El goleador Xeneize

FECHA
12/05
2016
por ESPN Stats & Information
 
Carlos TevezESPN DatosCarlos Tevez tiene cinco goles y dos asistencias con Boca Juniors esta temporada en la Copa Libertadores.

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River Plate no fue contundenteESPN DatosA pesar de tener 37 remates, 12 de ellos a portería, River Plate sólo pudo anotar un gol ante Independiente del Valle, fracasando en su intento por remontar el 0-2 de la ida en Copa Libertadores.

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Lucas Alario
Getty ImagesLa ausencia de Lucas Alario desde el arranque expuso al entrenador
BUENOS AIRES -- River volvió a ser River, pero no le alcanzó. Dejó pasar demasiado tiempo para reencontrarse. Lo hizo muy al límite. Y el fútbol no perdona.

Una noche esquiva puede redundar en lo que le ocurrió al equipo de Marcelo Gallardo: quedar eliminado de la Copa Libertadores en octavos de final. Porque siempre hay partidos increíbles, en los cuales sucede lo que le pasó a River ante Independiente del Valle, que lo dominó de punta a punta, que le generó infinidad de situaciones de gol, pero que no pudo marcar los tantos que necesitaba. Eso pasa. Lo padeció en la Copa anterior contra Juan Aurich y lo celebró cuando Tigres le dio una mano derrotando a los peruanos. Te da y te quita, el tema es no llegar a las situaciones extremas.

Paradójicamente, se quedó con las manos vacías en el partido que mejor jugó, en el que tuvo una actitud que parecía haber perdido. Y más allá de la eliminación, hay que hacer un análisis del por qué. Cómo llegó River a esta situación.

En principio hay que observar que los dos mejores encuentros que disputó en la Libertadores fueron ante los dos equipos que llegaron al Monumental a refugiarse. The Strongest le ofreció una cantidad inusual de espacios, lo mismo que Independiente del Valle. Y sin presión del rival, River responde. A lo largo del semestre lo que no ha podido resolver es el enigma de los equipos que le ofrecen resistencia. Ahí flaqueó.

Otro caso que se desprende de lo observado es que para Gallardo la cantidad de jugadores confiables dentro del plantel no supera los doce o trece, no más que eso. Y que, llamativamente, dejó por más de cincuenta minutos a su máximo goleador, Lucas Alario, en un cotejo en el cual necesitaba convertir. La equivocación del entrenador quedó expuesta al punto de que ex de Colón fue el hombre más peligroso en el área cuando estuvo en cancha. Pero jugó poco justamente en el choque más determinante del semestre.

Algo similar sucedió con Nacho Fernández. Venía de entrenarse salteado en la semana debido a un cuadro gastrointestinal (perdió cuatro kilos por ese motivo), en el segundo tiempo se lo vio cansado y, sin embargo, no fue sustituido. ¿Por qué? Está claro que Gallardo no confía en los relevos.

Más allá de los merecimientos, River se quedó afuera de la Copa Libertadores por lo que venía haciendo y no por lo que produjo en la noche del miércoles. Si hubiese sido por ese partido nadie duda de que debería haber superado la llave. Pero el fútbol es así, a veces da de más y en otras quita en exceso.

Ahora Gallardo deberá barajar y dar de nuevo. Esto significa configurar un equipo de jerarquía, como el que agarró cuando asumió en el cargo. El que quedó eliminado fue el que armó a su gusto y medida, con mucho de lo que pidió, pero da la sensación de que ese es su costado flaco, el de la elección de los futbolistas. Una asignatura pendiente para lo que se le viene, un punto en el cual deberá madurar. El desafío lo tendrá en el corto plazo en un club como River, que no ofrece demasiados tiempos porque siempre demanda por más conquistas.

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Copa Libertadores
APEl equipo de Gallardo tiene que volver a ser lo que era para enfrentar a Independiente del Valle
BUENOS AIRES -- River atraviesa días complicados, esos que hace rato no tocaba vivir. Es cierto que desde lo futbolístico lleva mucho tiempo sin conseguir hilvanar una sucesión de partidos bien jugados, pero, pese a todo, siempre cosechaba los resultados que le permitían mantenerse en carrera en alguna competición.

