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Mario Carrillo: 'Este América va a sufrir, le falta gol'

LOS ÁNGELES — El ayuno obligado convierte en manjar un mendrugo de pan; transfigura una tristona telera (coloquialmente, un bolillo chilango) en un birote (el padre y la madre de todos los bolillos, exclusivo de Guadalajara). Más allá de la analogía garnachera, así se anhelaba la Jornada 1 de este Clausura 2022. Al final, en términos de la magnífica filósofa castrante, Paquita la del Barrio, fue un taco placero.

Se entiende. Hay equipos con ausencias; hay equipos que aún buscan refuerzos; hay equipos que viven en el autoengaño; hay equipos que llegaron rotos y sin garantías; hay equipos que son macetas eternas en el corredor del fracaso, y hay un Bicampeón que no lleva prisa.

Y claro, hay una caterva de tipos irreductibles, a quienes les cambian de capataz, pero ellos siguen, entre el dolo y la estulticia, dispuestos a hacer de la anarquía su modus vivendi y su modus operandi. Sí, invitaron --con la desfachatez de las hienas--, a Arturo Brizio a salir, y Armando Archundia ya debió entender que si no reparte zapes con la ancestral chancla materna, el pillaje arbitral seguirá en manos de los Nazarenos del caos. ¡Qué malos son, pobrecitos! ¿O qué perversos son, los malditos?

Aunque la desilusión no cabe, donde ocurre lo esperado, lo previsto, sin duda en Monterrey la anhelada tertulia terminó en un aquelarre de plañideras.

1.- Si Tigres no encuentra rápidamente dos defensas centrales y un nuevo Gignac, deberá, entonces, buscar un nuevo entrenador. Maquilla el traspiés ante Cruz Azul, la insultante calidad de sus hombres de ataque y errores crasos de la defensa cdementera. Estás condenado al suicidio cuando te defiendes con dos indeseables en cualquiera de los otros 17 equipos, como un Diego Reyes y un Lichnovsky, de nombre Ígor, cuya movilidad e intensidad, rememora a su tocayo, aquel tierno burrito zurcido de Winnie Pooh.

2.- Rayados es un Rocky con zancas de gallina. El Ex Rey Midas sigue siendo el Rey Miedos. Rodrigo Aguirre es tan bueno que hasta resucitó a Funes-to Mori-bundo. Pero detrás del pánico, acecha siempre la traición, y Víctor Manuel Vucetich traicionó a su equipo. Pudo masacrar a Santos, pero estos, ganaron 4-3, con un penalti de Brian Lozano, en cuyo apodo, El Huevo, hay más testosterona que en toda la humanidad del Vuce.

¿Y en Guadalajara? Contrastes. El Campeonísimo seguirá en el anecdotario, con riesgo de que el vecino le mancille ese apodo, si consigue el Tricampeonato. Tras perder a un, aparentemente, resucitado J.J.Macías, y ninguneado hasta por un iluso mochilero en Europa, un boyscout sin brújula, como Orbelín Pineda, Chivas está de nuevo en manos de los chiripazos.

Atlas, en cambio, tacañito, mezquino, pero con dos estrellas en un firmamento antes casi vacío, ya conoce la ruta al éxito, cierto, con los baches de las sospechas, como ante América, al salvarse de varias amarillas. Sin Julio Furch en la Fecha 1, y sin Julián Quiñones en la dos, controla los tiempos con muñeca de hierro. No, no divierte ni a su feligresía, pero qué importa, si les da 22 partidos de modorra y uno de carnaval.

¿América? Osado, Fernando Ortiz. No por su estilo de juego, sino por arrancar con desventaja, al poner a Jonathan dos Santos de inicio y dejar en relevo a Alvaro Fidalgo. Eso es escalofriante, jugar con diez ante el Bicampeón. Ya tendrá al Cabecita para dejar de quebrarse la cabeza, con dos parches como Federico Viñas y Henry Martín. Jonathan Rodríguez se relame los bigotes como en aquel video chelero en plena pandemia, al ver lo que genera Diego Valdés.

Expectantes por ver lo que este lunes por la noche ofrezca el espectacular Pachuca ante los prófugos de la rosticería, los Gallos Blancos, habrá que darle un compás de espera y crédito a un León de accidentada fortuna, pero con buenas intenciones, ante un San Luis errático del que se esperaba que abriera carburando, como cerró el torneo anterior.

¿Tiene un mejor equipo Nacho Ambriz con este Toluca, que el que llegó a tener con el León campeón? Imposible. Pero, al menos, tiene una mezcla y una cantidad de relevos, que le ayudará, tras el aprendizaje forzado, a cerrar partidos. Cierto, golear al Necaxa no es una gloriosa tarjeta de presentación, pese al orden sólido de los Rayos.

¿Arrollará La Máquina? Ante Tigres fue una versión más generosa que la del anterior torneo. Agradable lo de Santiago Giménez, pidiendo el balón en medio del huracán. Hubo un reencuentro con la intensidad, pero horrores y errores en el fondo, como en dos de los goles de Tigres, en los casos de Sebastián Jurado y Luis Abram. De otra manera, habría sido victoria por nocaut.

De Pumas se esperaba más. Un penalti a los 12’, los puso cuesta arriba. Tijuana se sacó la lotería, con un estilo roñoso, mientras el promotor Cristian Bragarnik sigue dándole atole con el dedo a los dueños de Xolos, empezando con el técnico Ricardo Valiño, un don nadie. Los universitarios de Andrés Lillini tienen potencial para más, pero el filtro defensivo necesita ajustes inmediatos.

Así, aún con el espejismo de la abundancia de goles (27), difícilmente Pachuca, ante Querétaro, este lunes por la noche, podrá quitarle a esta Jornada 1, esa sensación de que cuando se esperaba el Maná divino entre la hambruna generalizada, terminó siendo un taco placero

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LOS ÁNGELES -- El fracaso. Ese hijo de nadie. Ese huérfano. El fracaso. Ése, que acobarda al más bravucón, que arrodilla al soberbio, que estigmatiza como imbécil a cualquier balandrón que en Roma perjura que: “Queremos comunicarle a Europa que México es uno de los mejores formadores de jugadores (del mundo)”.

Y mientras Mikel Arriola tenía semejante desliz irrisorio, neuronal y hormonal ante el futbol de Italia, en San Pedro Sula su selección Sub-20 sucumbía ante Guatemala. Y mientras el presidente de la Liga MX se hinchaba el buche de bravatas y mentiras, la selección del siempre “Luisito” Pérez y el futbol mexicano se quedaban sin Mundial Sub 20 y sin Juegos Olímpicos en París 2024.

EFEMexico Sub-20 lamenta la eliminación contra Guatemala

El fracaso. Ese hijo bastardo, cuya paternidad nadie reclama. Ni los padres genéticos del engendro, como Yon de Luisa y Gerardo Torrado, quienes han patrocinado, vía su incapacidad e ineficiencia, fracasos en la Liga de las Naciones, en la Copa Oro, y en una eliminatoria insultante por la paupérrima calidad de futbol.

¡Ah!, pero ambos, Yon y Torrado, festejan un bronce olímpico, bastante tristón, aunque vitoreados, por supuesto, por el canallesco coro mediático de quienes les festejan los bochornos bajo la consigna del salario y el soborno del miedo.

Cierto, la culpa no es sólo de ellos. Ambos Yon y Torrado, toman decisiones dentro de la burbuja trémula de su inhabilidad, de su castrada capacidad y masculinidad, para manejar uno de los balompiés más poderosos, económicamente, del mundo, pero, también uno de los balompiés más corruptos y más estancados del mundo.

La riqueza del futbol mexicano sólo ha parido Nerones y Calígulas, pero ningún Julio César que convierta a una maquinaria con poder financiero, en una maquinaria con poder futbolístico.

