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Benjamín Mora, nuevo técnico de Atlas, buscará tener más protagonismo con el balón
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LOS ÁNGELES -- Benjamín Mora era, hasta este miércoles, un desconocido para casi todo el futbol mexicano. Hoy es el nuevo técnico del Atlas.

Sus escarceos como entrenador en México no seducen a nadie. Su hoja de vida en Malasia, país 146 en el ranking de FIFA, no son cuentas menores: nueve títulos con los Tigres del Johor Darul Ta’zim. Ahora, de los clásicos ante Pahang y Felda United, Mora deberá concentrarse en los de Chivas.

Viñeta Rafa Ramos

Alejandro Irarragorri no teme aventurarse. Fue quien trajo por primera vez a Diego Cocca a México, y lo maldijo con el mote de “Guardiola de América”. Fue un fracaso. Lo intentó de nuevo con el Atlas, y obtuvo un Bicampeonato, más allá de las benditas equivocaciones de la tropa arbitral.

El mismo Irarragorri sufrió un fracaso con Luis Zubeldía, pero acertó con otro desconocido en México, Pedro Caixinha, y Guillermo Almada ha extendido su grato futbol hasta Pachuca. De todo pues, buenas, malas y pésimas elecciones.

Quién se atreva a describir a Benjamín Mora pecará de mitomanía y de arrogancia. Entiéndase que dar datos y cifras cortesía de Wikipedia es sólo un escapismo y una obligación de este oficio, pero ni remotamente nos muestra un perfil claro del nuevo técnico del Atlas. Decir que es trabajador, modernista, actualizado y estudioso es una obviedad, tomando en cuenta la sagacidad para atreverse a tocar puertas en Malasia.

El mismo Mora ha dejado claro que su gran anhelo era dirigir en México. Le espera un desafío. Pero, también le espera un plantel sólido, con el que además dispondrá de casi dos meses para ponerlo a punto para el Clausura 2023.

¿Traerá refuerzos de Malasia? Entre los diez mejores jugadores de la Súper Liga, nueve son extranjeros y sólo un nativo figura entre ellos, y su posición es lateral por izquierda, y de esos diez, nueve rebasan los 30 años. Pero, ojo, cuatro de esos diez, los dirigió el mismo Mora en el Johor: Jordi Amat (español), Fernando Forestieri (ítalo-argentino), Bergson (brasileño) y La’Vere Corbin-Ong (malayo).

Sin embargo, con la cultura del Grupo Orlegi, que se consolida poco a poco con Santos y Atlas, seguramente las primeras semanas, Benjamín Mora las dedicará a las fuerzas básicas, en lugar de buscar soluciones treintañeras y exiliadas en Malasia.

Una buena noticia para la afición rojinegra, es que el equipo de Mora dejó sello goleador en Malasia y que destacó en ese renglón especialmente como visitante. Sería, insisto, soberbio y obcecado, pretender decir que gusta del futbol ofensivo, espectacular, de posesión, y demás habladurías. Seguramente adaptará su estilo de juego a lo que tiene en el vestidor y al entorno de competencia de la Liga MX.

Ojo: el Clausura 2023 ofrece una oportunidad magnífica a los clubes. Tendrán en tiempo efectivo la posibilidad de hacer la mejor pretemporada de su historia, y eso podría favorecer un feroz e intenso ritmo de competencia. Un técnico avispado no hará un trabajo de pretemporada sólo para el Clausura, sino también para el Apertura 2023. Es un año perfecto, para lucimiento de los buenos entrenadores, con buenos preparadores físicos.

Ciertamente los más afectados serán aquellos clubes que cedan jugadores a la Selección Mexicana para el Mundial de Qatar, pero sin perder de vista que al Tri le alcanzará para apenas tres partidos y abandonar el país anfitrión bajo las notas de Amarga Navidad de José Alfredo (“Diciembre me gustó pa’que te vayas...”).

Visto así, la presentación de Benjamín Mora será en un hábitat de alta competencia, dentro, ciertamente, de la competitividad mediopelo que a veces muestra la Liga MX. Pero significará un mayor desafío, porque ningún club podrá quejarse de que no pudo reforzarse a tiempo, o de que sus jugadores están cansados o lesionados.

Es evidente que en la negociación entre Irarragorri y Mora debió privar una palabra: paciencia. Este directivo a veces pierde los estribos y hasta sataniza entrenadores (Daniel Guzmán, Rubén Omar Romano, Dante Siboldi, Guillermo Almada), pero aún con ellos fue paciente, tolerante.

Así, Mora sabrá que no se espera un milagro el primer torneo, como incluso no se esperaba con Cocca en sus primeros pasos con el Atlas.

¿La afición rojinegra? Vive empachada. Le dieron un Bicampeonato. Con eso puede regodearse golosa y glotonamente un tiempo. De Mora dependerá que la misma cantidad de lágrimas que se derramaron en el Estadio Jalisco en el adiós a Cocca, vean una metamorfosis en aplausos en 2023. Al final, esa misma afición atlista siempre está dispuesta a nuevos tiempos de ser La Aflicción.

Al menos algo queda muy claro: Orlegi se atreve a algo más. No busca reciclar entrenadores, ni caer en esos malos hábitos de ser seducido por promotores sin escrúpulos. ¿Será cierto que fue el mismo Eduardo Fentanes quien le sugirió a Irarragorri poner atención en Mora? Sólo ellos lo saben, pero esas decisiones audaces son bienvenidas en un futbol con directores deportivos aburridos, simplones, facilistas, conformistas, que despachan desde su escritorio, y que no se atreven a ver más allá de sus “pinochescas” narices.

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El sistema de competencia que sea, con liguilla, con reclasificación, con cuatro lugares directos, con 12 de 18 clubes en finales, lo que sea, sigue siendo absurdo sin la presencia del ascenso y el descenso. El futbol mexicano está tocado y trastocado por esa penosa decisión que ha mermado su desarrollo y su nivel competitivo. Una liga sin ascenso y descenso en una “liga de chiste”... Y el problema es que nadie puede asegurar que esa situación se remediará al corto o mediano plazo…

CIUDAD DE MEXICO. – La única forma de definirlo es cómo... ¡Un globo desinflado! El futbol mexicano sin ascenso y sin descenso es también una “liga de chiste”...

Hace algunos días, la Liga MX presumía que el porcentaje de goles por partido y el acumulado al final de la temporada regular había sido el mejor en mucho tiempo. Claro, eso es normal, después de la pandemia y todas sus repercusiones, pero lo que deben entender es que, cualquiera que sea el sistema de competencia del futbol mexicano, tendrá una calidad irreal y fomentará la mediocridad si no existe la capacidad y el derecho de ganar o perder la categoría.

Torneos cortos, liguilla, repechaje, cuatro boletos directos y hasta el hecho de que se clasifiquen 12 de 18, todo eso lo podemos obviar y hasta aceptar, pero el verdadero problema de nuestro futbol sigue siendo la “exterminación” de un principio básico en toda competencia futbolística: el miedo de descender y la motivación de ascender. Todas las ligas del mundo que se jactan de tener un estatus de calidad y de verdadera competencia están sujetos a las divisiones y a perder o ganar la categoría. Es y seguirá siendo una de las decisiones más tristes en la historia del futbol mexicano.

