Ahora la selección queda con un hueco que no se llenará, Gustavo Ayón era, por mucho, el mejor jugador del equipo.
Hace unos días Gustavo Ayón se retiró de forma oficial del basquetbol profesional y le puso punto final a la carrera más brillante para un jugador de la selección nacional en los últimos 50 años.
La del Titán es una historia que no se volverá a repetir. Nacido y criado en el pequeño Zapotán, Nayarit, Gustavo Ayón aprendió el juego y se desarrolló con los limitados recursos que le ofreció el pueblo. Hay que agradecerle a Javier Ceniceros, histórico coach de las águilas de la UPAEP su descubrimiento, pero aún más su desarrollo desde la preparatoria. Porque un talento como el de Gustavo eventualmente iba a salir a la luz, mas no necesariamente sería tan bien encausado como lo hizo el entrenador de la Autónoma del Estado de Puebla. Ahí es donde Gustavo comenzó a demostrar que era distinto. Aun cursando la preparatoria en 2005, el nayarita fue el MVP del torneo nacional de universidades, a la postre no pudo jugar la Universidad mundial porque aún no era estudiante universitario, a pesar de ser ya el mejor jugador a ese nivel.
A diferencia de los otros mexicanos que han llegado a la NBA, Gustavo Ayón no pasó por ninguna fase del proceso estudiantil en el básquet de Estados Unidos. Eso es único e irrepetible. Pensar en llegar a la NBA sin la formación ni la plataforma del colegial estadounidense y a partir del baloncesto estudiantil mexicano, es una locura. No hay antecedentes ni nos tocará ver algo similar.
Ahora la selección queda con un hueco que no se llenará, Gustavo Ayón era, por mucho, el mejor jugador del equipo y el basquetbol mexicano seguirá esperando por otro producto de generación espontánea que nada tiene que ver con una estructura que forme sistemáticamente talento. Algo no muy distinto en el resto del deporte nacional.
Pero más allá de los éxitos conseguidos con la Selección Mexicana como el Centrobasket en Tepic o el premundial de Venezuela, donde fue el mejor jugador del torneo y México regresó a un Mundial luego de más de 40 años de ausencia, será la forma en la que Gustavo jugó por la selección. Lo hizo de la manera correcta. Ayón nunca pretendía ser el centro de atención, no se comportaba como diva como algunos otros lo habían hecho en el pasado exigiendo tratos de prima dona. Asumía el rol que le correspondía y no secuestraba con protagonismo al equipo y a los entrenadores, un vicio común del pasado.
Valedeolmillos pudo dirigir como lo hizo en los momentos de éxito porque tenía a Gustavo Ayón de su lado. Era como el Duncan para Popovich. Si la estrella predica con el ejemplo al resto, no les queda otra alternativa que alinearse. La Selección Mexicana se ganó un respeto y defendió una forma de jugar, entendiendo las limitaciones propias del equipo, pero potenciando las fortalezas del grupo. A México, con Ayón en la cancha, cualquier selección del mundo le respetaba.
En 17 años de carrera profesional, Gustavo Ayon triunfó en México, España, Puerto Rico, Venezuela, Rusia, y por supuesto en el representativo nacional, pero fue en el Real Madrid donde vivió sus mejores momentos , allí compartió campeonatos con figuras como Doncic, Campazzo, Llull, Nocioni y todos le guardan un enorme respeto porque el Titán jugaba de la forma en la que se debe, tomando la decisión correcta y siempre ponderando el beneficio colectivo por encima del número individual. Uno de esos jugadores que todos quieren de su lado.
Aquel niño de Zapotán es, sin duda, el jugador que más orgullo me ha generado al ver competir a la selección nacional. Despertó emociones inolvidables en compatriotas que jamás habían visto un partido de la Selección Mexicana. Los 12 Guerreros tuvieron al mejor líder posible en Gustavo porque reúne todo lo que debe ser un profesional. Un tipo que defendió con toda dignidad el uniforme nacional y que desde ya se le extraña.
Gracias por tanto, Titán.