Recursos hay, financieros y humanos, pero sin líderes, sin tipos audaces, inteligentes, y principalmente honestos. Yon, Torrado, bienvenidos al Paraíso de los Eunucos. Su nicho acojinado y acojonado los espera.

¿Quién le entregó la selección Sub-20 a “Luisito” –siempre “Luisito”– Pérez? Sí, Gerardo Torrado y la agenda de sus alegres compadres. ¿Nadie le recordó los bochornosos, casi criminales momentos en que se vio involucrado a causa de su alcoholismo? ¿Nadie se atrevió a recordarle los accidentes automovilísticos y los zafarranchos en los tugurios y burdeles de Monterrey?

Pero, insisto, no es sólo culpa de ellos, de Yon y Torrado, sino también de quien los protege, los mangonea, los ridiculiza, los fortalece, los empodera, los indulta, los mima, los blinda, desde ese enorme escritorio del valemadrismo desde el cual despacha Emilio Azcárraga Jean, más atento a sus cómicos que no hacen reír, a sus actricitas que no actúan, y a sus cantaticos que no cantan.

Pero no son sólo Emilio, Yon y Arriola los que conducen, de manera magistral y con muñeca firme al futbol mexicano hacia reiterados fracasos. No, ellos son sólo las versiones autóctonamente mexicanas de Thelma y Louise rumbo al abismo. Tan o más responsables, tan o más culpables, son quienes desde sus ratoneras, desde sus escondrijos, desde los hoyos de sus terrores, no se atreven a cuestionarlos.

Recuérdese: los dueños de equipos son, estatutariamente, los dueños del futbol mexicano, los dueños de las selecciones nacionales, son los dueños de este producto que han permitido les arrebaten, lo corrompan, lo deterioren, lo escupan, y lo engusanen los tres tipos mencionados.

Sí, porque los dueños de equipos tienen derecho a voz y a voto. Porque ellos tienen el poder, insisto, estatutariamente. Pero, esa voz habla con miedo, y ese voto, vota con miedo. Desde el Salón Oval de Televisa les extirparon el cerebro, el corazón y las gónadas.

Porque ellos también han sido emasculados moral, neuronal, emocional y físicamente. Ya no hay tipos que levanten la voz. Ya no hay un Jorge Vergara, y a Jesús Martínez lo silenciaron canallescamente con el #TuzoGate, y advirtiéndole que está listo el #TuzoGate2 y el #PanzaVerdeGate, por si su junior se quiere poner al brinco. ¿El resto? ¡Ja! Son aterrorizadas pilmamas de promotores.

¿Alejandro Irarragorri? Él ha elegido bien. Colocarse del lado del poder sin subyugarse al poder, sino capitalizando los hilos sueltos del poder. Él, pacientemente, agrega al Sporting de Gijón a sus dominios, y contrata un diseñador de interiores y un exterminador de plagas, para cuando tome posesión de la oficina presidencial de la FMF en 2023.

¡Ah! ¿Y los poderosísimos, atrevidos, irreductibles, esos, los adalides del futbol en Monterrey? Ellos sólo quieren un cabrito cada fin de semana en Apodaca o en Harlingen, y engatusar a la noble y manipulable feligresía regiomontana. ¿Rebelarse ellos? Las botas puntiagudas y el cinto piteado son el disfraz de su pusilanimidad.

Lo cierto es que ya los ratoncitos del futbol mexicano no sólo visten de verde, sino también de cuello blanco, agazapados en sus madrigueras, dispuestos al circo en cuanto su majestad televisiva les pide que se vistan de bufones y salgan con panderetas, a la danza de la sumisión y el ridículo.

¿Cuánto pierde México con esta eliminación? Una generación errante de jugadores. Fracasos de esta dimensión estigmatizan de por vida al futbolista, quien queda solo, náufrago, abandonado, repudiado, apostado. Se convierten en leprosos del fracaso propio, por el fracaso ajeno.

Recuérdese, en México está tan prohibido el triunfo como la derrota. ¿Pruebas? ¿Qué ocurrió con los campeones Sub-17? Los abandonaron, los dejaron expuestos a las garras virulentas de inescrupulosos promotores, o de padres de familia, que se pensaron promotores y terminaron arruinando las carreras de sus hijos. Así, el mexicano queda aterrado ante el reto, porque no sabe si es más temible el fracaso o el éxito. Los dos, al final, se convierten en una trampa.

¿Y ahora? No es complicado tomar decisiones drásticas, y no hablo de las renuncias que Yon de Luisa y Gerardo Torrado debían haber puesto ya en la mesa, no hoy, no ayer, sino desde las cuatro veces que Estados Unidos se burló socarronamente de la Selección Mexicana.

Decisiones drásticas, esas que, claro, hay que tener mucha valentía, mucha devoción, mucho compromiso, mucha filantropía, mucha honestidad, mucho conocimiento y mucha autoridad para llevarlas a cabo. Es decir, parece imposible.

1.- Reducir el número de futbolistas extranjeros. Cortar de tajo, sin burocracias timoratas. Cinco por equipo y cuatro en la cancha simultáneamente, y que esos cinco hayan pertenecido al menos a una selección nacional de su país.

2.- Reducir a 16 el número de equipos en Primera División y restablecer el Ascenso y el Descenso.

3.- Crear una genuina Comisión de Futbol, no conformada por dedazos, por serviles, por advenedizos, sino gente con cicatrices legítimas en una banca y en una cancha de futbol; y que se elija a gente capacitada al frente de las selecciones nacionales, no a improvisados ni a sus compadres.

4.- Que se cumplan los estatutos y que no existan morosos con entrenadores o jugadores o administrativos sin salarios al corriente, como ocurre con Juárez, Querétaro y Tijuana.

Pero, nada pasará. Vendrán Yon, Mikel y Torrado con discursos pacifistas, promesas que no cumplirán, y si bien no embaucarán a todos, ya tendrán sus incondicionales, en sus privilegiados balcones mediáticos, para que desaten las fanfarrias, para festejar, sí, el nuevo fracaso.

Permítaseme retomar de nuevo a Juan Rulfo en su bellísimo cuento Diles que no me Maten: “Es algo difícil crecer sabiendo que la cosa de donde podemos agarrarnos para enraizar, está muerta”.

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LOS ÁNGELES -- Sus videos duelen, estrujan, hieren, lagriman. Otrora, habrían despertado indignación, sorna, memes, y alebrestado a la rapiña de los fiscales de los sepulcros blanqueados, que lo habría ajusticiado inclementemente.

Pero, hoy no, hoy ver a Carlos 'Gullit' Peña en esos videos deja claro que es un grito de auxilio que nadie quiere escuchar. Está solo, abandonado. Se tambalea su cuerpo, su salud, su mente... su vida.

Es un paria, pero no por decisión propia, estrictamente, sino que es el náufrago en una enfermedad que él no acepta. Y que El Gullit decide claudicar, porque, para él, el alcoholismo es la mejor forma de escapar del alcoholismo. Morir matándose, matar muriéndose.

Uno creía que no regresaría a México después del Mundial de Brasil. Era fácil imaginarlo con el visado a Europa. Tenía todas las condiciones. Un futbolista de recorridos largos, de astucia e inteligencia, de remate fácil, y a veces billarista en balones a profundidad. Alto, fuerte, tosco.

Y algo que parecía escapar a la vista de todos: él era feliz en la cancha; él era feliz con el balón, y él se deleitaba deleitando. Era Adán en El Paraíso, sin entender que debía cohabitar con las tentaciones de la serpiente y la manzana. Ahí, sucumbió.