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Imago7

El sistema adoptado en la pandemia, el de los primeros cuatro con derecho a los cuartos de final de forma directa y la recalificación con ocho equipos que terminan del quinto al duodécimo puesto son medidas que llegaron para quedarse. La primera parece un premio justo a los clubes que mejor desempeño y más regularidad mostraron durante el certamen regular. Y el segundo, está avalado por la televisión. La jornada que viviremos este fin de semana, con partidos “a matar o morir”, genera buenos niveles de teleaudiencia, con lo cual, difícilmente se desechará en el futuro. Vivimos, hoy, con la promesa de que el ascenso y el descenso volverán en el futuro cercano. “Si cuatro equipos cumplen con la certificación en el 2023 y uno es campeón de campeones, se reabre el ascenso y el descenso”, prometió Mikel Arriola, presidente ejecutivo de la Liga MX, en enero pasado.

El problema no es lo que diga Arriola o cualquier otro dirigente. El problema es que la decisión recae en los dueños de clubes, los mismos que lograron una mayoría mínima de votos cuando se toma la decisión de abolirle el ascenso y el descenso y todo volverá a resolverse en la Asamblea de Dueños, erigida como “el club de Toby”, donde los propietarios defenderán intereses particulares antes que el bienestar deportivo de nuestro futbol. El ascenso y el descenso no están garantizados mientras el futbol mexicano ve cada día con ojos de “más amor” el sistema de competencia de las ligas estadounidenses, incluyendo y resaltando a la MLS.

No sé, no estoy seguro si en realidad se está haciendo un trabajo a consciencia con los clubes de la ahora llamada “Liga de Expansión” para que obtengan la famosa y polémica “certificación”. Lo último que supe es que la Liga no le otorgó al Atlante la certificación debido a fallas en el alumbrado del Estadio de la Ciudad de los Deportes, el mismo escenario que América y Cruz Azul utilizarán a partir de enero por la remodelación que sufrirá el Estadio Azteca en camino al Mundial del 2026. Hasta ahora, oficialmente, el único club certificado de la Liga de Expansión es la Universidad de Guadalajara. ¿Los demás? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? Quien sabe…

Ningún sistema de competencia sirve sin ascenso y descenso. Pueden calificar cuatro, ocho, 12 o los 18 equipos a las finales, pero sin la adrenalina y la presión de bajar o subir, el futbol mexicano es un “globo desinflado”, una “liga de chiste”...

@Faitelson_ESPN

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GUADALAJARA — México no cambia. Ni mejora. ¿Será que aún hay tiempo para cambiar al que no cambia y que con el cambio mejore? Entiéndelo, Emilio (Azcárraga Jean), sí, aún hay tiempo.

1-0 sobre Perú. La victoria es un pañuelo desechable para una lágrima de equipo. Pero, enjugar el llanto con tan patético despojo, es también un gesto patético de resignación al fracaso inminente.

Gerardo Martino, en un estado de enajenación, asegura que la primera media hora le estremeció las ilusiones para el Mundial de Qatar. También a Argentina, Polonia y Arabia Saudita, porque si esa es la mejor versión posible del Tri, también debe despertarles muchas ilusiones a los tres rivales directos de México.

Insistíamos en el Podcast de Raza Deportiva en que si ante Perú y Colombia, dos selecciones sin fuero mundialista para Qatar, se ratificaba el nivel paupérrimo del Tri, aún había tiempo para buscar una solución y –claro-- un viaje sólo de ida a Argentina para el Tata.

Es una magnífica oportunidad para explicar a Newton y la teoría de la relatividad del tiempo. A casi dos meses del debut en Qatar (noviembre 22, Polonia), hay más tiempo para esperanzarse sin Martino, que con Martino. A casi dos meses del debut en el Mundial de Qatar, es más factible cambiar, cambiando a Martino, que –diría Einstein--, perpetrar la “locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”.

Sí, Emilio, entiéndelo, aún hay tiempo para cambiar. Insisto, en el mismo lapso, en la relatividad del tiempo, es más probable que alguien de fuera genere un cambio, a que alguien de dentro, parte de la crisis, epicentro del problema, genere un cambio.

El Tata ha caído en el círculo vicioso de su propia incompetencia. Sus corifeos, y eventuales y asalariadas plañideras, le festejan la presencia de Luis Chávez, cuando el jugador del Pachuca tenía al menos ya tres torneos jugando de manera sobresaliente. Martino el visionario, quien apenas descubre también a Kevin Álvarez.

Pero, claro, 2020, por capricho, por berrinche, a pesar de tener prácticamente un hospital sanitizado a la puerta de su casa, se negó a viajar a México, y eligió su año sabático. Y en este mismo 2022 desatendió la Liga Mx, y alargó sus vacaciones en Argentina, para cambiar pañales ajenos, sin ser capaz de ver lo que se acumulaba en los propios.

Curioso que los defensores de oficio de El Tata estén de acuerdo en que haya visto en directo el juego de Argentina goleando a Honduras, pero lo justificaban por estar al tanto de la Liga Mx a través de compendios y condensados de los partidos en los que debía buscar y observar a sus seleccionados. Que bajo cotizan sus neuronas y sus hormonas los porristas de Martino.

Ante Perú, no hubo mejoría. México no genera futbol. El chiripazo del gol fue más generosidad bobalicona de los incas, que de una aseada demostración del Tri. Antes, los peruanos habían pisado el área varias ocasiones, pero sus yerros ratifican porque sus asientos de Qatar están en las estancias de sus hogares.

Sí, Emilio, entiéndelo, aún hay tiempo para cambiar.

Más allá de tu miopía futbolística, y de tu devoción centavera hacia La Rosa de Guadalupe, debes entender Emilio que hoy, en realidad, a pesar de cuatro años de proceso, con Martino, el Tri comienza de cero a cada convocatoria. Definitivamente, empezar de cero, con alguien más, tiene más posibilidades de salir de ese estancamiento, que amenaza con ser regresivo.

A dos meses del Mundial, más allá del partido ante Colombia, es más probable que alguien de fuera sacuda, que sea un revulsivo, ante esta parálisis, este estado catatónico del Tri, que creer que lo consiga Martino, más preocupado por Argentina, que de Argentina, y entiéndase la diferencia.

¿Nombres? Ciertamente no hay abundancia en el horizonte. Tampoco es que Thomas Tuchel, relevado del Chelsea, se desviva por caer en el sitio celestial del inframundo de la Concacaf, pero, candidatos hay, los hay.

1.- ¿Acaso no fue Martino a suplicarle a Guillermo Almada que le explicara cómo conseguir esa intensidad, ese compromiso, esa devoción de los jugadores mexicanos en Pachuca? “Es que yo no puedo”, le dijo el Tata al técnico que ha presentado al equipo más espectacular y efectivo del último año, a pesar incluso del Síndrome de la Subcampeonitis. Entiendo que detrás de Almada, hay un tipo repulsivo para Emilio y su “altar boy”, Alejandro Irarragorri. Jesús Martínez es luzbel para los amos del poder, y sería resucitarlo, de su demonizado retiro.

2.- Fernando Ortiz es un candidato natural para los titiriteros del sistema. Al menos, por ejemplo, ha conseguido que lleguen balones y posibilidades de gol, al mejor delantero mexicano del momento: Henry Martín, quien, ante Perú, vivió en el desamparo. Intentó, buscó, se ofreció, entró a terrenos sin marca, pero no había un equipo con idea que le generara una posibilidad de gol. El chiripazo, clave en el estilo de Martino, no es aceptable como plan de juego.