Hoy la historia está bastante más compleja. p En la revancha que el miércoles se disputará en el estadio Monumental, tendrá que recuperar la memoria. No puede postergar por más tiempo su mejoría. En condiciones normales se trata de un marcador adverso que puede revertir, sin embargo, para este River que todo le cuesta el doble, que lleva tres partidos seguidos sin convertir goles, que en el marco del torneo local los dos últimos compromisos (ante Vélez y contra Boca) los jugó durante largo rato con un hombre más y no los pudo ganar, la imagen de un escenario cuesta arriba es la que abre un gran interrogante. Todo motivo del errático presente.

Porque, además y por sobre todas las cosas, no está jugando bien. No encuentra un estilo, una forma. Sus individualidades tampoco responden. Y desde el banco, tal como hemos comentado en notas anteriores, Marcelo Gallardo no recupera toda la lucidez para pilotear la nave en esta semi tormenta. No se puede soslayar que ante sí tendrá a un rival joven y sin experiencia en estas instancias de Copa Libertadores, lo cual podría redundar en dos comportamientos: uno, que se sienta intimidado por el marco imponente que presentará el estadio y que el miedo escénico inhiba las condiciones que ha mostrado a lo largo del certamen. Y la otra, que tenga la frialdad necesaria para medirse ante un River que saldrá con todo a intentar marcar un gol en forma rápida. En cualquiera de los casos, River en un cien por ciento, como el que hoy todos añoran, podría usufructuar o neutralizar.

El Millonario la teoría la tiene clara. Ya dijo Gallardo en conferencia de prensa post choque con Vélez que sería una mala decisión ir ciegamente a buscar goles. Porque eso haría que se descuiden atrás ante un oponente que maneja bien la contra y que cuenta con futbolistas muy rápidos. Pero claro, aquí comienza a tallar la famosa frase de la manta corta, también es verdad que si River no anota rápido, la ansiedad (la propia y la que bajará de las tribunas) jugará un partido aparte. El apoyo podría transformarse en nerviosismo. Volver a ser, ahí está la clave. Calzarse nuevamente la ropa de campeón de América, de equipo que supo ser implacable en choque de ida y vuelta, sea en condiciones favorables y también en las adversas, tal el caso de Cruzeiro, cuando definió de manera brillante la fase en Belo Horizonte. ¿Se trata de otro equipo? Si. ¿Son otros jugadores? También. Pero hay una base que permanece y que debe despertar. Volver a ser. Volver a creer. No hay más tiempo para postergaciones y mucho menos para errores. De lo contrario, una nueva actuación fallida deberá pagarla con el amargo sabor de tener las manos vacías prematuramente.

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BUENOS AIRES --En algo hubo uniformidad de criterios, luego del Superclásico, dentro del camarín de River: todos se fueron con sabor a poco. Y este gusto amargo que les quedó en el paladar tiene como lógico e irrefutable motivo el hecho de que Boca jugó casi todo el partido con un hombre menos. Cosa que el equipo de Marcelo Gallardo no logró aprovechar.

Cuando un clásico se presenta tan favorable, dejarlo pasar sin un triunfo deja una marca.

En lo futbolístico, la producción no distó demasiado de lo que viene haciendo River. Que se convirtió en un equipo voluntarioso y con poco fútbol. Las acciones de riesgo tampoco están siendo su patrimonio más preciado, pero en el caso del clásico la profundidad estuvo más devaluada todavía.

El punto donde quizás deba hacerse hincapié fue, quizás, en la falta de convicción que exhibió a la hora de salir a buscar la victoria. Se lo vio excesivamente timorato, como respetando mucho la situación. En esta idea no hay que apartar al entrenador.

Así como muchas veces fueron ponderados sus planteos, en esta ocasión su mensaje no se compadeció con su discurso. Ejemplos: los dos primeros cambios fueron de delantero por delantero. Nunca intento sumar juego al medio, sacrificando a un volante como Nicolás Bertolo que no estaba teniendo un buen desempeño. El argumento será que Leonardo Pisculchi no tiene retroceso, y ahí es donde se fortalecería la hipótesis del excesivo respeto al rival. Pensar en lo que puede hacer el otro por sobre la fuerza propia.

Fútbol Argentino
APMilton Casco se prepara para realizar un saque lateral
Con un hombre más y muchos espacios, ameritaba una dosis mayor de valentía. Esta vez Gallardo no se la aportó.

Este era un clásico incómodo para los dos, porque ambos tienen la cabeza metida de lleno en la Libertadores y sólo la importancia de un partido de tal magnitud llevó a los directores técnicos a poner titulares. De no ser así, se hubiese tratado de un enfrentamiento de suplentes. Tal vez por eso la idea central era no perder y cuidar a los jugadores. Porque, esto no se puede soslayar, la cancha estaba muy mal y el tema lesiones rondaba por la cabeza del cuerpo técnico. En ese rubro salió airoso (no así Boca).