Pieza clave de ese medio campo del León. Al lado de Luis Montes y Gallito Vázquez, sumó un Bicampeonato. Carlos Gullit Peña era el guardaespaldas para ambos; el eslabón entre ambos; el complemento de ambos.

Ciertamente, para entonces, ya había sido victimizado por las sirenas y las arpías que acechan al futbolista: largas noches y cortos descansos; largos vasos y cortas faldas. Pero, por entonces, parecía tener todo bajo control, en un equilibrio peligroso. El código de los Tres Mosqueteros: Athos y Portos no abandonan a Aramís.

Una desgracia lo marca. Mayo 31 de 2014. México vs. Ecuador, ya en la ruta final hacia el Mundial de Brasil. Luis Montes disputa un balón con Segundo Castillo. Crujido, dantesco y estridente. Fractura de tibia y peroné del Chapito. Conmoción en el vestidor. Desde ese día, El Gullit perdió la felicidad en la cancha y la buscó desesperadamente en las tabernas.

Miguel Herrera, un especialista en milagros mentales y espirituales, se enteró del problema creciente. Pero El Piojo estaba seguro de rescatar al Gullit. “A ningún otro futbolista le he dedicado tanto tiempo, tanta cercanía, tantas ganas de ayudarlo como a él”. Fue inútil.

Carlos Peña ya había decidido sobrevivir en el callejón más oscuro del hedonismo. Un sibarita que huyó del futbol, para alquilar fortalezas, breves y frágiles, con mujeres en alquiler. Abandonó todo: futbol, familia, amigos, esperanza.

En confidencia, Miguel Herrera lamentaba su propia impotencia para rescatarlo. Y hasta suelta una reflexión. “Si ante Holanda (Países Bajos) lo hubiera tenido a él, enterito, para que entrara de cambio (por Giovani dos Santos, en lugar de Javier Aquino)”, México habría llegado al Quinto Partido.

Al tiempo, Luis Montes regresaría a las canchas. Más allá de desdeñar a la Selección Mexicana en esta era de Gerardo Martino, el Chapito sigue dejando el sello de su gran talento. Gullit Peña ha seguido en el mundo aberrante del luto festivo, por aquella postal perversa en el estadio de los Vaqueros de Dallas, aquel 31 de mayo de 2014.

Después siguió una ruta calamitosa. León lo vende por lo que fue, sin revelar lo que ya para entonces era. Guadalajara lo firma. En Chivas, Matías Almeyda logró irrumpir en esas catacumbas podridas de depresión y vicio. Logró despertarlo un partido sí y otro no. El técnico argentino entendía perfectamente ese proceso degenerativo de automartirizarse. Al final, El Pelado claudicó.

El Gullit regresó a León, y después Pedro Caixinha creyó rescatarlo con el Rangers de Escocia. Siguió el cuesta abajo: Cruz Azul, Necaxa, GKS Tychy, Correcaminos, FAS y Antigua. Con los Futbolistas Asociados Santanecos pareció haberse rehabilitado totalmente. Fue figura en el título conseguido en el campeonato de El Salvador.

Sin embargo, después de Guatemala, se quedó sin equipo, tras una campaña regular con Antigua. A los 32 años, las puertas de los clubes se le han cerrado, pero se han abierto las de bares y las del abuso de personas con mala sangre, que graban videos y los exhiben, en sus horas más bajas, en sus condiciones más deplorables.

Buen ser humano, tipo noble, sin malicia desenfrenada, ha visto cómo se han extendido docenas de manos queriendo ayudarlo desde hace años. Samaritanos han sobrado. Pero El Gullit ya no busca quién lo ayude, sino quién sea su cómplice en una larga, silenciosa, desesperada, demencial y cruenta carrera a su propia aniquilación.

Un hombre que vivió en los socavones tormentosos del vicio, fue su mejor sustentáculo, su mejor apoyo. El ex campeón mundial Julio César Chávez lo tomó bajo su égida, lo cubrió con las alas de sus propias y terribles experiencias. El Gullit abandonó temporalmente ese proceso de autodestrucción. Pero las tentaciones volvieron y recayó.

Así como en su época dorada sus goles y sus acciones en la cancha se volvían virales, hoy ese par de videos que reptan en el morbo desenfrenado de las redes sociales se han vuelto virales.

Y ambos evidencian lo más grave de todo; Gullit Peña está solo, abandonado, desamparado, por todos, pero, principalmente, por él mismo.

Ha asumido, equivocadamente, que la inconsciencia del alcoholismo es la forma más eficiente para no estar consciente de su alcoholismo. Elige la anestesia de la penitencia, como forma de anestesiar el pecado.

Pudo ser todo un Gullit-ver del futbol, pero lo han sometido los enanos malditos que extorsionan y encadenan que viven emboscando al futbolista.

George Best, tal vez junto con el salvadoreño Mágico González, los futbolistas más notables exterminados como atletas sublimes por el alcohol, decía que “cada vez que entro en un sitio hay 60 personas que quieren invitarme a beber... y yo no sé decir que no”.

Ésos, los 60 de Best, del Mágico o del Gullit, ésos, son tan o más culpables que ellos mismos.

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LOS ÁNGELES -- Fue en julio de 1996. Hace 26 años. Boca Juniors masacró a River Plate (4-1). Claudio Caniggia fue la figura con un triplete. El momento icónico fue otro. Diego Maradona le planta un beso intenso en la boca al Pájaro. Lo había prometido: “Si Cani anota un gol, le doy un piquito (beso)”. Caniggia declararía a TyC: “Diego hace mejor los pases para gol que los piquitos”.

Futbol Argentina
AP

La imagen del beso entre las dos magníficas bestias del futbol argentino le dio la vuelta al mundo. Fascinación. Todos se solazaban con la estampa. Un beso entre machos alfa y astros, era una anécdota festiva del futbol. Como aquel oscuro ósculo entre dos poderosos políticos en el mundo: el líder soviético Leonid Brézhnev y el presidente de la República Democrática Alemana, Erich Honecker en 1979.

Anécdotas. Travesuras. Ocurrencias. Excentricidades. Rebeldes con causa, rebeldes sin causa. ¿Homosexualidad en el futbol? No, si son el Diego y el Cani.

La realidad es otra en el futbol profesional de varones. Phillipp Lahm, figura del Bayern Munich, en su libro “El Juego: el Mundo del Futbol”, publicado en 2021, se subió a la hoguera pública. Recomendó a los jugadores que no desafiaran a La Hidra voraz de las “buenas costumbres”, a los sepulcros blanqueados.

Lahm aconsejó a los futbolistas gay que mantuvieran bajo secreto su orientación sexual. “Aún falta aceptación en el mundo del futbol y en la sociedad, en general. Tendrían que soportar insultos y difamaciones. ¿Quién aceptaría eso, que te agravien por ser quien eres?”

Los pocos futbolistas profesionales varones (18) que han revelado su orientación sexual, lo han hecho después de retirarse, excepto uno, cuya vida se convirtió en un infierno a partir de su emancipación pública: el inglés Justin Fashanu.

El mismo Lahm analiza en su libro la audacia de su ex compañero en la selección alemana, Thomas Hitzlsperger, quien tomó la decisión después de retirarse en 2014. “Declaro mi homosexualidad porque deseo que esta cuestión avance en el mundo del deporte profesional”, dijo al semanario Die Zeit.

“Me pareció prudente que (Hitzlsperger) se atreviera a dar el paso e hiciera pública su orientación sexual, pero solamente después de poner fin a su carrera como futbolista activo”, opinó Lahm en su texto publicado en enero de 2021. Sí, hace año y medio.

