El resurgir del equipo de Alexander Volkanovski está en marcha y el episodio siete arranca con Ricky Turcios y Dan Argueta compartiendo rebanadas de pizza luego de la guerra que dieron en el capítulo de la semana pasada.
"Fue exactamente como la imaginé, una batalla. Sangramos y lo dejamos todo allá arriba", dice Argueta frente a la cámara.
En otra parte de la casa de los peleadores Josh Rettinghouse y Brady Hiedstand discuten lo que esperan uno del otro, pues han entrenado muchas veces juntos, incluso son compañeros de cuarto en esta temporada.
Eso fue lo que llamó la atención de Brian Ortega, quería ver a su peleador dejar todo eso fuera del octágono y que demostrara que está listo para ganar The Ultimate Fighter.
"Creo que voy a pegar más fuerte y mi experiencia será suficiente para vencer a Brady", consideraba Rettinghouse antes de la pelea.
Entonces conocemos la historia de Hiedstand, quien vive en una estación de bomberos, pues dejó el rancho donde sus padres crían caballos para poder entrenar MMA. Ahí comparte gimnasio con Michael Chiesa, ganador de el programa, quien le dio consejos antes de entrar al reality, pero que también lo fue a visitar durante la filmación en la casa.
Ambos cumplieron en la báscula y el momento del careo resulta incómodo.
"En este negocio, si quieres ser el mejor en algún punto tendrás que enfrentar a algunos de tus compañeros o hasta de tus amigos. Se trata de tener ese instinto, demostrar que tú lo quieres más", dictaría Dana White antes de que arranque la pelea.
Ya en el octágono, la pelea pasa poco tiempo de pie. Se convierte en una lucha de presión en el primer round donde Hiedstand parece sacar lo mejor al llevar a Rettinghouse contra la jaula, lo tiene en el suelo y busca tomar la espalda, aunque el peleador del equipo ortega se defiende bien con las manos para alejar el peligro.
Faltando un minuto Brady conectó rodillas al cuerpo que hicieron daño evidente.
El segundo arrancó con mayor intercambio de pie, con el veterano Rettinghouse sacando lo mejor hasta que volvieron los intentos de derribo de Brady, que logró llevarlo a la lona, pero no pasar su guardia para castigar.
El equipo Volkanovski se vio sorprendido de que la pelea fuera al tercer round, lo cual significa que los jueces tenían empate en las tarjetas, era momento de cerrar la victoria.
Josh toma el centro del octágono, establece la distancia con su jab y comienza a amenazar con un uppercut que Brady absorbe en varias ocasiones.
Aunque le toma un par de minutos, el consejo del campeón australiano rinde frutos y vuelve a asegurar un derribo, con poca claridad, pera avanza para tomar la espalda y pasan el cierre de la contienda intercambiando posición en la lona. video3>
White celebró que pudieran dejar la amistad de lado y dieran una gran pelea, que estaba tan cerrada, que sería difícil que todos salieran contentos.
Decisión dividida en favor de Hiedstand y el equipo Volkanovski, que celebró el corazón de su guerrero. Por el otro lado Ortega, lamentó que los jueces no calificaran en su favor el gran trabajo que hizo con las manos en el tercer Josh y que la mayoría del daño que hiciera Brady fuera con un cabezazo accidental.
Volkanovski es ahora el que se burla y le dice al equipo de Ortega que "el cinturón no cambiará de manos", mientras que nos preparamos para la última pelea, con el mexicano Gilbert Urbina enfrentando a Miles Hunsinger en el peso medio.
El marcador está 4-3 y la ventaja de Ortega se ha esfumado.