Párrafo aparte, entonces, para el campo: es muy difícil jugar bien en un terreno tan maltrecho. Sólo Andrés D’Alessandro, quien día a día eleva su nivel, se encargó de poner una excepción de calidad a esa regla.

Lo cierto es que en un clásico lleno de vicisitudes y condicionamientos, River podría haber conseguido un poco más. Una caricia a su propia autoestima no le hubiese venido nada mal. Pero le faltó decisión. No es condenable ni mucho menos, pero sí hay que marcar estos puntos de la misma forma que se destacan los aciertos.

Ahora sí la cabeza de River está puesta de lleno en la Libertadores. En la altura de Quito, donde se medirá con Independiente del Valle, deberá elevar su nivel para continuar adelante. Por sobre todas las cosas, lograr confiabilidad en defensa, algo que le viene faltando. La contundencia en ataque sería ideal, aunque eso podría resolverlo cuando cierre la llave en el Monumental.

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SAN PABLO (Enviado especial de ESPN)  -- La cíclica historia de River continúa escribiendo capítulos que apuntalan conceptos que venimos volcando en esta columna en forma casi recurrente y tediosa.

No vamos a caer en la reiteración del concepto "bipolar", pero sólo porque sería redundar en un diagnóstico que ya está plenamente confirmado. Además, el fluctuante rendimiento de River no depende únicamente de un funcionamiento plagado de altibajos, existen cuestiones algo más profundas y que le quitan el sueño al cuerpo técnico.

Gallardo y Barovero
EFEPara Gallardo ya no hay intocables en el equipo

Por ejemplo, en cada presentación se está tomando la pésima costumbre de regalar un tiempo. Luego, durante el descanso, se viene el tirón de orejas de Marcelo Gallardo y la posterior reacción del equipo. La cual muchas veces no alcanza para torcer el resultado. Tal cual sucedió en San Pablo. Pero además observan otras cosas que potencian esa preocupación.

Ya hemos señalado en ocasiones pasadas que para el director técnico su equipo tiene una severa falencia de relevos. Son pocos los futbolistas que salen desde el banco de suplentes y que muestran una confiabilidad que les posibilite ser una solución. En este concepto podemos incorporar al choque copero del miércoles y ahora la incertidumbre se traslada a algunos integrantes del equipo titular. Ese once que parecía ser inamovible y que garantizaba, al menos, concentración y entrega, hoy ya ha comenzado a perder terreno en las preferencias de Gallardo. Para decirlo claramente, el conjunto ideal ya no es intocable.

Antes los cambios los efectuaba cada vez que se producía una lesión o una sanción, pero se avisoran tiempos diferentes. Quizás estemos ante una alternativa distinta, en la cual el Muñeco meta mano por observar rendimientos que no colman sus expectativas. Y en esta idea podrían a caer jugadores de todas las jerarquías, hasta los que parecerían ser inamovibles.

Es cierto que no tiene demasiadas opciones para efectuar variantes, sin embargo, ante la evidencia de determinadas conductas, un sacudón correctivo estaría dentro de los planes terapéuticos de Gallardo.

La próxima fase de la Copa Libertadores no deja resquicios para las distracciones. Partido de ida y de vuelta por eliminación. Un equipo que ingresa desconcentrado o que se toma cuarenta y cinco mninutos para acomodarse, podría terminar pagando esa falencia qudando afuera de la competición. Esto lo sabe todo el cuerpo técnico, de ahí la incertidumbre y que en la agenda figuren, subrayado con rojo, las modificaciones.

Intentar que la sucesión de flojas actuaciones encuentre un final representa un desafío para Gallardo. No se vislumbra como una tarea sencilla, por el contrario, a priori se observa como algo impracticable en el corto plazo.

Quizás pueda parecer que se trata de un panorama apocalíptico, pero no es así. Este diagnóstico toma como parámetro el ideal que representó la copa pasada, con una formación tal vez no tan vistosa pero sí sólida. Barajar y dar de nuevo, ese es el concepto para la próxima fase.

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Contundencia de River Plate

FECHA
07/04
2016
por ESPN Stats & Information
 
River PlateESPN DatosRiver Plater igualó su cuarta mayor goleada ante rival boliviano en Copa Libertadores.

