue arrullado y en su momento despedido, habla de la trascendencia de este jugador mexicano, al menos en la aldea holandesa.

Insisto, hoy, más allá de sus desatinos en la Copa América Centenario, desde la expulsión a la hecatombe ante Chile, esa de la cual fue marginado Márquez por motivos muy personales de Juan Carlos Osorio, no fue capaz de reaccionar ante el brutal oleaje andino que mancillaba con sádica devoción al Tri.

Este viernes, ante Panamá, es la prueba de fuego para su autoridad. No se trata de que sea otro Rafa Márquez. Eso es imposible. Esa inteligencia que Márquez desarrolló en condiciones de mando en Barcelona, de la mano de sus entrenadores, no ha estado al alcance de Guardado.

Una verdad innegable, detrás de la cual se amparan los técnicos perdedores, pero de la que sacan lustro los técnicos ganadores, es esa de que los que ganan y pierden los partidos, son, al final los futbolistas.

Por eso, hoy, retomando el primer párrafo, desarmados, indefensos, confundidos y confusos, los jugadores del Tri por esas peculiaridades de Osorio en el maneo del equipo, los jugadores tienen su propia revancha, su propia obligación, su propia responsabilidad.

En la época de Osorio, esa en la que palurdos e imberbes, se cobijan bajo las cifras del dominio del tuerto en la Tierra de Ciegos de Concacaf, sólo pueden destacarse algunos juegos: ante Uruguay, EE.UU. en Columbus, y unos minutos ante Portugal. El resto, calamitosos.

Aunque suene a reiteración encanecida y encarecida, pero la victoria sobre EE.UU. en Columbus, el rompimiento de esa jettatura ominosa y humillante, se enaltece en la voluntad de los futbolistas más que en el quehacer de Osorio, así como, puntualizamos, el 7-0 ante Chile no puede suscribirse estricta y únicamente en el patatús mental que sufrió el colombiano, sino en la absoluta estulticia táctica y competitiva de los mismos jugadores. Cuando estaban ya muertos, encima deciden suicidarse.

En medio del desdén de la afición, a la que le envuelven el kilo de tortillas con un boleto para el juego, para suplicarle que acuda al Estadio Azteca, para que no abandone a su Tri, y en medio, de ese persistente clima patibulario que azuza a Osorio, ciertamente los jugadores tienen la respuesta más importante.

Con ausencias clave, con improvisaciones nuevamente, con inventos demenciales en el acomodo de jugadores, pero, al final, son esos 11 en la cancha, bajo la voz de Guardado los que deben elegir su destino inmediato.

Sabido es que Osorio no encuentra el discurso para soliviantar a sus jugadores. Prueba de ello es que el llevaron al profeta de la bellotas, al predicador de los robles, a Imanol Ibarrondo, para que consumara una metamorfosis en la voluntad de los jugadores. No pudo o no supo, pero al final, ya ni Osorio cree en él, ni él cree en Osorio, y se dedica a arrumacos con Guillermo Cantú para conservar la chamba.

Entonces, la orden y el orden de ataque contra Panamá este viernes, comienza y termina con los jugadores, y con el que asoma como el capataz sentimental de la cuadrilla: Andrés Guardado.

Porque, recalco: están desarmados, indefensos, confundidos, pero no aniquilados.

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A menos de diez meses del comienzo de la Copa del Mundo de Rusia 2018, las Eliminatorias llegan a un momento de definición en todo el planeta. De hecho, varias Selecciones podrían definir su clasificación en la jornada doble que se disputará entre el jueves 31 de agosto y el martes 5 de septiembre. El objetivo de todos es sumarse a los tres ya clasificados: Rusia, Brasil e Irán.

En esta super semana de fútbol internacional, se jugarán un total de 104 partidos en las seis Federaciones. Aunque la gran mayoría de los 32 invitados a la próxima cita ecuménica se definirá en las últimas dos fechas de la clasificación, el panorama quedará mucho más claro después del martes y hasta tendremos varios nuevos clasificados. El objetivo de este recorrido es conocer cuáles son los equipos que tienen posibilidades de sellar su pasaje y qué debe ocurrir para eso.

Argentina vs. Uruguay
Getty ImagesArgentina y Uruguay juegan una final

CONMEBOL

Sistema de disputa: Son diez equipos que juegan todos contra todos en dos ruedas. Los cuatro primeros clasifican directamente y el quinto va al repechaje intercontinental frente al ganador de la zona de Oceanía. Restan cuatro fechas para el final.

