BARCELONA -- Marcos Alonso Peña, apodado el 'Pichón' y padre del actual defensa del Barcelona de su mismo nombre, falleció este jueves a los 63 años víctima de una larga enfermedad.
Nacido en Santander en 1959, Marcos se dio a conocer en el Racing Santander antes de destacar en el Atlético de Madrid y fichar, en 1982, por el Barcelona, donde hasta 1987 disputó un total de 223 partidos (182 oficiales) en los que anotó 39 goles para conquistar cinco títulos.
No puede catalogarse a Marcos Alonso como leyenda del club azulgrana pero, sin duda, sí como un futbolista tan ilustre como especial, recordado y estimado por la hinchada barcelonista, manteniéndose en la memoria colectiva por un gol, histórico, logrado en la final de la Copa del Rey de 1983 frente al Real Madrid y que anotado de cabeza en el último minuto con un salto inverosímil permanece en el imaginario del barcelonismo, tanto por su espectacularidad como por la celebración, a cortes de manga, Bernd Schuster.
Marcos fichó por el Barcelona en el verano de 1982, justo 40 años antes de que lo hiciera su hijo, y procedente del Atlético de Madrid, en el que había formado una destacada pareja ofensiva con Hugo Sánchez. El club azulgrana pagó por él 720 mil euros de la época, una cifra muy importante, incorporándose al equipo que, dirigido por César Luis Menotti, fichó aquel mismo año a Diego Armando Maradona, además de Perico Alonso (padre de Xabi Alonso), Urbano, Pichi Alonso y su compañero en el club colchonero, e íntimo amigo, Julio Alberto.
Hijo de Marquitos, leyenda del Real Madrid de los Yeyes en la década de los 60 del pasado siglo, Marcos llegó al Camp Nou con 23 años e inmediatamente se hizo con un puesto de titular en la delantera, junto al Lobo Carrasco y entendiéndose a las mil maravillas con Maradona, quien siempre destacó su energía, polivalencia e intensidad, que le convertían en un futbolista que tanto podía adaptarse a las dos bandas del ataque como jugar de segundo punta.
En el Barça permaneció cinco temporadas, en las que a la Copa del Rey de 1983, sumó dos títulos de Copa de la Liga, una Supercopa de España y la legendaria Liga en la temporada 1984-85, en la que solo una lesión le apartó durante dos meses del once titular.
Su cruz como azulgrana la sufrió en la final de la Copa de Europa de la temporada siguiente, 1985-86, en que fue uno de los cuatro futblistas del Barça que falló su penalti, el último, en la tanda decisiva frente al Steaua de Bucarest, atajado por el meta rumano Helmuth Duckadam.
Acabado su contrato a la conclusión de la campaña 1987-88 Marcos regresó al Atlético de Madrid, donde una grave lesión de rodilla evitó que tuviera continuidad en el equipo y dos años después fichó por el Logroñés, acabando su carrera en el Racing de Santander, el primer club de su trayectoria, en 1991.
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Internacional con España en 22 ocasiones, tras su retirada inició su carrera de entrenador dirigiendo hasta ocho equipos distintos hasta 2008, destacando su etapa en el Sevilla, al que ascendió a Primera División en 1999 y su paso breve, y convulso, por el Atlético de Madrid, en Segunda División durante la primera mitad de la temporada 2000-01.
Apartado del escenario desde hacía varios meses por su enfermedad, su hijo destacó durante su presentación como azulgrana en septiembre de 2022 que alcanzaba el sueño de su padre. "Llego al equipo en el que triunfó mi padre y cumplimos un sueño", reveló aquel día Marcos, en una jornada a la que su progenitor, ya gravemente enfermo, no pudo acudir.