Pero en la misma Alemania, no todos coinciden con Lahm. El portero y ex capitán de la selección alemana, Manuel Neuer, portó el gafete multicolor durante la más reciente Eurocopa en apoyo al movimiento LGBTIQ+, lo cual originó una investigación por parte de la UEFA sobre sus motivos. Al final, el organismo abandonó la investigación y dedujo que lo había hecho por una buena causa, “promueve la diversidad”.

Neuer ha sido solidario con la comunidad LGBTIQ+. De hecho, ha insistido a que los futbolistas profesionales revelen su orientación sexual sin temores. “Quien sea gay, debería decirlo; salir del armario alivia”, comentó el arquero.

Pero, 2022, y eventualmente el futbolista profesional en el mundo, sabe que hacer una revelación así, será poner en riesgo su carrera. La sentencia de Lahm prevalece: “Tendrían que soportar insultos y difamaciones”.

Mientras en el futbol femenil hay más apertura para que las jugadoras anuncien su orientación sexual, en el caso de los varones, sigue siendo un tabú absoluto. Un momento relevante para la comunidad LGBTIQ+ ocurrió cuando la seleccionada nacional estadounidense Megan Rapinoe y la basquetbolista Sue Bird contrajeron nupcias.

La misma Rapinoe, Balón de Oro de la FIFA, había sido dama de honor del matrimonio entre las seleccionadas nacionales de EE. UU. y campeonas del mundo, Ali Krieger y Ashlyn Harris.

“Gran parte del apoyo a nuestra relación, lo hemos recibido por parte de nuestras familias y amigos, y ha sido a través del futbol. Que en el mundo en que vivimos se celebren así el amor, la aceptación y la inclusión, es bajo mi punto de vista, más significativo aún”, alentó Ashlyn Harris.

Pero, Justin Fashanu fue una dolorosa advertencia. Tuvo dos vidas el futbolista inglés. Una, antes de declarar a The Sun en octubre de 1990, sobre su orientación sexual, y otra después de hacerlo. Jugador excepcional, fue el primer futbolista afroinglés, en cotizar en un millón de libras, su transferencia del Norwich al Nottingham Forest.

El mayor impacto en Fashanu, llegó precisamente con su entrenador, Brian Clough, quien lo confrontó con una increpación que se volvió brutal al paso del tiempo. “¿A dónde vas si buscas pan?', le pregunté. 'Al panadero, supongo'. '¿A dónde vas si quieres una pata de cordero?' 'Al carnicero'. 'Entonces, ¿por qué sigues yendo a ese maldito club de maricones?'”, relata el mismo Clough en su autobiografía. Comenzaba el infierno.

Justin Fashanu
Getty ImagesJustin Fashanu jugó en Inglaterra, Canadá y Estados Unidos.

Justin Fashanu se encerró el 2 de mayo de 1998, a los 37 años, en la cochera de su casa en Shoreditch, Londres, y puso fin a su vida. Con su anuncio a The Sun, quiso abrir puertas, y semejante osadía, en un universo no apto, para ello, terminó en el ostracismo total, agobiado incluso por una acusación de asalto sexual de un muchacho de 17 años, en Maryland, Estados Unidos.

El propio hermano de Fashanu, John, también futbolista profesional, después del anuncio de su orientación sexual, dijo que le era “totalmente extraño”, y que nunca compartiría las regaderas de un vestidor de futbol con él. Años después se arrepentiría de sus comentarios, y defendería la valentía de Justin.

El ex seleccionado francés Patrice Evra, autor del libro “Yo amo este juego”, ratifica la homofobia vigente en el futbol profesional: “En el futbol, si dices que eres gay, se acabó. Yo jugué con futbolistas que eran homosexuales. Cara a cara, se sinceraron conmigo... tenían miedo de hablarlo con el resto. Hay (había) al menos dos jugadores por club que son homosexuales”.

Hasta hoy, son 18 los futbolistas varones que han hecho pública su orientación sexual. Todos ellos, excepto Fashanu, lo revelaron después de haberse retirado.

En 2022, para el futbolista profesional que vive sin declarar abiertamente su orientación sexual, todo ha cambiado, pero, ellos lo saben, desde Justin Fashanu hasta la fecha, en realidad, nada ha cambiado.

Prueba de ello, el anuncio del Gobierno de Qatar al abrir sus puertas al Mundial 2022, prohibiendo muestras de afecto en público entre miembros de la comunidad LGBTIQ+, y advirtiendo de brutales condenas y castigos. Y no es broma ni blof. Según relata su propia odisea el ex futbolista qatarí de 35 años, Nas Mohamed, quien a los 22 años en Las Vegas, se sintió “por primera vez libre”, al visitar un bar gay, tras una vida de represión.

Al regresar a Qatar, debió refrenarse nuevamente. “Vivía con un miedo constante. Pensé que me matarían si alguien se enteraba de que soy gay, si se sabía públicamente. Los asesinatos de honor son muy tribales en Qatar. Algunas familias lo hacen, otras no, y el gobierno trata de no intervenir”, dijo en una entrevista a la BBC.

Ironía pues: por un lado está la FIFA, que representa la diversidad, el respeto, lo humanístico; y por otro lado está el gobierno qatarí, con sus políticas en contra de la comunidad LGBTIQ+.

Sí, aunque todo ha cambiado, nada ha cambiado para los futbolistas gay. Quizás es por eso que los dos o más jugadores gay que -- según la aseveración de Patrice Evra -- militan en cada equipo, no se atreven a salir del armario.

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LOS ÁNGELES -- Orbelín Pineda es la nueva víctima. Soñó con Europa. Pisó Vigo y su mejor aventura fue degustar lo mejor de la gastronomía española. El Celta lo recluyó en la indiferencia.

Hoy, con la brújula enloquecida, no por la esperanza, sino por la resignación y la desesperación, El Maguito de Coyuca de Catalán adivina su futuro con una moneda al aire. Una moneda sin cara y sin cruz. ¿Chivas, Toluca? El nuevo rico y la vieja mendicidad.

Quiere seguir en Europa. No entiende que allá sigue siendo un desconocido. ¿Orbelín qué? Al Celta le generó agruras financieras. Su técnico, Chacho Coudet, debe susurrarse burlas con su representante, Christian Bragarnik, quien ordenó la marginación del mexicano. No era su mercancía y ordenó que no saliera de la bodega.

Entiéndase: Orbelín no es tan bueno como para ser indiscutible titular en el Celta, pero tampoco es tan malo como para no ser un revulsivo, un aporte, un extintor medio lleno en caso de incendio. Tiene cualidades de tanto peso, como el peso de su mayor defecto: indolencia.

Él insiste, pues, en el Viejo Continente. La realidad es que Orbelín no circula en la órbita europea más que en sus muy desorbitadas fantasías.

Hoy, naufragando en la desesperación, en la frustración, su representante limosnea albergue en cualquier club. Está dispuesto a bajarse sustanciosamente el salario. Prefiere la caridad en euros que la abundancia en pesos. Cierto, él está protegido: tiene contrato con el Celta de Vigo. Es un desempleado con empleo y con generoso salario: la vida perfecta de cualquier cigarra.

El problema, claro, es que además de Europa hay otra obsesión: Qatar 2022. Pero, si no juega y no se la juega, no jugará con el Tri. Chivas y Toluca pueden redimirlo, pero él, no quiere que lo cite Gardel: “Volver, con la frente marchita”. Sabe que la cubeta de los cangrejos le aguarda con el festejo morboso a ritmo de pasitos guerrerenses.

El ensueño europeo es su gran pesadilla en el destierro. El tiempo agobia. No es de los preferidos de Gerardo Martino, quien guiña más –ya sospechosa y perniciosamente–, el ojo derecho a Rodolfo Pizarro, aún contra las indicaciones de su oftalmólogo. Toluca y Chivas le ofrecen el Purgatorio ante su pecaminoso y lúdico afán europeo, fallido no por él, sino por siniestras elucubraciones de promotores.