A pesar de ser uno de los continentes que ya tiene un clasificado, la zona sudamericana es, como de costumbre, una de las más disputadas. Brasil pudo sacar una gran diferencia y definió su lugar con gran anticipación, pero qué sucederá con el resto es una verdadera incógnita. Hoy, hay solo seis puntos de diferencia entre el segundo y el octavo, por lo que todo puede ocurrir. De todas maneras, tres Selecciones sueñan con dar el golpe y asegurar la clasificación sin esperar a las jornadas finales. Aunque improbable, no es imposible tener el segundo invitado de Conmebol en pocos días.

Colombia está en el segundo lugar y podría confirmar su segunda presencia consecutiva en un Mundial si vence a Venezuela como visitante y a Brasil como local y además se da al menos uno de estos escenarios: dos derrotas de Uruguay (ante Argentina y Paraguay); dos derrotas de Chile (Paraguay y Bolivia); o dos derrotas o un empate y una derrota de Argentina (Uruguay y Venezuela). También, debe esperar que Ecuador no saque más de tres puntos y que Paraguay y Perú no ganen los seis.

Chile y Uruguay también podrían lograr el objetivo, pero la carambola debería ser aún mayor. Además de ganar los dos, la Celeste debe esperar una derrota de Argentina contra Venezuela; que Ecuador no sume más de dos puntos y que Paraguay y Perú no ganen sus dos partidos. El escenario para la Roja es el mismo, ya que también suma 29 puntos.

Getty ImagesAlemania está a un paso de la clasificación
UEFA

Sistema de disputa: Son 54 Selecciones divididas en nueve grupos de seis cada una. Los ganadores de cada zona clasifican directamente y los mejores ocho segundos se enfrentan por los cuatro lugares restantes en duelos de ida y vuelta. Restan cuatro fechas para el final.

Grupo A No puede haber clasificados esta semana, ya que Francia y Suecia lideran con 13 puntos. En tanto, Holanda suma 10 y Bulgaria 9. La Naranja podría despedirse del Mundial este mismo martes si pierde sus partidos contra Francia y Bulgaria y Suecia y los galos suman al menos cuatro puntos. También puede quedar eliminada si cae ante Francia, empata con Bulgaria y Francia y Suecia suman los seis puntos.

Grupo B Suiza podría clasificar si gana los dos partidos (ante Andorra y Letonia) y Portugal suma menos de tres puntos (ante Islas Feroe y Hungría). O si suma cuatro unidades y el conjunto liderado por Cristiano pierde ambos juegos.

Grupo C Alemania es uno de los seleccionados que más posibilidades tiene de asegurar su presencia en Rusia esta misma semana. Lo hará si gana los dos partidos (República Checa y Noruega) e Irlanda del Norte no gana los dos (San Marino y República Checa). También, si suma cuatro puntos e Irlanda del Norte suma menos de tres. Si el campeón reinante gana uno y pierde el otro, clasificará en el caso de que los británicos pierdan los dos y los checos no ganen ambos.

Grupo D Aquí no puede haber clasificados en los próximos días, ya que Serbia e Irlanda lideran con doce puntos. En tanto, Gales y Austria tienen ocho y también sueñan.

Grupo E Polonia clasifica si gana los dos partidos (Dinamarca y Kazajistán) y Montenegro no gana los dos (Kazajistán y Rumania). O si suma cuatro puntos y Montenegro y Dinamarca (también juega con Armenia) suman tres o menos. El equipo de Lewandoski está muy cerca de Rusia.

Grupo F Inglaterra también tiene su pasaje al alcance de la mano. Lo conseguirá si gana sus encuentros contra Malta y Eslovaquia y además Eslovaquia y Eslovenia empatan su partido el 1 de septiembre.

Grupo G A pesar de que Italia y España protagonizarán uno de los grandes partidos de la semana, en esta zona no puede haber clasificados ya, porque ambas suman 16 puntos. Será un pulso entre ellos hasta el final.

Grupo H Bélgica clasificará si gana los dos partidos (Gibraltar y Grecia) y Bosnia no gana los dos (Chipre y Estonia). O si saca cuatro puntos y Grecia (también juega con Estonia) saca uno o menos y Bosnia dos o menos. Es decir, que el gran combinado belga también está a un paso del Mundial.

Grupo I Croacia y la gran revelación de la última Euro y de estas Eliminatorias, Islandia, tienen 13 puntos, por lo que aquí tampoco habrá definición. Turquía y Ucrania tienen once unidades y están en una posición expectante.