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Giovani dos Santos
Getty Images

LOS ÁNGELES -- Con Pumas festejando en la Copa Libertadores, el futbol mexicano se deshace de estorbos en la Concacaf, al margen de la suerte de Tigres y América este miércoles.

En un camino aún sinuoso y largo, los Pumas se ilusionan, mientras que Gallos Blancos pasó sin sacar espolones ante el DC United y Santos dejó a Los Ángeles lastimosamente dañados en su galaxia emelesera.

Ya se sabe: el futbol mexicano juega con ventaja este torneo. Mientras sus equipos están aceitaditos de competencia, los estadounidenses aún muestran el herrumbre de prolongadas vacaciones, inactividad y agregados a los planteles.

La visita de Galaxy a Torreón implicaba acaso el festín morboso de la afición lagunera hacia un Giovani dos Santos sobajado por las imprecaciones de borracho lanzadas por Marchesín.

Tigres visita a Real Salt Lake con ventaja de 2-0, mientras América en el Estadio Azteca está obligado a consumar el dominio mexicano ante el Seattle Sounders con un 2-2 en el juego de ida.

Volviendo al hábito de dominio absoluto en semifinales, el boleto a la Copa Mundial de Clubes tiene opciones de un reincidente como América, o un debutante como Tigres, Querétaro o Santos.

Sólo Saprissa ha roto la hegemonía mexicana, con un tercer lugar, mientras que la MLS ha visto frustrado el anhelo desmedido de una jornada en torneos internacionales más allá del vecindario tercermundista de Concacaf, pues en Conmebol le han dado sólo atole con el dedo respecto a eventuales invitaciones a la Copa Libertadores o a la Copa Sudamericana.

Sin embargo, las travesías mexicanas por la Copa Mundial de Clubes se vuelven ya monótonas en fracasos, sin mostrar, al menos un eventual instante de rebeldía y de sorpresa en la competencia. Y como prueba que el América protagonizara un indecoro futbolístico y además con el vergonzoso episodio entre sus jugadores de darse empujones e insultos.

Queda claro que de poco sirve meterse a una competencia a la que además se le desdeña en planeación. A la que se llega sin siquiera organizar una logística que pueda favorecer un mejor desempeño.

Cierto que atreverse a desafiar las constelaciones europeas sonaría a un sacrilegio, pero en ocasiones los equipos mexicanos han encarado a las versiones de Conmebol, clubes que incluso han llegado disminuidos por transferencias de jugadores, pero la capacidad de respuesta ha sido pobretona.

A espera de que Tigres y América consoliden su boleto a semis, ¿se podría candidatear a alguno de los cuatro equipos mexicanos a conseguir un protagonismo en la próxima versión del Mundial de Clubes?

¿Querétaro? ¿Santos? ¿América tras su reciente ridículo? ¿Tigres tras el bochorno en la Copa Libertadores jugando de manera ratonera ante River Plate?

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BUENOS AIRES -- Hablar de rivales menores en la Copa Libertadores es una falacia de la cual River pudo dar fe a lo largo de la pasada edición del certamen. No vamos a recordar paso por paso en lo sucedido, pero sí se debe refrescar aquella clasificación agónica en la fase de grupos, producto de haber perdido puntos justamente ante esos oponentes supuestamente inferiores.

Claro que el año pasado ese transito escabroso tuvo un final feliz. En su estreno como campeón continental, el Millonario tenía ante sí uno de esos partidos incómodos. Un viaje extenso hasta Venezuela (a la ciudad de Valera); un campo de juego en malas condiciones; vicisitudes que se le presentaban de la mano con la obligación de sumar de a tres que le había impuesto The Strongest, luego de derrotar a San Pablo, nada menos que en Brasil.

Y la primera reflexión es que River pudo superar esa prueba con contundencia. Más allá de que esta vez sí el Trujillanos dejó en claro que no está a la altura de los equipos competitivos de la región, el conjunto de Marcelo Gallardo, luego de un errático primer tiempo, resolvió la historia a fuerza de goles. Con una formación que no estuvo conformada por todos los titulares, por el contrario, fue casi similar la cantidad de futbolistas que juegan habitualmente y la de aquellos que no lo hacen. Así y todo aprobó el primer examen.

En este tipo de competencias, en las cuales las cosas se resuelven en apenas un puñado de partidos, resulta más que positivo no darle chances a las dudas. Eso fue lo que hizo River, dejar de lado cualquier vacilación o especulación y cosechar tres puntos en su debut copero.