3.- Y claro, el menos querido en el entorno, pero que ya demostró que es capaz de tener ascendencia sobre un grupo de seleccionados. Miguel Herrera ya vivió un Mundial, y después por sus desplantes tan piojosos, arruinó su proyecto y el proyecto con el Tri. Tiene dos ventajas: más allá de su simplona personalidad, es bastante simple en establecer una forma de juego. Nada de frases estrafalarias, mensajes a medias, o recurrir a bravucones para ejercer el mando, como lo hace Martino con su mastín Jorge Theiler.

4.- Nicolás Larcamón saca agua de las piedras. Tiene dos inconvenientes: ha necesitado de una plantilla fortalecida por extranjeros, la mayoría de medio pelo, pero los ha llevado a un rendimiento extremo. Significaría para Emilio e Irarragorri, abrir compuertas que no le agradan, a Ricardo Salinas (dueño del Puebla) y a su televisora, que mantiene dominio ya de por sí, en los ratings en tema de selección nacional.

5.- Diego Cocca renunció al Atlas. Seguramente ya tiene un proyecto definido. Ya sea en España con el Sporting de Gijón, o en otras latitudes. Ya hace meses habíamos advertido que si México no llega siquiera al cuarto partido en Qatar, el mismo Irarragorri se hará cargo de la presidencia de la FMF y su gallo es el hombre que hizo el milagro del Bicampeonato atlista.

Algo queda claro, Emilio. Hay que ser muy candidote, para no entender que estos cinco candidatos tienen más fe en el jugador mexicano, que tu entrenador de bisutería, impuesto desde la impericia, ignorancia y glamour, de tus Godínez de la FMF, incluyendo, claro, a los que están y a los que se fueron.

Insisto, ni Newton ni Einstein pueden estar equivocados. En el mismo lapso en que se puede seguir partiendo de cero con Martino, se puede comenzar de cero con alguno de los cinco mencionados. Y bajo la tan mexicana idiosincrasia, no se puede estar peor de lo que ya se está. Y claro, Emilio, “locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferente”.

¿Por qué dirigirse a Emilio y no a Yon de Luisa? Porque el primero sigue al mando, y el segundo, ya fue humillado, en todas sus batallas, por Gerardo Martino. Un presidente que no puede mandar se convierte en un achichincle de su propio desgobierno.

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Suele ser una disyuntiva presente en cualquier equipo que se jacte de ser 'grande'. Este América ha llevado su futbol y su eficacia a niveles extraordinarios. Lo ha hecho en una parte fundamental del torneo, pero no, aún, en la que decreta al campeón. Y alrededor del equipo se ha formado un profundo ambiente de confianza, buena siempre en la vida, pero recomendada con moderación en el futbol. Los reflectores están sobre el América. Es el gran candidato, el favorito indiscutible a abrazar la gloria del Campeón. Cualquier otro resultado, podría alcanzar las dimensiones de una 'tragedia'…

CIUDAD DE MÉXICO.- El América se ha vuelto tan favorito al título de la liga que cualquier otro resultado se convertiría en una verdadera “tragedia”.

Juego a juego, minuto tras minuto, el América alimenta más unas condiciones que de por sí tiene siempre que corre el balón en las canchas mexicanas. La diferencia es que hoy, por lo visto en la cancha, parece acercarse a un nivel de juego y a una contundencia excelsa que, para muchos, le da el carácter de invencible. Agreguemos siempre a esta “ecuación” el sentido mediático que el equipo ejerce, primero, a través de la gran pasión que le rodea y segundo, gracias al poderoso aparato publicitario que tiene a su servicio las 24 horas del día. Ese América ya “se vende” como campeón, aunque el torneo en su fase regular no ha terminado -ni quisiera tiene asegurado el primer lugar de la tabla- y aún cuando la liguilla luzca lejana.

Quien parece entenderlo completa y claramente es el entrenador Fernando Ortiz, el gran descubrimiento y la gran revelación del América en los últimos tiempos. Ortiz dice que, por lo visto en los juegos ante Santos y Chivas, el equipo debe preocuparse por afinar detalles donde el rendimiento no fue parejo y donde los rivales le ofrecieron una competencia ardua hasta el minuto final del juego. En su interior, Ortiz sabe que el ambiente festivo que rodea al grupo puede transformarse, de pronto, en un tema de excesiva confianza. La confianza en el futbol es buena, pero siempre que se adquiera con moderación.

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Imago 7América pretende cerrar la fase regular en la cima de la comptencia.

El torneo mexicano no suele garantizarle nada quien domina la fase regular y se trata, así lo dice la historia, de llegar en el mejor momento posible a la liguilla. El América, digamos, ha llegado antes del momento ideal. Y habrá que tomar en cuenta que otros equipos han hecho también una temporada muy competitiva a la sombra de los reflectores americanistas. El Monterrey de Vucetich, con un plantel lleno de riqueza que persigue al América por el liderato general sin haber alcanzado todo su potencial futbolístico. El Pachuca, subcampeón vigente, que sigue manteniendo una línea de juego atractiva para su tribuna y peligrosa para los contrarios. Y una agradable sorpresa, el Santos, que sin demasiados aspavientos ha logrado una campaña extraordinaria. La semana pasada, fue el Azteca y estuvo a minutos de sacarle el triunfo al América.

Puede que el América llegue como el “gran candidato” a levantar el trofeo, pero seguramente tendrá competencia en la liguilla. El tema es que, a pesar de la espectacular campaña que propone, no tiene certeza de nada. Y el exceso de confianza puede, insisto, convertirse en un enemigo peligroso. Hoy, como se ven las cosas, o el América es campeón o sobreviene una verdadera tragedia futbolística.

@Faitelson_ESPN

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LOS ÁNGELES  — En la Fecha 6, lo daban por muerto. El fanatismo miope supuraba sacrilegio: #FueraOrtiz. Hoy, América, más líder que nunca. Más favorito que nunca. La 14 se embadurna de hiel y de miel, contrastes esos del #ÓdiameMás.

2-1 sobre Chivas. El marcador es parco, pero la historia total es generosa. Drama en los 100 minutos de juego. Intensidad. Furia. Rabia. Postes. Gruñir y ruñir en cada balón. Heroicidad en los arqueros. Un balón que se hundió en el limbo, pero nunca se sabrá si se hundió en el arco de Guillermo Ochoa. La televisión tiene mil ojos, pero a veces enceguece. Y hasta la estulticia asomó: Fernando Beltrán vocifera y se gana la roja, y no juega contra Cruz Azul.

Un beso de Judas sube a Chivas al calvario. Olivas regala un penalti, apenas al minuto tres. Henry Martín cobró y puso doble pegamento a su estampita en el álbum Panini de Qatar 2022. Con el 1-0, en el kilómetro cuatro de 100 por recorrer, Chivas vio una pendiente tortuosa, de puro sufrimiento.

El gol, sin embargo, no puso en pausa el juego, lo detonó. Chivas vivió sus mejores momentos en el agobio sobre El Nido, pero el cerrojo estaba puesto; con Richard Sánchez y Álvaro Fidalgo montando una flexible línea de seis en el fondo, con rompimientos rápidos, había vértigo y sólo uno cargaba una concha: Cabecita Rodríguez jugó todo el tiempo en neutral.

