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Las sorpresas de la temporada de la NBA: ilusiones y decepciones

Pisamos febrero, el mes más corto del año que trae consigo el punto de inflexión que será el All-Star, y es momento de centralizarnos en lo que no vimos venir en el inicio de la temporada de la NBA.

Con temas elegidos por este comité integrado por una sola persona, es momento de comenzar.

Aquí vamos.

Boom: ¡Luka Doncic jugará en los Lakers!

Más allá de que los resultados pudieron haber sido mucho peores, el cumpleaños de LeBron James terminó de manera abrupta con el que quizás fue el intercambio más sorpresivo de la historia de la NBA. La llegada de Luka Doncic a Hollywood es una bomba que sin dudas no vimos venir.

Los Mavericks les dieron la llave a los Lakers para abrir el candado, quitarse las cadenas y escapar. ¿Quién en su sano juicio puede dar a uno de los mejores jugadores del mundo, con 25 años, a cambio de un interno como Davis, seis años mayor y con historial de lesiones? En principio, alguien desesperado por conseguir ganar ya.

Lo cierto es que Luka Magic le da nueva vida a Los Angeles y es un movimiento de renovación perfecto para que Rob Pelinka salga de este letargo en continuado post burbuja de Orlando. Afuera también, además de Davis, Max Christie (a Dallas), un pick de primera ronda de 2029 y Jalen Hood-Schifino (al Jazz). Adentro Maxi Kleber y Markieff Morris. Lo peor que le puede pasar a un mercado grande como Los Angeles no es perder: es ser intrascendente. Este movimiento, entonces, los beneficia por todos lados. Luka es la nueva cara de la franquicia y no me sorprendería que LeBron deje el equipo. ¿Warriors quizás?

Cleveland Cavaliers, una de las franquicias sensación de la NBA

Quien diga que Cleveland podía tener, al día de la fecha, un récord de 40 victorias y 9 derrotas, está mintiendo. Los Cavaliers están por delante de los campeones Celtics y esto es una sorpresa mayúscula para la liga.

Sí, está Donovan Mitchell, Darius Garland es pieza clave del perímetro, pero lo sorpresivo del conjunto de Kenny Atkinson es haber logrado semejante objetivo con una fórmula retro del básquetbol: dos hombres grandes (Evan Mobley y Jarrett Allen) y un combo de obreros alrededor que conocen muy bien su función para lastimar (véase Max Strus, Ty Jerome, Caris Levert, Sam Merrill, etc.).

Tienen la mejor eficiencia ofensiva de la NBA (120,2 puntos cada 100 posesiones) y la octava mejor eficiencia defensiva (109,1 cada 100 posesiones). La gran pregunta es si se caerán en el último trayecto de la temporada regular, pero las señales por ahora son muy positivas.

La llegada de De'Aaron Fox a los Spurs explica algo importante: Victor Wembanyama es la evolución del básquetbol

De Magic Johnson a LeBron James. De la naturaleza a lo creado en laboratorio. De Kevin Durant a Giannis Antetokounmpo. Centímetros, versatilidad, la despedida de las posiciones naturales. Victor Wembanyama toma lo mejor de los anteriores, y con físico de alien agrega precisión de cirujano. Todo a velocidad de Fórmula Uno.

Los Spurs adquirieron a De'Aaron Fox, uno de los mejores jugadores de pick and roll de toda la NBA, sacrificaron muy poco en el intercambio y se quedaron con sus activos jóvenes de valor, caso Stephon Castle, Devin Vassell y Jeremy Sochan. En el futuro podrían sumar una espada más para terminar de fortalecer el plantel.

San Antonio hizo una movida excelente y deja un mensaje a la NBA: hay que rodear bien al unicornio francés AHORA porque con solo 21 años puede estar ya listo para competir por todo. El futuro llegó y está entre nosotros.

