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¿Qué plan increíble tiene David Stearns para Mets?

Del pequeño mercado de Milwaukee a la Gran Manzana, así es como el nuevo presidente de operaciones de beisbol mantiene las cosas en marcha en Queens.


DESDE AQUEL DÍA en el que fuera contratado para formar parte de la alta gerencia de los Milwaukee Brewers a los 30 años, en 2015, David Stearns siempre ha sido muy joven para un puesto de semejante jerarquía. A pesar de ello, nunca ha parecido fuera de lugar; primero, como gerente general de los Brewers. Tampoco ahora, siete meses después de haber asumido la presidencia de operaciones de beisbol de los New York Mets.

Luego de casi ocho años y medio transcurridos desde que asumió su gran oportunidad, hay ocasiones en las cuales la juventud de Stearns parece salir a relucir con efervescencia, como nunca lo había hecho.

¿Por qué? Se siente emocionado.

“Tenía una idea muy buena del sitio en el que me estaba metiendo”, indicó Stearns, conversando en un somnoliento día de marzo en el dugout del complejo de entrenamientos de los Mets en Port St. Lucie, Florida. El sol brillaba, varios hombres pisaban el terreno, equipados con mangueras para mojarlo. Más allá de la barda del outfield, las palmeras se movían con su característico vaivén. Faltaban algunas semanas para que Stearns entrara en el ojo del remolino que le esperaba a más de 1,900 km de distancia subiendo la costa del Atlántico. “Ayuda (el hecho de que) soy de Nueva York y conozco a esta afición. Durante una buena parte de mi vida, formé parte de esta afición”.

Stearns, quien actualmente tiene 39 años, consiguió concretar la versión lúcida de su sueño de niñez, asumiendo el mando del equipo que adoraba cuando se criaba en el Upper East Side de Manhattan. Y está plenamente consciente del elemento de cuento de hadas que enmarca esta transición profesional de alto nivel.

“Mira, ésta es la clase de cosas que nunca ocurren, ¿cierto?”, declaró Stearns a un podcast dedicado a los Mets antes de iniciar la temporada. “Pues, uno no crece siendo seguidor de un equipo y un día, ayudas a gestionarlo. Entonces, reconozco lo ridículo que es todo esto”.

Steve Cohen, nuevo jefe de Stearns, puede identificarse con esta historia. El multimillonario, oriundo de Long Island y confeso aficionado de los Mets, asumió la participación accionaria mayoritaria de su club favorito en 2020. Al momento de su llegada, Cohen marcó la pauta del inicio de su mandato respondiendo de esta forma cuando se le preguntó cuál era la franquicia que le gustaría imitar: “Me gusta lo que están haciendo los Dodgers”, expresó Cohen antes de disertar sobre los distintos métodos que deseaba adoptaran los Mets.

Así, de repente, nació el ideal de los 'Dodgers del Este'. La contratación de Stearns bajo condiciones que lo ubican en una escala de compensación similar al del actual gerente de la organización de Los Angeles Dodgers, Andrew Friedman, (ambos forman parte del exclusivo club de ejecutivos mejor pagados de todo el beisbol), parece ser un paso importante en dicha dirección. Sin embargo, la contratación de Stearns podría ayudar a demostrar que este estereotipo ha perecido.

Eso se debe a que Stearns, cuyo abuelo fue aficionado de los Dodgers del Este originales (los Brooklyn Dodgers), no imita a nadie. En su mundo, ésa no es la forma de armar organizaciones, y si hay algo que se puede destacar en la hoja de vida de Stearns como un rasgo excepcional, es la formación de organizaciones.

“La competitividad sostenida (en el tiempo) implica competir en busca (de la clasificación) y jugar en los playoffs de forma anual”, expresó Stearns. “Y, en definitiva, competir por el campeonato de forma anual. Ése es nuestro objetivo como organización. Seremos capaces de conseguirlo y estamos en camino de lograrlo”.