Más allá del desacierto grave, Sergio Flores volvió a ser el mastín que le regala metros, segundos y confianza a Fernando Beltrán, quien encontró solidaridad en la hambruna de gol con Alexis Vega convertido en un todo terreno, sumados el Piojo Alvarado y el Conejito Brizuela. Pero, la bayoneta de Chivas está chata, rota, roma: Ángel Zaldívar es mucho bufido y poca música.

Alexis Vega fue el único que metió estertores en el primer tiempo a Ochoa. Sacó la bazuca, pero desajustó la mira unos milímetros. El balón, potente, sólo dejó una ventisca en el poste izquierdo del América.

Y si bien escaseaba la histeria en las áreas, la intensidad en cada palmo de la cancha, redituaba. Había batallas individuales y escaramuzas colectivas. La media cancha tenía más pobladores ansiosos y nerviosos que el Metro Balderas.

Había, por supuesto, alguien a prueba, más allá de las urgencias emocionales y deportivas de ambos equipos. Emilio Lara finalmente estuvo en la cancha. Aún es un Don Nadie para el Museo de Coapa, pero es un sinvergüenza con grandísimos atributos: fuerte, astuto, ladino, veloz, pendenciero y con inusitada lectura del compañero y del rival. Hoy, insisto, es apenas un Don Nadie, pero, con sus atributos y carisma, América tiene un ídolo en gestación. Que no se inocule del #VirusCórdova, es tarea del club.

Precisamente, el mismo Lara genera el segundo gol. A fondo por derecha, Un servicio largo, potente, preciso, que Henry Martín resuelve perfectamente, haciendo aquello que dicen es mejor Funes Mori. El ex 'Muertín' anticipa y gana por arriba, y cede suavecito, en la cita a ciegas, con Alejandro Zendejas, quien vulnera con disparo afortunado al Guacho Jiménez.

Ojo: una jugada con tres bofetadas sonoras a las entendederas dañadas de Gerardo Martino: el desplazamiento de Lara, la definición de Zendejas, pero, sobre todo, la ratificación de que Martín es más que un rematador de área, es un sólido hombre de conjunto, un tipo con temperamento desde el manchón y de una solidaridad absoluta en las necesidades de avance de sus compañeros. Pero ¿alguien sabe si El Tata estuvo en el estadio? Y estar no significa ver; y ver no significa entender.

Elogiable es que Chivas entendiera la dimensión de su desgracia y la dimensión de sus responsabilidades. Arriesgó y se expuso a contragolpes, además de que los óleos registraran dos estampas de Jiménez atajando balones perniciosamente obsesionados con el ángulo de su portería.

Pero, el Guadalajara no tenía una referencia dentro del área. Tenían que arrimarse Beltrán, Alvarado, Brizuela o Alexis a esa zona, porque Zaldívar cohabitaba como escolta de los defensas rivales, muy lejos de la inteligencia, velocidad y viveza que exigía el nivel de sus compañeros. Lo cierto es que después se evidenció también que era un juego más para Mozo que para Sánchez.

Después entraría Santiago Ormeño, pero ya El Rebaño estaba desgastado, además de que América había refrescado sus líneas con movimientos clave, algunos de lujo, y otros hasta suicidas, como los ingresos de Jonathan dos Santos y Roger Martínez.

Y hubo una jugada cargada de ese morbo delicioso de la polémica. Seco cabezazo de Alvarado. Ochoa, en una de sus tres circenses y glamorosas atajadas, mete la garra, cuando el balón ya se regodeaba de red, entrando al ángulo. El VAR dijo no. Dos repeticiones de la jugada en televisión ayudan poco. La perspectiva de la toma congelada enquista de dudas. Parecería que sí, pero los nunca confiables tipos del VAR y su lazarillo de la cancha, Adonai Escobedo, decidieron que no.

Chivas pone a soñar con un remate de su viejo Némesis, el Chicote Calderón, y ocurre al minuto 62, cuando aún había tiempo para la exoneración por la vía del empate, especialmente en un segundo aire de Chivas, aunque ya sus mejores hombres habían entregado piernas y pulmones a la morgue.

Fue, entonces, el cierre del juego, más generoso con propios y extraños. América tuvo dos posiciones de gol desperdiciadas por los dos Rodriguez, Jonathan y Brian, además de un remate al poste de Zendejas, mientras Ormeño, en tiempo de angustias y dramas, quiere lujos, con un remate fallido de taquito.

El 2-1 deja ahí al América, al mando del pent-house, de la Liga, de los momios y de las bajas pasiones que despierta el #ÓdiameMás. Deberá encender veladoras, al igual que Chivas, para que sus cedidos a la Fecha FIFA regresen sanos y salvos. Además, debe visitar a Nashville, en esos juegos en que el futbol de Estados Unidos tiene cautivos, prisioneros y extorsionados a los clubes mexicanos. Chivas viaja a Cincinnati y deberá lamentar además la deserción de Beltrán ante Cruz Azul.

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LOS ÁNGELES -- Minuto 97. Y ese olorcito, ese tufo a incienso, en el Estadio Azteca. 2-3 y el invencible América boqueaba como pez con asma. Apareció Federico Viñas, más con rabia, enjundia y desesperación que claridad. Cabezazo brutal, a la izquierda de Carlos Acevedo. 3-3. La épica del Santos quedó trunca. Irónicamente, terminó como patiño de la épica en El Nido.

3-3. Y no hay mejor expresión y definición que el populismo estruendoso del barrio: ¡juegazo! Postes, un arquero excepcional y el drama, para estremecer con taquicardias a los propios de la cancha y a los extraños del universo restante.

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Imago 7América vs Santos Laguna

Y la inevitable riqueza de las conclusiones, luego de valorar el peso de una camiseta, de un color, en ambos lados de la cancha. Dígase lo que se diga, el #ÓdiameMás es el más poderoso de los conjuros, de los anabolizantes, de las provocaciones, en esta Liga Mx. Es casi un afrodisiaco para el rival.

1.- EL ‘OJÓLOGO’ DEL TATA (I)
¿Estuvo Gerardo Martino en el Estadio Azteca? Vaya noche de Carlos Acevedo. Cierto, acusa detalles de inmadurez, pero esta noche de miércoles, el espectáculo fue suyo. Como actor estelar de Cirque du Soleil, atajó todo lo atajable y un poco más. Instinto de bestia amenazada; intuición ante lo inesperado; técnica impecable ante las chapuzas de la cancha, y especialmente ese desafío a la gravedad, esa habilidad de saltimbanqui para llegar in extremis, a pelotas que retozaban ya por su cercanía con la red. Pero, hoy el Mundial le está restringido. Martino debería demandar a su oftalmólogo. Hoy, ni él, ni su lazarillo Theiler, ven lo que todo mundo ve: Acevedo debe estar en Qatar.

2.- EL VENGADOR ANÓNIMO
Leo Suarez fue desechado por el América en diciembre de 2021. Con Santos, hasta antes de este miércoles, había marcado seis goles en dos torneos y en 27 partidos. Inconsistencia, además, como titular. Luego de perderse el 2-3 ante las Águilas en el Clausura, le sirvieron, como debe ser, el plato frío de la venganza. Se lo tragó en dos bocados. Jugadas similares: desborde por derecha, recorte al centro y disparo cruzado. Boquetes en el amor propio de Guillermo Ochoa. ¿Será el mismo Suárez despiadado, implacable ante Juárez y Mazatlán? Si es así, Santos tendrá su Zona VIP en la Liguilla. ¿O habrá bebido la miel de la gloria, para regresar a la hiel del conformismo?