México,  Marco Fabián
Getty ImagesMéxico también puede sellar su pasaje
CONCACAF

Sistema de disputa: Después de las tres fases preliminares, se está disputando el hexagonal en el que los seis participantes se miden en duelos de ida y vuelta. Clasifican los tres primeros, mientras que el cuarto va al repechaje contra el quinto de Asia. Restan cuatro fechas para el final.

México confirmará su clasificación tarde o temprano. De hecho, lo puede hacer esta semana sin depender de nadie si le gana a Panamá y Costa Rica. También clasificará si saca cuatro puntos y Estados Unidos (juega contra Costa Rica y Honduras) saca menos de cuatro. O si le gana a Panamá y EEUU suma menos de tres puntos. O si suma dos y Panamá no le gana a Trinidad y Tobago o EEUU saca uno o dos.

La gran sorpresa de Brasil 2014 también podría sellar su pasaje. Costa Rica clasificará si gana los dos partidos (duro fixture: Estados Unidos y México) y Panamá suma menos de cuatro puntos o EEUU no le gana a Honduras. También lo hará con cuatro unidades y dos derrotas de Panamá y EEUU.

ASIA

Sistema de disputa: Después de las tres fases preliminares, se están disputando dos grupos de cinco equipos cada uno, en el que los dos primeros clasifican directamente y los terceros se miden por un lugar en repechaje. Entre jueves y martes se definirá esta región con las últimas dos fechas.

Grupo A Irán ya está clasificado. Hoy, Corea del Sur es el que mejores posibilidades tiene para acompañarlo, ya que arranca con un punto más que Uzbekistán. El cuadro coreano jugará su octavo Mundial consecutivo si le gana a Irán y a Uzbekistán o si empata con Irán y le gana a Uzbekistán. También, si en la suma de los dos juegos, saca mejores resultados que los uzbecos. Por su parte, Uzbekistán también depende de sí mismo, ya que jugará una Copa por primera vez en su historia si gana sus dos partidos contra Corea del Sur y China. También, si vence a Corea y empata con China y Corea no le gana a Irán. Siria también tiene una mínima chance. Dará el gran golpe si le gana a Qatar e Irán y Uzbekistán y Corea del Sur empatan su partido y pierden el otro.

Grupo B Arabia Saudita perdió con Emiratos Árabes en el primer partido de esta semana y les dejó el camino libre a Australia y Japón, que este jueves animarán una verdadera final en la que el ganador logrará la clasificación. A los nipones también les sirve el empate, ya que luego lograrán el pasaje si al menos empatan con Arabia Saudita en la última jornada. En tanto, Arabia Saudita todavía tiene buenas posibilidades, ya que clasificará si le gana a Japón y los nipones no vencen a Australia o los australianos no ganan ninguno de los dos.

ÁFRICA

Sistema de disputa: Tras la fase previa, se están disputando cinco grupos de cuatro equipos, en el que los ganadores clasifican de forma directa. Restan cuatro fechas para el final.

Grupo A RD Congo y Túnez tienen seis puntos, por que en esta doble jornada no puede haber clasificado.

Grupo B Nigeria clasifica si le gana los dos partidos a Camerún y en los duelos entre Zambia y Argelia no hay un mismo ganador. O si saca 4 puntos y Zambia y Argelia empatan los dos partidos. El grupo de la muerte podría definirse muy rápido.

Grupo C Costa de Marfil clasifica si gana sus dos encuentros ante Gabón y Marruecos y Mali empatan sus dos partidos.

Grupo D Burkina Faso y Senegal tienen cuatro puntos. No puede haber clasificado.

Grupo E Egipto está muy cerca de confirmar el pasaje esta semana. Lo hará si vence a Uganda en ambos partidos y en los duelos entre Ghana y Congo no hay un mismo ganador.

OCEANÍA

Sistema de disputa: El continente más pequeño está en su última fase. Se disputará una final ida y vuelta por un lugar en el repechaje contra el quinto de Sudamérica.

Este viernes, Nueva Zelanda recibirá a Islas Salomón en el juego de ida y la revancha se disputará el martes. Quien salga vencedor será el rival del quinto clasificado de Conmebol, que hasta ahora es Argentina.

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LOS ÁNGELES -- Es Panamá. Muy cerca de cruzar el canal hacia Rusia 2018. O al menos hacia la repesca ante Asia.

Y es El Bolillo Gómez. Todo un verraco (o berraco, ni la RAE lo sabe), en estricta definición colombiana. Y verraco/berraco en todas sus acepciones. A Juan Carlos Osorio lo conoce, tanto que ve a través de él.

Bajo ese menú y otros condimentos, a México parecería que le sirven un flan, pero puede ser, también, una bandeja paisa muy indigesta.