No es que Cohen no podía seguir dándose el lujo de gastar más que nadie en peloteros. De hecho, incluso después de una modesta temporada baja, los Mets siguen ostentando la nómina más cuantiosa de todo el beisbol. Sin embargo, gastar no es suficiente, especialmente, para aquellos equipos carentes de una infraestructura sólida.

“Con todas esas cosas (de por medio), es importante reconocer que cada situación es única”, afirma Stearns. “No seremos los Dodgers. Debemos crear nuestra identidad, nuestro estilo organizacional propio y llegar a la élite de una forma única para los New York Mets”.

Los Mets empezaron el ciclo de Stearns con una racha negativa 0-5, debutando en esta temporada sufriendo una barrida a manos del antiguo equipo del ejecutivo. Pero desde entonces, la novena de Queens tiene récord de 12-4, con dos contundentes triunfos sobre los Dodgers en Los Ángeles, en los primeros encuentros de la serie entre ambos del pasado fin de semana.

Es sólo el comienzo. Pero, si Stearns puede llevar a los Mets al sitio donde quiere llegar, el camino podría asemejarse más a un 'Milwaukee Plus' que a los 'Dodgers del Este'. Y el resultado podría causar que los Dodgers se pregunten cómo podrían convertirse en los 'Mets del Oeste'.

DURANTE EL INVIERNO, la temporada baja de los Mets fue un poco más tranquila de lo que sus aficionados pudieron haber esperado. Luego de varios inviernos desde la llegada de Cohen, en los cuales la estrategia de adquisición agresiva de peloteros convirtió a los Mets en el equipo de beisbol más costoso de Nueva York, este último invierno marcó los que apenas son los primeros pasos de un complicado replanteamiento de filosofía que requerirá varios años para asentarse por completo.

Gran parte de lo que ocurra dentro de los pasillos de la gerencia de los Mets no será visible al gran público, excepto por la forma en la que logre trasladarse a los resultados tangibles de victorias, apariciones en postemporada y (especialmente) campeonatos. Stearns, nacido el 18 de febrero de 1985, nunca ha presenciado un título de Serie Mundial de los Mets. Al menos, desde que éste tiene uso de razón. Ha pasado mucho tiempo de aquel equipo que alzó el trofeo de la Serie Mundial en 1986 de la mano de Dwight Gooden y Darryl Strawberry.

Por esta razón llegó Stearns, la adquisición más rutilante hecha por los Mets desde la debacle de la temporada pasada (en la cual terminaron con récord de 75-86). Su tarea es hacer algo que pocas veces han podido hacer los Mets durante sus 64 años de existencia: ganar en grande y ganar constantemente.

Cuando los Mets han sido exitosos, lo han hecho de la mano de un líder estable en la gerencia, que pudo formar una base sólida sustentada en el talento criado en sus granjas; usualmente, el pitcheo abridor. Desde George Weiss, pasando por Bing Devine y Frank Cashen hasta Sandy Alderson, cuando los Mets han sido un equipo de calidad, lo lograron con un ejecutivo respetado marcando pauta. Y tenían ases del pitcheo (Tom Seaver, Jerry Kroosman, Gooden, Ron Darling, Sid Fernández, Matt Harvey, Noah Syndergaard) marcando el camino.

No obstante, todas esas diversas versiones de los Mets se desvanecieron demasiado pronto, diezmados por las lesiones, problemas fuera del terreno y, pues, el canje de Seaver. Todo ello, antes de sucumbir ante las tentaciones de los excesos con rosters inflados. Demasiado a menudo, los Mets han contado con veteranos con nombres reconocidos y contratos de alto nivel, remunerados por las hazañas del pasado con otros equipos en fases previas de sus carreras.

Esta temporada, en vez de repetir esos errores (Max Scherzer y Justin Verlander, las grandes adquisiciones de la temporada baja pasada, ahora lanzan con otros equipos), los Mets se deshicieron de su impulso derrochador. Aunque no pierden tiempo en declarar que no toman ninguna temporada por sentado, éste es un año de transición, en el cual los Mets se aprestan a asumir una filosofía más selectiva (y sostenible) con miras al futuro.

