Get ADOBE® FLASH® PLAYER
Rafa Ramos: 'Martino no logra meterse en la cabecita del jugador mexicano'
VIDEOS RELACIONADOS video

LOS ÁNGELES -- Estaba advertido Gerardo Martino. Pero nadie experimenta en cabeza ajena. Se le había dicho, como a Juan Carlos Osorio, que si el futbolista en sí es un animal diferente, el futbolista mexicano es un animal aún más desemejante, más atípico, más peculiar.

Ya lo sabe. ¿Tarde? ¿A tiempo? De él dependerá. Por lo pronto, Martino ha empezado a buscar ayuda. Al menos una puerta se le ha abierto, irónicamente, la del club más despreciado en la Federación Mexicana de Futbol y en las oficinas de los dos zares de este balompié: Emilio Azcárraga Jean y Alejandro Irarragorri (Grupo Orlegi).

El Tata Martino tocó a la puerta de Pachuca, sí, a la puerta del Lutero amenazante de la incasta e impura iglesia mexicana del futbol, que despacha desde las lujosas oficinas en Toluca, pero se gobierna desde el Salón Oval de Televisa.

mexicovsecuador-goles-resultado-opinion-faitelson-joserra-procuna
Imago7Los últimos resultados del Tri con el 'Tata' Martino al frente han generado múltiples dudas

Lo revela el mismo Guillermo Almada en una entrevista con el espacio Futbol Total de Ecuador. Curiosamente, se hizo énfasis en los titulares en los medios, en que el uruguayo se destapa como candidato a dirigir al Tri, en cuanto caduque, si es que no lo ha hecho ya, la gestión de Martino.

Sin embargo, ahí, dentro de las epifanías de Almada, salta, abruptamente, la desesperación de Martino. El acto de contrición de El Tata, buscando respuestas que sus recorridos por Argentina, Paraguay, Barcelona y MLS, no son capaces de darle.

Reitero, el futbolista mexicano es un animal tan peculiar que escapa a cualquier tipificación posible en la zoología vasta y compleja del futbol mundial.

Sí, tiene las mismas dos piernas, los mismos dos brazos, y una sola cabeza, pero, ¡ah!, lo que pasa por esa cabecita es tan impredecible, que Sigmund Freud, Jean Piaget o Albert Bandura, de haberlo confrontado, habrían preferido aburrirse como cajeros bancarios, antes que meterse al coliseo de esa roñosa hydra de mil cabecitas disparejas en una sola.

No me canso de citar al doctor Octavio Rivas (QEPD), psicólogo del Tri y de equipos mexicanos, con su razonamiento hecho alguna vez en ESPN Deportes: “’Pérate, son mexicanos, están programados al revés”.

Sí, así es, Gerardo Martino, y lo explican, o trataron de explicarlo, Octavio Paz, Samuel Ramos y José Vasconcelos. Y, según ellos, es el impacto de la conquista, la colonización, el mestizaje, el despojo, y un historial de guerras perdidas, al grado que se sublima al épico 5 de Mayo en Puebla. Es necesario ¡mitificar! a Los Niños Héroes de Chapultepec, como para querer empatar el marcador en los tiempos extras de otra historia. Ya en penales, la verdad se conoce hasta nuestros días.

Retomando el tema de esa encerrona, seguramente con buen café y buen mate, entre Almada y Martino, el uruguayo, quien prefirió seguir dirigiendo en México, en lugar de su selección nacional, relata:

“Más allá de eso no puedo opinar, porque me gusta respetar el trabajo del Tata Martino, que tuvo la deferencia de juntarse con nosotros hace un mes para que intercambiáramos secretos del Pachuca, (sobre) cómo generamos esa intensidad, ese ritmo, ese tipo de juego, presión alta que (a él) le gusta, pero hereda muchos jugadores que no la hacen (en sus clubes), y por eso no la puede hacer (con la Selección Mexicana)”, expone Almada.

Si hizo bien en revelar o no estos detalles, quedará entre el mismo Almada y Martino. Queda la sensación de haber roto la confidencialidad de la charla, pero se le agradece.

Sí, El Tata busca ayuda. Y no se le puede reprochar en absoluto. Por el contrario, es de encomiarse el que decida bajar del pedestal, donde ha sido apedreado en los últimos dos años por el pobre rendimiento del Tri, y que humildemente se decida a buscar auxilio.

Seguramente Martino sabe el ABC del futbol. Posiblemente conozca más de ese silabario que el mismo Almada. Pero saber no garantiza saber hacer, saber explicar, saber convencer, saber imponer.

Repasemos: “(…) para que intercambiáramos secretos del Pachuca, cómo generamos esa intensidad, ese ritmo, ese tipo de juego, presión alta que le gusta, pero hereda muchos jugadores que no la hacen y por eso no la puede hacer”.

¿Recuerda Usted cómo ante los fracasos reiterados ante Estados Unidos y Canadá, Martino se justificó, también reiteradamente, con “nos faltó intensidad”, “perdimos intensidad”, “no fuimos superiores en intensidad”?

Y seguramente así como habló sobre ese tema con Almada, ha buscado, buscará o debería buscar referencias en otros entrenadores: Miguel Herrera, Javier Aguirre, Manolo Lapuente, Nicolás Larcamón, Fernando Ortiz y Diego Cocca, especialmente con éste, a pesar de la barbaridad que cometió al decir que no convocaba a Aldo Rocha y a Luis Reyes, porque la columna vertebral rojinegra era de extranjeros. Ahí, ni como salvarlo de semejante estulticia.

Intensidad es una palabra clave en el futbol y en la vida misma. Significa pasión, devoción, compromiso, lealtad. Lo describe maravillosamente el escritor catalán Manuel Vázquez Montalbán: “El baloncesto español necesita héroes con carne de cromo coleccionable”. Y sí, México y El Tata también.

Almada pudo abrirle su enciclopedia a Martino. No basta. Porque al confrontar a sus jugadores, los animales más atípicos del zoológico del futbol, Martino no será Almada. Defenderá preceptos y conceptos ajenos, pero al menos es un intento saludable.

Porque de ahí parte todo, de la intensidad, Johan Cruyff lo explicaba: “El estilo del Barcelona sólo funciona a máxima intensidad. Es fantástico cuando se realiza al 100 por ciento”.

Eusebio Sacristán (ex Real Sociedad) explicaba a El País sobre sus diferentes momentos en el Barcelona: “Nosotros necesitamos una intensidad máxima para hacer nuestro juego: presión, ritmo alto, velocidad de balón... Cuando perdemos intensidad, perdemos”.

Gerardo Martino está, obviamente, desesperado, confundido y confuso. Seguramente Usted se preguntará por qué en el listado de técnicos a consultar no aparece Andrés Lillini de Pumas, quien se esfuerza por sacar diamantes de la cantera de Pumas.

De hecho, la solución está ahí, en la cueva de Pumas. Su nombre es Miguel Mejía Barón. Él sí es un experto en domar, domesticar, amaestrar y exaltar a esa bestia desemejante, diferente, que es el futbolista mexicano, y claro, descifra también al jugador en general. Desde su llegada a Pumas, Lillini dejó de sufrir en el diván, y se dedicó sólo a la cancha y el pizarrón.

Si para Rusia 2018, en un alarde obsceno de ingenuidad, los bobalicones directivos le impusieron a Osorio al profeta fallido de las bellotas y los ahuehuetes, Imanol Ibarrondo, ahora sería inteligente (sí, ya sé, es mucho pedir), integrar al clan hermético de Martino, a Mejía Barón y que éste mismo le explique lo que le explicó a Lillini: “No vengo a quitarte el puesto, vengo a ayudarte a salvar tu puesto”. El también odontólogo, no irrumpe ni ensucia el trabajo del técnico, lo fortalece.

¿Que no quiere Martino o que no se lo permite su caballerango Jorge Theiler? A fajarse los pantalones, Yon de Luisa. O, si de plano, ya perdió el control, tal vez será el turno, sin tener que esperar a 2023, para que Irarragorri asuma funciones de una vez.

En la concentración previa al Mundial de Qatar, arrancando noviembre, Mejía Barón debería sumarse y empezar con esa labor. Entonces, esa intensidad que hoy mendiga Martino, sería una cátedra obligatoria en el día a día, con alguien capacitado para imponerla.

Estoy de acuerdo con Usted, sé lo que piensa. ¿Hay que hacerles “cocowash” a Héctor Herrera, a Edson Álvarez, a Tercatito Corona, a Chucky Lozano, a Raúl Jiménez, para que se sublimen con su selección nacional? La respuesta es que NO debería ser necesario, pero, lamentablemente es más que necesario, es imprescindible e indispensable.

Bueno, para que le quede claro. Con Mejía Barón no habría ocurrido aquella rebelión de las “Divas Rubias” en Rusia 2018, encabezada por Javier Hernández. En dos minutos, la sofoca. Incluso, con el mismo ex técnico de Pumas y del Tri, ese pasaje del #BrunchNeoyorquino y otros excesos de Chicharito, jamás habrían ocurrido.