3.- SANTA DIFERENCIA
Santos está en la pelea por los méritos que ofrece jugar en el cementerio de la Liga Mx. No desperdició golear o al menos humillar a una tanda de momias: Cruz Azul, Pumas, San Luis, Xolos, Necaxa, León y hasta se sublimó ante Rayados. Pero, entiéndase que son los mismos rivales que el resto de los tres que lo superan en la Tabla: el mismo América, Monterrey y Pachuca, además de su copiloto Tigres. Una historia vieja: estos Guerreros de Eduardo Fentanes sólo necesitan esa misma devoción mostrada en el Azteca, para crecer en la Liguilla. De los otros seis que ocupan los siete mejores sitios de la Tabla, sólo venció a uno, a Rayados. Perdió con Tuzos, Tigres, Toluca, y empató con Chivas y Águilas.

4.- SANGRE REAL
Síndrome conocido como Semana del Clásico. América salió pensando en Chivas, y lo atracó Santos. Pero, Fernando Ortiz tiene su retórica bien infiltrada en las cabecitas de sus jugadores. Sacó la sangre, esa sangre mixta, de realeza y de barrio de Coapa. Y se fue encima. Los cambios en El Nido fueron acertados, mientras Fentanes erraba –gravemente–, al enviar a los vestigios de un ex americanista, Cecilio Dominguez, a la cancha. Y se vino la versión más feroz de las Águilas. Acevedo les niega un racimo de goles, y el árbitro les niega un penalti. ¿Por qué siempre Fernando ‘el Curro’ Hernández en favores sospechosos al Grupo Orlegi? Y la culminación del brío y fragor americanista, en el remate de Viñas.

5.- EL ‘OJÓLOGO’ DEL TATA (II)
Rogelio Funes Mori sigue en silla de ruedas, pero Gerardo Martino ya le aseguró su dosis de mate para Qatar. Benditos promotores. Porque, otra vez, esta noche de miércoles, Henry Martín estuvo sobresaliente. Gol y una serie de jugadas de colaboración ofensiva, que magnifican su momento. Pero, El Tata está más atento al traumatólogo de Funes, que a las epopeyas de Martín. También, si vio el partido, entendiendo que ya fue muy tarde para su horario de reposo, Martino habrá recibido un nuevo mensaje: Néstor Araujo es un desastre. Dos de los tres goles que recibe América, son cortesía de él. Y ya en anteriores partidos, se ve que llega tarde, que no lee a sus compañeros, y que a veces se va al limbo en pleno juego, y sí, es un alma en pena en la cancha.

Lo cierto es que la reacción estruendosa del América, al ir 1-3 en el marcador, enriquece el Clásico Nacional. Porque a la fruición competitiva de las Águilas, en la enfangada adversidad, establecer que Chivas fue superior a Tigres, pero Nahuel Guzmán y los caprichos fascinantes del futbol, lo sentenciaron brutalmente con un 4-1.

Queda claro para el Guadalajara que si a Santos, con un partido que rayó la perfección, hasta antes de la torpeza en el ingreso de Cecilio Domínguez, no le alcanzó ante las Águilas, Chivas deberá rozar ese estricto y riguroso esquema de cero tolerancia y absoluta perfección, para poder montarle un calvario al América, este sábado en Santa Úrsula.

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LOS ÁNGELES — 31 convocados y muchos de ellos, manoseados. Gerardo Martino cita a jugadores caducos, obsoletos, y los disfraza, los oculta, detrás de rostros jóvenes e impetuosos. El maquillaje de la trampa.

Para enfrentar a dos selecciones parias de Mundial, segregados de Qatar, como Perú y Colombia, El Tata Martino ha sido capaz de convocar a lesionados, como Rogelio Funes Mori y Héctor Herrera, o a jugadores decadentes como Néstor Araujo, Jesús Gallardo, Uriel Antuna y Andrés Guardado. Los hijos bastardos, de este Patriarca de la necedad.

Soberbio, por lo mismo que llegó a fracasar con Argentina y el Barcelona, al sentirse por encima de sus planteles, se niega a dialogar con Alejandro Zendejas, y por diferencias personales con el Grupo Orlegi, deja fuera a jugadores de Santos y de Atlas. Carlos Acevedo y el Hueso Reyes, algunas de las víctimas.

Lleva a futbolistas de Pachuca que apenas descubrió en 2022, cuando Luis Chávez, Kevin Álvarez y Erick Sánchez ya asomaban plenos en anteriores torneos. Y esto ocurre después de que, en un desplante de insólita humildad, se acerca a Guillermo Almada y le pregunta que cómo le hace para que sus futbolistas jueguen con intensidad, devoción, disciplina, talento y alegría.

Almada seguramente iluminó la sombría sesera de Martino, con algunos de sus métodos, pero no con todos sus secretos. El técnico de Santos es el chef de este Pachuca, pero, con una charla de 90 minutos, Martino no pasaría de ser el pinche (aprendiz, ayudante de cocina) de su generoso mesón futbolero.

Claro, el problema no es sólo el manoseo de jugadores de Martino, es decir, llevar a sus mimados, y tratar de engatusar con sangre joven, promisoria, para hacer creer que puede dar un golpe de timón.

No, el problema crece al confirmar que no hay quién lo confronte, quién lo encare, quién lo cuestione, quien le repele, quien lo increpe, quien lo interpele, quien le argumente. Hoy, Martino ha secuestrado a la selección mexicana, y Yon de Luisa ha terminado como pasivo y silente alcahuete de ese ultraje.

Justino Compeán, sin ser el prototipo de lo que debe ser un presidente de federación, recordó un día, un aprendizaje directo de otro personaje oscuro, Julio Grondona. “Él (Grondona), me dijo que nunca una convocatoria de selección de Argentina se daba a conocer sin que él la palomeara. Y aprendí que así debe ser”.

Pero, hoy, tras años de abuso de Martino, ninguneando a Gerardo Torrado, y dejando en claro que no pretende abrir el cabildo a Jaime Ordiales, ha tomado bajo su control a la selección mexicana, aunque ha cedido en convocatorias, logística, y protocolos. Pero, su historial de juegos, incluyendo las cuatro humillaciones en juegos oficiales ante Estados Unidos, demuestra que le pueden imponer jugadores en las listas, pero no en la cancha.

Más allá de los esqueletos en el armario de Compeán, se asesoraba y cuestionaba. Tal vez no tendría conocimientos, pero al menos hacía sentir su autoridad. “Yo de futbol no sé nada, pero soy el presidente”, dijo Justino alguna vez. Yon de Luisa hoy está igual: de futbol no sabe nada, pero es un presidente que no ejerce como tal.

Ante esta nueva convocatoria, un verdadero presidente de la FMF, o un genuino director de selecciones nacionales, habría increpado e interpelado a Martino. Herrera y Funes Mori están tocados, fuera de ritmo. El Zorrillo aún no se recupera de su francachela con el Grupo Firme, y el argentino sigue entrenado separado del resto de Monterrey.

Lástima que De Luisa no quiera, no sepa, no pueda, aunque deba, cuestionar a cada uno de los 31 jugadores convocados por Martino, y no pueda tener una lista a la mano para pedir explicaciones sobre los que no son convocados.

