Dejaron atrás el vergonzoso tema del 'Pacto de Caballeros', pero alientan ahora la multipropiedad. Un equipo que pierde su categoría en la cancha por “malo” puede salvarse pagando una cantidad de dinero. La delgada línea de lo que es moral y ético amenaza siempre con romperse en un futbol donde el reglamento es frecuentemente pisoteado y donde los intereses marcan las reglas del juego.

Enrique Bonilla
Imago 7Enrique Bonilla, presidente de la Liga Bancomer.
 

SAN DIEGO, California -- Es una pena, pero no hay nada, o casi nada en el futbol mexicano que no pueda resolverse con dinero.

Lo del Veracruz es un ejemplo perfecto de ello. Un equipo que perdió la categoría por malo, logra permanecer en la primera división pagando una suma de dinero.

Y al mismo tiempo en la que el futbol mexicano deja atrás una ilegalidad -'El Pacto de Caballeros'- alimenta otra, que también tiene que ver con cuidar sus intereses (dineros): La multipropiedad.

La multipropiedad en el futbol es ilegal. Justificarla, de la forma que sea, es alentar una 'trampa' y convertirse en un 'tramposo'.

La promesa que Decio de María obtuvo de la Asamblea de Propietarios de que los dueños o las compañías que controlan más de un equipo terminarían en el 2018, se quedo arrumbada en alguno de los muchos archivos llenos de polvo de la Federación Mexicana de Futbol. Los que justifican esta política hablan de que no hay demasiadas personas físicas y morales dispuestas a arriesgar su dinero en el futbol. Durante años, ese fue el pretexto de la empresa -Televisa- que fomentó esa práctica en el juego. Irónicamente, esa misma empresa hoy está alejada, por fortuna, de ese ejercicio.

Lo que sigo sin entender es como, de la noche a la mañana, un equipo como Santos es capaz no solo de controlar su destino, sino también el de otro club como el Atlas. No veo una conexión geográfica, cultural, sentimental del nuevo 'operador' -Alejandro Irraragori- con los colores tradicionales de uno de los clubes más viejos del futbol mexicano.

Lo mismo sucede en los casos del Grupo Pachuca y su conexión con el León. Entiendo que se trata de una relación 'padre e hijo', que es perfectamente legal, pero lo que no es legal es que ambos clubes se aprovechen de esa relación para intercambiar o vender futbolistas. Lo mismo que sucede con Televisión Azteca y el control que tiene -deportivo y administrativo- sobre Morelia y sobre Puebla.

La delgada línea de lo que es moral y ético amenaza siempre con romperse en un futbol donde el reglamento es frecuentemente pisoteado y donde los intereses marcan las reglas del juego.

No se trata de leyes o de reglamentos, se trata de cumplirlos cabalmente, al pie de la letra, sin excepción alguna, porque los dueños de clubes del futbol mexicano son tan “brillantes” que mañana o pasado se reúnen y lo ilegal lo transforman en legal a su simple antojo y provecho.

@Faitelson_ESPN

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Se enfrentan los dos mejores del campeonato regular. Mejor, imposible: el 1 y 2 del torneo. El que mejor juega y el que mejor nómina tiene. Dos ciudades con dos pueblos pasionales. Un entrenador joven que se ha esmerado en prepararse y otro legendario que debe ser el más importante de la época moderna en este futbol. Dos directivas emprendedoras. Una que de siempre busca la excelencia con base en lo mejor disponible para jugar al futbol y la otra joven, que ha situado a la plaza en una posición privilegiada en lo deportivo y en lo estructural. Al León-Tigres no hay que agregarle ni quitarle nada. Es una final ideal para definir al mejor del futbol mexicano.

Festejos León y Tigres Jornada 14 Liga MX.
Imago7León y Tigres ocuparon los primeros lugares del Clausura 2019.
 

SAN DIEGO, California -- No sobra, no falta, ni se extraña a nadie. El futbol mexicano tiene un epílogo perfecto, justo y esperanzador cuyo ganador será, sin duda, el máximo club de la temporada.

Mejor, imposible: el 1 y 2 del torneo. El que mejor juega y el que mejor nómina tiene. Dos ciudades con dos pueblos pasionales. Un entrenador joven que se ha esmerado en prepararse y otro legendario que debe ser el más importante de la época moderna en este futbol. Dos directivas emprendedoras. Una que de siempre busca la excelencia con base en lo mejor disponible para jugar al futbol y la otra joven, emprendedora, que ha situado a la plaza en una posición privilegiada en lo deportivo y en lo estructural. Al León-Tigres no hay que agregarle ni quitarle nada. Es una final ideal para definir al mejor del futbol mexicano.