Pero, por lo pronto, Gerardo Martino, sigue tocando puertas, todas las que puedas, pero debes entender que no todo lo que puedas aprender, estarás capacitado para llevarlo a cabo. Ellos, a quienes consultes, te contarán todo lo que quieres saber, pero no todo lo que ellos saben ni todo lo que debes saber.

Comentarios

Usa una cuenta de Facebook para agregar un comentario, sujeto a las políticas de privacidad y Términos de Uso de Facebook. Tu nombre de Facebook, foto y otra información personal que hagas pública en Facebook, aparecerá en tu comentario, y puede ser usado en las plataformas de medios de ESPN. Más información.


LOS ÁNGELES -- El mejor narrador mexicano, Ángel Fernández, era una incubadora prolífica y genial de expresiones para momentos especiales en los partidos de futbol. "Muertos, heridos y desaparecidos... los niños y las mujeres primero", exclamaba en la algidez del juego.

Encaja perfectamente con el dedazo de atole, que dio la Selección Mexicana en el 0-0 ante Ecuador este domingo en Chicago. Dedazo de atole, porque apacigua las tempestades, y baja del patíbulo, provisionalmente, al ya cíclico, frecuente e impopularmente popular inquilino, Gerardo Martino.

Hubo, este domingo, muertos que ya no resucitan como Héctor Herrera. Y heridos (Tecatito Corona, Fernando Beltrán), a causa de ponerse con Sansón a las patadas, tomando en cuenta el biotipo del jugador ecuatoriano. Y desaparecidos en la cancha, como Andrés Guardado, Alexis Vega, Jesús Gallardo y Héctor Moreno, y ahí puede Usted agregar a Uriel Antuna. "Muertos, heridos y desaparecidos...".

Hay una ociosidad inevitable en las comparaciones, que es como un subterfugio de escapismo, de evasión, el 0-0 ante Ecuador es linimento y consuelo --para algunos, para muchos--, tras el 3-0 ante Uruguay. El credo ese que supura conformismo: "no se mejora, pero tampoco se empeora".

Este domingo, Gerardo Martino trató de enviar a la cancha la versión más cercana con la que espera sacarle sustos y meterle taquicardias a Polonia, y a una Argentina que fascinó ante Italia, y que después se fue de recreo ante Estonia (5-0). El gran ausente es Edson Álvarez, un figurón en el Ajax, un pendenciero cualquiera en el Tri.

Y este México, de aspiraciones épicas, pero exclusivamente en la cabecita delirante y demencial de Tata Martino, pudo haber sido arrollado por Ecuador, que es un equipo que debe fascinar a su técnico Gustavo Alfaro, porque es bohemio, alegre, frontal, brusco, hábil, desparpajado, a veces desordenado, pero que pretende hacer una fiesta en la cancha.

andres-guardado-mexico-ecuador-partido-molero
Imago7México empató sin goles con Ecuador en Chicago.

La diferencia salvadora, redentora, para México, vuelve a ser Guillermo Ochoa. Siempre él. El que suscita estremecimientos en el América, pero que es una certeza infranqueable en el Tri, como molusco heroico, más allá de los conocidos accidentes, como el 7-0 ante Chile.

¿Mejoró tanto México? No. Ecuador es un equipo desbocado, que ofrece zonas vulnerables, frágiles, pero México, tuvo ayer tres aproximaciones, arruinadas por Tecatito Corona, Alexis Vega, y Raúl Jiménez, quien hoy yerra las que eran de trámite, antes del asalto brutal de David Luiz.

Uruguay le hurtó todo. Cancha, balón, dignidad, espíritu, e insisto, le hizo tres, pero no le hizo seis más, sólo por un impensable gesto de compasión y condolencia anticipadas, a esta errante, taciturna y destemplada versión de México. Los charrúas sólo necesitaban alguien que les quitara el freno de mano impuesto por Washington Tabárez. Y mire usted, pudo hacerlo hasta Diego Alonso, de sonoros fracasos en Monterrey, y hasta en la MLS, con un costosísimo Ínter Miami.

Si ante Ecuador, Martino envió a aquellos jugadores que en los devaneos de sus neuronas, considera los mejores para arrancar la Copa del Mundo, este grupo regresará a tiempo a México para actividades que le son --aparentemente--, más importantes: las Posadas, cargar los peregrinos, y tomarse el etílico y hedonista puente Guadalupe-Los Reyes.

Sin duda hay una enorme responsabilidad de los jugadores. Cuando la referencia post-mortem en la Selección Mexicana es que el único órgano sano para trasplante es Guillermo Ochoa, queda claro, que el resto de los órganos vitales, no serían aceptados ni en una veterinaria.

¿Pueden rendir más? Es evidente que sí. Pero, Gerardo Martino no es el hombre para contagiarlos, arengarlos y transformarlos. Y no es totalmente su responsabilidad. Es un pasaje similar al de Sven-Goran Eriksson y Juan Carlos Osorio.

Con el sueco, creador del término #YuntaDeDueños, se hacía un trabajo táctico ordenado, detallado. Todo funcionaba en los entrenamientos. Y él se iba a dormir o simplemente a prolongar las noches con buenísimas amistades que hizo entre las féminas en su estadía en México.

Eriksson asumía, que si sus convocados eran jugadores profesionales, muy bien pagados, y que presuntamente entendían lo que era vestir la camiseta de la selección nacional, no necesitaban nada más. La ecuación estaba completa. Sólo debían salir a hacer lo que debían y ganar. ¡Caramba, es la Concacaf!

Eriksson creyó que en los genes del compromiso, la devoción y la pasión por el futbol, los mexicanos eran iguales a tantos dilectos europeos que él había dirigido. Se equivocó. No estaba ahí, para desengañarlo, el doctor en psicología Octavio Rivas (QEPD), con su diagnóstico: "'Pérate, son mexicanos, están programados al revés". O Manolo Lapuente, para advertirle que con el seleccionado "hay que hablar cada día, todo el día, todos los días, para que comprendan que juegan con la selección".

Martino no sabe o no quiere entender eso, que necesitan, según el jugador en turno, que les soben el lomo, que les endulcen el oído, que les hablen fuerte, que los amenacen, o que les mienten la madre. Porque simplemente "están programados al revés", o porque necesitan una pilmama o una madrastra, "cada día, todo el día, todos los días".

Recuérdese la revelación de Juan Carlos Osorio. Minutos antes de enfrentar a Brasil en El Samara Arena. Les preguntó si estaban listos para el juego de sus vidas, y pasar a la tierra prohibida del Quinto Partido. Sólo hubo un silencioso ominoso, penoso, estrujante. Cierto, antes el grupo había sido despedazado por revueltas internas encabezadas por Javier Hernández. Pero, ninguno respondió.

Ojo: si esa misma pregunta y esa misma respuesta ocurren dentro de los momentos y égidas de Miguel Herrera, Javier Aguirre, Manolo Lapuente, Miguel Mejía Barón, y hasta el mismo Ricardo LaVolpe, habría ocurrido un genocidio en ese vestuario. Osorio se sorprendió, se asustó, se inhibió, se cohibió... y perdió.

Ahí es donde Gerardo Martino está perdiendo la batalla. Podrá ser un dechado de ingeniería táctica, pero si no es capaz de soliviantar a sus soldaditos de plomo, los resultados no cambiarán.

Dígame Usted, por ejemplo, si hay congruencia entre las declaraciones de Héctor Herrera el sábado ("estanos a muerte con el Tata, y nos vamos a matar en la cancha por él"), y su actuación --paupérrima--, ante Ecuador.

Pero, ese 0-0, al final, es un dedazo de atole. Apacigua las turbulentas, turbias y revoltosas aguas que hacen zozobrar mediáticamente a este Tri-tanic.

Comentarios

Usa una cuenta de Facebook para agregar un comentario, sujeto a las políticas de privacidad y Términos de Uso de Facebook. Tu nombre de Facebook, foto y otra información personal que hagas pública en Facebook, aparecerá en tu comentario, y puede ser usado en las plataformas de medios de ESPN. Más información.


LOS ÁNGELES -- ¡Gracias, Uruguay! Por desnudar las mentiras, las farsas, los embustes, por desenmascarar a los de la cancha, los de la banca, los del vestidor y los del escritorio. ¡Gracias, Uruguay!

¡Gracias, Uruguay! Por alargarle las orejas y la nariz al tipo que vendió cuentitas de vidrio en la semana, por festejar 20 minutos ante Nigeria, y jurar que en diez días ya tenía a la mejor Selección Mexicana posible, y sus corifeos le vitorearon de pie.

Sí. ¡Gracias, Uruguay! Por ridiculizar al tipo que se le exigía se pusiera serio y trabajara, a Gerardo Martino, experto en endulzar las meninges desgastadas de palurdos que juramentaban que era lo mejor que le había pasado a México.

tata-martino-seleccion-mexicana-derrota-uruguay
Imago7Tata Martino en la derrota de México ante Uruguay.