Juan Carlos Osorio
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Hay generosos ingredientes para la confrontación de este viernes entre el Tri de Osorio y Panamá. Por eso, puede ser este encuentro el parteaguas dramático.

¿LENGUASLARGAS...?
Insistiendo en que ni la conquista de Columbus (2-1 a EEUU) ni el holocausto en Santa Clara (7-0 ante Chile) son entera ni exclusivamente de Osorio, ni el mérito absoluto la primera ni la aberración absoluta del segundo, la apuesta es para todos.

Si aparte de vehemente, es sincera, leal y noble la locuacidad de los jugadores defendiendo a Osorio, Panamá y Costa Rica son el momento oportuno de transpirarla en la cancha y enaltecerla en el marcador. Hechos que consoliden verborrea.

Dóciles hacia las rotaciones, sumisos hacia las improvisaciones, subyugados a la asignación de funciones, los jugadores del Tri reiteran que la doctrina de Osorio los puede desconcertar, pero no, como parte de un fin común, llegar a exasperar.

Eso dicen ellos. Cierran filas y abren la boca. Llegó el momento de ponerle la huella dactilar bajo la notaría infalible de la cancha. Ahí -y en el marcador- la firma es indeleble.

SOFOCAR SUBLEVACIÓN...
Tras la tormenta de los Jinetes del Decálogo, que terminó en una lloviznita inocua, cuando los cruzados de Pachuca, OmniLife y Tigres sucumbieron en la desolación, Juan Carlos Osorio salió fortalecido, pero debilitado.

Fortalecido salió, porque dirigiendo al futbol mexicano por WhatsApp, Emilio Azcárraga Jean arrió a Decio de María a confrontar la sesión de la Comisión para Desarrollo del Futbol -que ya en su nombre es una falacia-, e informarles que eran bien recibidas sus inconformidades, sus preocupaciones, sus escalofríos nocturnos, y hasta sus bochornos, pero que Osorio seguiría.

Pero, evidentemente, Osorio quedó expuesto, porque sabe que hay una mayoría de embozados que quieren su cabeza en la siempre sedienta guillotina de la selección mexicana.

Ante Panamá, el colombiano tendrá que ser muy verraco/berraco para sortear la forma silenciosa en que ha sido sitiada y situada su continuidad.

Al final la ecuación es muy sencilla: si él se equivoca poco y sus jugadores aciertan mucho ante esta Panamá hambrienta y este ladino Bolillo Gómez, no habrá sublevación alguna que le permita a la coalición Pachuca-OmniLife-Tigres poder cercenar a Osorio, colocar al Tuca Ferretti y el próximo julio anunciar a Vicente del Bosque.

Podría agregarse otra pista en este circo itinerante de morbo. La afición mexicana ha desdeñado a su selección. Sigue idolatrando a sus embajadores europeos, pero ya ve de reojo al entrenador y parece distante del Estadio Azteca.

Como en peregrinación caritativa, la FMF llega ya a ofrecer promociones desesperadas en la venta de boletos. Más allá de los que se regalan en la compra de chicles entre los ambulantes del metro de la Ciudad de México, llegó la baratiza del dos por uno.

Las caras largas se esfumarían, y los indignados perdonarían, si el Tri es capaz de ponerle el cascabel al tigre de Bolillo Gómez, en una oportunidad poderosa, nuevamente de acercarse nuevo al menos a la repesca para el Mundial, además de levantar una estatua de Hernán Darío Gómez en la zona prominente del corredor Vía Brasil.

Por otro lado, si la selección mexicana no consuma esa superioridad mencionada, pueden irse olvidando, de desterrar el grito de "¡Eeeeeeeeeetcétera!" de la tribuna.

Panamá, con su simbólica referencia al canal, significará, cualquiera que sea el desenlace, un parteaguas para este Tri de Osorio.

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LOS ÁNGELES -- La pregunta deberá responderla el mismo Juan Carlos Osorio. Sólo él, tal vez, y sólo tal vez, tiene la respuesta.

Después del 7-0 ante Chile, el entrenador colombiano aseguró que había aprendido la lección, especialmente después de ese retiro espiritual que tuvo por una semana bajo la tutela paciente --e inútil, por lo visto-- de Marcelo Bielsa.

Sí, el Dante futbolístico llevó a su vilipendiado Virgilio en un sendero paliativo, plañidero y consolador del Infierno al Purgatorio. Fútilmente...

Si en un año de arduo trabajo, después del 7-0, Osorio, aunque lo prometió, no fue capaz de mejorar, de evolucionar tras ese resultado, ¿quién puede garantizar que sí lo hará a un año de la Copa del Mundo, a la cual, por cierto aún no clasifica?