“En Nueva York siempre habrá el deseo de buscar alcanzar la cima en cualquier cosa disponible”, indicó Stearns. “Hablamos de la cima del mercado de agentes libres y la cima del mercado de cambios, y somos muy afortunados porque habrá momentos en los cuales podemos ejecutar a ese nivel, en el cual podemos perseguir agentes libres de primera categoría y ejecutar canjes muy agresivos del lado del comprador. También entiendo que eso no puede ser todos los años. No puede ser así en todos los cambios o en todas las oportunidades de hacer una transacción. Debemos ser reflexivos y estratégicos con respecto al momento en el cual podremos actuar de esa forma”.

Con el fin de mantener a los Mets en esa conversación en 2024, la mayor parte del plan de Stearns para la temporada baja fue la formación de profundidad. En años recientes, los Mets han carecido de ella por favorecer rosters con grandes figuras. Esto significa implementar muchas de las estrategias asumidas por Stearns durante su ciclo de grandes éxitos en Milwaukee, la racha sostenida más extensa de resultados positivos en la historia de la franquicia cervecera.

No todas sus estrategias son seductoras. No todas motivarán a la afición a llamar contenta a la emisora radial WFAN para elogiar la genialidad del nuevo jefe de operaciones deportivas de los Mets. Pero es la clase de cosas que ayudan a que los equipos se mantengan a flote durante una temporada larga.

Los movimientos más costosos de la temporada baja tuvieron la intención de cubrir vacíos en el roster y mejorar la profundidad sin limitar la flexibilidad futura. Las incorporaciones a la rotación de Sean Manaea y Luis Severino, la llegada de Harrison Bader al outfield y Jake Diekman al bullpen fueron producto de este razonamiento. Al igual que el cambio para traer a los ex peloteros de los Brewers, Adrian Houser y Tyrone Taylor. Hicieron numerosos cambios de menor nivel, transacciones de Ligas Menores y reclamos en waivers.

Y obviamente, no se quedaron completamente quietos en los aspectos más emocionantes del mercado de agentes libres.

En diciembre pasado, previo a las reuniones invernales de dueños y gerentes de equipos, Stearns y Cohen viajaron hasta Japón para intentar convencer a Yoshinobu Yamamoto. Asimismo, hicieron primeros contactos con Shohei Ohtani. Al menos, eso indicaban los rumores.

En su conjunto, ambas estrellas japonesas firmaron jugosos contratos con los Dodgers valorados en más de mil millones de dólares. Para Stearns, semejantes conversaciones no eran posibles durante su paso por Milwaukee. Y ése era el motivo por el cual su llegada a los Mets era una posibilidad atractiva, más allá de su afición de niñez.

“Hicimos nuestros intentos al máximo nivel del mercado de agentes libres esta temporada baja”, indicó Stearns. “No lo logramos y eso pasará a veces. Pero elegiremos nuestros momentos, y habrá momentos en los cuales firmaremos agentes libres de primera categoría. Habrá momentos en los que nos centraremos en otros aspectos del mercado de adquisición de peloteros. Mantenemos la creencia de que podremos poner en el terreno un equipo muy competitivo mientras (trabajamos en ese sentido)”.

Mientras los agentes libres de gran categoría generan titulares, el poder adquisitivo se manifiesta en formas menos visibles y puede abreviar el cronograma que deben asumir Stearns y los Mets, a la vez que reformulan la organización y sus procesos internos.

La prueba de fuego siempre son los resultados finales de cada temporada. Pero aparte de ello, se trata de comparar la tabla de posiciones con las expectativas iniciales y el costo de crear esas victorias, con el aspecto de los costos llevando una cantidad variable de peso dependiendo del mercado. Bajo el mando de Stearns, las nóminas en Milwaukee (el mercado más pequeño del beisbol mayor) alcanzaban la tercera parte del gasto salarial de los Mets en años recientes. A pesar de ello, los Brewers ganaban juegos de pelota.

