Una demostración cabal del excelente momento que atraviesa el equipo de Munro fue ofrecida en la cómoda victoria ante el Atlético del Rosario, que también llegaba embalado a este choque, pero que sucumbió rotundamente frente a un adversario decididamente superior a partir de los 20 minutos.

Paradójicamente, Olivos empezó a poner contra las cuerdas a los rosarinos cuando se habían quedado transitoriamente con un hombre menos, por el sin bin a Gonzalo Farrás.

Y el repunte surgió de la tenacidad del pack y de los espléndidos drops que, de manera consecutiva, clavó el apertura Carlos Raymaekers, el segundo de ellos desde detrás de mitad de la cancha, aunque favorecido por el viento. Pero no hay que atribuirle a cuestiones climáticas a esta primavera que atraviesa Olivos.

Lo suyo es simple y contundente: un pack que va para adelante, que avasalla físicamente; una pareja de medios equilibrada entre la sagacidad de Patricio Denevi y el juego estratégico y con el pie de Raymaekers, y tres cuartos que no desentonan, que se multiplican en defensa y que tienen explosión en ambas puntas con Pena e Izaguirre (este último, además, se destacó en el tackle).

Con la paulatina aplicación de esos atributos, Olivos comenzó a dominar el partido en todos los terrenos hasta dar la sensación de invulnerabilidad frente a un rival que no encontraba fisuras donde filtrar su esperanza. Entonces, una vez que los locales dejaron atrás los nervios iniciales (cometieron algunas infracciones menores e individuales por entrar muy ansiosos), fueron armando una producción muy alentadora.

Por el juego en sí y por la convicción. Por estar convencidos de sus virtudes no se desesperaron y llegaron al try dos veces antes del cierre del primer tiempo. Y por esa confianza interior no sólo volvieron a marcar dos tries en el telón del partido (consiguieron punto bonus), sino que defendieron sin huecos y con fervor su propio ingol.

Además de esa fortaleza mental y de un estado atlético acorde con el alto rendimiento, Olivos puso a consideración de los presentes algunos jugadores para seguir atentamente: el octavo Alejandro Broggi (solvente en el line y fuerte para arrancar desde la base), el segunda línea Nicolás Branchesi (con dinámica y destrezas de tercer línea) y ala y capitán Gonzalo Santos (un batallador incansable).

Sin embargo, más allá de los aciertos individuales, lo bueno que Olivos fue que todos, los 15 hombres, sintonizaron la misma onda. Y por eso superaron un escollo que, a priori, parecía más complicado de lo que terminó siendo. Se jugó en Olivos, fue árbitro Martín Cesarsky y los equipos formaron así:

OLIVOS: Gómez Alustiza; Izaguirre, Castro, Aguero y Pena; Raymaekers y Denevi; Carrasco, Broggi y Santos (c); Branchesi y Biagotti; Farrás, Illescas y Eckert (40m del ST, Litrenta). Entrenadores: Poey y Uranga.

ATLETICO DEL ROSARIO: Gareis (22m del ST, Joaquín Todeschini); Macat, Castagna, Belotti y Gerosa; Torno y Alonso; Horcada, Galli (18m del ST,Cingolani) y Carroli; Berlande y Marchiaro (34m del ST, Mantero); Dichiaza (18m del ST, Moziman), Okas y Vergallo. Entrenadores: Del Cerro y Estellés.

PRIMER TIEMPO: 8, 18 y 40m, penales de Torno (AR); 21 y 23m, drops de Raymaekers (O); 29m, penal de Raymaekers (O), y 38 y 41m, tries de Gómez Alustiza (2), ambos convertidos por Raymaekers (O). A los 17m fue amonestado Farrás (O).