Sí. ¡Gracias, Uruguay! Por estamparle en la cara al mismo Martino, la soberbia vomitiva de sus palabras: “parecería que no hemos hecho nada en tres años”. No Tata, no has hecho nada en tres años. ¿Te enteraste ya, que tú no clasificaste a México al Mundial, sino que todo fue obra del nivel paupérrimo de Costa Rica, Panamá, Honduras, El Salvador y Jamaica?

Sí. ¡Gracias, Uruguay! Por exhibir al protagonista de los estruendosos fracasos con Argentina y Barcelona, con Messi incluido en ambos equipos, y ratificar que su nivel está en la puerilidad de retos pequeñitos, y no para ser el artesano del colosal milagro de sacar de su fangosa y sempiterna mediocridad al futbol mexicano.

Sí. ¡Gracias, Uruguay! Por ratificar la mezquindad con que se maneja al Tri, desde la trinchera veleidosa y propia de su ciclotimia, con la que Martino y su clan de paisanos ejercen vetos, amenazas, discriminaciones y segregaciones sobre jugadores que no son de su agrado. El futbol le dio una segunda oportunidad al Tata, tras sus descomunales naufragios en Cataluña y Argentina, pero él y su Maquiavelo de pacotilla, Jorge Theiler, se los niegan a otros.

Sí. ¡Gracias, Uruguay! Por confirmar el analfabetismo táctico de Tata Martino. No se trata de elegir entre el 4-3-3 y el 3-4-3 o el 5-3-2, se trata de saber entenderlos, explicarlos, manejarlos, elegir a los jugadores correctos y al rival correcto. La estrategia es un Cubo de Rubik, un trabalenguas para la descarriada mollera del argentino.

Sí. ¡Gracias, Uruguay! Por dejar en claro en la cancha y en el marcador, cómo Yon de Luisa, presidente de la FMF, tiene una discapacidad hormonal y neuronal, cojeando de autoridad, conocimiento, valor, liderazgo y cacumen, para tomar decisiones. Gerardo Martino debió irse tras las cuatro humillaciones ante Estados Unidos, y ante Canadá.

Sí. ¡Gracias, Uruguay! Por hacer ver a los ciegos que Néstor Araujo es el enemigo infiltrado, dentro de su bobalicona restricción para jugar y pensar (¡Ah, pero juega en el Celta de Vigo!), y ratificar que el Raúl Jiménez que se robó David Luiz, en aquella colisión de cabezas, es irrecuperable. Y claro, Martino elige futbolistas con las vísceras, las suyas y las íntimas del tal Theiler.

Sí. ¡Gracias, Uruguay! Porque has sacado del sopor hedonista al dueño del negocio, Emilio Azcárraga Jean, que entiende poquitito de futbol, pero mucho de centavos. No le importa el 3-0. Tal vez ni vio el juego. Pero cuando los contadores le despierten en medio de la histeria, lanzará un ultimátum a Yon de Luisa. Ya se dijo, si no hay Quinto Partido en Qatar 2022, su sustituto aguarda, tomándose selfis con los dos trofeos del Atlas.

Sí. ¡Gracias, Uruguay! Por el dramón que se viene encima. A comprar botana para que trague el morbo. Cuando se ordene un cambio emergente, urgente, se vendrá una pelea clandestina, oculta. Yon de Luisa encadenado a Miguel Herrera para que tome el mando del Tri, y Alejandro Irarragorri puliendo el currículo de Diego Cocca y su Bicampeonato.

Sí. ¡Gracias, Uruguay! Gracias por la humillación absoluta (“Estuvimos parejos medio tiempo”, suelta el cómico de kermés, Martino). Porque tal vez, y sólo tal vez, la #YuntaDeDueños (dixit Sven-Göran Eriksson), se atreva a levantar la voz. Sí, tal vez los dueños de equipos, castrados durante años, eunucos del poder, se atrevan a salir de su madriguera, pestilente al almizcle del pánico, a reclamar por un producto que les pertenece. Sí, por definición constitucional de la FMF, la Selección Mexicana pertenece a los clubes, no a quien es capaz de extorsionarlos, de intimidarlos, de azorrillarlos, por ejemplo, con el #TuzoGate.

Sí. ¡Gracias, Uruguay! Porque quedó claro que si en la banca, en el vestuario, en la pizarra, se trasmite el tufo a orines, el jugador mexicano, lejos de rebelarse y revelarse, de salir de la pusilanimidad, se contagia y entonces acumula dos miedos, el suyo y el de su entrenador. Que nunca caduque Octavio Paz: “El mexicano le teme más a la victoria que a la derrota”.

Sí. ¡Gracias, Uruguay! Porque los incondicionales y asalariados mediáticos por el Tri han sido recusados y obligados a hacerse cómplices. Porque detrás del temor a la verdad, siempre podrán cobijarse en el útero de la mentira. El autoengaño es privilegio de los lacayos. “Perdimos 7-0 con Chile, pero luego le ganamos a Alemania”. Sí, la peor Alemania de la historia. Los espejismos maquillan, pero no ocultan la verdad.

Sí. ¡Gracias, Uruguay! Especialmente por la advertencia, porque si los charrúas, con un equipo honesto y guerrero, pero armado al vapor, le hizo tres a la más enclenque y bulímica expresión futbolística de México, en el Mundial de Qatar, la Argentina que vimos ante Italia, le hará diez el próximo 26 de noviembre en el Estadio Lusail.

¿Qué viene ahora? Ya no hay tiempo para un ultimátum. Es tiempo de decisiones. Tiempos borrascosos, pues, en el que los muertos de miedo, los dueños de equipos, se subleven, aunque sus eventuales hechos delincuenciales, salgan a la luz. Tiempos en los que Yon de Luisa deje de esconderse tras las faldas trémulas de Gerardo Torrado y confrontar que el Waterloo de Martino es también su propio Waterloo y, claro, el enésimo Waterloo de la Selección Mexicana.

Comentarios

Usa una cuenta de Facebook para agregar un comentario, sujeto a las políticas de privacidad y Términos de Uso de Facebook. Tu nombre de Facebook, foto y otra información personal que hagas pública en Facebook, aparecerá en tu comentario, y puede ser usado en las plataformas de medios de ESPN. Más información.


Tata... ¡Ponte serio!

FECHA
02/06
2022
por Rafael Ramos Villagrana

LOS ÁNGELES -- Es tiempo de ensayos, pero ya no de experimentos. Es tiempo de organizar, pero ya no de improvisar. Es tiempo de soluciones, pero ya no de justificaciones. El Tri ante su Himalaya mundialista.

Para Gerardo Martino llegó el momento de ponerse serio y de tomarse en serio la ruta, final y crítica, de la Selección Mexicana hacia la Copa del Mundo Qatar 2022.

En el peor de los casos, a México aún le restan ocho partidos antes de confrontar a Polonia en su debut mundialista. Entre oficiales y amistosos, enfrenta este jueves a Uruguay, y después desfilarían Ecuador, Surinam, Jamaica, Paraguay, Perú, y posiblemente Suiza y Braail, más otro par que piensan amarrar ya en tierras qataríes.

gerardo-martino-seleccion-mexicana-amistoso-uruguay
Imago 7Gerardo Martino atendió a los medios, previo al duelo amistoso frente a Uruguay.

Gerardo Martino ya eligió al batallón. Una lista provisional de 38, con espacios abiertos, por ejemplo, para los lesionados Carlos Rodríguez y Rogelio Funes Mori. Una lista cuestionada, por aberraciones evidentes como Rodolfo Pizarro, Jesús Gallardo, Sebastián Córdova y Luis Romo, todos con un lamentable nivel de juego, no sólo en este 2022, sino desde el segundo semestre de 2021.

Ha marginado a jugadores del Atlas Bicampeón, como el capitán Aldo Rocha y el Hueso Reyes, y a regañadientes debió convocar a los juveniles de Pachuca. Claro, en el caso de Javier Hernández, los mensajes han sido claros: le insinúa que sí, pero decide que no. Atole con el dedo a Chicharito y sus #ChichaFans.

Este miércoles se le preguntó sobre las ausencias de Rocha y Reyes. Y Gerardo Martino se puso poco serio, muy poco serio. Vestido con el atuendo de Ronald de McDonald’s, su bufonada habría despertado, tal vez, una sonrisa forzada y algunos memes.

“Llama la atención que un equipo que ganó los dos últimos torneos no tenga futbolistas en selección, también el Atlas tiene muchos jugadores extranjeros, sobre todo la columna vertebral es de extranjeros”, respondió el Tata.

De verdad, ¡ponte serio, Tata! Nadie le arguyó a semejante respuesta. Resulta que los “europeos” no juegan –obviamente–, en equipos con una columna vertebral de mexicanos. Ni los de América. Ni los mimados suyos y de su representante, que juegan en Rayados. Ninguno, excepto los de Chivas y Pachuca.