Houston Rockets continúa el camino de Oklahoma City Thunder y confirma la nueva manera de competir en la NBA 3.0

La turbulenta salida de Ime Udoka de los Celtics y el advenimiento de estos Rockets eléctricos permiten dos conclusiones: estamos en presencia de un entrenador elite. Los Rockets no tienen a Sam Presti como gerente general, pero compartieron una mirada con el Thunder: pagar el precio del presente para sonreír en el futuro. Houston supo perder para poder ganar. Dio un paso atrás para provocar la enseñanza: una decena de picks de Draft de primera ronda hasta 2031 y un equipo en cancha que está tercero en el Oeste, son razones para ilusionarse ahora y también en los próximos años.

La etiqueta de juego de los Rockets tiene bastante que ver con su entrenador: defensa asfixiante y vértigo en el otro costado. Los Rockets son un cóctel explosivo: el salto de Jalen Green, la intensidad de Amen Thompson, el liderazgo de Fred VanVleet, el carácter disruptivo de Dillon Brooks y el cerebro de Alperen Sengun. Este universo, que se corona con el resto de los jugadores de rol, ha dado a relucir un protagonista inesperado, pero mucho más que eso ha confirmado que el nuevo armado de los equipos, conforme al nuevo convenio colectivo de trabajo, tiene que ver con la paciencia. Esculpir el mármol hasta coronar la obra de arte. Aunque pueda sonar extraño por experiencias anteriores, no hay atajos.

La traición de Jimmy Butler a Miami Heat

No lo vimos venir. Realmente. Sin ser fanáticos de Butler, compramos su narrativa en años anteriores. El joven de la calle rescatado por Pat Riley de los callejones de Philadelphia. La cultura Heat, el encarrilamiento, el paso de jugador a leyenda. Como se gritaba en redes sociales: el hijo de Michael Jordan. Irse así de la franquicia, quejándose como un niño caprichoso y forzando una salida, es una decepción enorme para quienes admiramos su competitividad, su esfuerzo y su carácter.

Armar un bosque puede durar cien años, prenderlo fuego un minuto. Riley, el Godfather de la NBA con pasado en mercados pesados como New York o Los Angeles, se ríe ante la presión de tener que moverlo como sea. La discusión de Butler con Riley es mucho más que un potencial intercambio: es la pulseada entre jugadores y dueños. ¿Quién manda en la Liga? ¿Ellos o nosotros? Sea como fuere, lo de Butler tiene sabor a traición. Hay cosas que no se hacen. Lo siento mucho por Jimmy Buckets, pero no puedo sentirlo de otra manera.

El fiasco llamado Philadelphia 76ers (y la desilusión llamada Joel Embiid)

En términos deportivos, esto ha sido una catástrofe. La carrera de Joel Embiid siempre estuvo plagada de lesiones, pero jamás con algo como esto. El MVP de la temporada 2022-23 jugó 13 partidos de 48 de los Sixers y todo parece indicar que el número de ausencias crecerá en grande. A esa pesadilla hay que sumar también a Paul George, quien jugó 30 de 48 partidos.

Los Sixers tienen un entrenador top en Nick Nurse, pero sin Embiid y con George a medias son un equipo de potencial play-in. Eso haciendo una gran temporada. La buena noticia aquí es Tyrese Maxey, cada día que pasa más asentado como cara de la franquicia.

Antes de empezar la temporada vimos a los 76ers en condiciones de pelear con Knicks y Celtics en el Este. No sé si debieron ocupar el lugar que hoy tienen los Cavaliers, pero sí estar en esa linda discusión por ser los mejores de una Conferencia que los tenía en las marquesinas principales.

En noviembre pasado, Shams Charania publicó un artículo en ESPN sobre las diferencias de criterio que tenían Maxey y Embiid, algo que terminó de detonar el vestuario de Philadelphia. Las rodillas de Embiid y George parecen no aguantar y eso, dramático en el presente inmediato, puede ser una señal clara de hacia dónde moverse en el futuro. Barajar y dar de nuevo, algo ilógico hace meses, hoy parece criterioso. Es solo cuestión de tiempo.