Los críticos se apresuraron a señal este lunes que ambos llegan esparciendo dudas sobre su capacidad en la ronda de las semifinales. Los dos lograron el boleto a la final gracias a su mejor posición en la tabla, un premio justo de acuerdo a su comportamiento en las 17 fechas del torneo regular. De algo debe servir la consistencia y el nivel que ambos desarrollaron a lo largo del campeonato. León y Tigres están aquí por merito propio. Podemos “acusar” a uno, de mezquino en su futbol y al otro, quizá, de no haber podido desarrollar su mejor calidad futbolística ante el América. Y sin embargo, el balance sigue favoreciéndoles.

León sufrió el domingo apenas su tercera derrota del torneo, pero tres días antes había vencido al América en Querétaro. Por algunos momentos, mostró la jerarquía futbolística que ha tenido en el año. Por otros, desapareció ante el ímpetu y la calidad individual de los americanistas. Queda la sensación de que el América fue todo lo que podía ser y que el León jugó por debajo de sus posibilidades reales. Luis Montes sigue siendo la base del juego leones. El '10' esta mejor que nunca, mientras Ángel Mena, Rubens Sambueza, JJ Macías y Joel Campbell cargan con el poderío ofensivo. León no pudo enseñar sus mejores argumentos en las semifinales y para la final, se perderá a Sambueza (no juega la ida por expulsión) a Macías, quien se ha marchado a Polonia para jugar el Mundial Sub-20. Aún así, habrá que recalcar el gran trabajo defensivo que el León tuvo durante la mayor parte de la serie ante el América. Demostró que aún sufriendo, puede sacar resultados.

Tigres no ha mostrado su faceta brillante en la Liguilla. Ha jugado al borde en la eliminación y con Nahuel Guzmán, su portero, como la figura indiscutible. Un casi milagroso gol de André-Pierre Gignac en la agonía del juego les dio el pase ante Pachuca en los cuartos de final y tuvo una batalla durante en el Clásico regiomontano ante Rayados, donde evidentemente fue mejor en el partido de vuelta, pero donde no terminó por convencer a nadie. Un gol más de pundonor, entrega, fuerza del argentino Guido Pizarro -quien terminó en el hospital- significó el pase a la final. Tigres tiene, hombre por hombre, uno de los mejores clubes de la historia en el futbol mexicano y un personaje como Ricardo 'Tuca' Ferretti que arriba a su séptima final y que debe ser el entrenador más importante en la historia contemporánea del futbol mexicano.

León y Tigres no piden ni extrañan nada. El hecho de que se juegue a goles, a marcador global y a la adecuación de estilos -dos equipos que gustan de tener el balón y de elaborar el juego- puede significarse en un duelo memorable sobre la cancha.

También habrá que tomar en cuenta que la final será transmitida bajo la señal de televisión restringida un hecho que marca los precedentes de los nuevos tiempos que se viven en el futbol mexicano.

No tenemos ni al América, ni a Cruz Azul, mucho menos a Chivas o a Pumas, pero tenemos dos maravillosos clubes de futbol que puede ofrecernos una gran Final. León y Tigres, uno de los dos, será proclamado el domingo como el mejor club de México…

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André-Pierre Gignac baja el balón y afirma tajantemente: “En Monterrey están los dos mejores equipos del futbol mexicano”. Y tiene razón, a pesar de que el América es el vigente campeón de Liga y de Copa y que otros parecen tener ventajas en popularidad y mercadotecnia, Rayados y Tigres han acudido a una instancia poco habitual en este futbol: la constancia de resultados, de arribos a finales, de un nivel protagónico que les mantiene como los más regulares en un futbol completamente irregular. El campeón de la Concacaf que, surgirá este miércoles por la noche, podría considerarse, sin reparo, el mejor club de México…

ESPN Digital
 

SAN DIEGO, California.- André-Pierre Gignac recurre a una lógica elemental en el futbol y en muchos otros aspectos de la vida: las estadísticas. Y es verdad que, en algunas ocasiones, los números “mienten” o no dicen toda la verdad, pero en este caso, respaldan totalmente lo que él afirma con vehemencia. “Los dos mejores equipos del futbol mexicano están en Monterrey”.

Ya luego, podríamos, discutir otros factores que son parte del futbol y de su manera de apreciar o medir la grandeza. Pero lo que me parece que, al final, casi reclama el futbolista francés en una entrevista con el periodista Roberto Gómez Junco que se pudo ver en Futbol Picante, es el poco reconocimiento que ambos clubes reciben.

 

Puedo imaginarme también la inmediata recriminación de los americanistas: “¡Somos campeones de Liga y de Copa!”. Y en parte tienen razón, pero los números establecen que nadie mas que Rayados y Tigres han sido dueños de un tema poco apreciado en el futbol de México: la regularidad. Lo han sido en sus actuaciones semanas a semana, en arribos a finales y en protagonizar juegos.