Con esto queda abierto el debate. Qué se debe perseguir en la Libertadores, ¿la eficacia o la estética?. De más está decir que el ideal sería una conjunción entre los dos tópicos, algo que pocos pueden plasmar en la cancha, pero habida cuenta de la idea del propio Gallardo, exteriorizada públicamente, acerca de que este semestre es para reencontrarse con el buen fútbol, es que las distintas corrientes de opinión ya comienzan a dar su veredicto.

Nadie busca no jugar bien y ganar, está claro, pero quizás lo que no debería exponerse con tanto ahínco es eso de anteponer la belleza por sobre los tres puntos. Porque una cosa permite ir en busca de la otra. Ganando y goleando, River podrá ir, con mayor tranquilidad, por la restante G (la de gustar).

Gallardo tendrá en su cabeza, seguramente, conseguir un desafío histórico, que es obtener la Copa en dos ediciones consecutivas. Hasta ahora River no lo ha logrado, y en esta voracidad por sumar títulos internacionales que el Muñeco ha refrendado con hechos desde su arribo al club, quedar en el bronce por semejante doblete representa un seductor reto.

El camino recién empieza para el Millo. Se sabe que es largo y complejo, pero el director técnico y su grupo de futbolistas han dados muestras de renovar siempre la búsqueda de supuestas utopías….

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River bajo la lupa

FECHA
31/08
2015
por Javier Gil Navarro

BUENOS AIRES -- Desde esta columna siempre hemos seguido una idea uniforme: analizar a los equipos según su rendimiento actual y no por estadísticas de victorias o de derrotas logradas en los últimos tiempos.

Obviamente que se debe tener en cuenta el funcionamiento que viene teniendo para saber si se trata, ya sea por lo bueno o por lo malo que haga, de una cuestión coyuntural o de algo que arrastra como una patología crónica. Realizada esta salvedad podemos poner a River bajo la lupa.

Y lo primero que sorprende, habida cuenta de que estamos ante un equipo que viene de conseguir títulos internacionales, es que lleve tres partidos consecutivos sin paladear una derrota. Podrá decirse que la Copa Libertadores y la Suruga Bank ya son historia y que no pueden ponerse como un atenuante a la hora de encontrar los por qué de la escasez de resultados, pero es innegable que cuando los grandes objetivos se alcanzan se produce un lógico e involuntario relax.

Y aunque los futbolistas y el cuerpo técnico busquen aventar esta idea exteriorizando su fastidio ante la situación, lo real es que no resulta sencillo mantener la concentración. Esto por un lado. Por el otro, existe una merma en el funcionamiento colectivo. La cual, en el caso del partido con Huracán, se vio reflejada en la ineficacia ofensiva y en las desatenciones de su defensa.

Porque River no se quedó con los tres puntos producto de una mezcla de estas variables. Cuando en el primer tiempo dominaba el trámite casi a voluntad, no lo liquidó. Falló en la definición. Dilapidó ocasiones. Y a partir de esta falla no sólo le dio vida a su oponente, sino que además lo empujó a estar en partido con un infantil error defensivo.

Huracán, que estaba siendo maniatado, empató gracias a una equivocación de su oponente, volvió a la vida apuntalado en ofrendas ajenas. La primera reflexión es que a River esto antes no le sucedía. Liquidaba los pleitos usufructuando cada una de las chances que se le presentaban. Hoy la historia es diferente, paga caro su improductividad.

Esto perturba a Gallardo, aunque no lo preocupa del todo porque el técnico estima que esa carencia es pasajera y, en la medida que su equipo continúe teniendo nivel de los primeros cuarenta y cinco minutos, todo lo va a encarrilar en el corto plazo.

La historia pasa por saber cuál es el verdadero River de hoy, si el del primer tiempo, que generó mucho pero falló en la definición, o el del segundo, que no encontró los caminos claros y fue vulnerable en defensa.

Por todo lo que se observó y por las coronas que ha conquistado, la respuesta obvia parecería ser que cuando recupere el golpe final va a verse nuevamente al equipo multicampeón. Hoy padece por su propia impericia, pero cuando la mala llega después de una gran cosecha, sobrellevar la tormenta es mucho más sencillo.

Gallardo es conciente de esto. Y no quiere prolongar la mala racha, entre otras cosas porque es un obsesivo del buen funcionamiento y, aunque tenga crédito de sobra, sufre cuando las cosas no salen como las planifica.

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