Y hay más para exigir eso de “Tata, ¡ponte serio!”. A su explicación, hecha guasa, hecha pitorreo, de por qué no llama jugadores de Atlas, agregó: “No puede haber una convocatoria masiva de jugadores que no estuvieron, porque parecería que no hicimos nada en tres años”.

Entérate, Tata, ¡no has hecho nada en tres años! Un poco de retrospectiva, Tata, un poquito de autocrítica. Voltea, sin soberbia, hacia el espejo retrovisor. Hay más tumbas que monumentos.

La versión de la Selección Mexicana en 2021 y el arranque de 2022 fue un auténtico mamotreto, que clasificó al Mundial por las bondades y bendiciones de la zona. En Concacaf hay que ser muy malo para no ir al Mundial. El cachivache Tricolor que ha presentado en la cancha durante casi dos años aburre, decepciona, aterra, y cuando enfrentó a los dos equipos más serios del área, Estados Unidos y Canadá, lo humillaron.

Por eso, soslayando el juego de desperdicio, la pachanga ante Nigeria versión “B”, a partir de esta noche de jueves, ante Uruguay, debe empezar un proceso ascendente de la Selección Mexicana. Insisto: ensayos sí, experimentos, no. No hay tiempo.

Si el Tata decidió morirse con la suya y con los suyos, Uruguay debe ser la primera demostración de que sabe lo que está haciendo, y de que en verdad a ese plantel tan cuestionado le puede sacar provecho para la Copa del Mundo, entendiéndose, por supuesto, que la fascinante utopía del Quinto Partido se mantendrá aún como la tierra prohibida para el Tri una vez más.

Decepciona, sin embargo, que Martino se atreva a decir que ante Nigeria, el equipo alcanzó durante 20 minutos el nivel que alguna vez a él le pareció convincente durante 2019 y algunos juegos de 2020. Entiéndase, era una Nigeria abúlica, arrejuntada de última hora, víctima del jet lag, y con una anoréxica representación de sus mejores épocas.

Por eso, ante tan poca seriedad, en ese aire de triunfalismo, es que se le pide ya, a Gerardo Martino, que se ponga serio. Ya no hay tiempo para excusas, engaños, bufonadas ni viejos pretextos.

El Tata debe recordar el predicamento en que llega a esta ruta, insisto, crítica y final, antes de la Copa del Mundo. 2021 fue desastroso, y en la afición mexicana quedan las estampas vívidas de los cuatro ridículos ante Estados Unidos, y claro, ante Canadá. Clasificó segundo, cierto, pero como resultado de la fragilidad moral, anímica y futbolístico del resto de los integrantes del Octagonal de Concacaf.

No más excusas como “perdimos intensidad”, o “nos faltó intensidad”, o “fuimos superiores, pero nos faltó el gol”, y otra serie de pretextos que apestan a excusas y escapismos, y hiede a toda la herejía de una mentira, que se agrava en momentos de caos, un caos, que él nunca quiso reconocer.

Tiene a sus mimados, claro, los mismos que lo dejaron colgado de la brocha en la mismísima eliminatoria mundialista: Guillermo Ochoa, Néstor Araujo, Héctor Moreno, Andrés Guardado, Héctor Herrera, Edson Álvarez, Alexis Vega y Raúl Jiménez, por mencionar a los más evidentes.

La consigna inmediata es no perder. Ninguno de los juegos. Gerardo Martino entiende perfectamente que eventuales derrotas ante Uruguay este jueves, y ante Ecuador el domingo, lo pondrían de nuevo en la picota, sólo que esta vez ya no aparecería Miguel Herrera como el candidato a sucederlo. Ha sido borrado de la lista definitivamente.

Por eso, según las versiones en la concentración del Tri, es que el mismo Tata apretará tuercas con su plantel base para estos encuentros ante charrúas y ecuatorianos. Son juegos de preparación o amistosos, pero al interior del Tri, Martino ha puesto tales términos en desuso.

Según versiones de Gibrán Araige, de TUDN, México saltará esta noche con línea de cinco, entendiendo que, finalmente, Martino se dio cuenta de la obsolescencia de “su” particular interpretación del 4-3-3. Ojo, así lo intentó ante Canadá, y aquello fue una desgracia.

Y claro, las aseveraciones desde Phoenix incluyen que el técnico argentino exigirá las mejores versiones de sus jugadores. De hecho, cero tolerancias, especialmente a quienes deben asumir el liderazgo futbolístico y emocional. Si algo ha inquietado al entrenador son esas lagunas en las que México pierde compromiso y cae en el desdén.

Si bien para los partidos ante Surinam y Jamaica, en la Liga de las Naciones, pondrá a prueba a los jugadores jóvenes y con menos recorrido; también espera que la presencia de estos sirva de presión sobre esos supuestos consolidados, que, insisto, quedaron en deuda durante el Octagonal, y fueron cuestionados severamente por la afición.

Por eso, sí, para el Tata Martino ha llegado el momento de ponerse serio, y pensar en funcionamiento y resultados a partir de este jueves por la noche. Y no más intentos fallidos de sentirse cómico frustrado, comediante de carpa, o guasón de feria, como al explicar las ausencias de Rocha y del Hueso, y peor aún, al esgrimir eso de “parecería que no hicimos nada en tres años”, sin darse cuenta que no ha hecho nada, absolutamente nada, en tres años.

Insisto, Martino no clasificó a México al Mundial, lo clasificó, casi en automático, el paupérrimo nivel de la zona y de sus contendientes en el Octagonal.

Comentarios

Usa una cuenta de Facebook para agregar un comentario, sujeto a las políticas de privacidad y Términos de Uso de Facebook. Tu nombre de Facebook, foto y otra información personal que hagas pública en Facebook, aparecerá en tu comentario, y puede ser usado en las plataformas de medios de ESPN. Más información.


¿De Atlista a A-Tri-sta?

FECHA
31/05
2022
por Rafael Ramos Villagrana

LOS ÁNGELES -- “Idos los amores, idos los humores”, refunfuñaba la abuela. Entonces, idos los festejos, idos los desfiles, idos los clamores, e idos, claro, los asteriscos y las sospechas (que los Riestra, que el VAR, que los árbitros), la realidad debe salpullir a los otros 17 equipos: Atlas está más cerca de un inesperado, incontemplable, impredecible, y cataclísmico Tricampeonato, antes de que América bese la 14 o Chivas albergue la 13.

Permítaseme la letanía gastada: este Atlas reniega de sus raíces. Insistí en diciembre pasado y en este mayo inesperado: esta versión rojinegra parece una versión bastarda, y descastada de La Academia, Los Niños Catedráticos y Los Amigos del Balón. Aquellos eran Jennifer López en el SuperBowl, y éste es Carmen Salinas y su Corcholata en su pulquería.

atlas-campeon-celebracion
ESPNAtlas, bicampeón del futbol mexicano.

Y claro, lo entiendo: aquellos magníficos exponentes del futbol generoso, generacional, genésico, del Atlas, tenían las manos vacías. Éste, el del Grupo Orlegi, ha sido dos veces campeón en menos de seis meses. Las nuevas generaciones rojinegras tienen más motivos tangibles de festejos que las nostalgias romanticonas y seniles por aquellos tiempos maravillosos de un futbol vistoso, encarador, desparpajado, insolente, seductor.

E insisto, este Atlas está más cerca de lo insospechado, de un casi apocalíptico Tricampeonato, que los otros equipos populares y populacheros, que hoy sufridamente contemplan cómo la Cenicienta Rojinegra se tardó 70 escalones y otras tantas zapatillas de cristal, antes de salir y regresar a palacio… y quiere adueñarse de él.

No, no me olvido de los “accidentes” arbitrales, ni de las casualidades del VAR, ni de la casi inmunidad absoluta de Aníbal Chalá. No me olvido de ese extraño sortilegio de que en dos torneos seguidos, dos alineaciones indebidas hayan ocurrido ante el Atlas, pero qué culpa tiene de la estulticia de los cuerpos técnicos rivales. No, imposible soslayarlo.

Leo y escucho una exigencia común: “Ahora, a reforzarse”. Es una referencia insulsa, desesperada, una supuración de la obviedad. ¿Se reforzó Atlas para ser Bicampeón? ¿Alguien puede llamar refuerzo a un despojo americanista como Emanuel Aguilera? Y sin embargo, sin ser clave, fue útil. El equipo carga con lastres costosísimos: Gonzalo Maroni y Franco Troyanski. El primero tiene más kilometraje en vuelos que en la cancha, y el segundo ha sido el Caballo de Troya de su propia carrera. Ambos fueron desplazados por jugadores mexicanos. Y ambos están a préstamo.

Vamos, Atlas fue capaz de “desforzarse” en pleno torneo. Fue vapuleado por vender a Jairo Torres (21 años) justo antes de la Liguilla al Chicago Fire FC de la suburbial MLS. ¿Alguien lo extrañó? Incluso, Jeremy Márquez, el vitoreado verdugo de Chivas, tras ser expulsado en el Juego de Vuelta ante Guadalajara, perdió la titularidad. Luis Reyes resultó un “Hueso” duro de roer y se adueñó del puesto.