Medir la grandeza en el futbol puede resultar complicado y hasta cierto punto contradictorio. Dejemos de lado temas de popularidad, mercadotecnia, impacto en la industria y en la propia sociedad. Sabemos que el potencial de clubes como el América, Cruz Azul y Chivas va más allá en ese sentido, pero los equipos de Monterrey, dentro de su mercado muy particular, han logrado adaptarse mejor a las nuevas condiciones del futbol mexicano, donde las nóminas de la mayor parte de los clubes están inundadas de futbolistas extranjeros. Ahí, con un gran presupuesto, una inteligencia deportiva, los personajes adecuados en los puestos trascendentales, Rayados y Tigres se las han arreglado para ponerse al nivel de los llamados “grandes” del futbol mexicano sin una condición mediática parecida.

arte final regia concacaf
ESPN
 

El campeonato de la Concacaf se define este miércoles por la noche en Monterrey. Y sí, el que levante la Copa podría llamarse el mejor club del futbol mexicano, sin ningún reparo, reproche o censura…

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Tigres y Rayados se enfrentan y dignifican el valor del trofeo de la Concacaf. También, el duelo promete cambiar parte de la mentalidad de los clubes mexicanos. Hoy, para los dos, inobjetablemente, es más importante el título regional que el de la Liga MX, siendo que ambos serán grandes favoritos en mayo, cuando comience la Liguilla. Tigres y Rayados, sus grandes inversiones, sus fantásticas plantillas, dos excelentes entrenadores, un estadio pasional y legendario, otro, fastuoso y moderno. Todo está en su lugar para que seamos testigos de una batalla histórica y sí, por la Concacaf…

Rayados, Tigres
Imago 7Rayados y Tigres previo al Clásico Regio.
 

SAN DIEGO, California.- “La madre de todas las batallas”. Y es que la Final Regia dignifica, enaltece y le da un valor diferente al título de la Concacaf.

Puede que estemos, por primera vez en la historia, ante un escenario donde los clubes mexicanos se vean más obligados a obtener un torneo internacional que la competencia doméstica. Para Tigres y para Rayados, grandes favoritos para ganar la lLiguilla de mayo, la final que comienza este martes en el Estadio Universitario, promete dejar una huella imborrable en ambos equipos.

El futbol mexicano siempre ha sido un futbol de carácter local, incluso cuando se competía en la Libertadores, parecía que había siempre mayores pretensiones y reconocimientos con el torneo doméstico. ¿Se le valora como se le tiene que valorar al título que consiguió el Pachuca en la Copa Sudamericana del 2006? La realidad es que no. El club mexicano cuenta tanto por los cetros que ha ganado en su propia tierra.

Pero el Monterrey-Tigres está para ambos clubes, por encima del trofeo de la Liga MX. Ellos le dan otra dimensión al juego, al resultado, a la batalla, a la pasión, la polarización de la ciudad y al entendido de que hay algo más que un partido de futbol entre estos dos.

Tigres y Rayados han cambiado de alguna forma, las prácticas y costumbres del futbol mexicano. Las grandes inversiones, la necesidad de reforzarse por la competencia interna que ejerce el rival, la batalla particular entre ambos por ser mejor ha propiciado que la Liga MX sea mejor. Ahora, ambos trasladan esa competitividad a un torneo internacional, que hace algunos años, no valía para nada o para muy poco y que hoy, ante la desaparición del Mundial de Clubes, tampoco tiene un premio muy definido y ambicioso, pero que, en este caso, se satisface con ganar un Clásico al odiado rival deportivo. Le han dado otro valor a la Concacaf y puede que, a partir de aquí, la historia se transforme para siempre en el futbol mexicano.

Tenemos dos cuadros muy completos, con grandes figuras -Funes Mori, Gignac, Layún, Salcedo, Nahuel, Barovero, Pizarro y Avilés- y dos entrenadores de alta capacidad -Ricardo Ferreti y Diego Alonso-. La final comienza en un estadio 'caliente' como el Universitario y concluye en uno precioso como el de Rayados. No falta nada, solo recordarles a ambos, que están jugándose un trofeo de la Concacaf que, por muchos años, había sido una recompensan poco apetecible y reconocida para los equipos mexicanos.

@Faitelson_ESPN

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Matias Almeyda
Getty
Todos los caminos se le fueron cerrando al argentino en México. No hubo una llamada de la FMF, no sobraron ofertas de clubes. El entrenador que había tenido un indudable éxito en las Chivas estaba pagando las consecuencias de haberse revelado y haber exigido lo que le correspondía a él y a sus colaboradores por un contrato. Chivas cobró venganza de Almeyda hasta provocar su destierro, su desarraigo, su huida a la MLS...

SAN DIEGO, CA -- A Matías Almeyda lo 'mató' --con comillas o sin ellas-- lo mató Chivas.

Y aunque el Guadalajara jura y perjura que no es el responsable directo del destierro del argentino, yo, la verdad, no les creo.

