No fue dominante ni tampoco tan vistoso, pero Jon Jones una vez más demostró ser el mejor peso semipesado del mundo. Después de 12 años en el deporte, ha hecho todo lo que debe hacer para ser recordado como el estándar de oro de la historia entre los luchadores de 205 libras.
Es hora de que pase a cosas más grandes.
Y él lo sabe.
Jones no se comprometió a pasar al peso completo en su entrevista posterior a la pelea en el Octágono que saldó con victoria por decisión unánime sobre Dominick Reyes. Pero sí abordó el asunto con un mensaje estimulante en una entrevista de ESPN que se emitió a principios de esta semana. Ariel Helwani le preguntó a Jones si existía la posibilidad de que su próxima pelea sea en peso pesado, y Jones dijo: "Hay una muy buena posibilidad".
Eso fue suficiente para acelerar el corazón, pero Jones aceleró doblemente el repiqueteó cuando pidió una súper pelea de campeón contra campeón. "Siento que realmente quiero pelear contra Stipe Miocic", dijo. "Siento que podría vencerlo".
Quizás él pueda. Quizás no pueda. Eso en sí mismo hace que este próximo movimiento potencial sea intrigante en una manera que nunca hemos experimentado realmente con Jones.
¿Hubo alguna duda sobre el resultado esperado, previo a una pelea de Jones? Claro, Reyes le dio toda la batalla que pudo manejar en UFC 247 en Houston, pero ¿alguien realmente esperaba eso? Thiago Santos llevó a Jones a una decisión dividida en julio, y nadie vio esa decisión apretada tampoco. Luego estaban las películas de suspenso de Jones en 2013 contra Alexander Gustafsson. Pero acercándonos a esa pelea, el argumento más convincente que alguien logró hacer a favor del sueco fue que era alto.
En 2011, cuando Jones tenía 23 años y solo siete peleas en su carrera de UFC, entró al Octágono para su desafío por el título como el favorito. El campeón en ese momento, Mauricio "Shogun" Rua, era un veterano de 10 años y un ganador del Pride Grand Prix con una lista profunda de conquistas que incluía una victoria sobre el hombre considerado el mejor de todos los tiempos en las 205 libras, Chuck Liddell. Sin embargo, Shogun salió esa noche sin favoritismo, y terminó como excampeón.
En total, Jones ha peleado contra 26 pesos semipesados y ninguno de ellos lo ha derrotado. (La única "D" -derrota- en su currículum fue una descalificación en una pelea que estaba dominando completamente). "Bones" ha limpiado la división más de una vez. ¿Qué más puede lograr tras el dominio que ha tenido durante casi una década?
Jones no le debe a los fanáticos ni al UFC hacer este movimiento hasta el peso pesado. Se lo debe a sí mismo y a su legado.
Claro, Jones podría optar por enfrentarse al siguiente hombre en la fila, Corey Anderson o Jan Blachowicz, mientras espera conseguir una pelea para ganar mucho dinero. Israel Adesanya ha dicho que se dirige hacia Jones, y eso sería una colisión imperdible. Pero Adesanya aún no ha defendido su cinturón de peso mediano ni una sola vez, y ha dicho que una pelea con Jones no sucederá antes de 2021. Eso está bien porque "The Last Stylebender" necesitará tiempo para aumentar su volumen lo suficiente como para contender con un Jones de 205 libras.
¿Pero por qué debería esperar Jones? ¿Por qué sentarse sin hacer nada y permitir que Adesanya sea el que haga el movimiento audaz para conquistar un mundo nuevo?
Jones se hizo famoso desafiándose a sí mismo sin miedo, y nada encajaría mejor en esa narrativa profesional que aventurarse en la tierra de los gigantes.
Imagínese si Jones eliminara a Miocic, quien ha hecho méritos para estar entre los mejores pesos pesados de la historia.
Imagínese si Jones se parara frente a Francis Ngannou y derribara al luchador más aterrador del planeta.
Curtis Blaydes, Jairzinho Rozenstruik. Tal vez incluso a Brock Lesnar de la WWE. ¿No te gustaría ver a alguno de ellos contra Jones?
Ni siquiera estaría fuera del alcance la posibilidad de que Jones completara su trilogía con Daniel Cormier en el peso pesado, el único lugar donde tendría sentido. No hay necesidad de una tercera reunión en las 205 libras, en la que Jones venció a DC dos veces. ¿Pero Jones peleando con su enconado rival en la división de peso en la que Cormier está en su mejor momento? Sería genial.
Hay muchas opciones atractivas frente a Jones, todas esperando que se declare listo para comenzar a conquistar un mundo nuevo.
Esa búsqueda es de lo que están hechos los magníficos legados. Conor McGregor aseguró su lugar en la historia con la mano izquierda perfectamente cronometrada que noqueó al gran Jose Aldo en 13 segundos. Pero fue la imagen de McGregor sentado en la cima del Octágono un año después, con dos cinturones de campeonato colgados sobre sus hombros, lo que resonará para siempre. Lo mismo es cierto para el viejo amigo de Jones, Cormier, así como para Amanda Nunes y Henry Cejudo, campeones de campeones.
Esto no es para abogar por que Jones se una a las crecientes filas de doble campeones. Hemos visto el estancamiento que viene con una persona que gobierna dos clases de peso. Esa idea se ha descartado.
Esperamos que Jones reconozca que avanzar para buscar un nuevo cinturón mientras deja de lado el anterior no es menos que un logro. Georges St-Pierre nunca reinó en dos divisiones simultáneamente, pero cuando subió al peso mediano y ganó el cinturón, arrojó una nueva luz sobre su legado. Incluso el hecho de que Anderson Silva incursionara en el peso semipesado durante su larga carrera como campeón de peso mediano fue un punto relevante en su legado, a pesar de que nunca fue por el cinturón en 205.
Jon Jones ya es una figura inigualable en este deporte. Ha hecho cosas extraordinarias. Ahora es el momento para que él nos recuerde lo especial que es.