El Real Madrid venció al Barcelona y prácticamente sentenció una liga que aún tiene algunas fechas por delante.
La victoria de El Clásico fue doble para el Real Madrid. Por una parte, los de Carlo Ancelotti se llevaron un partido muy disputado contra su mayor rival y, por otra, dejó LaLiga sentenciada con 11 puntos de diferencia que serán insalvables respecto a los de Xavi Hernández.
Y eso que los blancos no estuvieron finos, sobre todo atrás. Andriy Lunin ha hecho muy buenos partidos, pero sigue sin desprender la confianza necesaria a una defensa que, en el clásico, fue inédita. Con Eduardo Camavinga y Lucas Vázquez en los laterales y Aurélien Tchouaméni en el centro de la zaga, Antonio Rüdiger fue el único habitual que fue titular. Y se notó.
Lamine Yamal ganó la partida por su banda y los movimientos entre líneas de Ilkay Gündogan marcaron una irregularidad manifiesta para los de Ancelotti atrás. Sin embargo, el Madrid de este año sabe competir y aguantar los crochés del rival. Como si un combate de boxeo se tratara, cuando el Barcelona pegó primero, los merengues se repusieron con sendos goles para empatar la contienda. Y, cuando los jueces valoraban decidir la lucha a los puntos, apareció Jude Bellingham con un gol tardío que fue como un directo en la mandíbula de Xavi Hernández.
Un partido más, la polémica apareció cuando el Barça protestó un posible gol que, horas después, nadie sabe si llegó a entrar porque LaLiga no ha querido gastarse 4 millones anuales en la tecnología de línea de gol. Hubiera sido el 0-2 para el Barcelona, cuyas quejas han sido fuertes y continuadas con el “penaltito” señalado tras el contacto de João Cancelo a Lucas Vázquez. Sería leve, pero Lucas fue más listo y el contacto fue suficiente según el árbitro.
Polémicas aparte, el Madrid ya cuenta las jornadas para levantar un título muy merecido que ha costado mucho. De hecho, algún integrante del entorno del vestuario salió anoche del Bernabéu pensando en el doblete de Liga y la UEFA Champions League.
Cuentas aparte, Ancelotti rotará más en los siguientes partidos porque la tensión competitiva será parecida, pero nunca igual ya que esta noche LaLiga se ha teñido de blanco y sonríe ya desde un Santiago Bernabéu preparado para el festejo en un par de semanas.