El futbol mexicano es así. Suele manejarse de esta forma. Cualquier futbolista o entrenador que intente lastimar o vaya por encima de sus intereses, queda congelado y ex exhibido como un ejemplo para el resto. Es una muestra de poder. Nadie puede o debe atreverse a hacerlo.

Lo increíble del tema es que a pesar de su gran éxito --porque, indudablemente lo tuvo-- en un club que sólo utiliza futbolistas mexicanos, el argentino no fue ni siquiera considerado como uno de los candidatos a dirigir a la selección mexicana. ¿Por qué? ¿Cuál fue el verdadero motivo? ¿Quién lo decidió? ¿Qué tipo de influencia lo concluyó así? El hecho de que Almeyda no haya sido tomado en cuenta para los planes de la selección mexicana en una época donde el puesto de entrenador está vacante me podría parecer hasta como una especie una derrota personal del Guadalajara.

A Almeyda le han cobrado cada factura de su enredada salida de Chivas. La relación se desgastó a medida que los acontecimientos avanzaban. Era un asunto en el cual, además de dinero, se involucraba orgullo. Tal parece que el club aguantó hasta el final para cobrar su 'venganza'. Los reflectores señalan hacia un personaje: José Luis Higuera, el siniestro presidente del equipo con quien Almeyda se había enemistado desde el momento en que Jorge Vergara se separaba de la vida activa en el club, Amaury Vergara no tomaba la fuerza necesaria y las cosas no estaban claras en cuanto a la separación de las determinaciones deportivas y administrativas. Almeyda y su grupo colaboradores argentinos tenían, al final del día, más poder que cualquiera en Chivas. La 'cacería' de Higuera habría comenzado; sin Vergara, todo comenzaban a derrumbarse para Almeyda.

Y Chivas entraba, enseguida, en un 'juego de poderes' extraños: La llegada de Paco Gabriel de Anda; la cara de Almeyda el día en que lo presentaron y la extraña media sonrisa de Higuera. El objetivo era restarle poder a Almeyda, debilitarle y obligarle a dejar al club. Para eso llegó Paco Gabriel, para eso fue utilizado por Higuera que, al final, también terminó aniquilando a su recién nombrado director deportivo. ¿Dónde quedó la pelota? En los pies de José Luis Higuera, que de paso se daba el tiempo para avanzar en el lobby federativo y cuyas recomendaciones e insinuaciones podrían haber afectado la imagen de Almeyda como posible candidato a la selección mexicana.

El tema personal --la forma en que su familia, sobre todas sus hijas, se adaptaron a Guadalajara-- terminaron propiciando que aceptara una oferta en la MLS. La idea de Almeyda era quedarse a dirigir en México. Los caminos, extrañamente, se le fueron cerrando. Nadie llamó de la FMF, ningún club ofreció algo importante. Estaba claro que Chivas había puesto el candado sobre la puerta.

Almeyda terminó desterrado. Chivas dice que no tuvo nada que ver. Yo, la verdad, no les creo... Me parece que el futbol mexicano ha aplicado otra vez su política sucia de vetar a quien no se someta a sus condiciones. El mensaje ha sido, nuevamente, muy claro: aquel que se queje, que se revele, sufrirá las consecuencias.

@Faitelson_ESPN

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Imago7
Pumas y Tigres se quedaron en cuartos de final de la Copa MX. El América hizo una semana antes. Los llamados “grandes” parecen tener sus reservas cuando se trata de doblar las manos y admitir la derrota.

En medio de ello, una casi eterna polémica sobre cómo y quien determina la “grandeza” de un club en el futbol mexicano. La realidad es todo debe salir de una responsabilidad y de un compromiso, cosa que los futbolistas y los entrenadores muchas veces prefieren rehuir que enfrentar...

Hay un terrible miedo en el futbol mexicano a decir, simple y sencillamente: “Fracasamos”. Ni David Patiño, ni Ricardo TucaFerretti dieron ese paso al frente anoche, mientras Pumas y Tigres se despedían de la posibilidad de alcanzar las semifinales de la Copa MX. Casi al mismo tiempo, el futbol mexicano vive en su casi eterna confusión sobre quien “grande”, “mediano”, “pequeño” o de plano “no existe”. La realidad es que Tigres, Pumas y desde la semana anterior, el América, han fracasado en la Copa MX. Lo que me parece pasmoso es que algunos equipos pretendan ser “grandes” cuando ganan y “pequeños” cuando afrontan una derrota. Admitir un fracaso no es sencillo para nadie, ni en el futbol ni en la vida misma. La mayor parte son “grandes” cuando les conviene.

Hasta hace no mucho, en el futbol mexicano existía la creencia de que sólo había 4 “grandes” y poderosos, equipo que combinaban títulos con una gran cantidad de aficionados. América, Chivas, Cruz Azul y Pumas “comían” en una mesa aparte.

Pero los tiempos cambiaron. Llegaron los torneos cortos y con ellos campeones “exprés”; dos monarcas por años calendario con lo cual --perdone usted la palabra- se prostituyó el trofeo del futbol mexicano.