Nadie puede garantizarlo. Especialmente en tiempos en los que la Selección Mexicana no tiene cabeza. Hoy, Osorio tiene una dictadura absoluta. Todo procede según él lo exige a Guillermo Cantú, su enlace directo con la FMF.

Tras la renuncia del director deportivo del Tri, cuando Santiago Baños eligió irse al América, la autoridad quedó acéfala. ¿Es mayor reto un club una selección casi mundialista? ¿O es su renuncia el reflejo de una situación interna que ya era incontrolable dentro de la Selección Mexicana?

Lo cierto es que hoy, en su entorno, sin Baños, y con su 'Pompi' (Luis Pompilio Páez) metido en el siguiente calvario, la Copa Oro, sin duda Juan Carlos Osorio debe sentirse perdido. Sin duda una visita a Irak o Irán le sentaría bien, para ver si se "medio orienta".

Desamparado, sin asesores, expuesto al régimen absolutista de su propio desconcierto y dudas, Osorio no encuentra cómo reasumir el control en medio de esta crisis de resultados.

Si en el lapso de un año, tras el 7-0, no encontró un antídoto a sus propias equivocaciones, es evidente que no hay ninguna garantía de que en el año que resta de aquí al Mundial de Rusia, si logra clasificar, sea capaz de aprender, sanar, entender, sobrevivir y evolucionar, para sacar una saludable experiencia del brutal tropiezo en esta Copa Confederaciones.

Bien lo citó Óscar Restrepo, decano del periodismo colombiano y un conocedor del proceso de Osorio como entrenador: "el futbol mexicano ha retrocedido 25 años", tras el saldo en el torneo intercontinental.

Tras aquel 7-0, Osorio hizo varias promesas, las cuales no ha cumplido, y que, evidentemente le muerden los tobillos de su credibilidad.

1.- "El acercamiento con Bielsa me enseñó como manejar, salir adelante y aprovechar este tipo de accidentes (7-0 con Chile)".

2.- Dijo que tendría otras perspectivas respecto a las rotaciones de jugadores, las consideraciones sobre los perfiles naturales y cambiados, y en exigir "como hombres" el rendimiento de algunos jugadores.

3.- Siempre tener un Plan B en casos de contingencia, aunque, ha demostrado que tiene más Planes B que Planes A.

4.- Además, Osorio ha mostrado una doble cara que escapa a lo que normalmente se le conocía. Primero les espeta a los miembros del cuerpo técnico de Nueva Zelanda que sus señoras madres ejercen el oficio más antigua del mundo, con un taxímetro entre las piernas. Aquella alusión a los pinnípedos: #MotherFoca

5.- Y tras ofrecer disculpas, mostrándose acongojado y compungido por ese estallido, despés contra el cuerpo arbitral del juego ante Portugal por el tercer puesto, tendría una reacción aún más grave al toquetear en dos ocasiones al juez de línea, y encima musitarle al oído, "despacito, despacito", cantaría Fonsi, y para que las cámaras no lo captaran, una retahíla mayor de insultos, que seguramente le acarrearán una suspensión en la eliminatoria de Concacaf, comenzando en el juego en el Estadio Azteca ante Panamá.

Queda pues en claro que si en un año, Osorio no mostró capacidad de mejorar, de evolucionar, de aprender, de redimirse en el control de sus propios exabruptos, muy difícilmente lo hará de aquí a la Copa del Mundo.

Un compañero colombiano en ESPN me describió de manera muy sucia, procaz, escatológica y promiscua, aunque no menos metafóricamente puntual, el estado actual de Osorio, según un dicho muy cafetero: "está más perdido que flatulencia de ofidio", obviamente con el léxico ligeramente maquillado aquí.

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LOS ÁNGELES -- Me faltó valor. Fui un auténtico #PechoFrío. Pensé en llamar a mi Editor e implorarle que recicláramos el Blog de hace unos días: El Tri a la imagen y semejanza de Osorio.

No me atreví. Seguro me iba a mirar como El Padrino y yo me sentaría en silencio a tratar de ordenar palabras y conceptos sobre una victoria desordenada de un equipo desordenado.

Y pensé en Arquímedes: "Dadme un punto de apoyo y moveré al mundo". Sí, dadme un punto neurálgico del México 1-0 T&T, y moveré el teclado.

¿Decir que ganó, que es líder, que está a seis puntos del Mundial, que sigue invicto? Hasta el menos espabilado y más aburrido de los aficionados al Tri lo sabe.