Queda claro que en lugar de hacer apuestas costosas y riesgosas, Atlas puede nutrirse de lo que produce. Ahí, de donde sacó a Márquez, a Torres, a un espléndido Diego Barbosa, de ahí mismo, de su propia ubre, como en otros tiempos, antes de la sistematización de Marcelo Bielsa, y después de ella.

Recuérdese que la incubadora rojinegra le dio al Tri su mejor columna vertebral de la historia (Rafa Márquez, Pável Pardo, Jared Borgetti, Oswaldo Sánchez y Andrés Guardado), comparable sólo con la que alguna vez generó Pumas (Hugo Sánchez, Manuel Negrete, Félix Cruz, Olaf Heredia, Luis Flores, Rafael Amador).

Hoy por hoy, tiene al mejor portero en México: Camilo Vargas. Si no fuera por su edad, ya estaría con visado a Europa. Tiene una defensa que hace muy bien su chamba, dentro de un estricto aparato defensivo, en el que sus primeros mastines, sí, entérese, son Julián Quiñones y Julio Furch.

Especialmente tiene a un caudillo que es el único Bi-Bi de la historia de torneos cortos: Aldo Rocha. El tipo pujó y empujó en Morelia, y pujó y empujó en León, donde para su infortunio, había una media cancha poderosísima: Luis Montes, Gullit Peña y Gallito Vázquez. Ahora, en Atlas, ha dado muestras de personalidad. Él no lo dice, pocos lo saben: ha salido a la cancha en plena Liguilla con dolores, pero sin infiltrarse. ¿Lo vio domesticar a Tigres desde el manchón de las sentencias? ¿Cuántos jugadores con esa personalidad? ¿Será que acaso tanta testosterona, tantas gónadas espantan a Gerardo Martino? Hoy, el Tri, tiene capitancitos de chalupas y trajineras, no de trasatlánticos.

Por eso, hablar de refuerzos, parece un ataque de dislexia oportunista. ¿Alguien cuestiona a un higiénico jornalero de obra negra como Édgar Zaldívar, como para buscar otra versión soez, procaz, de los Maronis y Troyanskis? ¿Alguien se atreve a emplazar a la banca a un Javier Abella, con su mejor exposición, desde aquella su primera versión en Santos?

Adelante, los dos primeros peones de este proletariado del Atlas: Quiñones y Furch. Ahí empieza este tosco estilo de juego. Pero ellos lo hacen efectivo. Y cuando embisten, cuando al colombiano se le pega la gana retraer memorias de aquel fantasmagórico Abel Verónico, él sólo puede resolver partidos.

¿Furch? Es un mil usos en el ataque. A pesar de sus facultades de “killer”, se ha convertido en un humilde doméstico de sus compañeros. Si tiene que desaparecer de la línea de fusilamiento para que aparezca otro, lo ha hecho. Y bueno, ya sólo espera que la FMF le recomiende los mismos “coyotes” que usó, en plena pandemia, con las oficinas de la SRE (Secretaría de Relaciones Exteriores) cerradas, para naturalizar a Rogelio Funes Mori, quien aún convalece, aquejado todavía del estrés que las críticas le han generado, tras su impúdica impotencia para anotar.

Entiéndase algo: sumar jugadores con ese halo impostor de refuerzo suele generar incomodidades en vestuario y banca. Eso lo saben en Atlas. Buscan un perfil de jugadores dispuestos al compromiso desde este mismo martes, porque en julio arranca la refriega. Los divos tienen miles de egos que no caben en la estrechez de un santuario humilde como el rojinegro.

En Futbol Picante del lunes, el tema envenenado y sabroso era quién había formado este Atlas, el Grupo Orlegi o Diego Cocca. Ciertamente el riesgo lo corre Orlegi, porque incluso hubo un momento en que el técnico estuvo agobiado por malos resultados y cada vez que sonaba su teléfono, aterido, empacaba las maletas.

Ciertamente no es –ni será–, “el Guardiola de América”, como pomposamente lo llamó Alejandro Irarragorri al presentarlo en Santos. Es una falta de respeto para Pep. Pero entregar dos títulos en menos de seis meses a un equipo que vagó en los páramos dolientes del fracaso por 70 años, tiene un mérito incuestionable.

Y sí, ya sé que Usted, uno de esos pocos asiduos a este espacio, que tiene menos lectores que estrellas el Atlas, va a desempolvar los asteriscos de los Riestra, el VAR, los árbitros, y otras calamidades, causalidades y casualidades, de las cuales hemos ahondado ya antes aquí mismo, pero entiéndase que también, Pachuca, que nos embelleció el torneo durante casi 20 semanas, se resquebrajó en los últimos 20 minutos de la Final.

Además, se viene un torneo sabroso. Hay equipos que apuestan por lo que conocen y otros que juegan a lo desconocido, en una cita a ciegas entre su ignorancia y el suicidio.

América ungió a Fernando Ortiz, el interino milagroso. Chivas haría lo mismo con Ricardo Cadena. Cruz Azul firmó a Diego Aguirre. Toluca fortalece los planes de Nacho Ambriz. Pachuca deberá alquilar un diván para los demonios de Guillermo Almada. Miguel Herrera hurga en busca de defensas para unos Tigres más vulnerables que gato bodeguero. Puebla le cumplirá con refuerzos a Nicolás Larcamón. León ensaya con Renato Paiva. Mazatlán mantiene la apuesta por el triunvirato con Gabriel Caballero, Chaco Giménez y Gerardo Mascareño. Pumas arrima escapularios al misticismo de Andrés Lillini. Etcétera.

¿Concuerda, pues, en que en cuanto a proyecto armado, sólido, solidario, devoto, que sí, que juega feíto, y que sí, de repente las hadas se transforman en arpías arbitrales, amenaza con un Tricampeonato?

Lo cierto es que hace poco más de seis meses, el Atlas vivía en el exilio del anonimato. Hoy, es tendencia, bajo sospechas, bajo cuestionamientos, pero, sin duda, bajo admiración y una dosis inevitable de envidia. Pero, si todos ahí adentro tienen el espíritu acorazado de Aldo Rocha, tormentas vendrán de aciagas y sólidas injurias, pero mantendrá la sonrisa maliciosa, esa que por 70 años, en este equipo, era totalmente ajena.

Comentarios

Usa una cuenta de Facebook para agregar un comentario, sujeto a las políticas de privacidad y Términos de Uso de Facebook. Tu nombre de Facebook, foto y otra información personal que hagas pública en Facebook, aparecerá en tu comentario, y puede ser usado en las plataformas de medios de ESPN. Más información.


LOS ÁNGELES — Javier Hernández ha reiterado su fragilidad emocional en diversas entrevistas. Se le oye, pero no se le escucha.

Es su culpa: su alboroto mediático, su estruendo en redes, transfiguran sus lamentos en aparentes falacias. La metamorfosis pública de una negación privada.

Un psiquiatra diría que implora ayuda; un “chichafan” lo tildará de espartano, y un “hater” le llamará payaso. Al final, lo oyen, pero no lo escuchan. Él mismo devalúa la dimensión de su crisis.

Chicharito ha mostrado las muescas de los grilletes que lo esclavizan. “Me llegó la depresión porque me cansé de no ser yo”. La crisis y la redención, según él, llegan a través de sus hijos. “Ellos vinieron a darme el tiro de gracia en la depresión”. Ya él debe saberlo: la depresión no se cura ni con fármacos, ni con divanes. Permanece, ahí, agazapada, voraz, al acecho.

Y ha dicho: “Toqué fondo (…) y no asumí la responsabilidad”. Y se queja, como los armadillos: “No es fácil estar escuchando todo el día que el Chichatronco, que el Chicha esto, que el Chicha lo otro, que hasta si mis hijos no son míos”.

Este domingo, Javier Hernández rompió una racha sin gol en la MLS ante el Austin. Ya el miércoles había sentenciado en la Copa ante el LAFC. Han sido, ambos goles, un refunfuño más emocional que futbolístico. Un acto de escapismo de esa fragilidad emocional. No hay heroísmo, pero sí regeneración.

Este domingo, también, marca otro gol, que le anulan por un roce de la mano con el balón, y yerra un penalti, con un disparo insulso, bobo, débil, a media altura, antes de salir de cambio.

Quede claro, los tres goles, los dos válidos y el anulado, no los hubiera consumado el decrépito Hernández de 2019 y 2020, imposible. ¿El penalti? El manchón es un lugar sagrado. Si no cree en leyendas, menos en mitos.

En la semana, saltó la versión de un armisticio entre el delantero del Galaxy y el técnico del Tri, Gerardo Martino. La tregua concertada por una llamada, por un cabildeo o por una carambola de intereses y de advenedizos interesados.