La dificultad de ser uno de los mejores en un torneo largo y luego triunfar en una liguilla se transformó por las necesidades de mercadotecnia. Torneos “al vapor” y campeones en “horno de microondas”. Y a partir de ahí, a los “4 grandes” se unieron otros: El Toluca dominó gran parte del inicio del siglo y también el de los campeonatos cortos y luego se agregaron Pachuca y Santos además del poder económico de los clubes regiomontanos.

Es imposible comprar al futbol mexicano con otra Liga del mundo. Al mismo tiempo en los torneos cortos generaban más campeones, también, hay que decirlo, la Liga se equilibro en cuanto a las condiciones económicas de los clubes.

Al América le decíamos “el cuadro milloneta”, cuando hoy, media docena de equipos o hasta mas tienen la misma capacidad -o mayor-que el América para invertir en el futbol. Aparecieron empresas, empresarios, marcas y el futbol mexicano, me parece, creció para bien en ese sentido. La pregunta es ¿Cuál es la fórmula para determinar que equipo es “grande”? ¿Los títulos? ¿los aficionados? Pumas no tiene tantos títulos como el Toluca, pero tiene mucho más aficionados. Cruz Azul tiene 21 años sin ganar un campeonato y plaza a donde se presenta levanta suspiros y genera pasiones.

¿Cómo no decirle “grande” a Tigres con todo lo que ha ganado y la clase de cuadros que ha montado? Y si a eso vamos, entramos en otro renglón: darle la responsabilidad al equipo en dependencia del material con que cuente o de las condiciones que le rodean.

Por ejemplo: hay quien dice que a Pumas no se lo puede exigir porque no cuenta con la misma calidad y amplitud en plantel que Cruz Azul, América o Tigres o que a Chivas hay que darle un tratamiento equipo especial: juega sólo con mexicanos a pesar de que los tiempos del futbol mexicano indican hacia otra dirección.

Es decir, “grandes” con asterisco, una excepción, una salvedad. Yo creo que eso no existe y es, al final del día, miedo a tomar compromisos. La “grandeza” en el futbol es relativa, pero tiene una formula invariable: admitir responsabilidades. Soy un “grande” y por eso fracasé. Es tan difícil admitirlo. Lo fue, al menos, para David Patiño y para Ricardo Ferreti, durante la noche copera del miércoles. En el futbol se gana y se pierde. Fracasar debe ser tan común como triunfar, pero es algo que tiene que ver con el ser humano y con la responsabilidad, el compromiso, sobre todo cuando se involucra el orgullo. Un club de futbol admite la “grandeza” con suma facilidad. El fracaso, lo rechaza, lo esconde, le tiene miedo.

@Faitelson_ESPN

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Pumas y Tigres se quedaron en cuartos de final de la Copa MX. El América hizo una semana antes. Los llamados “grandes” parecen tener sus reservas cuando se trata de doblar las manos y admitir la derrota.

En medio de ello, una casi eterna polémica sobre cómo y quien determina la “grandeza” de un club en el futbol mexicano. La realidad es todo debe salir de una responsabilidad y de un compromiso, cosa que los futbolistas y los entrenadores muchas veces prefieren rehuir que enfrentar...

Hay un terrible miedo en el futbol mexicano a decir, simple y sencillamente: “Fracasamos”. Ni David Patiño, ni Ricardo TucaFerretti dieron ese paso al frente anoche, mientras Pumas y Tigres se despedían de la posibilidad de alcanzar las semifinales de la Copa MX. Casi al mismo tiempo, el futbol mexicano vive en su casi eterna confusión sobre quien “grande”, “mediano”, “pequeño” o de plano “no existe”. La realidad es que Tigres, Pumas y desde la semana anterior, el América, han fracasado en la Copa MX. Lo que me parece pasmoso es que algunos equipos pretendan ser “grandes” cuando ganan y “pequeños” cuando afrontan una derrota. Admitir un fracaso no es sencillo para nadie, ni en el futbol ni en la vida misma. La mayor parte son “grandes” cuando les conviene.

Hasta hace no mucho, en el futbol mexicano existía la creencia de que sólo había 4 “grandes” y poderosos, equipo que combinaban títulos con una gran cantidad de aficionados. América, Chivas, Cruz Azul y Pumas “comían” en una mesa aparte.

Pero los tiempos cambiaron. Llegaron los torneos cortos y con ellos campeones “exprés”; dos monarcas por años calendario con lo cual --perdone usted la palabra- se prostituyó el trofeo del futbol mexicano.

La dificultad de ser uno de los mejores en un torneo largo y luego triunfar en una liguilla se transformó por las necesidades de mercadotecnia. Torneos “al vapor” y campeones en “horno de microondas”. Y a partir de ahí, a los “4 grandes” se unieron otros: El Toluca dominó gran parte del inicio del siglo y también el de los campeonatos cortos y luego se agregaron Pachuca y Santos además del poder económico de los clubes regiomontanos.

