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Victoria mentirosa de México ante Jamaica 'B'

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Para Gómez Junco, con Hirving Lozano y Diego Lainez, el partido se hubiera resuelto en el 1er tiempo (1:27)

El análisis de Roberto Gómez Junco sobre el peso de las ausencias en el combinado de Gerardo Martino ante Jamaica. (1:27)

LOS ÁNGELES -- La pertinaz lluvia y el sombrío silencio y abandono del Estadio Azteca, fueron un marco casi siniestro para que México debutara en un desilusionante, preocupante, alarmante, inquietante y poco seductor triunfo por 2-1 ante Jamaica.

Ojo: la victoria puede ser peligrosa. Puede ser una cortina traicionera de humo, que sirva para que se oculte la paupérrima exhibición del Tri. El sofoco pudo ser grave, de no ser por el gol de Henry Martín al ’89.

Con doce ausencias en la nómina inicial considerada por Jamaica, los caribeños de Theodore Whitmore, pusieron en ridículo a una selección mexicana, ofuscada, miope, repetitiva, atolondrada, lenta y pobre de ideas, y que además dejan un preámbulo de histeria de cara a las visitas inmediatas a Costa Rica y Panamá.

Ayer, la ecuación del fracaso fue completa para México. Porque si bien Jamaica montó una caja de caudales desde el arranque, México careció de una propuesta, de un plan, de un proyecto futbolístico, para desarrollar en la cancha.

No hubo misterios. Ni tenía porqué haberlos. Esta versión entre “B” y “C” de Jamaica arrejuntó a sus arrejuntados en una sólida trinchera, con la misión de estorbar, y la esperanza trémula, exigua de finiquitar una hazaña con un contragolpe.

Después de la afeitada perpetrada por el futbol de Inglaterra en la nómina caribeña, los jamaiquinos se olvidaron de heroicidades y se concentraron en la supervivencia.

Dos muros de cuatro hombres que se convertían en uno de ocho, fue el tan burdo como eficiente recurso en el primer tiempo para Jamaica, pero además, obligando a sus atacantes nominales, a hacer labores extenuantes de persecución, estorbo y marca.

Pero tuvieron un cómplice enfrente: México. El soso, lastimero, insultante 0-0 del primer tiempo, también se debió a que el Tri fue un prolongado y lánguido lamento durante los casi 50 minutos que duró la tortuosa primera mitad.

México conectada y reconectaba, pero sólo en las zonas grises, en los espacios muertos de la cancha, y todo cortesía de una complaciente y acechante selección caribeña, que comcedía la posesión y el traslado de balón sin ceder terreno en las zonas de riesgo.

A pesar de esa perseverante obsesión jamaiquina, México es capaz de generar una inmejorable posibilidad de gol. Sin embargo, Funes Mori, en un servicio medido, cómodo para el remate franco, elige ridiculizar su estampa, encoge el cuerpo y el remate refleja que es un Mellizo de sus temores en los momentos cruciales.

Desesperados, desordenados, los mexicanos eran demás repetitivos, sin que desde la banca al menos llegaran indicaciones obvias, para forzar espacios a la segunda línea de ataque y los disparos de media y larga distancia.

Confusión, pues, absoluta, al cierre del primer tiempo. Ni claridad en la pizarra de Gerardo Martino, ni claridad en los jugadores para idear una alternativa ante la doble trinchera jamaiquina.

El segundo tiempo trae ajustes para México. Martino reacomoda en posiciones a Alexis Vega, Sebastián Córdova y al Piojo Alvarado, para generar relevos sin que los estorbe Funes Mori.

Y entre los ajustes y una alta dosis de fortuna, México encuentra el 1-0. Rechace que pepena violentamente Alexis Vega abajo a la derecha de Blake, luego de unpar de magues que l limpian la zona.

Poco duraría la felicidad mexicana. Poco, además, porque en dos jugadas en el área, a Funes Mori, el Mellizo del ridículo, le entran estertores y escalofríos, y en dos ocasiones dispone de posición y posesión precisa para el gol. Pero arruga y entrega, precipitado y forzado, pases que no son aprovechados por Alvarado y Córdova.

Y Jamaica entiende que el gol de México ha puesto más nervioso al Tri. Y elige, entonces, al darse cuenta que se estaba asustando nomás con la zalea del tigre, y apuesta por el atrevimiento.

Contragolpe jamaiquino de dos hombres, el servicio profundo es un flan para cualquier defensa, excepto, claro, para el patidifuso y “paticonfuso” Jorge Sánchez, quien al intentar despejar, lo hace tan mal, que es un buen servicio para que Shamar Nicholson, pésimamente marcado por César Montes. El jamaiquino, sin miramientos, fusila a Guillermo Ochoa. 1-1.

Buscando respuestas, Martino ingresa al ‘74 a Orbelín Pineda y a Uriel Antuna, por Sebastián Córdova y Roberto Alvarado, pero la revelación de que el técnico actuaba por convulsiones de la desesperación, ocurre cuando ingresa Henry Martín por Alexis Vega, hasta ese momento mucho más incisivo y claro de ideas y dinámica que Funes Mori. Quedaba claro, que con tal de proteger a su paisano, deja fuera al jugador de Chivas.

No cambió la historia. México regresó a lo repetitivo, a simplificarle el trabajo defensivo a Jamaica, hasta que el minuto 89, Henry Martín pesca un potente remate para el 2-1 que parecía tan lejano como inmerecido.

Un victoria del Tri, que puede ser tan peligrosa, como se pretenda ignorar la triste exhibición en el lúgubre escenario de un Estadio Azteca vacío.