Así, Orbelín Pineda es otra víctima que se engulle la ratonera europea. Otro ratoncito verde –en todos sentidos–, que se creyó la fábula de La Cenicienta. Y sí: no ha sido el primero, y no será el último jugador mexicano que, en el espejismo de sus calenturientas fantasías, crea que pueda convertirse en colonizador de los colonizadores.

¿Toluca o Chivas? Deberá decidir pronto. Ambos equipos serán platos de segunda mesa, sin duda, pero, al final, el mismo Orbelín ha pasado a ser plato de segunda mesa en el menú europeo, o, sinceramente, ni siquiera figuró en él.

Esas sirenas europeas. Esas malditas sirenas europeas y sus malditos encaminadores de almas, los promotores. ¿Cuántos ilusos, ilusionados e ilusionantes futbolistas mexicanos más?

Ha habido cuatro niveles de aventureros mexicanos. Los que han conquistado un sitio en las memorias generosas del futbol; los que merecen respeto, al mencionar su nombre; los que cautivaron un año, y los que fueron y volvieron bajo la ignominia y uno que otro gallardete, a veces pegado con el chicle piadoso de la concupiscente condescendencia.

1.- Hugo Sánchez y Rafa Márquez, inalcanzables. Ninguno otro. Javier Hernández se marginó desde su último semestre con el Manchester United. Lo que vino después fueron escarceos entre el chiripazo y fallidos intentos de redimirse.

2.- Este nicho, el de los buenos recuerdos, sí es de Chicharito, y lo acompañan jugadores como Andrés Guardado, Pável Pardo, Carlos Salcido, y benevolentemente y benévolamente, por su persistencia, agreguemos a Luis García, al calvario de Guillermo Ochoa, y cedamos un par de espacios con un asterisco, y con más rezos y veladoras que posibilidades, para un renacimiento de Raúl Jiménez y una consolidación del Chucky Lozano. ¿Ricardo Osorio? En lo suyo, respondió.

3.- Los de momentos, momentitos y momentazos. Esos, los de Héctor Herrera en el Porto, hasta la inconsistencia en el Atlético de Madrid. O el Tecatito Corona del FC Twente y el Porto y espasmos con el Sevilla. O el gitanismo de Héctor Moreno y Miguel Layún. Y ábrase una pausa para observar a Johan Vásquez, Gerardo Arteaga y Érick Gutiérrez. ¿Diego Lainez? Sigue estando donde no debería estar; Qatar 2022 puede ser su parteaguas. ¿Néstor Araujo? Hurgando en sus actuaciones y sus estadísticas, apenas cabe aquí. Y antes que ellos, Carlos Vela y un torneo fantástico con la Real Sociedad.

4.- Aquí hay un pelotón nutrido. Los que fueron, disfrutaron, regresaron y se perdieron. Giovani y Jonathan dos Santos, Jose Juan Macías, Diego Reyes, Marco Fabián de la Mora, Carlos Salcedo, Omar Bravo, Raúl Gudiño, Gullit Peña, Eduardo Herrera, Carlos Ochoa, Javier Aquino, y antes de ellos, Jared Borgetti, Carlos Hermosillo, Luis Flores, Manuel Negrete, Chepo de la Torre, Gerardo Torrado, y una lista interminable.

Aquí, vale la pena hacer dos apartados. Uno, para Antonio de Nigris, la víctima más lamentable y penosa de ese Pacto de Caballeros que según la FMF no existió, no ha existido y no seguirá existiendo. En plenitud de facultades, le bloquearon los accesos a otros clubes mexicanos. Pero, el Tano, valeroso, retomó una segunda cruzada por Europa, en Turquía y Grecia, donde fallece a los 31 años.

Y el otro acápite. ¿Se pregunta Usted por Edson Álvarez? Deberá estar en el segundo grupo. No, no rezongue con la camiseta puesta si no ha visto los juegos del Ajax Amsterdam. Sí, es notable con su equipo. Ahí, juega al futbol, y lo hace muy bien. ¿Con el Tri? Las precariedades, cortesía de El Tata, lo obligan a jugar rugby con México. Pronto será el capitán de su selección.

Seguramente Usted estará en desacuerdo, más por su devoción a un club y su desprecio a otro. Saque sus propias cuentas. Y quite y ponga donde quiera, total...

Pero, sin duda, las fauces voraces e impunes de los promotores y de la ratonera europea, siguen abiertas, a la espera de nuevos ratoncitos verdes –en todos sentidos–, como el reciente caso de Orbelín Pineda.

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LOS ÁNGELES — Con tufo a fracaso, Jonathan Rodríguez se despidió del Al-Nassr. Sólo un alarde de incompetencia de Santiago Baños y de Joaquín Balcárcel podría evitar su anidar en Coapa.

Presuntamente, el América ya tiene una 'Cabecita' de ariete para un ataque que por años ha sido tan peligroso como Lassie en su sexta semana de gestación. Con Jonathan Rodríguez, debería cambiar la historia. La ofensiva aguilucha debe ser más peligrosa ahora que una piraña en un retrete.

¿Está Cabecita a la altura de las exigencias? No llega a un equipo cualquiera. Llega a un club azuzado por la afición, por la marabunta mediática y por su propio ADN, ése, el del #ÓdiameMás. Sin un título en cuatro años, su linaje empieza a ulcerarse.

No desconoce el medio ni el miedo, ni las presiones, ni las acechanzas, ni las demandas, ni los desafíos. Fue clave, junto con el también extraviado Luis Romo, en la conquista del título de Cruz Azul para poner fin a 23 años de ayuno.

Cierto, su pasaje por Arabia Saudita fue lamentable. Su chequera engordó, pero su eficiencia cayó en anemia perniciosa. Al–Nassr buscará mejores opciones que la de un gambusino que olisqueó petrodólares, pero dejó de olisquear la red.

América consuma una jugada maestra al firmarlo, a no ser, claro, e insisto en ello, que Baños, Balcárcel y su gurú Nazareno Marcollese destruyan lo indestructible, que arruinen lo infranqueable. Ellos saben que el Cabecita no sólo puede salvar a su equipo, sino también salvarles sus endebles cabecitas, después de tantas equivocaciones perpetradas.

1.- Consiguen a un goleador comprobado, de raza, de casta. Cierto, no sobrevivió al éxito del título con Cruz Azul, pero también algunas excentricidades de Juan Reynoso influyeron en ello.

2.- América firma a uno de sus grandes verdugos. Jonathan Rodríguez se había convertido en uno de los burlones ejecutores de las Águilas, especialmente, en la época de Miguel Herrera.

3.- Coapa gana, además, un caudillo en El Nido. Aquella ventaneada, con trago en mano, pose de galán en desuso, durante una fiesta clandestina en plena pandemia, trastocó al Cabecita. De posible chivo expiatorio se transformó en líder, en uno más de ese grupo de jugadores que echó a Víctor Garcés del vestidor celeste.

4.- En medio de la Torre de Babel que ha sido el América, en la conexión entre constructores y ejecutores, parece ser la solución. América tiene al mejor rombo del futbol mexicano, más allá de la forma de juego que ordene Fernando Ortiz: Diego Valdés, Pedro Aquino, Richard Sánchez y Álvaro Fidalgo. Sólo falta el magnicida del área… o faltaba.

5.- Ojo: aún deberá ponerse en forma y readaptarse físicamente a la Ciudad de México. Sin embargo, tras seis meses de ausencia, esa memoria biológica no se habrá borrado totalmente. En Santos y Cruz Azul corroboró que puede desarrollar las funciones y variables que Federico Viñas y Henry Martín, juntos, no pueden desempeñar.