Es imposible comprar al futbol mexicano con otra Liga del mundo. Al mismo tiempo en los torneos cortos generaban más campeones, también, hay que decirlo, la Liga se equilibro en cuanto a las condiciones económicas de los clubes.

Al América le decíamos “el cuadro milloneta”, cuando hoy, media docena de equipos o hasta mas tienen la misma capacidad -o mayor-que el América para invertir en el futbol. Aparecieron empresas, empresarios, marcas y el futbol mexicano, me parece, creció para bien en ese sentido. La pregunta es ¿Cuál es la fórmula para determinar que equipo es “grande”? ¿Los títulos? ¿los aficionados? Pumas no tiene tantos títulos como el Toluca, pero tiene mucho más aficionados. Cruz Azul tiene 21 años sin ganar un campeonato y plaza a donde se presenta levanta suspiros y genera pasiones.

¿Cómo no decirle “grande” a Tigres con todo lo que ha ganado y la clase de cuadros que ha montado? Y si a eso vamos, entramos en otro renglón: darle la responsabilidad al equipo en dependencia del material con que cuente o de las condiciones que le rodean.

Por ejemplo: hay quien dice que a Pumas no se lo puede exigir porque no cuenta con la misma calidad y amplitud en plantel que Cruz Azul, América o Tigres o que a Chivas hay que darle un tratamiento equipo especial: juega sólo con mexicanos a pesar de que los tiempos del futbol mexicano indican hacia otra dirección.

Es decir, “grandes” con asterisco, una excepción, una salvedad. Yo creo que eso no existe y es, al final del día, miedo a tomar compromisos. La “grandeza” en el futbol es relativa, pero tiene una formula invariable: admitir responsabilidades. Soy un “grande” y por eso fracasé. Es tan difícil admitirlo. Lo fue, al menos, para David Patiño y para Ricardo Ferreti, durante la noche copera del miércoles. En el futbol se gana y se pierde. Fracasar debe ser tan común como triunfar, pero es algo que tiene que ver con el ser humano y con la responsabilidad, el compromiso, sobre todo cuando se involucra el orgullo. Un club de futbol admite la “grandeza” con suma facilidad. El fracaso, lo rechaza, lo esconde, le tiene miedo.

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Eso ha hecho el futbol mexicano ante los graves actos de violencia o terror que se vivieron el domingo en Monterrey previo al Clásico. Ni la Liga MX, ni la FMF, ni Tigres, ni Rayados parecen determinados a tomar decisiones drásticas ante un escenario verdaderamente drástico. El futbol mexicano prefiere 'lavarse las manos' y afirmar que la situación ocurrió lejos del Estadio. Bonilla, de Luisa, Miguel Ángel Garza y José González Ornelas han turado el balón a las autoridades.

SAN DIEGO, CA - Lavarse las manos. Esa fue la postura del futbol mexicano ante los actos de violencia --terror o barbarie, serian calificativos más indicados-- que propuso la jornada del domingo previo al Clásico entre Tigres y Rayados.

La primera reacción consiste en taparse, esconderse, lavarse las manos. Enrique Bonilla, el presidente de la Liga MX, dice que no habrá sanciones contra Tigres y Rayados. "Son pandilleros que se ponen las playeras de nuestros clubes. Fue a kilómetros del estadio".

Impresentables las palabras del señor Bonilla. La Liga MX tendría que estar preocupada e interesada en el tema. Con lo que se vio ayer en Monterrey... ¿Quién se acercará con su familia a un estadio del futbol mexicano? ¿Qué imagen da el futbol mexicano hacia el mundo?

Un escueto boletín de los dos clubes. ¿Eso es lo único que piensan hacer Miguel Angel Garza y José González Orenelas?

Claro que tendrían que existir sanciones. Sanciones radicales a partir de un incidente radical. Lo primero que tendría que hacer la FMF es reevaluar si en verdad vale la pena llevar el juego de la Selección Mexicana ante Costa Rica a Monterrey y luego, quitarle los puntos que ganaron el domingo Tigres y Rayados. Ninguno de los dos clubes se los merece.

Amanecer el lunes en terapia intensiva por un simple juego de futbol... esa sí que es una estupidez.

La violencia en México no la genera el futbol. La violencia existe en la calle, en el barrio, en el metro, el autobús, pero el futbol ha consentido --y lo sigue haciendo-- con ciertas conductas y situaciones que han permitido que lleguemos a escenarios de caos y de terrorismo como ocurrió el domingo por la tarde en los alrededores del Estadio Universitario de Monterrey. El futbol mexicano no ha hecho lo necesario para contener y erradicar a esos grupos de animación que se hacen llamar barras. La mayor parte de los clubes patrocina, alienta y hasta utiliza a esos grupos de vándalos, vagos, sinvergüenzas, irresponsables y buenos para nada. Esos mismos que bajo los nombres de 'Libres y Locos' o de 'La adicción' terminan transformando a las tribunas y a las calles del futbol en escenarios de guerra y de barbarie. Llegó el momento de erradicarlos. ¿Para qué necesita el futbol a las barras?