Antes de los goles de esta semana, Javier Hernández había estado en sequía absoluta. Su anterior llaga perpetrada a un adversario, había sido el 9 de abril contra el LAFC. Sumaba por entonces cinco goles. Y ante la miseria de los atacantes de la selección mexicana, la Voz del Pueblo quiso jugar a ser la Voz de Dios. Raúl Jiménez, Henry Martín y Funes Mori tienen la brújula rota, torcida, apuntando estrictamente al caos.

Sin embargo, ante el vítor popular y mediático por Chicharito, el 12 de abril, Gerardo Martino, técnico del Tri, sofocó las llamas del jugador galáctico de manera brutal, en conferencia de prensa. Verso matapasiones.

“Javier Hernández no está (en el Tri) porque el entrenador (o sea, él mismo) en turno no lo ha elegido en estos últimos dos años y casi tres, pero dicho esto quiero decir que no hay nada que yo tenga que compartir con los medios. Toda cuestión que sucede dentro del ámbito de la Selección Nacional se resuelve dentro de la Selección Nacional”, dijo lapidario.

Las veladoras pujantes de Javier Hernández en busca de un milagro se apagaron abruptamente. Dejaron su paso a los cirios fúnebres y tóxicos del desengaño.

Allegados de Chicharito lo revelan. “Esa declaración aplastó a Javier. Sintió que todo lo que ha trabajado para que se le dé una oportunidad, para ir al Mundial de Qatar, había sido inútil”. Desde noviembre de 2020, ya con su esposa y sus hijos en fuga, contrito, tragando sus propias cenizas, comenzó su rehabilitación física, atlética, futbolística, nutricional y mental.

Al interior del Galaxy se percibía el efecto de las palabras sepultureras del Tata. Le habían robado el mes de abril, en términos de Sabina. El veredicto de Martino había sido tan franco, tan frontal, tan cruel, tan sincero, que recluyó de nuevo a Chicharito en la depresión. “Quiere ir al Mundial no sólo por la selección, por él, sino también por sus hijos. Lo dejó devastado esa decisión del Tata”, explica un vocero.

Ahora, sin embargo, explica la fuente de información, “que se hayan abierto pláticas, le cambió el ánimo, lo volvió a la vida. El equipo lo vio de inmediato, y ha marcado goles (LAFC y Austin) ante dos de los equipos con las mejores defensivas del torneo”.

Hace diez días, iniciaron los contactos a través de terceros. El cómo, es un misterio aún. Se le pregunta al mismo informante por detalles y la respuesta es: “No comments (sin comentarios)”.

En el festín morboso, precipitado, desesperado, salpican las versiones en redes, textos y micrófonos.

1.- “El primero en llamar fue el representante de Javier”. (“No comments”, la respuesta).

2.- “Hay dos patrocinadores que quieren a Chicharito en el Mundial”. (“No comments”).

3.- “SUM y la MLS abogaron por Javier ante la Federación Mexicana de Futbol”. (“No comments”).

4.- “Chicharito habló con los referentes del Tri (Guardado, Ochoa, Herrera y Raúl), se disculpó, y pidió su apoyo”. (“No comments”).

Gerardo Martino y Javier Hernández han hablado del tema en diferentes conferencias de prensa. El jugador reconoce los acercamientos. El Tata también, pero suelta ácido corrosivo en su respuesta: “Que yo tenga una reunión con él (Chicharito) no significa ningún tipo de compromiso (para convocarlo)”.

El 10 de junio de 2021, habíamos expuesto aquí que Javier Hernández estaba a sólo 15 dígitos y tres palabras

(https://espndeportes.espn.com/futbol/selecciones/nota/_/id/8759797/chicharito-javier-hernandez-regreso-tri-seleccion-mexicana-gerardo-martino), para recibir el indulto de Martino y de Yon de Luisa, el principal afectado, en temas familiares, por la indisciplina orquestada por el jugador desde el mismísimo periplo por el brunch en Nueva York y unas botineras de escotes largos y faldas cortas, de gustos caros y escrúpulos baratos.

Sin embargo, Javier no quiso o no supo o no pudo reaccionar a tiempo. En el camposanto de sus errores, había ya demasiado sepulcros, que justificaban su destierro del Tri, y además, la soberbia de no marcar el teléfono de Martino y De Luisa, ratificaba a ambos, que ese silencio altanero y veleidoso dejaba en claro que no debía ser convocado, por la salud emocional, grupal y disciplinaria del grupo.

En menos de diez días, Javier Hernández ha visto transfigurado el panorama. Él marca goles y en la FMF hay luz verde para que el conciliábulo tenga lugar. Chicharito se aferra emocionalmente a un quizás, que se gangrena dramáticamente en un nunca.

El problema es que tras los juegos amistoso de junio ante Uruguay y Ecuador, y los oficiales en la Liga de las Naciones, contra Surinam y Jamaica, quedará poco espacio para que Chicharito sea puesto a prueba, en todos los aspectos.

De ser convocado, obviamente, sería observado, escudriñado, azuzado, provocado, exigido. ¿Qué tan genuinamente Javier Hernández ha recluido a Chicharito, qué tan genuinamente el doctor Jekyll somete a míster Hyde? Resta un juego de ensayo ante Paraguay, se tambalea el amistoso con Brasil, y sólo quedarían uno de preparación ante Perú, y el de despedida en el Estadio Azteca, antes de partir rumbo a Qatar.

Porque Gerardo Martino podrá charlar con Javier y escuchar nuevamente sus viejas promesas, pero él ya cerró filas con Anaxágoras: “Si me engañas una vez, tuya es la culpa; si me engañas dos, es mía”. Además, el Tata ha encendido también sus propias veladoras. Y ha agregado a otro paisano a su retablo: Julio Furch.

Quede claro pues, que los dos goles recientemente marcados por Chicharito no lo acercan a Qatar más de lo que lo alejó aquella calenturienta jornada en Nueva York y San Antonio.

Comentarios

Usa una cuenta de Facebook para agregar un comentario, sujeto a las políticas de privacidad y Términos de Uso de Facebook. Tu nombre de Facebook, foto y otra información personal que hagas pública en Facebook, aparecerá en tu comentario, y puede ser usado en las plataformas de medios de ESPN. Más información.


LOS ÁNGELES -- Diciembre 12, 2021. Atlas era el hijo adoptivo de todos, después de 70 años de ser el hijo de nadie. Estalló la fiesta en el Callejón de los Milagros. La había comenzado Cruz Azul en julio de ese 2021, rompiendo la monotonía castrante del fracaso durante 23 años.

Este 29 de mayo, Atlas es Bicampeón. Pero, esta vez la euforia no es nacional como aquel diciembre. Esta vez el virus del "sospechosismo" circunscribe los festejos a la feligresía rojinegra. ¿El resto del universo futbolero de México? Hace muecas y traga hiel infectada por el siempre infectado arbitraje.

No se le cuestiona al Atlas su futbol. Cierto, tacañito, deslucido, con proezas monumentales de su arquero Camilo Vargas, pero, al menos, en la cancha lo transpiró de manera pura, con fundamentos claros de sus capacidades y decisiones tácticas. Un equipo sólido.

Y no es su culpa que Pachuca, en los momentos clave, se asustó de la ventaja evidente de jugar más de 20 minutos contra sólo diez adversarios. A Guillermo Almada le siguen doliendo lo minutos importantes de los juegos determinantes. Aunque claro, se le agradece la exuberancia de futbol a lo largo del torneo.

Imago7Atlas

Sin embargo, el arbitraje mexicano, propenso siempre a la estulticia, la ineptitud o el dolo --o a todas ellas juntas--, termina, en sus decisiones, bobaliconas o torvas, equivocándose a favor del Atlas a lo largo de la Liguilla. Y en ese escenario, es inevitable la ecuación, ciertamente audaz, del nepotismo y del despotismo.

Alejandro Irarragorri, cabeza de Grupo Orlegi, tiene dos alfiles en puestos clave: Íñigo "Caín" Riestra al mando de las comisiones de la FMF --entre ellas la de Arbitraje--, y a su hermano José "Caín", al frente del proyecto del Atlas. Él los sugirió a ambos, él los estudió a ambos, él los ungió a ambos, y él los protege a ambos.

Inevitable la sospecha. Si los mellizos Riestra se permiten jugar a juez y parte con un nuevo cordón umbilical, más allá del materno, evidentemente generan suspicacia y escepticismo. No es sano que los dos deban besar la misma mano de quien les condecoró con semejantes puestos.

Ojo: no se cuestiona su capacidad ni sus talentos. Deben tenerlos, más allá del oportunismo laboral de encontrar un mismo mecenas. Porque los dos tienen estudios, porque los dos tienen formación, y porque, quienes los conocen hablan de su tesón y disciplina, por encima de su intelecto.

Asegurar que han sido capaces de manejar las dos coronaciones del Atlas, es temerario. Habría que tener pruebas tangibles, legalmente válidas y aceptables. De otra manera, todo se remite a la circunstancialidad de coincidencias y de momentos, sin poder establecer un nepotismo satelital. Claro, eso equivaldría a creer en el zodiaco y sus charlatanerías.