¿Hablar de Diego Reyes como el autor del gol, cuando sus restantes minutos fueron en realidad una lamentable exhibición como algún presidente latinoamericano enclaustrado en una biblioteca?

¿O hablar de la imposibilidad de entender que a la Panamá que hizo ver mal a México en la segunda ronda, le tundiera esta versión cromañón -futbolísticamente hablando- de T&T?

¿O descargar de los archivos las voces de Cruyff, Guardiola, Rinus Michel, de que las formas de jugar son la mejor retribución al aficionado, aunque entendiendo que en México sólo hay dos clubes que lo ofrecen: Chivas y a veces Pachuca, y que eso ha enquistado de conformismo las papilas gustativas de las otras aficiones?

¿O tratar de descifrar los estrafalarios inventos de Juan Carlos Osorio, inventando posiciones para jugadores probados o inventando jugadores para posiciones probadas, como si el acto artísticamente marrullero fuera desconcertar o despistar más a sus propios jugadores que a los adversarios?

¿O evocar las explicaciones del mismo Osorio, en el sentido de que las rotaciones pretenden "tener contenta a la familia (equipo)", permitiendo a todos jugar, para que todos se sientan parte del compromiso?

¿O empatizar y entender a los aficionados que sostienen en alto la bandera de la victoria, por más horrorosa, aburrida, sosa, y poco orgullosa que sea, tal vez, porque ya en dos procesos eliminatorios pasados tragaron amargo y ácido por el riesgo de no ir al Mundial?

¿O insistir en el descaro del cuerpo arbitral jamaiquino que roba un gol legítimo a T&T y que además perdona tarjetas y marca faltas al revés, sin saber si es una decisión desde los escritorios maquiavélicos de Justino Compeán y Sunil Gulati por salvar al Tri o por tratar de sofocar las últimas cenizas de Jack Warner?

Trinidad y Tobago llega a despertar incluso sospechas. ¿Dónde quedó la sangre casi barbárica con la que jugaba cada partido, especialmente contra México, para hoy, más allá del gol anulado, dieron una exhibición de futbol bobalicón y asustadizo?

Y de repente, en el momento de las explicaciones, de las declaraciones, aparecen argumentos como que "mi equipo me gustó" y "los jugadores hicieron todo lo que planeamos", entre otra larga hilera de lugares comunes.

Entiendo el miedo. Entiendo el pánico. Entiendo la herida abierta. Entiendo que el 7-0 sigue siendo el principal táctico de la selección mexicana. La fobia hacia la eventualidad de otro siniestro igual, ha tomado la batuta del Tri.

En términos campiranos, se dice que "el que con leche se quema hasta al requesón le sopla". Hoy, tras los juegos ante Panamá, Costa Rica y T&T, queda claro que en la banca del Tri le soplan hasta a la nieve de yogurt...

Octavio Paz escribió que "el mexicano teme más a la victoria que a la derrota". De vivir, y de interesarle, un poquito al menos, esa exacerbada pasión nacional por el futbol, diría que el mexicano (y su técnico colombiano) le teme más a otro convulsivo y compulsivo 7-0 que a la victoria.

Al final, que ese aficionado mexicano, ese festivo de hoy, con todos sus conformismos y temores, que celebre como se le pegue la gana, que viva su carnaval concakafquiano del Hexagonal, pero, que al menos por un segundo, se atreva a decir si ve o no a esta selección mexicana capaz de llegar a ese quinto partido... y más allá.

Lo sostengo pues: es evidente que al Tri de Osorio lo dirige el fantasma del 7-0.

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LOS ÁNGELES -- Los números no mienten. Los hacen mentir quienes quieren escribir cuentos de hadas con ellos. El maquillaje de la mujer barbuda.

Pero, entonces, las estadísticas son como La Cenicienta: a la medianoche de la gran verdad, dejan vestidos en harapos, y descalzos, a los que se visten de ajeno. Y la desnudez es un oprobio.

La historia la escriben las proezas en el genuino campo de batalla. Y no en las kermeses populacheras, entre saltimbanquis y globos.

Y Jared Borgetti hizo 36 de sus 46 goles en tiempos de guerra de la selección mexicana, no entre floristas y algodones de azúcar, como Javier Hernández, con 24 de sus tantos en partidos ficticios de guateques. Uno es héroe de batallas, el otro, rey de los carnavales de SUM.

Y no es lo mismo anotar para conquistar, que anotar para pervivir. Lo primero es oficio de colonizadores, lo segundo es consigna de burgueses.

Insistíamos este lunes en Raza Deportiva de ESPNDeportes que darle legitimidad a esta carrera parejera entre Jared Borgetti y Javier Hernández, debe ejecutarse en escenarios genuinos de competencia.