Porque, recordemos que Martino, “tras declararse enemigo público número uno de México”, y al asegurar que hay una obscena campaña de persecución en su contra, pero de manera personal, y no por las tristísimas exhibiciones y las carencias de futbol del Tri, con todo eso, pues, ha asegurado que Perú y Colombia le permitirán ajustar la maquinaria del Tri, esa, que no se ha visto, ni remotamente, en los últimos dos años.

¿De verdad, no es mejor Acevedo que Cota y Talavera, en este momento, y tal vez incluso que Ochoa? ¿No son mejores Omar Campos, Fuentes o Reyes que Gallardo? ¿No es mejor Zendejas que Antuna? ¿Para qué engañó a Marcelo Flores? ¿No están al nivel Emilio Lara y Jorge Sánchez?

Pero, ante la falta de arrojo, de autoridad, de jerarquía, de conocimientos, por parte de Yon de Luisa, El Tata ha secuestrado a la selección mexicana, y estará dispuesto, como ya lo ha hecho, a ceder ante presiones o privilegios de promotores, patrocinadores y arrumacos, pero su once, su vapuleado once, ya se conoce de antemano.

Reitero, a México no lo clasifica a Qatar su futbol, sino el paupérrimo rendimiento de Jamaica, El Salvador, Panamá y Honduras en el Octagonal de la Concacaf. La miseria del entorno le permite encaramarse entre los invitados al Mundial.

¿Y ahora que le han secuestrado al Tri, por qué no reacciona el capataz Emilio Azcárraga Jean? Será porque el negocio está hecho, aunque lamentará perder millones de dólares cuando México quede eliminado en la fase de grupos.

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LOS ÁNGELES — Con dos bohemios en el horizonte (Tigres y Santos), Chivas y América limpian el camino al Coliseo del Clásico Nacional. Esta vez, con un nuevo apellido: el Clásico de los Interinos, el próximo sábado.

Ya hay de todo: fiebre, sangre, ansiedad, nervio, nerviosismo, pero, sobre todo, estrategia. Los dos malditos improvisados, en ambas bancas, tienen la sangre tan fría, que calientan y combustionan a borbotones la pizarra y a sus jugadores.

Paridos ambos interinos en el lecho de las dudas, las precipitaciones, la improvisación, la fortuna, y hasta el tan mexicanísimo “al a’i se va”, de dos directores deportivos en decadencia, Santiago Baños y Ricardo Peláez, los dos ya hoy consolidados, Fernando Ortiz y Ricardo Cadena, han regresado a la mesa VIP del torneo.

Ambos, hoy consolidados como técnicos oficiales, Cadena y Ortiz, semejan ser mellizos, aunque de orfanatorios distintos. Este fin de semana, desafiaron a la suerte, para desafiar a su grupo de jugadores, y en un acto, entre soberbio, urgente y temerario, para desafiar, también, a sí mismos y a sus propias habilidades: cinco cambios, algunos radicales, algunos necesarios, casi todos inquietantes. Sólo así pueden identificar la dimensión del compromiso de cada uno de sus futbolistas. ¿De qué están hechos?

Marginados sus mejores jugadores (Diego Valdés por América y Fernando Beltrán por Chivas), por lesión y suspensión, Ortiz y Cadena alteraron el orden sin caer en el desorden absoluto. Sí, estos malditos interinos, tan iguales y tan distintos, están bendecidos por la habilidad del liderazgo táctico y emocional.

Tal vez eso los semeje tanto: su habilidad para meterse en las neuronas, en los instintos, y en las vísceras de sus jugadores. El TanoTesla y la Cadeneta, como todos los equipos, cascabelean, se jalonean, pero pasan a Zona de Pits en el medio tiempo, y ajustan.

América es líder y –dicho estaba antes de arrancar el torneo—, es el candidato número uno al título, mientras que Chivas alarga la racha sin derrotas. Los dos arrancaron el torneo trastabillando. Las redes sociales de ambos equipos acusaban hipo: algunos pedían el fin de proceso de ambos interinos, y otros encendían veladoras y apagaban ilusiones.

Hoy, claro, ambos son candidatos, en ese fervor popular y desmedido, a tomar a la Selección Mexicana, en cuanto el aquelarre de Gerardo Martino y sus arpías concluya en Qatar. Las entrañas festivas de la turba, más turbadas que nunca.

Más allá de la complejidad de los rivales inmediatos, América y Chivas, en la exclamación épica de Ángel Fernández, ya “agarran sus fierros como queriendo pelear”, cuando se citen el 17 de septiembre, en la catedral suprema del futbol, el Estadio Azteca, el nicho elegido por los dos más grandes, Pelé y Maradona, para entronizar y eternizar su historia.

Aguardan emboscadas. Chivas debe enfrentar a un adversario incomodísimo pasionalmente. No hablo de Tigres, hablo de Miguel Herrera, quien guarda un piojoso desprecio, ciertamente más por ese americanismo adquirido por ósmosis, más que por cuna o seducción. Tiene las garras afiladas, pero, su fragilidad en el fondo está más expuesta que el trasero de un mandril. Cierto, es la segunda defensa menos goleada, pero, principalmente, por el estrabismo de sus adversarios.

América no la pasará mejor. Sí, el Santos de Eduardo Fentanes tiene números que encandilan. Ha goleado a cadáveres (Cruz Azul, Pumas, Necaxa, San Luis, Tijuana, etc.), pero es capaz de empatar 3-3 con el momificado Querétaro, y equipos más serios, lo han exhibido: Pachuca, Tigres, Puebla, etcétera. Pero, ya se sabe, meterse a El Nido, despierta pasiones casi insanas en los adversarios de Coapa y de su gentilicio, ése el del #ÓdiameMás.

Traicionero, ancestral y corrosivo vicio deben enfrentar ambos, Cadena y Ortiz. Mientras se les viene la tormenta encima, este martes y miércoles, deben mantener ajenos a sus jugadores de cómo seductoramente ululan las sirenas en torno al Clásico Nacional, de éste, el Clásico de los Interinos.

Inevitablemente, la historia lo muestra: por instinto, por pasión o por cinismo, a veces, los jugadores se muestran recatados en los partidos previos al Clásico. No quieren, desde su roñosa óptica, quemar su pólvora en infiernillos, especialmente, en algunos casos, cuando se viene una Fecha FIFA para México, con dos carteleras “molerísimas”, como Perú y Colombia, armados ambos equipos por un principio primario de selección: llaman primero al que tenga visa para entrar a Estados Unidos.

Pero, habida cuenta de lo visto hasta ahora, Ortiz y Cadena se han posesionado tanto de los deberes y de los placeres de sus propios jugadores, que sin duda pondrán freno a las urgencias de Clásico de sus jugadores, para darles rienda suelta a sus obligaciones inmediatas.

Comparto con Usted esa ansiedad por conocer los secretos de esa cofradía fascinante y siniestra, que es el vestidor de ambos equipos. ¿Cuál es el método? ¿Cómo es el trato? ¿Cómo se ejerce el control y la persuasión? ¿Cómo se mima al mocoso caprichoso que hay en cada jugador? ¿Cómo se yergue al urgido adulto para que esté dispuesto a la guerra?

He hablado con varios reporteros que cubren a Chivas y a América. Al final, termino tan o más confundido e ignorante que ellos. No son los tiempos de antes, en los que uno conocía los secretos del escritorio y del dormitorio del entrenador, a través de locuaces jugadores. Hoy todo queda oculto tras la trinchera de ruedas de prensa, de charlas en zona mixta al vapor, de poquísimas entrevistas personales, con medios con ascendencia.

