La mala noticia para los fanáticos de Conor McGregor es que fue noqueado por Dustin Poirier en la segunda ronda de su evento principal de UFC 257 en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos, la madrugada del domingo.
¿Las buenas noticias para los fanáticos de la superestrella irlandesa? Su hombre reconoció de inmediato que no había estado en su mejor momento en esta pelea, entendió por qué y tenía un plan para mejorar de la única manera que sabe: peleando más a menudo.
"Es difícil superar la inactividad durante un largo período de tiempo", dijo McGregor después de su tercera pelea de MMA desde 2016. "Simplemente no estaba tan cómodo como tenía que estar, ¿sabes a qué me refiero? Es inactividad, y eso es eso."
McGregor comenzó bastante bien, aterrizando una mano izquierda justo fuera de la puerta que llamó la atención de Poirier. La pelea rápidamente se convirtió en una batalla de agarre contra la jaula, neutralizando el poder cacareado de McGregor, y Poirier consiguió un derribo y brevemente tuvo el control sobre la lona. Una vez que los peleadores se recuperaron, Poirier comenzó a lanzar patadas en la pantorrilla, dañando la pierna delantera de McGregor. A pesar de todo esto, McGregor tomó la primera ronda en las tarjetas de puntuación de los tres jueces.
Pero no se estaba desarrollando como una pelea de McGregor alrededor de 2016. Estaba absorbiendo esas patadas inmovilizadoras en la pantorrilla, y aunque aterrizó algunas manos izquierdas, nunca conectó de una manera que hiciera más lento a Poirier. Fue Poirier quien conectó el golpe dañino, una mano izquierda a mitad del segundo asalto que hizo tambalear a McGregor contra la jaula. Eso provocó una ráfaga de Poirier que derribó al irlandés, asombrando a la multitud en Etihad Arena. El nocaut técnico llegó a los 2 minutos y 32 segundos.
"Necesito actividad, muchachos, vamos", dijo McGregor con humildad. "Sabes, no puedes salirte con la tuya estando inactivo en este negocio, y así son las cosas. Así que tomaré lo que me toca".