Este domingo, el árbitro Fernando Hernández vuelve a ser el protagonista oscuro, turbio, como en sus anteriores actuaciones, especialmente en Liguilla. Un arquitecto de desastres, con habilidades de albañil en demoliciones. Pero él sólo es culpable de su ineptitud o de sus malas intenciones. Porque, la pregunta clave, es quién lo designó. ¿Fue decisión de Arturo Brizio o fue una imposición? Como sea, habrá sido su última equivocación o sumisión como jefe del arbitraje, ante las versiones de que sería invitado puntualmente esta semana a "renunciar por motivos personales".

En tanto, en un juego que fue de más a menos, conforme Atlas consolidaba su trinchera, y Pachuca era víctima de la inmadurez de su plantel, de sus precipitaciones, y, nuevamente, la incapacidad de Guillermo Almada para saber mantener el orden y la serenidad en sus jugadores. Le pasó con Santos y le ha vuelto a pasar con Pachuca. Al equipo que mejor futbol jugó en el torneo, lo llevó de la mano al despeñadero.

Y Atlas Bicampeón, con asterisco o sin él por un apellido común en sitios incorrectos. Pero, que nadie denigre, o hecho por los jugadores, con un mariscal histórico como Aldo Rocha, Bicampeón con León y ahora con los Rojinegros. Ah, sí, ni con semejantes blasones, le obligan a Gerardo Martino a ojear sus actuaciones y hojear su hoja de vida.

Comentarios

Usa una cuenta de Facebook para agregar un comentario, sujeto a las políticas de privacidad y Términos de Uso de Facebook. Tu nombre de Facebook, foto y otra información personal que hagas pública en Facebook, aparecerá en tu comentario, y puede ser usado en las plataformas de medios de ESPN. Más información.


LOS ÁNGELES -- Trincheras contaminadas que se purifican en la cancha. Pachuca y Atlas, en la Final del Clausura 2022. Y promete tanto. Aún cuando se juegue en el estadio marchito de la indiferencia.

Dos equipos menesterosos en ratings, sin peso mediático; sin muchedumbres y sin arrastre. Atlas no pudo llenar el Jalisco en Semifinales. Y en Pachuca, la camiseta oculta frustraciones de una ciudad: debajo de ella, hay una amarilla, una rojiblanca, una azul, por hoy, colores, matices, del fracaso.

Y sin embargo, una Final que promete tanto. Porque viven en las antípodas del futbol. En esta jungla hay cazadores y carroñeros. De ambos necesita la ecósfera del futbol mexicano. Hay quien pinta murales y hay quien detiene el andamio del pintor.

pachuca-vs-atlas-predicciones-campeon-final-liga-mx-titulos
Imago7Jóvenes de Pachuca fueron impulsados por Guillermo Almada.

1.- Los Tuzos alzan valerosamente una bandera generalmente corroída por la mezquindad: el espectáculo, el espíritu del futbol. No es jugar para ganar como sea; no es mendigar errores ajenos, sino enaltecer las fascinaciones de este deporte. A lo largo del Clausura 2022, fue el único equipo que reembolsaba con futbol el precio del boleto. Descarado, dinámico, frontal, algo que no congenia con algunas personas torvas de su propia directiva.

2.- Atlas es distinto. Y se entiende. Se rompió un ayuno ulcerado, purulento de 70 años. El fin justifica los medios y los miedos. Pero, si no hay exquisitez, hay una brutalidad y disciplina que merece ser galardonada. Porque el futbol, caritativo, humanista, cobija el esfuerzo y la devoción, y el coraje y la rabia. Ojo: lejos de su escuela delicatesen (aquellos Académicos, Los Niños Catedráticos y los Amigos del Balón), pero ha demostrado que cuando debe y quiere, porque puede y sabe, soltar a sus mastines, es tan feroz como su antagonista de la Final.

3.- Pachuca rinde homenaje al futbolista mexicano. Su armazón es de casa y los jugadores extranjeros lo fortalecen. Guillermo Almada vendió los clavos de su cruz por Kevin Alvarez, Erick Sanchez, Daniel Aceves, Luis Chavez, Micky Tapias, Víctor Guzman, Fernando Navarro y Bryan Gonzalez. En el universo fascinado del futbol mexicano, sólo un tipo los ignora: Gerardo Martino.

4.- Atlas, en cambio, tiene un andamiaje extranjero, con un ángel de la guarda (Camilo Vargas), tres luzbeles (Julio Furch, Julián Quiñones y Aníbal Chalá), y tres defensas de medio pelo, sublimados por el sistema de juego (Martín Nervo, Emanuel Aguilera y Anderson Santamaría). Pero, sin duda, el Atlas de este Atlas es Aldo Rocha, sí, otro marginado por Martino. El capitán ejerce como tal, en tiempos de crisis, arria banderas, y en tiempos de destrucción, las despliega.

Vea pues, que será una Final sin morbos (futbolísticos), y sin los rancios aranceles y linajes de clubes dominantes. No habrá marabuntas festivas ni multitudes coloreando y atiborrando avenidas. Pero, la modestia pasional no erosiona la calidad futbolística de ambos.

Cierto, hay verrugas en la nariz de esta Final que parece guapetona. Hay tipos de cuello blanco de puños percudidos, y cuyos zapatos de charol ensucian la cancha, ulceran el balón y mancillan a sus equipos.

1.- Esa cofradía sanguínea de Caín José Riestra y Caín Íñigo Riestra destiñe la credibilidad, cuando se acentúan los errores arbitrales en favor del Atlas, y porque se acumulan de manera insalubre e insana. ¿Habrían cambiado la historia un VAR y un arbitraje menos miope y menos torpe? Dilema de los ociosos. Porque lo que Atlas hace en la cancha, embellezca o no, seduzca o no, ha sido serio, más allá de guarradas, como la de sacar un balón de la hielera y arrojarlo a la cancha ante Tigres.

2.- Si bien no hay morbo deportivo, hay, sin embargo, una perturbación institucional. Los Capuleto y los Montesco. Desde la inocua tribuna de medios y redes sociales, Alejandro Irarragorri (Grupo Orlegi) y Jesús Martínez (Grupo Pachuca), se destazan moralmente a verdadazos. Como sus equipos, confabulan desde recintos diferentes. Uno, es el preferido del amo y señor del futbol en México, es su dedo meñique, o el dedo índice acusador si es necesario, o el dedo mayor increpador. El otro, es el juanete, la fascitis plantar, de Emilio Azcárraga Jean, que ha incomodado su autocracia, su dictadura, aunque ha sido confinado al silencio desde el #TuzoGate difundido a horario estelar a nivel nacional.

¿Qué puede ocurrir en la cancha? La bendición para el espectáculo sería que Atlas recibiera un gol en los primeros minutos de juego. Obligaría, insisto, a que le soltaran las cadenas a sus mastines, sobre un equipo que se defiende con la pelota, y que exhibe fragilidad ante un acoso masivo.

Pachuca no modificará su forma de juego. Lo ha dicho su propio entrenador. Y motivos no tiene. Con tres tipos explosivos como Nico Ibáñez, Romario Ibarra y un furioso Avilés Hurtado, además del soporte ofensivo de esa pirámide de mexicanos, sólo sabe ver al frente. No recupera para especular, sino para atacar. Los kamikazes oran desde sus tumbas.

Así, esta Final no es para los obtusos feligreses de camisetas, clubes o jugadores. Es para quien gusta del futbol, aún cuando uno ataca con dos espadas, y el otro se defiende y contrataca con dos escudos. La definición de ofensivo y defensivo, aquí, es una formalidad, porque, al final, la historia hablará estrictamente del vencedor. Hay dos rutas: el elevador de los Riestra o el sudor puro y purificante del futbol.

Y, claro, saber si el delfín aspirante al trono de Emilio se consolida como tal, o si el insurrecto, desde los pasadizos de la intriga, recupera fuerzas en su lucha contra la monarquía que le ha quitado hasta el control legítimo del Salón de la Fama.

Ojo, si Irarragorri sigue sumando bonos, el más preocupado debería ser Yon de Luisa, que tras la maltrecha versión de la Selección Mexicana, ha dejado de ser el favorito del Salón Oval de Televisa.

Comentarios

Usa una cuenta de Facebook para agregar un comentario, sujeto a las políticas de privacidad y Términos de Uso de Facebook. Tu nombre de Facebook, foto y otra información personal que hagas pública en Facebook, aparecerá en tu comentario, y puede ser usado en las plataformas de medios de ESPN. Más información.


LOS ÁNGELES -- Los espíritus chocarreros del #Solarismo se apoderaron del América los primeros 45 minutos. Y El Nido terminó humillado por Pachuca, ya finalista del Clausura 2022, con Atlas como rival.

3-0 (4-1, global). Y debieron ser más. Pero los postes de Guillermo Ochoa se sublevaron para proteger del escándalo el ocaso de la #TanoTesla de Fernando Ortiz.