6.- Ojo: deseable es que los exámenes médicos sean más minuciosos que de costumbre. Recuérdese la ligereza de los médicos, cuerpo técnico y directivos en el caso de Nico Castillo. Cuidado: no asevero, ni remotamente, la existencia de alguna complejidad en su salud, pero aquella negligencia médica, les deparó sorpresas también en la fragilidad de Nicolás Benedetti.

7.- Ciertamente, hay un interés especial de Jonathan Rodríguez: el Mundial y la Selección de Uruguay. En su entorno se asevera que estuvo en comunicación con el técnico Diego Alonso. “Para contemplarte te necesito en ritmo y en competencia”, le habría dicho. América sería la solución para ambos.

8.- Anote en su agenda: el 20 de agosto, con América como administrador, Cabecita Rodríguez se enfrentará a Cruz Azul, a algunos de sus ex compañeros, y a una fanaticada herida, rabiosa, compungida, rencorosa, resentida, vengativa y ansiosa de sufrir y gozar en ese encuentro.

9.- Entendiendo que el Pacto de Caballeros no existe, nunca ha existido ni seguirá existiendo, pero cómo habrá compensado el América a Cruz Azul para que se diera el retorno del Cabecita con destino a Coapa. Favores que se hacen, favores que se pagan.

Por eso, sin duda, Jonathan Rodríguez pasa del Al-Nassr al renacer. Al menos, queda en sus manos, en sus pies, y en su Cabecita.

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Rafa Ramos, Fútbol, América

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Para celebrar el Día del Padre, echamos una mirada a la relación padre e hijo en el deporte.

Mazinho y sus hijos Thiago y Rafinha Alcántara

Iomar do Nascimento (Mazinho) estuvo en el equipo de Brasil que ganó el Mundial de Estados Unidos 1994 y una Copa América. Su hijo, Thiago, lo veía entrenar con el Valencia cuando era niño y todo lo que quería era imitarlo. Eventualmente, Thiago alcanzaría jugar para el Barcelona y el Bayern Munich, ganando 10 títulos de liga y uno de UEFA Champions League entre ambos equipos. Su hermano Rafinha, por su parte, también militó en el Barcelona ganando 3 títulos de liga y 5 de Copa del Rey (jugó 90 partidos con el equipo en todas las competencias).

Julio César Chávez y su hijo, Chávez Jr.

ESPN Datos Julio César Chávez Sr. y Jr. boxeo
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Julio César Chávez obtuvo una marca de 107-6-2 (85 KO) en su carrera, fue 6 veces campeón en 4 divisiones en 25 años de carrera y fue exaltado al Salón de la Fama en 2011. Apodado el César del boxeo, Chávez Sr tuvo un invicto de 89 peleas hasta que cayó ante Randall en 1994. Su hijo, Chávez Jr., capturó el título peso medio del CMB y tiene una marca de carrera de 51-4-1 (33 KO).

Bobby y Barry Bonds

ESPN Datos Bobby y Barry Bonds MLB
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En 14 años de carrera, Bobby Bonds fue seleccionado al Juego de Estrellas tres veces, fue el Jugador Más Valioso del Juego de Estrellas y ganó el Guante de Oro tres veces. Bobby Bonds logró 5 temporadas con al menos 30 home runs y robó al menos 30 bases (récord de MLB).

¿Y si les digo que alguien eventualmente compartiría ese récord con él? Sería su hijo, Barry. Los 332 HR de Bobby están justo fuera de las 100 mayores cantidades, pero los 762 de su hijo Barry son la mayor cantidad en la historia. Ambos se juntaron para 1,094 home runs de carrera; no fue hasta el 1925 que la MLB como liga logró esa cantidad de home runs en una temporada.

La dinastía Maldini

Cesare Maldini jugó con el Milan entre 1954-66 y logró 4 títulos de liga y 1 de Copa de Europa (1962-63), convirtiéndose en leyenda del club. Su hijo, Paolo, subió de la cantera milanista al primer equipo en 1985 y jugó con el equipo hasta el 2009. En ese tiempo, ganó 7 títulos de liga y 5 de Copa de Europa (3 de ellos tras el cambio de formato), entre otros títulos. Uno de los hijos de Paolo, Daniel, actualmente milita en el Milan y se convirtió en la 3ra generación de la familia en anotar en un partido de Serie A el 25 de septiembre.

Nico Rosberg y su padre, Keke

Keke ganó el campeonato mundial de Fórmula 1 en 1982 y fue una inspiración para su hijo toda su carrera. Nico comenzó a correr go-karts desde pequeño y ganaría 9 GPs en camino al campeonato en 2016. Rosberg fue el vencedor por 5 escasos puntos en una batalla hasta el final contra un feroz Lewis Hamilton, discutiblemente el mejor piloto de Fórmula 1 de la historia. Acto seguido, Rosberg se retiró y vaya que fue ejemplo de retirarse en lo más alto.

Tomás Balcázar, Chícharo y Chicharito Hernández

ESPN Datos Padres e hijos en el fútbol
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Tomás Balcázar fue estrella para Chivas en los 50 y le anotó a Francia en el Mundial de 1954. Javier 'Chícharo' (por el verde de sus ojos) Hernández, casado con la hija de Balcázar, jugó 28 partidos con la selección nacional y fue parte de ese equipo que alcanzó el esquivo quinto partido del Mundial en México 1986 (aunque no jugó en el partido). Su hijo, 'Chicharito', se convertiría en el máximo anotador en la historia de México con 52 tantos, además de militar en el Manchester United (donde ganó 2 ligas) y en el Real Madrid (ganó un Mundialito de Clubes).

Bobby y Brett Hull

Los Hull son el único dúo padre e hijo en anotar 600 goles cada uno en la NHL. Del 1957 al 1980, Bobby Hull fue líder en goles 7 veces, ganó el trofeo Art Ross Trophy (líder en puntos) tres veces, el trofeo Hart Memorial (JMV) dos veces y ganó el Stanley Cup en 1961 con los Chicago Black Hawks. Fue exaltado al Salón de la Fama en 1983. Su hijo Brett fue líder en goles tres veces, ganó el Stanley Cup en 1999 y 2002 y ganó el trofeo Hart Memorial en 1991. Fue exaltado al Salón de la Fama en 2009.

La relación sanguínea no es la única manera de ser considerado "papá". El dominio deportivo también se describe como "paternidad". Aquí algunos ejemplos.

Argentina vs México: marca de 3-0-0 en mundiales

ESPN Datos Argentina vs Mexico en Mundiales
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ESPN Datos Albiceleste domina al Tri
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Dos de las 3 veces que se han enfrentado en mundiales fueron en 8vos. de final, y México solamente tuvo ventaja en marcador por 4 minutos en los 3 partidos combinados.

Brasil vs México: marca de 3-1-0 en mundiales

ESPN Datos Brasil vs Mexico en mundiales
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No solo no ha podido ganar, pero México tampoco ha podido anotar vs Brasil en mundiales. En sus 5 enfrentamientos, Brasil ha superado a México con 13 goles por 0.

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LOS ÁNGELES — Cierto, es la limosna que se cayó del bolsillo de Estados Unidos, pero México y el Estadio Azteca se convierten en los primeros entes en albergar tres mundiales: 1970, 1986 y 2026.

México logró rescatar las tres sedes (Estadio Azteca, Monterrey y Chivas), cuando estuvo en peligro de perder una de ellas. Mérito, sin duda, de Yon de Luisa. Queda claro que él tiene derecho de picaporte en FIFA, mientras que el canadiense Víctor Montagliani sólo es un presidente de membrete en Concacaf.

Claro, también pesó en favor de De Luisa, la prosapia, la heráldica, el peso histórico de un país bimundialista, pero en el que, además, se consagraron los dos futbolistas más grandes de la historia: Pelé y Maradona.