¿Cómo lo lograron? Todos intentan descifrarlo, porque Stearns no tiene ganas de ufanarse ni de crear planos para que el resto le imite. No obstante, la clave para entender su razonamiento es que los Brewers no solo ganaban juegos; ganaban por encima de sus expectativas de acuerdo con las casas de apuestas y lo lograron prácticamente en todas las temporadas de la gestión de Stearns. ¿Y los Mets? Pues, no tanto.

Para que Stearns pueda dar el próximo paso como ejecutivo de beisbol y ascender a las alturas de Friedman o Theo Epstein y otros grandes gerentes de la pelota mayor, igualar esa dinámica en Nueva York le ayudará a destacarse. Sabemos que los Mets tirarán de la chequera y los fuertes gastos generan altas expectativas. Si puedes superar un nivel de expectativas ya ambicioso, pues habrás empezado a lograr algo.

El músculo financiero “permite la creatividad, porque sabes que todo es posible”, expresó Stearns. “El universo de peloteros en los mercados más pequeños o medianos es mucho más pequeño. Los patrones de transacciones que se pueden ejecutar durante el transcurso de una temporada baja son mucho más finitos. Es divertido ver a los peloteros disponibles en su totalidad y saber que cualquiera de ellos puede jugar con los New York Mets”.

PRÉSTAMOS mucha atención a la formación de rosters como uno de los aspectos a la hora de gestionar un equipo. Pero crear una organización ganadora conlleva mucho más: desde la medicina deportiva, pasando por el scouting internacional, análisis estadístico, hasta prácticamente todo lo que uno se pueda imaginar. Casualmente, esos son los aspectos que más importan a Stearns.

“Hay muchas cosas en juego”, afirmó Stearns. “Se habla de algunas cosas diariamente en círculos externos: las transacciones a nivel de Grandes Ligas, los cambios que estamos considerando. Todo ello. Pero hay tantas cosas que ocurren por debajo de la superficie en lo que a procesos se refiere: cómo formamos a nuestros peloteros, cómo hacemos scouting tanto a nivel doméstico como internacional, cómo implementamos las mejores técnicas de rendimiento físico en cuanto a musculación, acondicionamiento físico y nutrición. Todas esas cosas son increíblemente importantes para competir al más alto nivel”.

El establecimiento de las mejores prácticas en cualquier faceta de una operación de beisbol puede crear ventajas competitivas. Los beneficios son pequeños. Pero si funcionan, serán estudiadas por el resto de los equipos. Por eso, los clubes mantienen los detalles de sus operaciones internas bajo la mayor discreción posible.

Por esto, Stearns descarta la idea del modelo a seguir. A pesar de que los Dodgers operan asumiendo el mayor protagonismo imaginable, mantienen gran parte de sus entretelones a puerta cerrada.

“Siendo sinceros, no sabemos lo que están haciendo los Dodgers. Incluso si lo supiéramos, sería muy difícil igualarlo”, indicó Stearns. “Aquí crearemos sistemas de élite, que producirán resultados de élite, pero los crearemos orgánicamente”.

El nuevo laboratorio de pitcheo de los Mets es el ejemplo perfecto de ello. Cohen encargó la construcción del complejo ubicado en el campamento de los Mets en Port St. Lucie, inaugurado en junio pasado. Asimismo, reconoció que los Mets estaban en desventaja con otros equipos en la creación de instalaciones de este estilo. Ejemplo de ello: Stearns supervisó la construcción del laboratorio de pitcheo de los Brewers hace casi diez años, mucho antes de que estos se pusieran de moda.

Ahora, los Mets pueden generar los datos de biomecánica en los cuales confían muchos clubes progresistas a la hora de establecer mecánicas y diseños de pitcheo. Pero para aprovechar los datos, hay que analizar la información para trasladarla a un plan de acción. Y ese plan debe ser comunicado de forma productiva para convertirlo en algo útil para los peloteros.