Entonces, partamos, como caligulescos contemplativos de sacrificios ajenos de genuinos espartanos, de la competencia directa entre ambos, para que Chicharito alcance la cifra de los 36 goles en juegos oficiales de Borgetti y partiendo de la cifra de 22, que certifica ESPNFC, en confrontaciones sancionadas por FIFA.

Imago7/Mexsport
Indudablemente Javier Hernández es un goleador con virtudes innegables, entre ellas la capacidad de la accidentalidad de sus anotaciones, por eso, en este espacio hemos hecho referencia a su prodigiosa sapiencia para el trompicón, como el Chaplin del Gol.

Prácticamente, a la edad en que Jared asomaba como titular del Tri, es la misma en que ya Chicharito lo alcanza en la suma de los goles totales: los de Museo y los de bisutería, y eso abre una formidable oportunidad para el acunado y acuñado en Chivas, de seguir en ese desafío consistente.

Irrefutablemente, cuando Javier Hernández alcance y/o supere a Borgetti, de la rancia y alguna vez muy prolífica incubadora rojinegra, entonces, y sólo entonces, se podrá hacer de manera congruente el desfile mediáticamente mitómano, que en este momento se lleva a cabo.

Para fortuna de Hernández, este mismo año tendrá encuentros oficiales en la Copa Confederaciones, y aunque no estará este martes ante Trinidad y Tobago, le vienen aún seis más del Hexagonal: dos en junio, dos en septiembre y dos en octubre.

Y claro, el próximo año, el majestuoso escenario de la Copa del Mundo con un mínimo de tres encuentros, aunque ya en el exitismo precipitado de Juan Carlos Osorio y sus directivos, el Tri aspira al quinto partido... y más allá.

Así, con al menos seis años más opcionales en la selección mexicana, Javier Hernández tendrá la oportunidad de taparle la boca a los melindrosos que queremos distinguir entre los campos incendiarios de los juegos oficiales y las verbenas ocasionales de SUM.

Ahora, si después de ese lapso, no lo consigue, podríamos invitar a las exequias futbolísticas de Chicharito en el Tri a la señora Camila Sodi, para que le reinterprete aquello de "te quedó grande la yegua...".

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LOS ÁNGELES -- Pep Guardiola cita a Johan Cruyff quien sostenía que el equipo debía ser reflejo de su entrenador. México ya lo es: espeso, confuso, confundido, soso, pragmático, aburrido, conformista... pero, eso sí, cumpliendo la meta de ir camino al Mundial.

2-0 sobre Costa Rica. Javier Hernández alcanza a Jared Borgetti en la lista de goleadores, mientras Néstor Araujo hace el gol 400 en los Hexagonales de Concacaf (dato de Mr. Chip). Tres puntos, líder de la zona y 80 minutos de sopor.

Los Ticos están lejos de la versión de Jorge Luis Pinto. Domesticados emocionalmente, sin la belicosidad que le daba el técnico colombiano, ni la confianza en que la victoria era posible.

En la doctrina cínica de la decepción, estuvieron a la altura del desencanto un México que presentaba ausencias importantes, y una Costa Rica que sigue evidenciado calidad de futbol, pero no esa intrepidez moral y espiritual.

Así, más allá de los dos goles, en los cuales puede involucrarse la lentitud de Keylor Navas, con todo y el arropo madridista que evidente lo enorgullece, la diversión debieron ponerla en la tribuna, intentando organizar sus mosaicos, o arrullándose, más que excitándose, con el Cielito Lindo.

Destacando Carlos Vela en los pocos momentos de futbol, Guillermo Ochoa fue determinante con tres atajadas en el primer tiempo que impidieron un marcador que hiciera más denso el descolorido rendimiento del Tri.

Más allá de que Héctor Moreno mereció una roja por falta sobre Venegas, el ridículo absoluto se lo llevó Juergen Damm, tres jugadas de penetración, de manifestación de esa velocidad que tiene, pero su elección en la última jugada, es lamentable. Damm corre como teléfono inteligente... pero razona como teléfono de monedas.

Pocas conclusiones tiene México al final del 2-0, y muchas penitencias aguardan a Costa Rica, aunque, evidentemente, poco debe preocuparse ante el nivel de esta eliminatoria, el más bajo de los últimos tres Hexagonales.

Para quienes se conforman con las cifras, México domina de manera invicta esta fase eliminatoria, pero, seguramente, con el plantel que se tiene, sí debe exigirse otro nivel de futbol en la cancha, otro nivel de compromiso, y por encima de todo, no demostrar que se puede ir al Mundial, sino que se puede mejorar las historias patéticamente repetidas de desilusiones.