Es precipitado hablar de 2026 cuando el panorama luce té-TRI-co para el 2022. Parecería –todo un lujo–, un Mundial de desperdicio, habida cuenta la miseria futbolística de la Selección Mexicana, y reiterando que no clasificó a Qatar por su exuberancia, sino por la indigencia futbolística de la zona.

Pero, precisamente, todo el calvario y calamidades de este proceso mundialista, debe servir para no equivocarse nuevamente y especialmente para que no ocurra, como desde hace años, que el Tri quede en unas cuantas manos, en unas pocas manos, además, ineptas, fariseas, mezquinas, comprometidas y voraces.

Sin embargo, ya se sabe, el poder pertenece sólo a uno y el resto muge y puja, sumiso, desde ese aparatoso e inútil púlpito que se dice ser la Asamblea de Dueños. Nunca mejor que ahora aplicado el terminado de #YuntaDeDueños, cortesía de Sven-Goran Eriksson. Les cantaría Sabina a los propietarios de clubes: “Que ser valiente no salga tan caro. Que ser cobarde no valga la pena”. Pero…

Más allá de la incertidumbre que vive México como país, también deberá encontrar soluciones a la inseguridad, la violencia, el narcotráfico, la inflación, la corrupción, más allá de que sólo albergue diez partidos en total (cuatro en el Azteca, tres en Monterrey y tres en Guadalajara). Ya se sabe que en eventos así, suele haber treguas y pactos entre el gobierno y la delincuencia organizada. Ha ocurrido, ocurre y ocurrirá no sólo en México, sino en cualquier país del mundo.

¿Futbolísticamente? Es necesario trazar un proyecto, pero con genuinos intereses deportivos. No es imposible, porque tipos conocedores los hay entre directivos de clubes y entrenadores. Pero, parece improbable, porque se tratará de abusar de la gestión deportiva y financiera.

Entiéndase algo puntualmente: este Mundial 2026, en la Región México, no le pertenece a los mexicanos, ni a los clubes, ni a la afición, ni a los empresarios, y mucho menos a quienes pretendan el desarrollo del balompié en México. No, esta sede, este Mundial 2026, estos diez juegos, esta fiesta, sólo le pertenece a un tipo: Emilio Azcárraga Jean y al conglomerado visible y oculto detrás de él. Quien no lo quiera ver así, se engaña, se miente o ha malbaratado su conciencia.

Por lo pronto, Yon de Luisa ya tiene un legajo para ese Mundial 2026, pero le está incomodando la forma en que le rechinan huesos y articulaciones a este Tri de Tata Martino, con más inclinación al fracaso que a la sorpresa.

Contempla poner en pie de guerra a dos selecciones, una mayor y otra con límite de edad, y mantenerlas en constante actividad. Ha propuesto hexagonales a jugarse en Estados Unidos a partir de 2023, con México, Canadá, EE.UU. e invitados de UEFA, Conmebol y Concacaf. Obvio, no necesariamente se enfrentarían entre sí los tres países anfitriones.

Descartado Gerardo Martino para dirigir a México en la ruta hacia 2026, Yon de Luisa tiene un plan maestro para la dirección técnica, en el que contempla la más costosa inversión para ese puesto y ese proyecto.

De Luisa lo sabe: México tiene una gran oportunidad de ser protagonista porque jugará siempre de local, ya sea en las tres plazas mexicanas, y cuando, para la fase de eliminación directa, deba emigrar a Estados Unidos, donde, ya se sabe, siempre partirá plaza como anfitrión y amo de la tribuna.

En este proceso, el gran problema del presidente de la FMF ha sido la falta de asesores, de gente confiable, conocedora, capacitada y experimentada. Eso podría cambiar al armar el esqueleto de 2026. No más Torrados ni Hierros, sino gente que proponga en el día a día, y no que improvise en los días de caos.

Pero, insisto, es el momento en que los verdaderos dueños de la selección mexicana, por derecho constitutivo, participen, propongan, intervengan, cuestionen, exijan, respalden, increpen, pero, sobre todo, que concilien.

Nunca volverá a estar México tan cerca de una odisea mundialista como en 2026. Sí, lamentablemente, parece que el 2022 será un lujo, sí el lujo de ser el Mundial del desperdicio.

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LOS ÁNGELES — Gerardo Martino vive bajo delirios, bajo alucinaciones de su propia manufactura. Sin embargo, México, futbolísticamente, rueda cuesta abajo.

Caos ante Uruguay; suertudote ante Ecuador; trompicado ante Surinam, y sufriendo ante Jamaica, que terminó séptimo en ese Octagonal, con 11 puntos de 42 posibles.

Antes de este periplo de dos amistosos y dos oficiales de la Liga de las Naciones, Gerardo Martino charló con Carlos Hermosillo, para Telemundo. Es una joya. El técnico habla de chiqueadores, linimentos y aspirinas, para resucitar a un equipo que se revuelca entre el quirófano y la morgue.

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Imago7Luis Romo consiguió el tanto del empate para México.

El Tata se escurre en un estado de escapismo, de evasión, reflejo claro de la impotencia. Él sabe que ya no puede, pero se miente sobre su propia incapacidad.

Esa charla ocurrió antes de esta gira casi siniestra en resultados y en funcionamiento. Y en ella Martino se encomienda a la suerte, que le ha dado la espalda, y a los milagros, esos que se consigue con trabajo y esmero, y que él ya ha perdido.

En un momento, Martino explica que cuando selecciona futbolistas para el Tri, lo hace pensando en la dimensión de los desafíos. Sintetizando, puntualiza que, por ejemplo, busca al Virgil Van Dijk versión mexicana, para someter a Di Maria, Mbappé o Neymar, por citar ejemplos. Así de grave el delirio, la alucinación, el autoengaño.

Reconoce, sin embargo, el deterioro calamitoso de su equipo. De un ilusionante 2019, a un trémulo 2020, hasta un 2021 de terror, que alargó su lúgubre horizonte hasta los seis meses de curso en 2022.

Lo irónico, es que, en esa entrevista con Hermosillo, Tata Martino quiere hacer creer que tiene todo bajo control; que confía en restañar heridas y en enderezar a un frágil navío que sólo garantiza el naufragio. Se refugia en el útero de sus propios delirios.

Tras esas palabras, cargadas de fe y de esperanza, la realidad saltó abruptamente en esta gira veraniega de poco provecho, muchas deudas, muchas dudas, y ningún síntoma de recuperación.

Horas antes de enfrentar a Uruguay, Martino sostuvo que “hemos trabajado diez días muy provechosos”, y sostuvo que el equipo, anímica, futbolística, táctica y emocionalmente, estaba en un gran momento para los cuatro encuentros inmediatos. Otra vez, el autoengaño.

Sin embargo, tras el 1-1 ante Jamaica, queda claro que luego de más de tres semanas que tuvo a un Grupo A y después a un Grupo B, la Selección Mexicana, en sus dos versiones, mostró el mismo desorden, la misma pobre autoestima, la miserable disposición, y una tacaña dignidad, desde la humillación ante Uruguay, hasta la decepción ante Jamaica.

Si Martino sostiene que el estilo de juego, la pretensión futbolística, el proyecto táctico, se mantienes inalterables, queda claro, que su doctrina es el caos y el desorden, porque así comenzó y así terminó esta excursión.

Claro, el futbolista es responsable. Claro, no se le puede eximir de su participación en el caos. Pero, claro, cuando el técnico se equivoca, el jugador con personalidad, valor y dignidad, asume el control del equipo.