Un partido cargado de momentos chuscos. Que pudieron modificar la historia, pero que agregaron elementos de circo, maroma y teatro.

1.- Al minuto 2, Diego Valdés, solo ante el portero Óscar Ustari falló tres remates consecutivos, en un balón mal regresado por la defensa tuza. El jugador más técnico del América, siendo epítome de la torpeza.

2.- Sí, claro, los buitres y bufones con calzoncillo y silbato. Fernando Hernández perdona dos rojas. La primera era para Nico Ibáñez por una plancha a la pantorrilla de Richard Sánchez. La segunda para Bruno Valdez. Y el VAR, ese cómplice silencioso. ¿Por qué chusco esto? Porque ya tratarlos de delincuentes, al juez y al VAR, es concederles demasiada inteligencia.

pachuca-tercer-gol-america-semifinal-vuelta
Imago7Pachuca decretó la victoria con el tanto de Romario Ibarra.

3.- El primer tiempo del América. Fue un homenaje con retraso a la versión más pusilánime del Indiecito en el arranque de este torneo. En el 1-0, Bruno Valdez, entre la sospecha y la estulticia, se hace a un lado para que el balón llegue al remate de Romario Ibarra. ¿Jorgito Sánchez? De él no se puede sospechar. Lo suyo es malo, mental, futbolística y hormonalmente, porque contempló en primera fila, ese primer gol y el segundo. Si fuera tantititito listo, si lo fuera, se le acusaría de cómplice.

Lo de Pachuca fue reflejo de lo que ha venido haciendo en el torneo. Se venía anunciando y sólo, los ciegos, los ignorantes o los que no lo veían jugar, no lo sabían. Es el único equipo de la Liga Mx que respeta el futbol y que respeta al futbolista mexicano.

Su pirámide lo demuestra: Kevin Álvarez, Micky Tapias, Daniel Aceves, Erick Sánchez, Luis Chávez y Víctor Guzmán. Y sus relevos, Bryan González y Fernando Navarro. No, aquí no corren peligro de alineación indebida, como esos equipos donde hay técnicos haraganes que viven facilito con la cartera del club.

Claro, detrás de todo, está Guillermo Almada. El técnico uruguayo construyó un equipo dominante, espectacular, generoso, con lo que parecían ruinas, tras el pasaje dantesco de Paulo Pezzolano. Esta vez Jesús Martínez no se vio tan memo, llevando a Memo Almada.

Sobajado, zarandeado, maltratado, pero el América respetará el proyecto con El Tano Ortiz. Deberá haber limpia y una inversión fuerte. Le urge un goleador y un defensa central, para evitar esos extrañísimos errores neuronales de defensas como Bruno Valdez, que comete al menos un par de ellos en juegos clave de Liguilla.

Se habla de una lista en manos de Santiago Baños. Pero, recuérdese que hace tres años, le ofrecieron a Julián Álvarez, jugando para River Plate, pero se le hizo muy jovencito. Se habla del mismo Nico Ibáñez, de Rodrigo Aguirre y de Germán Berterame.

Con la Final establecida, inevitable ver los contrastes. Un equipo capaz de desequilibrarse, por esa venturosa obsesión de ir al ataque, como lo es Pachuca, ante un adversario, calculador, sólido, bien pertrechado y con pocas licencias para el adversario.

Sin embargo, en el caso de los Rojinegros, ya Tigres corroboró que con intensidad y velocidad, factores que son ADN de este Pachuca, se puede hacer daño al Zorro Mecánico.

Por otro lado, Pachuca tiene sus debilidades, especialmente cuando se le presiona en la salida, algo que, por ejemplo, América o no quiso, o no supo, o no pudo hacer nunca.

Sin embargo, recuerde que cuando está entero, y se le pega la gana, Atlas es capaz de transformarse, y fue evidente en los primeros 15 minutos del segundo tiempo del Juego de Vuelta ante Chivas, cuando borró al Guadalajara, hasta antes de la expulsión de Jeremy Márquez.

La gran duda será, hasta dónde esos tipos que son Doctorados Honoris Causa en impartir justicia, según su cacique, Arturo Brizio Cárter, dejarán de malograr y arruinar los pocos momentos de buen futbol en la Liga Mx. Sí, hoy, el arbitraje y el VAR, son el enemigo público número uno de la Liguilla.

Comentarios

Usa una cuenta de Facebook para agregar un comentario, sujeto a las políticas de privacidad y Términos de Uso de Facebook. Tu nombre de Facebook, foto y otra información personal que hagas pública en Facebook, aparecerá en tu comentario, y puede ser usado en las plataformas de medios de ESPN. Más información.


LOS ÁNGELES -- ¡Vaya tragicomedia! ¡Vaya aquelarre! Lo sublime y lo ridículo. De héroes y villanos. De hazañas y de trampas. De atletas y de payasos. De artistas y de ladrones. De genios y de ineptos. Y al final, Atlas es finalista del Clausura 2022.

4-2, goleó Tigres. 5-4 para Atlas en el global. El marcador narra el dramatismo, la histeria, el orfeón demencial de la tribuna durante los casi 60 minutos que se vivieron en el segundo tiempo. Aldo Rocha, el mariscal silencioso de los Zorros, al minuto 101, de penalti, dejó sólo humareda y cenizas en el Volcán extinguido.

Pero tanto que contar, tanto que revisar, tanto que dudar...

1.- Tigres estuvo cerca de ganar en la cancha, pero, también, por alineación indebida, de perder en la mesa. Cuando ingresa Florián Thauvin por Hugo Ayala ('46), tenía nueve jugadores no formados en México en el terreno. Otra vez ante el Atlas. Había sido el #ViñasGate y ahora el #ThauvinGate. "Fue culpa mía", la piojosa excusa de Miguel Herrera.

Imago7Aldo Rocha festeja pase del Atlas sobre Tigres.

2.- El recién ungido mundialista César R. Palazuelos, y el siempre denostado VAR, se adueñan del protagonismo perverso y promiscuo. Perdonan una roja a André Pierre Gignac, y árbitro y VAR se contradicen en su forma de legislar en la cancha. Doble moral en los penaltis. El árbitro hizo lo necesario para ser segregado de Qatar 2022. Sí, son unos sinVARgüenzas.

3.- André Pierre Gignac despierta, tarde e inútilmente, pero despierta con un hat-trick. Un penalti en el que un trabajo de proctólogo con la nariz de Hugo Nervo, terminó marcado como falta contra el francés, quien antes, al minuto 48 debió irse expulsado por un codazo sobre Gaddi Aguirre. Después marcaría a su estilo y con un penalti más.

4.- Y el aluvión felino. Atlas estaba sumido en el desorden, el desconcierto, el desamparo. Cuando Tigres estaba 4-1, los Zorros repelían desesperadamente los ataques. Y vinieron los excesos. Luis Quiñones, Thauvin y el Diente López, sintiéndose clasificados, quieren jugar como exquisitos, como malabaristas, como mimos del balón, y perdonan en el área. La soberbia es un veneno inmediato.

5.- Penalti para el Atlas. Carga del ex rojinegro Jesús Angulo sobre Aldo Rocha. Sin embargo, en jugada previa, hay una mano de Julián Quiñones que árbitro y VAR, coludidos con la estulticia y el dolo, no marcan. El capitán no falla. Serio, sobrio, seguro, se olvida del ridículo comediante, se olvida del bufón que tenía enfrente, y cobra abajo a la derecha del arquero guiñol de Tigres.

6.- Y claro, el Patón haría su show. Antes del cobro del penalti por Rocha, Nahuel Guzmán rompe en llanto, se convulsiona, se estremece, se asfixia, se colapsa, y como plañidera de su propia desgracia llora su Noche Triste. Después, al minuto 104', se hace expulsar, deliberadamente, por conducta antideportiva. Sí, el Titanic felino empezaba a quedarse sin roedores.

Encomiable, sin duda la reacción de Tigres. Lamentable que cuando había consumado --aparentemente--, su clasificación a la Final, se dedicó a ese futbol desagradable de los fantoches. Arriesgó y perdió. El futbol castiga a los patiños que lo ofenden.

Atlas, en tanto, pudo resolver antes el juego, pero erró. Cayó en desconcierto, en temores, en dudas, pero, para su fortuna, en los minutos finales, encontró de nuevo un desliz, delincuencial o de estupidez, por parte de los sinVARgüenzas, a los que seguramente Arturo Brizio, premiará con honores.

Ahora, los Zorros a esperar este domingo al otro finalista. Y que alguien cuide a Pachuca y a América, de los embajadores de caos, enviados por Brizio Carter, y comandados por Jorge Pérez Durán.

Comentarios

Usa una cuenta de Facebook para agregar un comentario, sujeto a las políticas de privacidad y Términos de Uso de Facebook. Tu nombre de Facebook, foto y otra información personal que hagas pública en Facebook, aparecerá en tu comentario, y puede ser usado en las plataformas de medios de ESPN. Más información.


AL INICIO