¿O acaso la legión de conformes y conformistas creen que con lo mostrado hasta el momento, esta selección mexicana, con su realidad actual, puede aspirar a más, a mucho más, dentro de una Copa del Mundo?

A esos, a ellos, a esos hijos bastardos por el matrimonio feliz de Doña Pusilanimidad y Don Timorato, les dejo una frase de Bernard Le Bouvier de Fontenelle: "Cuando las cosas no quieren conformarse con nosotros, nosotros debemos conformarnos con ellas".

Y, lo sabemos, el conformismo es la forma más prolongada de agonía.

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LOS ÁNGELES -- Pura vida, eso espera Juan Carlos Osorio al enfrentar a Costa Rica este viernes en el Estadio Azteca.

Precipitadamente, Osorio incubó ilusiones en la afición mexicana, que aún siente resquemor por los Aztecazos.

En charla con José Ramón Fernández, Osorio asegura que "jugador por jugador", de club a club, y "de Liga a Liga", México es superior al futbol de Costa Rica.

Difícil rebatirle. Innecesario cuestionarle. Ocioso desmentirlo. México es favorito sobre Costa Rica además con el amparo del Estadio Azteca.

Pero Osorio olvidó uno de los principios que tanto defiende: "Los partidos hay que jugarlos". Y en efecto, porque desde ese primor soberbio y altanero del autoengaño, lo cierto es que el futbol mexicano ha desfallecido hasta el estado catatónico en las dos eliminatorias anteriores.

Sufrió en la ruta a Sudáfrica 2010, hasta casi rozar la eliminación, y para Brasil 2014 debió ir a la repesca ante Nueva Zelanda, principalmente por un acto de generosidad de EE.UU. al quitarle ese privilegio a Panamá en su propia casa.

Entonces, los antecedentes no pueden ser usados cínicamente cuando convienen, para, después ser desdeñados, cínicamente, cuando no nos convienen.

La historia reciente en eliminatorias debe despertar zozobra y cautela. Y la historia reciente de Costa Rica también debe provocar respeto y prudencia.

Los ticos llegaron a instancias deseadas por el futbol mexicano antes que éste. Llegaron a semifinales de la Copa Mundial de Clubes con el Saprissa, mientras los equipos mexicanos seguía y siguen, como los leprosos del banquete.

Además, su impresionante irrupción en la Copa del Mundo de Brasil, con un protagonismo absoluto, rebasando los estándares de la zona tercermundista de Concacaf, reclama que se le contemple con deferencia y aclamación.

Renegar de la historia, es exponerse a repetir esos mismos errores. La desgracia de la reincidencia es un pecado de arrogancia. Y Costa Rica se ha empeñado en enviar notificaciones constantes al Tri.

Incluso, en la Copa Oro anterior, la eliminación de Costa Rica, y después de Panamá, a manos de México, ocurrió como efecto de una balandronada arbitral para escoltar de manera aviesa, a que el Tri de Miguel Herrera ganara el otro medio boleto para jugar la repesca a la Copa Confederaciones de Rusia.

Y, lo cierto, es que ya entonces, ya por la época del primer Aztecazo, hasta las referencias recientes, las palabras de Osorio respaldaban el regocijo prepotente de la generalidad de los mexicanos, porque ya entonces, la Liga, los clubes y de jugador a jugador, México era superior, pero, entonces como ahora, el juez supremo, al final, es la cancha de futbol...

Tras el desborde emocionado de Osorio sobre la superioridad de México, enseguida, el técnico colombiano sacó el paragua: "Caminando no (pasará al Mundial de Rusia)", subrayando que será complicada la batalla.

Partiendo del principio de Osorio, si fuera por medir el poderío de Liga a Liga, Inglaterra dejaría de ser el hazmerreír de los Mundiales, y si fuera de hombre por hombre, Argentina y Brasil llevarían el privilegio, y si fuera de club a club, España montaría su señoría, y si fuera de afición por afición, China o la India, por número, se apoderarían de la Copa FIFA.

Lo único cierto, irrefutable e incuestionable, es que México sólo necesita la devoción, la pasión, la entereza, la adrenalina, la testosterona y la rabia de cada uno de los jugadores, con la que enfrentaron a Estados Unidos en Columbus.

Con eso, con, sin y a pesar de Osorio, México, genuinamente, estaría en la Copa del Mundo... caminando.

Pero, los hombres que sometieron a EE.UU. a veces dejan la piel de guerrero en la casa del burgués, y salen a la cancha con epidermis de porcelana...

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