Recuerdo aquellos domingos de sol en el estadio, con familias, abuelos, papas, niños siendo parte de la fiesta. Han desaparecido. Algunos explican que es parte de un fenómeno social que nada o poco tiene que ver con el futbol. Y está bien, aceptémoselo así, hay un deterioro social, pero los clubes tienen el derecho y también la obligación de cuidar y hasta de educar a través de un espectáculo, de que se respeten los reglamentos y de que no se confunda la pasión con el fanatismo.

Hace tiempo que los brotes de violencia aparecen en diferentes escenarios del futbol mexicano. Hace tiempo que se minimizan o que se permuta la responsabilidad a otros. La imagen del futbol mexicano no puede ser la de un muchacho joven --un ser humano-- tirado en la calle, desnudo, con marcas de apuñalamiento en las costillas y un charco de sangre a su alrededor.

Los clubes necesitan ponerse a trabajar, con la misma profundidad y ahínco que utilizan para reforzar un plantel, contratar un futbolista o un entrenador. Hay que generar consciencia, educar, hablar con los aficionados, convencer a los pseudo aficionados. Su labor es prevenir situaciones como las que ocurrieron el domingo en Monterrey.

Las barras pueden y deben desaparecer. Ya lo hizo Jorge Vergara en Chivas y no pasó nada. A raíz de que lo hizo el equipo más popular del futbol mexicano, lo pueden hacer lo demás. El futbol es un entretenimiento, un juego, algo lúdico, trivial, divertido. No un campo de batalla, donde te a vas a jugar la vida vestido con la camiseta de tu equipo favorito.

El futbol mexicano renuncia a su responsabilidad de tomar decisiones, Ha sido cómodo, pasivo, timorato y ha dejado el balón en los pies de las autoridades.

@Faitelson_ESPN

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David Faitelson, U.A.N.L

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Yon de Luisa, FemexFut
Imago7
El marcador lo da a conocer Yon de Luisa en cuanto a la búsqueda de un entrenador para la selección mexicana de futbol. Informa el presidente de la FMF que han entrevistado a casi 25 potenciales candidatos para el Tri y que en breve tendrán una determinación. Lo que se sabe --o se intuye-- es que hay dos finalistas en la pesquisa federativa. Uno es 'El Tuca' y el otro 'El Tata'...

CIUDAD DE MEXICO -- Otra inminente goleada para la selección mexicana. Candidatos entrevistados al puesto de entrenador: 24. Proyectos: 0.

Yon de Luisa, el todavía flamante presidente de la Federación Mexicana de Futbol, ha asegurado este viernes, en Guadalajara, que se han realizado 15 entrevistas presenciales y 9 telefónicas con potenciales candidatos a dirigir a la selección mexicana. También, alabó el trabajo de Guillermo Cantú, de Gerardo Torrado y de Denisse Te Klose y le agradeció a Tigres toda su colaboración para prestar a Ricardo 'El Tuca' Ferretti como entrenador interino.

La realidad es que, más allá de que Cantú y su gente hayan cumplido con su labor, la cifra de entrevistados me parece sumamente exagerada. Se sabe también --de acuerdo con el periodista Ruben Rodríguez de la cadena Fox-- que el holandés Louis Van Gaal rechazó un posible ofrecimiento. Otros informes periodísticos indican que habrían sondeado a personajes como los portugueses Carlos Queiroz y Andre Villas-Boas además de los argentinos Gerardo Martino y José Néstor Pekerman. Pero la pregunta es: ¿Se busca un entrenador de acuerdo a cierto perfil que cumpla con las necesidades de un proyecto, o simplemente se busca un nombre rimbombante que intente desarrollar un proceso hasta el Mundial del 2022? He ahí el dilema.

Aparentemente, los finalistas de la pesquisa federativa son 'El Tuca' Ferreti y 'El Tata' Martino --actual entrenador del líder de la conferencia Este y el mejor equipo de la MLS, el Atlanta United. Se cree --más que saber-- que De Luisa quiere a Ferretti y que próximamente lanzará el ataque definitivo para negociar con Tigres y con Cemex y anunciar que, al término del actual campeonato, el brasileño-mexicano se convertirá en el entrenador definitivo de la selección hasta el Mundial del 2022. Pero si algo falla ahí, Martino, ex entrenador del Barcelona y de la selección de Argentina, en ambos casos con pobres resultados, se transformará en el candidato más viable. Martino puede dejar al Atlanta al término de la presente temporada de la MLS.

