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Violencia doméstica y la partida de José Fernández empañaron el 2016

El 2016 no estuvo exento de escándalos en las Grandes Ligas, principalmente relacionados con casos de violencia doméstica y el trágico fallecimiento del lanzador de los Marlins de Miami José Fernández.

Lamentablemente fueron peloteros latinos los involucrados en esos incidentes, que incluyeron largas suspensiones a dos de ellos.

Aunque los hechos en que se vieron envueltos los cubanos Aroldis Chapman y Yasiel Puig y el dominicano Jose Reyes ocurrieron a fines del 2015, fue en el 2016 cuando se vieron las consecuencias.

El primer caso fue el de Chapman, cuando el 30 de octubre la policía acudió a su casa en la Florida tras un reporte de que el lanzador había intentado estrangular a su pareja e incluso había hecho varios disparos con un arma de fuego en el garaje de la vivienda.

Aunque no se presentaron cargos en su contra por falta de evidencias y de cooperación de la presunta víctima, los Dodgers de Los Angeles, que habían adquirido al cerrador en un canje con los Rojos de Cincinnati, dieron marcha atrás a la transacción.

Fue entonces que los Yankees de Nueva York aprovecharon la "devaluación moral" del pelotero para llevárselo e iniciar una larga estrategia que incluyó un cambio a los Cachorros de Chicago a mediados de campaña por valiosos prospectos, la corona en la Serie Mundial para el serpentinero y la recontratación del cubano para las próximas cinco temporadas por la cifra récord para un relevista de 86 millones de dólares.

Pero antes de que el lanzallamas pudiera soltar el primer pitcheo en el Yankee Stadium debió pasar 30 juegos de castigo, convirtiéndose en el primer pelotero sancionado bajo la nueva política de las Grandes Ligas sobre la violencia doméstica.

Un día después del incidente de Chapman, el dominicano José Reyes fue arrestado en Hawaii, donde vacacionaba con su esposa.

Reyes fue detenido después de agredir a su esposa, Katherine, a quien tomó por el cuello y empujó hacia la puerta corrediza de cristal de su habitación del hotel Four Seasons Resort Maui.

Su víctima fue llevada al Memorial Medical Center de Maui con lesiones en el muslo, el cuello y la muñeca, según el informe policial.

En este caso sí hubo acusación y aunque luego se levantaron los cargos, el dominicano fue sancionado con 51 juegos y los Rockies de Colorado, equipo al que había llegado la temporada anterior, se lavaron las manos y lo dejaron en libertad el 23 de junio sin darle siquiera un turno al bate.

Casi un mes después de los incidentes con Chapman y Reyes, el también cubano Yasiel Puig la emprendió violentamente con su hermana en un conocido club de Miami.

Un guardia de seguridad del local le pidió a Puig en repetidas ocasiones que saliera del local, pero el pelotero se habría comportado de manera agresiva con el hombre, experto en artes marciales, quien le provocó al jugador inflamación en el ojo izquierdo y moretones menores en la cara.

No se presentaron cargos y aunque sí fue investigado, Puig no recibió ninguna suspensión de las Grandes Ligas.

Y el 31 de octubre del 2016, justo un año después del arresto de Reyes, su compatriota y compañero de equipo de los Mets de Nueva York, Jeurys Familia, era detenido en Fort Lee, Nueva Jersey, después que su esposa Bianca Rivas realizó varias llamadas desesperadas al número de emergencia 911.

En las llamadas, Rivas dijo que su esposo estaba borracho y al llegar las autoridades encontraron a la mujer con un rasguño en el pecho y un moretón en la mejilla derecha.

El 15 de diciembre, un juez desestimó el cargo y ordenó que el record del caso fuese cancelado, aunque el cerrador de los Mets puede enfrentar una suspensión por parte de las Grandes Ligas al inicio de la temporada del 2017.

Pero no sólo la violencia doméstica ocupó los titulares extradeportivos en el 2016.

El domingo 26 de septiembre el mundo del béisbol despertaba con la devastadora noticia de la muerte de Fernández, a los 24 años de edad, en un accidente de bote frente a las costas de Miami Beach.

La embarcación del serpentinero cubano se estrelló contra un rompeolas y junto al lanzador de los Marlins murieron dos amigos que lo acompañaban, Emilio Jesús Macías y Eduardo Rivero.

La comunidad del sur de la Florida se enlutó por la muerte de su ídolo, que fue objeto de una de las despedidas más masivas y dolorosas que se recuerden en Miami.

Poco a poco fueron saliendo luego detalles oscuros del caso, en la medida en que avanzaba la investigación, hasta revelarse el examen toxicológico del serpentinero y sus acompañantes.

Todos ellos habían consumido alcohol en niveles superiores al límite legal, mientras que Fernández y Rivero también presentaban rastros de cocaína.

Las familias de los dos muchachos que acompañaban al pitcher han nombrado un abogado para explorar la posibilidad de establecer una demanda legal a la madre del pelotero, heredera universal de sus bienes.