BARCELONA -- Xavi Hernández cumple este domingo cuatro meses desde que debutó como entrenador del Barcelona. Al cabo de 24 partidos, invicto en los últimos once, con ocho victorias y un crecimiento exponencial tanto en resultados como en sensaciones, la figura del técnico catalán ha pasado de la duda al convencimiento de que personaliza un punto y aparte con el pasado más inmediato y que, incluso, lo cataloga como una suerte de revolucionario capaz, con el tiempo, de compararse con entrenadores que hicieron historia en la época moderna del club.
Xavi se estrenará en el banquillo de un Bernabéu que siempre lo motivó de manera especial durante su época de futbolista, un escenario en el que enfrentado al Real Madrid las vivió "de todos los colores... Allí llegabas en buen momento y te daban un revolcón o lo hacías abrumado y ganabas”, reveló hace pocos días, recordando y avisando que un Clásico "siempre es especial y nunca tiene un pronóstico claro".
Entre todos ellos toma un significado especial, por el momento y cierta coincidencia, el disputado el 25 de abril de 2004, cuando con un gol suyo a última hora le dio la victoria al Barça en lo que fue un cambio de orden del futbol español. Quién sabe si en un capítulo que pudiera ahora repetirse.
Alumno aventajado de Pep Guardiola, a las órdenes de quien alcanzó su cénit como futbolista, y admirador incondicional de un Johan Cruyff al que no duda en proclamar como el padre de toda la idea, el catalán toma enseñanzas de todos aquellos técnicos con los que trabajó. De Van Gaal especialmente y hasta Luis Enrique, entre Vilanova y Rijkaard y, claro, Luis Aragonés.
"Supongo que es el entrenador con el que más horas he pasado hablando de futbol. Subía a la habitación y hablábamos horas, a veces del estilo: ‘esa es la clave, Xavi, saber a qué queremos jugar’, siempre de la importancia de juntar a los buenos en el campo y también de lo importante que era no tener miedo a nadie, a ningún equipo, por mucho que corran más. Con Luis hicimos la revolución, cambiamos la furia por el balón y le demostramos al mundo que se puede ganar jugando bien”, le dedicó al que fuera seleccionador español, con quien mantuvo, siempre, una relación excepcional.
Aprendió de la calma de Rijkaard, de la obsesión de Guardiola y, también, mucho, de la personalidad de Van Gaal, un entrenador muy en entredicho en el panorama del Barcelona pero a quien Xavi reverencia de manera indisimulada.
"Está poco valorado por el barcelonismo. Van Gaal hizo un trabajo espectacular y me doy cuenta ahora, 25 años después, de que trabajábamos muchas cosas que ahora también hacemos”, le dedicó esta semana Xavi al holandés que le dio la alternativa, a la pregunta de ESPN.
"Yo me baso en él en muchas cosas, me acuerdo mucho de sus consejos y sus ejercicios... Para mí es un ejemplo de lo que debe ser un entrenador moderno porque en su caso no ha cambiado mucho la forma de entrenar con respecto ahora, con otros sí”, sentenció, admitiendo que el holandés "era muy obsesivo en el trabajo, en su forma de entrenar. Y me demostró que tenía razón en sus decisiones".
"Xavi no tiene que ser mi heredero ni de nadie. Tiene que ser él. Los entrenadores somos lo que somos, las decisiones las debe tomar él. No debe fijarse en el pasado y sí tirar adelante con ilusión. No es un recién llegado y sabe cómo funciona este invento, más en el Barcelona, y que los entrenadores somos buenos si ganamos y si no, es que no tenemos conocimientos. Xavi lo sabe perfectamente”, le dedicó en noviembre Guardiola, cuando apenas llevaba dos semanas al frente del Barcelona y pretendía el técnico del Manchester City liberarlo de la presión de ser visto como quien recuperara las esencias que él había personalizado en 2008.
"Ser dirigido por Guardiola fue un master. Aprendí muchísimo. Por cómo es él, por la ambición que tiene, las ganas, la pasión que le pone. Es un obsesivo del futbol, de la táctica... Para mí es el mejor entrenador del mundo”, refirió Xavi de Pep.
LA COPIA
"En el campo mi idea es que el jugador disfrute y yo entiendo que disfruta a partir de tener de tener el balón; yo quiero tener el balón el máximo tiempo posible porque me he he criado en la escuela de Cruyff, Guardiola, Rijkaard o Van Gaal. Si tú tienes el balón el contrario no lo tiene y ya nos estamos defendiendo con balón, y si yo tengo el balón, tengo más posibilidades de marcar gol. Por lo tanto soy muy de bloque, de equipo, porque tenemos que recuperar el balón, tenemos que estar todos juntos. Yo soy muy de estar los once como bloque, tanto en defensa como en ataque, y ser dominador del juego”, resumió hace pocos meses para proclamar su filosofía Xavi.
Una copia del pasado, sí, pero una copia adaptada al presente en el que toma lo mejor que contempló de los entrenadores a quienes no duda en sentenciar su admiración sin reservas. Es a partir de ahí que en este mes de marzo de 2022 la figura de Xavi Hernández, regresado al Barcelona en un momento dramático, comienza a tomar la consideración de entrenador especial en la historia moderna de un equipo cuya máxima, siempre, es el balón. Que vuelve a serlo.