Esos mismos reporteros me explican obviedades. Una retahíla, una letanía de lugares comunes. Desde “trabaja mucho dentro y fuera de la cancha”; “el jugador ser siente respetado”; “se ganó la confianza del futbolista”; “es muy sincero y muy claro en sus ideas”; “ha sabido crear una competencia interna”. Bla, bla, bla.

Entiéndase que esos son fundamentos básicos de un entrenador. Pero, en el caso de Ortiz, quitarle lo bruto al diamante Zendejas, necesita más que todo lo anterior. O desplegarle las alas a un desfachatado como Lara, requiere de algo más. Quitarle la intermitencia holgazana a Valdés, implica algo más. Convertir a una coladera de defensa, en un bloque sólido, requiere de mucho más, que el citado e incompleto decálogo de obviedades.

Y en el caso de Ricardo Cadena ocurre lo mismo. Rescatar al casi náufrago Alexis; o reinstalar a plenitud al Beltrán que casi exterminaba el ex Rey Midas Vucetich; montar una defensa de su propia incubadora, de sangre chiva, de carne chiva, para ser la mejor del torneo; sobrellevar las incómodas incorporaciones de Mozo y Ormeño; resucitar, lentamente al Piojo Alvarado.

Todo eso, implica mucho más, muchísimo más que ganarse al futbolista, porque hay que convencerlo, mantenerlo con cargas extras de adrenalina; fortalecerlo física y emocionalmente; y hacerlo rabiar de satisfacción en los entrenamientos. Pero, entre la pandemia, el proteccionismo hacia el jugador, y el secretismo disfuncional desde dentro de las oficinas, nos impiden saber más de ese sincretismo, de esa fusión entre técnico y futbolistas.

Veremos pues cómo sortean estos mellizos de orfanatorios distintos, Ricardo Cadena y Fernando Ortiz, los avatares de estos juegos de media semana, sin que se distraigan con la bestia más apetitosa, esa la del Clásico Nacional, y que hoy es el Clásico de los técnicos, el Clásico de los Interinos.

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LOS ÁNGELES — ¿Otra nueva mentira? O, finalmente, diez años después, ¿es de verdad? ‘La Chofis’ López es el jugador sensación de la Liga Mx. Dos goles y dos asistencias. Cuatro incidencias de gol en 108 minutos de juego. Ha generado un balón en la red, cada 27 minutos (@statiskicks).

Cierto, las cifras también embaucan, mimetizan, engatusan. Especialmente con Eduardo Javier López, un embustero, con el balón y sin él; un embustero, dentro de la cancha y fuera de ella. Un geniecillo de grandes ideas en la cancha, y cortitas ideas fuera de ella.

Por ejemplo, de sus cuatro participaciones en goles del Pachuca, dos de ellas han sido, fríamente, útiles: el pase a Nico Ibáñez ante Puebla significó el 2-1, cimentando el despertar tuzo, y el servicio a Israel Luna, para vencer al León 1-0. En retorcida aritmética, sus entregas han colaborado a cuatro puntos de Pachuca.

¿Sus goles? Terminaron siendo de ornato, embelesadores, pero, de ornato: es la tercera de las anotaciones en el 3-1 al Atlas (‘91), y es el 2-0 sobre Santos (‘77), que evidentemente anestesia al rival, pero nada más.

Sin embargo, que un futbolista, que un futbolista distinto, salga de sus infiernos, se esfuerce en sacudirse los grilletes de sus vicios, siempre despertará una sonrisa en el juego mismo. Hace diez años llegando a Chivas, se auguraba a una Chofis de impacto, como parece que quiere y puede, porque sabe hacerlo, hoy en Pachuca. Pero, se perdió.

¿Cuántos entrenadores ilusionó en el Guadalajara y terminó decepcionando? Carlos Bustos, Chepo de la Torre, Matías Almeyda, Saturnino Cardozo, Tomás Boy, Luis Fernando Tena, Víctor Manuel Vucetich, y de una u otra manera, en su desarrollo, a Marcelo Michel Leaño.

La fama y una ciudad llena de bulla, se lo tragaron. Gula, jacuzzis, salones de masaje, el menú pedestre del Calatrava, y cualquier concierto de cualquier tipo de música. El despilfarro, la ostentación, la excentricidad del nuevo rico ansioso de exterminar al viejo pobre.

Alguna vez, Matías Almeyda, un histórico de River Plate y de Argentina, se lo dijo a Javier López en esas cataplasmas verborreicas que le dedicaba tratando de despertarlo: “¡Uuuuuy! ¿Sabes lo que hubiera sido yo con tu talento?”. Y el argentino es un añorado en la Lazio, con algunos suspiros en el Parma y el Ínter de Milán.

En sus diez años en Chivas, ‘La Chofis’ provocó estampidas de ilusiones, y apenas unas cuantas cabalgatas famélicas de festejo. Se comportaba como jamelgo prófugo de la yunta, aunque podía ser un percherón de carroza imperial.

Ya cuestionado en Chivas, visto como un inquilino incómodo, se ve involucrado en un presunto delito sexual cuyo responsable principal parecía ser Dieter Villalpando. Lo echan junto al incriminado, además de Alexis Peña y el Gallito Vázquez. Un juicio simple: aquél que ve, y tolera, es cómplice.

Termina en la MLS. Bobalicón, inocentón, o tal vez por presión de su propio promotor, Almeyda lo lleva a Terremotos de San José. Dos torneos, 36 juegos y 13 goles. Sorprendió por su viveza, su habilidad y esa implacable estocada final a la testuz del rival, con el exquisito golpeo de balón que tiene. Pasó la sorpresa y se convirtió en un jugador vulgarcito, a quien, anticipando, o cuidando su perfil, le anulaban hasta, sí, ¡hasta los defensas de la liga estadounidense!

¿Quién está regenerando, aparentemente a ‘La Chofis’? Pachuca jugó una mano suicida. Apostó por un par de cincos de fe, ante el póker de ases de desilusiones que acompañaban al jugador en su hoja de vida, arrugada, maltratada, remendada, borroneada, falsificada. El currículo positivo de López no necesitaba de una grapa, porque consta de una sola hoja, escrita por un solo lado.

Ciertamente, a lo largo de su historia, en Pachuca se han perpetrado absurdas, tontísimas, sospechosas y lamentables contrataciones, como en la mayoría de los clubes mexicanos. Compran con los ojos de la avaricia de promotores sin escrúpulos. Y ellos, por algún motivo, aflojan el cuerpecito de la codicia y se vuelven cómplices.

Sin embargo, este Pachuca de Guillermo Almada es un desplante de generosidad. Desde el torneo pasado se convirtió en el único club que vale la pena pagar el boleto, o mantenerse ante el televisor con regocijo, disfrute, y unos tacos al pastor, a falta de una buena barbacoa hidalguense.

Una apuesta arriesgada en Pachuca. Un equipo espectacular, ofensivo, generoso, inteligente, que además privilegia y prioriza al jugador mexicano, y que parecía no necesitar un problema, una manzana podrida, como parecía que sería Eduardo Javier López.

Almada ha mantenido su código y su doctrina. A Pachuca hay que disfrutarlo y ver a los mozalbetes que asoman y asoman, y gratifican. Entonces, ¿para qué llevar a La Chofis?