“Ésa es la parte más difícil”, indicó Stearns. “La recolección de datos suele ser muy fácil”.

Incluso si esta parte de la operación madura en un momento determinado, el equipo puede salir al mercado y firmar a un Verlander o un Yamamoto. Pero en Milwaukee, gran parte del éxito constante del equipo se debía a la formación de jugadores: una rotación a nivel de estrellas que contaba con dos elegidos en el draft por debajo de las primeras posiciones (Corbin Burnes, cuarta ronda; y Brandon Woodruff, ronda 11). Completaba el trio de grandes figuras de la rotación el diestro dominicano Freddy Peralta, prospecto internacional de categoría media (firmado con un bono de $137,000 en 2013), adquirido en 2015 por Stearns en una negociación con los Seattle Mariners a cambio de Adam Lind.

Y no pararán allí. Los Mets buscarán peloteros subestimados de otros equipos, una práctica que le ha rendido grandes dividendos a organizaciones tales como los Dodgers y Tampa Bay Rays. Milwaukee fue otro beneficiado de esta tendencia basada en el análisis estadístico, que permite a los equipos sacar mayor rendimiento de un ligamayorista en problemas que el que su antigua novena pudo obtener.

En otras palabras: bien sea invirtiendo en agentes libres o desarrollando peloteros en menores o Grandes Ligas, los Mets agotarán todas las vías posibles para generar valor con cada uno de los miembros de su roster mientras construyen varias capas de alternativas por debajo. El puesto 40 del roster recibirá tanta atención como el primero. Es un proceso que ya se encuentra en pleno desarrollo y no tiene fin.

“(Las alternativas) crean más trabajo”, indicó Stearns. “Crea más resultados potenciales durante una temporada baja; por eso, o se puede ser demasiado definitivo con un único plan. Probablemente hay más planificación de escenarios involucrados cuando se tienen tantas opciones disponibles”.

CON EL ENFOQUE repartido entre tantos elementos de la organización --ciertamente algo mayor al gasto en "juguetes llamativos" que parecía definir los primeros años de Cohen-- Stearns también se preocupa profundamente por con quién trabajará. La colaboración que predica incluye a todos, desde Cohen hasta todas las facetas de la directiva, los jugadores y el piloto cuidadosamente elegido por Stearns, Carlos Mendoza.

El tono se estableció de inmediato, cuando Stearns se dirigió a su nuevo equipo y enfatizó una atmósfera que permita a todos prosperar en su trabajo.

"No creo que funcione si un líder llega y establece un conjunto definitivo de procesos, reglas y sistemas", dijo Stearns. "Eso hace que sea muy difícil crear el tipo de ciclo de innovación continua que se necesita en este juego para competir a un alto nivel".

Hay muchas palabras corporativas típicas que se pueden emplear aquí: colaboración, coherencia, creatividad, camaradería, continuidad. Hasta que sean reales, seguirán siendo sólo palabras, palabras que con demasiada frecuencia no se han aplicado a los Mets a lo largo de décadas.

Aquí hay otras dos palabras: Craig Counsell.

Ése, por supuesto, es el nombre del manager de Stearns en Milwaukee, el honbre que ahora es el manager de los Chicago Cubs y está en el primer año del contrato más rico jamás otorgado a un timonel de Grandes Ligas. Stearns heredó a Counsell en Milwaukee y vio de primera mano cómo el manager se asegura de que las señales de una operación de beisbol del siglo XXI de alto funcionamiento lleguen a todos los destinos en el mapa organizacional.

Cuando el contrato de Counsell terminó la temporada pasada, hubo muchos que pensaron que si dejaba Milwaukee, sería para unirse a Stearns en Nueva York. Si bien hubo contacto (hay que intentarlo cuando se habla de un manager de élite), esto probablemente fue una posibilidad remota desde el principio, tanto geográfica como filosóficamente.