Y si estos jugadores son, a juicio de Martino, lo mejor de lo que dispone, entonces, además de mediocres y pobretones de futbol y de espíritu, despliegan un insultante cinismo. Quienes han comparecido a conferencia de prensa, entre ellos Héctor El Guapo Herrera, han juramentado que saldrían a matarse a la cancha por El Tata. Hasta hoy, desde mediados de 2020, queda claro, han salido a la cancha a matar a El Tata. Una coalición suicida, kamikazes accidentales.

Parece que a estas alturas Gerardo Martino es inamovible. Ya se lo habíamos explicado aquí hace meses: Yon de Luisa lo respalda “a muerte”, porque sabe que es también su bote salvavidas. Si el Tata se va, su beca también se acaba como presidente de la FMF.

Y hace dos semanas, le explicábamos aquí también que ya hay un hombre pujando por una decisión drástica en el Tri, al frente de dirigentes irritados, y que se han convertido en fiscales del mismo De Luisa.

Alejandro Irarragorri le saca brillo al milagro por duplicado que consiguieron él y Diego Cocca con el Bicampeonato del Atlas. Por esa animadversión, estrictamente, Martino se niega a convocar a jugadores de los Rojinegros. Yon de Luisa le ha advertido que sería darle armas al enemigo, y echarse paladas de tierra sobre su propia tumba.

Será, este nuevo póker de ridículos de Tata y el Tri, el que derrame, en cuestión de días, la sensible y frágil paciencia del dueño del tinglado, del amo del tablado, Emilio Azcárraga Jean. No se extrañe.

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LOS ÁNGELES -- Letanías del lamento. “El Mundial es otra cosa”. “Hemos tenido malas eliminatorias y buenos (¿?) Mundiales”. Son reflexiones de ex seleccionados mexicanos, de corifeos del Tri y de quienes no se bajan del presupuesto de la Federación Mexicana de Futbol.

Encima, Yon de Luisa, presidente de la FMF los capitanea, como Flautista de Hamelín, en la procesión al holocausto para tender una densa cortina de humo tóxico que, para su infortunio, ya no la aspira ni la consume el aficionado mexicano.

“El proceso de clasificación se juega de una manera, la preparación de otra, y en el Mundial también, y ahí es donde vamos a poner lo mejor de cada uno de nosotros”, enfatiza Yon de Luisa para justificar las tres humillaciones y el angustioso empate ante Estados Unidos.

Con la anuencia del añoradísimo Roberto Gómez Bolaños, “todo estaba fríamente calculado” por De Luisa. Sí, a Yon sólo le falta el Chipote Chillón para completar el elenco del mimo universal, El Chapulín Colorado.

Escudarse en la fragilísima excusa de que el Tri ha soportado peores eliminatorias y aún así ha tenido “grandes Mundiales”, como asegura uno que otro pasmarote ex seleccionado mexicano, respaldando –con sabe Dios que monetarios intereses, a De Luisa--, es refugiarse en tres mentiras.

1.- DESMEMORIADOS…

Cuando las eliminatorias tuvieron en verdad las alarmas encendidas y una histeria en la FMF, digna de cucarachas en quemazón, se tomó una decisión drástica: un cambio de entrenador. Ocurrió en los procesos para Corea del Sur-Japón 2002, Sudáfrica 2010 y para Brasil 2014.

En 2002 y 2010, el bombero atómico, Javier Aguirre, desembarcó de España para llevar al Tri-tánic a puerto seguro. En 2014, Miguel Herrera armó un híbrido de América (el músculo) y León (el cerebro), y aplastó a Nueva Zelanda.

Aquellas fueron crisis de resultados. Hoy, hay una severa crisis de futbol, de rendimiento, de competitividad, de credibilidad.

A México no lo clasificó el Tata Martino, sino la miseria de Costa Rica, Panamá, Honduras, El Salvador y Jamaica en el Octagonal. Un poco más, un poquito más de estos cinco seleccionados y el patíbulo ya se habría accionado.

En aquellas tres ocasiones, la única manera de salvar el negocio fue tomar decisiones, drásticas, pero fundamentadas, claro, más en el sentido común que en la inteligencia. Esta vez, Yon de Luisa elige una tolerancia suicida. Y recuerde: “No contaban con mi astucia” y “todo estaba fríamente calculado”.

2.- ¿“GRAN MUNDIAL”?

Establecer que una pobre eliminatoria conkakafkiana garantiza un “gran Mundial”, equivaldría a que, entonces, una gran eliminatoria garantizaría una mucho mejor participación en el Mundial. Obvio, tampoco ha sido así. El portal del multiverso hacia el Paraíso del Quinto Partido sigue oculto para el Tri.

Ricardo LaVolpe hizo una sólida clasificación bajo el lema de “pasamos caminando”, más allá de que –él mismo lo aceptó--, debió regalar --amañadamente-- el último juego de esa eliminatoria, ante Trinidad y Tobago, para mantener feliz al dictador del área, Jack Warner.

¿Y en el Mundial? Una fase de grupos calamitosa, clasificando de caridad ajena, luego de vencer a Irán, empatar con Angola y perder ante Portugal. Las memorias se constriñen estrictamente a la épica ante la Argentina de Pékerman.

¿Rusia 2018? Más allá de las llamadas de atención en la Copa Oro y en la Confederaciones, y las histéricas indisciplinas de Osorio, la victoria ante Alemania, su peor versión de la historia, terminó por ser un consuelo histórico, para ocultar los bochornos ante Suecia y Brasil, ya con el equipo en ruinas al interior por la rebelión de las “Divas Rubias”.

Claro, ninguno de los bomberos cambió la historia. Javier Aguirre cometió errores en la selección de jugadores en ambos mundiales, tanto en el listado como en la cancha. Y a Miguel Herrera se le vino encima la crisis de ampollas de Giovani dos Santos, el fallido ingreso de Javier Aquino y la lamentación del “no era penal”.

3.- ¿Y EL QUINTO PARTIDO?

Éste es el caso más grave de amnesia, o de escapismo, o de fingir demencia, en el caso de Yon de Luisa. Antes de tomar una decisión entre 24 candidatos al Tri, el presidente de la FMF había establecido que se trabajaba con detalle y de manera minuciosa para encontrar al técnico ideal que llevara a México a ese tan anhelado y cada vez más lejano, Quinto Partido.

Cuando salió humo blanco del anafre negro de la FMF, De Luisa estaba seguro de no haberse equivocado. “Gerardo Martino tiene cuatro años para llegar lo más fuerte posible a Qatar”, dijo el día de la presentación del Tata. Y agregó: “El hacer (Martino) una Selección que juegue bien nos va a acercar a las metas que todos tenemos (Quinto Partido)”.

En los últimos dos años, el término “Quinto Partido”, parece vetado en los discursos de Gerardo Martino y Yon de Luisa. Ya la gran proeza se había consumado: clasificar al Mundial en la zona que para FIFA es el Tercer Mundo del balompié, dicho y sostenido por años, por Joseph Blatter.

Ahora resulta que el objetivo primordial para el cual se contrató a El Tata, ya tratan de ocultarlo, de relegarlo, de vetarlo, de convertirlo en un tema tabú, en un asunto prohibido.

Claro, ya no se habla del muerto y menos en presencia de los padres de la criatura y autores del infanticidio.

Sí, de repente, ese protocolo huidizo, cobarde, escapista, de la amnesia para el autoengaño, es el estado fetal en que más conviene refugiarse a todos los que, sin estar convencidos, auguran un imponente Mundial de México en Qatar 2022.

Dicho está: el autoengaño es, al principio, un maternal y cálido refugio para el fracaso, pero después se convierte en un lúgubre calabozo. Ahí, están metidos Yon de Luisa y todos sus corifeos.

¿Y el aficionado? Hay un proverbio que sentencia: “Nos vendan los ojos, en lugar de las heridas, y nos creemos curados”.

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