En el recambio dramático, gran mérito tiene el mismo jugador. Diez años después de su parición en el futbol profesional, se ha puesto serio. Ha perdido seis kilos, y en ese cuerpecito rechoncho, tan biotipo del mexicano, hay un despertar absoluto.

Curiosamente, el mejor consejero de ‘La Chofis’ ha sido la primera víctima de ‘La Chofis’: Víctor Guzmán. Él llegó a Chivas también, pero, en una de esas oscuras, dolosas, sucias maniobras tan típicas de la Federación Mexicana de Futbol, y por entonces de su presidente Decio de María, siempre con ese olorcito a homeopatía, se reveló un viejísimo positivo de dopaje, y fue echado del Rebaño.

Guzmán tuvo un Clausura 2022 exultante. Aunque cargaba a cuestas el asterisco de nunca haber mostrado su inocencia con la Prueba B de su examen antidopaje, se dedicó a lo que mejor sabe y con quien mejor podía explotárselo, Guillermo Almada.

Cuando llega ‘La Chofis’, Víctor Guzmán decide ayudarlo. Le recomienda disciplinarse de lleno con el preparador físico del equipo, Rubens Valenzuela. “Es el mejor, te va a convertir en un avión si te comprometes”, le advirtió a López.

Imago7'Chofis' López

‘La Chofis’, por primera vez en su carrera, cortó el cordón umbilical del desmadre, la disipación y la concupiscencia. Empezó con trabajos intensos, dos veces al día; respetó la dieta y en una ciudad que parece una sacristía, comparada con la Sodoma y Gomorra tapatía, se ha recluido en casa. Hoy lleva, casi, esa vida, casi asceta, casi franciscana de un futbolista con ambiciones. Y su habilidad para jugar al futbol, le agradece tener un físico en condiciones para desarrollarlo. Y cada día, la báscula es una implacable madrastra.

Y lo de Rubens Valenzuela no pasa sólo por un programa de acondicionamiento, que hoy mantiene tres veces por semana de manera especial con ‘La Chofis’. Una sesión de entrenamiento se baja con cinco videos de TikTok. Lo del entrenador uruguayo incluye además una tersa dosis de convicción, de persuasión, de motivación.

E irónicamente, el jugador que amenaza la titularidad de Víctor Guzmán, y a veces como su relevo, es precisamente su protegido, ‘La Chofis’. La baja de juego de Guzmán en este torneo se debe al enterarse de alguna manera que, a pesar de su notable temporada anterior, no entra en los planes para el Mundial de Qatar.

Sin embargo, Pachuca y ‘La Chofis’, entienden que cuatro buenos momentos no son suficientes ni para el equipo, ni para el jugador, que aún debe mejorar en muchos aspectos. Por ejemplo, en el juego ante Puebla, con el balón en el área, un recorte letal, pero por falta de oficio, para saber usar su físico, es despojado, cuando perfilaba el remate.

Para fortuna de Eduardo Javier López, Valenzuela y Almada están entusiasmados con él. Puede ser el revulsivo que necesita un equipo, como lo ha sido, en momentos de agobio, o cuando sea necesario despellejar al rival, y colocar su zalea humeante al sol.

Y no, no se trata, como lo evidencian históricamente la Nación Chiva y la pasión tuza, de que La Chofis llegue a la selección mexicana o al Mundial de Qatar, simplemente, insisto, siempre será venturoso, ver que un tipo que se había revolcado en el pantano mezquino, en esa otra cara del futbol, y que se esfuerza en salir de ahí.

Por eso, cuatro intervenciones de gol en 108 minutos, una cada 27, no es una garantía de nada, y en el caso de ‘La Chofis’ parecería estar más cerca del perjurio que de la resurrección.

Pero, lo cierto es que esta magnífica oportunidad de la que goza hoy con Pachuca, ‘La Chofis’ puede estar seguro, que no se le va a volver a presentar. El tiempo nos dirá si, otra vez, nos hemos tragado uno de sus ladinos embustes.

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Su momento, su campaña es impecable, pero también hay que tomar en cuenta que, por el simple hecho de ser el América, su estado (bueno o malo) se magnifica más que el de los demás. El América es un equipo “especial”, popular, polémico, influyente, querido, odiado y consentido por la empresa que es su dueña. A partir de todos estos elementos, muchas veces, es difícil identificar cuál es la realidad y cuál es la ficción. Hoy, parece el gran candidato a ser campeón, pero en el futbol mexicano las cosas cambian drásticamente de una jornada a otra. Lo que sí está claro es que en el futbol no hay “invencibles”…

CIUDAD DE MÉXICO.- La idea de que el América es invencible está por encima, incluso, del gran e inobjetable nivel futbolístico que el propio América ha alcanzado.

Hay una realidad, tajante e indiscutible. Nadie está jugando mejor que el América, nadie se defiende mejor, nadie ataca mejor y nadie tiene el espíritu de equipo que ha mostrado en sus últimas actuaciones. A partir de ahí, hay, insisto, un escenario pleno de convencimiento que es el gran candidato a levantar el trofeo de la Liga MX. Pero, también, está la otra parte. El impacto de un equipo que alcanza esa forma futbolística es mucho más trascendente cuando se trata del América, y por muchas razones. La primera, es que se trata de un club popular, para muchos y en muchas encuestas, el más popular del futbol mexicano. También, es un club polémico. Hay quienes encienden la televisión para verlo perder. Y otro punto: tiene una poderosa televisora atrás, con un gran influencia federativa (el América es visto como el “equipo de estado”) y con un aparato publicitario, digan lo que digan, a su servicio las 24 horas del día. El reto es identificar y separar qué es “real”, qué es “ficción” alrededor de este América.

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EPAAmérica mantiene un buen paso en el Apertura 2022 como líder y con récord de victorias.

Es innegable que en el campo de juego el equipo, jornada a jornada, se ve mejor y más sólido. Ha entendido la idea de juego de Fernando Ortiz y es un equipo ofensivo, ha marcado 24 goles en los últimos 8 juegos, incluyendo el histórico 7-0 sobre Cruz Azul, pero que no descuida su aparato defensivo. Es decir, este América no deja de ser un cuadro balanceado. Tiene futbolistas de renombre y experiencia como Guillermo Ochoa, Néstor Araujo, Renato Sánchez, Jonathan Rodríguez, Diego Valdés, Henry Martín y otros como Lara, Fidalgo y Luis Fuentes que atraviesan por un gran momento. Tiene banca, un aspecto fundamental en un torneo compactado que debe terminar en menos de dos meses y que incluye un gran ajetreo con las jornadas dobles. Y tiene una muy agradable revelación en el entrenador, un Fernando Ortiz que comenzó como un plan de emergencia, tomando al América en el último lugar de la tabla y que hoy lo tiene como una de las mejores versiones del América de los últimos tiempos.

Todo es realidad en este América, salvo que su campaña se magnifica más simple y sencillamente por ser el América y ello puede ser tanto una ventaja como, de pronto, una desventaja.

Estoy totalmente convencido de que no hay “invencibles” en el deporte y mucho menos en una liga tan cerrada, equilibrada, o irregular, como la de México; donde se juega bajo un sistema de competencia donde las condiciones cambian drásticamente de una semana a otra y donde se juegan dos y hasta tres torneos diferentes para ser campeón. El América apunta para ser el campeón y su momento, su campaña, se enaltece más por el simple hecho de ser América.

@Faitelson_ESPN

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