En cambio, los Mets anunciaron la contratación de Mendoza menos de una semana después de que Counsell se mudara a los Cachorros. Mendoza, quien ya conocía bien Nueva York como entrenador de banca de los Yankees, ahora ocupa ese espacio central en la operación Stearns.

Stearns se ha mostrado efusivo cuando se trata de su nuevo patrón, un entrenador primerizo.

"Carlos tiene esta habilidad única para relacionarse con las personas y comunicarse efectivamente en todos los niveles de la organización", dijo Stearns. "Él puede comunicarse con los propietarios, puede comunicarse con la directiva, los otros entrenadores y jugadores, el personal de desarrollo, con los niños de nuestra academia dominicana que tienen 16 y 17 años.

"Hay muy pocas personas en el beisbol que tengan la experiencia y, francamente, la personalidad para lograrlo. Eso crea una base tremenda para un manager de Grandes Ligas".

La relación Stearns-Mendoza marcará el tono de toda la operación, y no será lo que los cínicos podrían pensar. Con demasiada frecuencia, se sugiere que el gerente de campo moderno no es más que una combinación de portavoz/lacayo para la microgestión de los jefes de la oficina principal. Y claro, esa dinámica ha sido cierta para algunos clubes en los últimos años, pero no será cierta para un equipo liderado por Stearns.

Basta decir que Counsell nunca tuvo reparos en expresar su desacuerdo cuando escuchó cosas de la oficina principal con las que no estaba de acuerdo. Stearns no sólo tolerará un rechazo similar por parte de Mendoza, sino que lo ve como una cualidad esencial en un manager y, de hecho, en todos los demás con quienes trabaja.

"Definitivamente, lo tiene, y es increíblemente importante", dijo Stearns. "Y no sólo para el entrenador, sino para todos. Todos vemos este juego desde diferentes ángulos y nadie tiene la perspectiva perfecta que pueda informarles en cada situación específica. Combinando todas las diferentes perspectivas y experiencias que tenemos, puedo pensar que generalmente nos lleva al mejor resultado. Carlos, ciertamente, tiene la capacidad de hacerlo. Sabe expresar opiniones y están bien fundadas e informadas".

En el corto plazo, será un proceso de aprendizaje, uno que se desarrollará incluso cuando la expectativa de ganar nunca flaquee. Por ejemplo, una de las fortalezas de los clubes de Milwaukee bajo el mando de Stearns fueron los bullpens siempre fuertes y profundos, todos anclados por cerradores como Corey Knebel, Josh Hader y Devin Williams. Los Mets tienen eso en Edwin Diaz, pero lo que distinguió a los Cerveceros fue la capacidad de la directiva para dotar a esos bullpens de múltiples opciones para cada rol, y para mantener al grupo fuerte incluso cuando pasó por iteraciones interminables.

Counsell, junto con sus coaches de lanzadores, fue esencial para manifestar eso en producción en el campo, lo que, a su vez, ayudó a Milwaukee a sobresalir a un nivel poco común al ganar juegos cerrados. La capacidad de dirigir un bullpen, de aprender a extraer lo mejor de cada relevista, es algo que Mendoza debe dominar, pero no lo hará solo.

"Ésas son algunas de las habilidades sutiles de un gerente", dijo Stearns. "Tal vez un jugador no esté lesionado, pero sí bastante cansado. Tal vez tenga algo sucediendo fuera del campo. Eso puede ser más difícil de notar entre grandes conjuntos de data. Creo que Carlos está muy en sintonía con el desempeño de los jugadores en cualquier momento, pero a la vez entiende lo importantes que son esas habilidades sutiles".

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EN 2024, el doble objetivo de los Mets es competir, ciertamente, pero también prepararse para explotar el poder real de su nuevo gerente general, su mercado y su dueño.

