El Barcelona de la buena onda. Tres días después de completar un partido para olvidar frente al Getafe, el equipo de Xavi, el equipo de gala, recuperó las sensaciones en un enfrentamiento de primer nivel, enfrentado a una Real Sociedad contestona pero superada, que llegaba al Camp Nou con una tarjeta de presentación inmejorable, nueve victorias consecutivas, y cedió ante la solvencia de un Barcelona solvente, brillante en ocasiones y que cerró su pase a las semifinales de Copa con autoridad.
Todo se adivina más fácil cuando el equipo se junta, el centro del campo toma el mando y De Jong acompaña a Busquets para ser el director. Si el Barça le busca un sucesor al capitán puede ir pensando en hacerlo para colaborar con el neerlandés (si en verano no es traspasado) porque con todas las piezas ordenadas volvió a demostrar su condición de indispensable.
La Real quiso pero no pudo. Presentó batalla, pretendió tutear al Barça a través del balón pero éste fue casi siempre del equipo azulgrana, al que le costó encontrar puerta, más allá de un gol bien anulado a De Jong, y sufrió el susto de costumbre con un obús de Takefusa Kubo al travesaño de Ter Stegen.
Fue, de hecho, el único aviso serio de los donostiarras, que cada vez que podían suspirar con superar el centro del campo local chocaban con una defensa descomunal. Koundé, Araújo. Christensen y Balde, llamados a ser innegociables en los partidos de alta exigencia, mezclaron con acierto, se dividieron las tareas y resolvieron prácticamente todos los retos a los que se vieron expuestos.
Xavi aparcó las pruebas y apostó por un once de gala. De hecho con el mismo equipo titular que derrotó al Real Madrid en la final de la Supercopa de España, convirtiéndose Ter Stegen en el gran protagonista, apartando del escenario a Iñaki Peña, portero titular en las dos primeras eliminatorias de Copa (Intercity y Ceuta) pero que en el primer partido de máxima exigencia del torneo se vio desplazado al banquillo.
Con ellos, el centro del campo y un Dembélé en formato crack, asustando en cada intervención hasta convertir un gol de bandera al inicio del segundo tiempo, asistido por Koundé y soltando un obús imparable tras ganar la carrera a su marcador, el Barça tuvo suficiente para marcarle el territorio a una Real que mantuvo el tipo todo cuanto pudo. Pero no más.
Busquets, listo como pocos, supo leer la pérdida de papeles de Brais Méndez y provocó su expulsión cerca del descanso para desfondar al equipo vasco. Y tras el intermedio, en cuanto marcó Dembélé, las aspiraciones realistas comenzaron a verse utópicas.
No gana la Real Sociedad en el Camp Nou desde 1991 y desde un 1-1 de 1995 ha perdido todas sus visitas, 26, al estadio azulgrana. Tampoco pudo esta vez arrancar ni un empate que le diera opción a la prórroga y a pensar en una semifinal que jugará el Barça con todo merecimiento.