Ricardo Ferretti parece seguir siendo el hombre idóneo, porque la llegada del 'Tuca' también significará el arribo de personajes que conocen a la selección --Mejía Barón, Hugo Hernández-- y un proyecto fincado en los años donde Pumas y el ingeniero Aguilar Álvarez establecían el rumbo de la selección. Ferretti traería con él un proyecto y personal para arropar el trabajo hasta el Mundial del 2022. Ello le da una significativa ventaja sobre Martino y ante De Luisa y algunos dueños de clubes del futbol mexicano, incluyendo al propietario del América y de Televisa, la empresa con la mayor influencia sobre el representativo futbolístico mexicano.

La ventaja de Ferretti sobre Martino radica en conocimiento del medio y en que Ferretti significa un plan, un proyecto, un estilo acorde a la historia misma del futbol mexicano.

Veremos hacía donde se dirige la corriente. La realidad es que la FMF sigue teniendo más candidatos que un proyecto realmente sólido y viable para las selecciones nacionales.

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ImagoTigres alza el título de la Campeones Cup 2018.
Puede que haya sido un “Copa molera” o un juego programado en mal momento o que la forma del rival -el Toronto- no haya sido la misma de hace algunos meses, pero Tigres hizo lo que tenía que hacer: Ganar, tomar el trofeo, llevarlo a su vitrina y generar felicidad en sus aficionados. Para eso existen los equipos de futbol. Los tiempos de bonanza de Cruz Azul, Pumas y América, líderes en la tabla, están lejos todavía de la época que Tigres ha impuesto sobre la cancha de juego. Es el equipo más poderoso del futbol mexicano. El mejor. Punto.

CIUDAD DE MEXICO -- La tabla general indica que tres equipos de la capital -históricamente llamados “grandes”- encabezan el torneo actual y que, por momentos, volvemos a un México centralista, donde nada puede ni debe recibir reconocimiento si no ocurre en esta ciudad.

Tengo malas noticias para los aficionados de Cruz Azul, de Pumas y de América -que juntos deben ser bastantes- el mejor equipo del futbol mexicano se llama Tigres, es Tigres y nadie más que Tigres.

Y lo más fácil es demeritar. La Copa “molera” que le ganó el miércoles por la noche a un Toronto que esta lejos de la condición que lo llevo a ganar espectacularmente el titulo de la MLS y a eliminar al propio Tigres y al América del torneo de la Concacaf. La realidad es que un club que es, se siente o que quiere ser “grande”, debe siempre ganar trofeos, recogerlos, llevarlos a su vitrina y ofrecérselos a sus eufóricos aficionados. Tigres lo hizo. Punto.

En un futbol donde “cualquiera” -yo diría que muchos- pueden ser campeones, nadie ofrece las garantías de Tigres. Puede ganar o perder, puede gustar o de pronto decepcionar, pero eso no le aleja de su condición de club de época en el futbol mexicano.

No sólo se trata de un plantel amplio y lleno de calidad, también, inobjetablemente, de un equipo que juega con un estilo propio en la cancha, que combina una condición colectiva -lograda en mayormente por el trabajo de Ferretti- y que tiene figuras capaces de transformar el juego en cualquier momento -Gignac, Nahuel, Vargas, Juninho, Ayala, Torres Nilo, Pizarro, Dueñas, Zelayarán, Valencia, Sosa y Aquino-.

Ganar el trofeo de la Copa de Campeones en lo que supone ser el primer acercamiento de muchos que tendrá la Liga MX y con la MLS de los Estados Unidos, no significa, de ninguna forma, una “hazaña” futbolística, pero ratifica la mentalidad y la creencia de los que los clubes que son, se sienten o quieren ser grandes deben llevar gloria a sus vitrinas y felicidad a sus seguidores cada vez que puedan hacerlo. Tigres lo hizo justo cuando pesaba una ausencia de resultados internacionales reflejada en la derrota de una final de Copa Libertadores y de dos torneos de clubes de Concacaf.

El miércoles en Toronto y el domingo, otra “final”, como si lo fuera, un Clásico lleno de pasión, de polarización, de historia y hasta de modos diferentes de pensar y de vida. Tigres sale a jugarse nuevamente su prestigio ante el odiado rival del otro lado de la ciudad. Otro “trofeo”, este imaginario, que no puede dejar escapar.

Nos hemos cansado de caer en la misma polémica: ¿Cuál es el secreto de un “club grande”? ¿A qué obedece ese denominativo? ¿Es la historia, es el abolengo, es la popularidad? ¿Dónde se esconde la grandeza? ¿Quién o que lo determinan? La respuesta es sencilla. Basta con ojear los periódicos del jueves: Un club “grande” toma trofeos, no importa del tamaño o de la importancia que sean, y se los lleva a sus vitrinas y se les brinda a sus aficionados.

El mejor se llama Tigres. Cruz Azul, Pumas y América pueden seguir “remando”.

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