Cuando esa infraestructura esté completamente establecida, comenzará la verdadera diversión. Cuando comenzamos a contemplar una versión para 2025 de los Mets completamente operativos, liderados por Stearns, será una que tendrá flexibilidad incluso bajo el umbral impositivo más bajo para aprovechar cualquier oportunidad que surja; por ejemplo, estrellas de impacto como Juan Soto, Roki Sasaki, Walker Buehler y Burnes.

Los Mets estarán en esas conversaciones, y mientras tanto, Stearns prestará la misma atención al draft, al departamento de exploración internacional y al personal de desarrollo. Se asegurará de que cuando los Mets tengan prospectos listos para las Mayores, tendrán un camino hacia una oportunidad legítima. Lo estamos viendo ahora con Brett Baty, Francisco Alvarez y el mago emergente del cambio Jose Butto.

"Nos da mucha confianza saber que creen en nosotros y quieren ver qué podemos hacer y darnos una pista", dijo Baty. "Todo el mundo sabe lo que se espera de ellos, ya sea uno de los jóvenes del equipo o un veterano".

Este tipo de enfoque tiene resonancia para una organización. Los rosters de Grandes Ligas necesitan la profundidad y la rotación que provienen de sistemas de sucursales fértiles. Y los prospectos son más propensos a aceptar si ven que tienen una oportunidad real de jugar al más alto nivel.

"Para el desarrollo organizacional en su conjunto, es muy importante darl a aquellos que han sobresalido consistentemente en las Ligas Menores la oportunidad de establecerse en las mayores", dijo Stearns. "Es realmente difícil hablar sobre desarrollo de jugadores y desarrollarlos desde adentro cuando los jugadores dominan en los niveles altos de las ligas menores y les dices que no tienes lugares para ellos en el nivel de las ligas mayores".

Sin embargo, el enfoque de "no bloquear a los chicos" tampoco será un dogma. No se cerrará ninguna vía para mejorar el equipo. De hecho, un par de días después de que Stearns hablara de preservar oportunidades para los jóvenes, firmó al bateador designado veterano J.D. Martínez con un contrato de un año. Esto impactó al prospecto de poder Mark Vientos, quien necesitaba trabajar en su enfoque en el plato. (Y hasta ahora en Triple-A, está mostrando signos de mejora en esa área).

Stearns no estará encerrado. La plantilla que construyó en la temporada baja no será la que tendrán los Mets cuando se complete la temporada ni, ciertamente, la que comience en 2025. Cada día, cuando surjan oportunidades, debes estar en posición de aprovecharlas.

"Nada se detiene", dijo Stearns. "Lo que era élite hace cinco años ya no lo es. Lo que es élite hoy no lo será dentro de cinco años. Tenemos que crear realmente la cultura y la estructura que nos permita mejorar y esforzarnos para ser líderes de la industria donde podemos ser."

Cuando el polvo se asiente al final de la temporada de los Mets, ya sea después del Juego 162 o de una serie de postemporada, el proceso de iteración continuará sin cesar. Los Mets seguirán ampliando su directiva y evolucionando sus procesos a medida que construyen algo que esperan que sea más que la suma de cualquiera de las personalidades existentes. Stearns espera que sea el mismo tipo de mecanismo autorreplicante que dejó en Milwaukee, uno que ha seguido floreciendo incluso sin él cerca.

Ahora imaginemos que el mismo mecanismo se activa con los Mets, pero en el que desarrollan tantas estrellas como firman y mantienen las estrellas que quieren conservar. Y cada vez que sea necesario aplicar una pincelada final a un retrato de campeonato, todos los recursos necesarios para realizar ese movimiento estarán disponibles.

Es un escenario de ensueño, incluso mayor de lo que Stearns podría haber concebido cuando era un joven fanático de los Mets.

"Entiendo la importancia de este equipo para la comunidad", dijo Stearns, en ese dugout vacío en la primavera de Florida. "La pasión que conlleva, la atención y el escrutinio que conlleva. Todo eso es en una escala mayor a lo que he experimentado anteriormente".