16 de octubre de 2004. El Barça gana en Montjuïc al Espanyol y en el minuto 82 Rijkaard ordena la entrada de Messi por Deco. El resto es historia
BARCELONA -- Lionel Messi anotó la pasada noche un hat-trick en la goleada de Argentina sobre Bolivia, que acerca más a la albiceleste al Mundial de 2026, y celebró este nuevo hito coincidiendo con la noche en que, hace ya veinte años, debutó con el Barcelona como futbolista de Primera División.
El 16 de octubre de 2004, en Montjuïc y jugando el Barcelona como visitante en el derbi contra el Espanyol, Messi sustituyó a Deco en los minutos finales de un partido que ha pasado a la historia.
Aquella noche el equipo azulgrana, líder en LaLiga con 5 victorias y 1 empate, sumó un ajustado triunfo por 0-1 y Messi, junto a quien se colocó en el marcaje su compatriota Hugo Ibarra, llegó a tocar 4 balones, siendo un espectador/secundario de lujo en la victoria de un Barça que habiéndose catapultado al liderato una jornada antes permaneció en lo alto de la clasificación hasta el final del campeonato, cuando conquistó la Liga 2004-05 después de seis años de sequía.
Aquel era el Barça de Ronaldinho y Eto'o; de Márquez, Deco, Xavi, Puyol y Valdés. Un Barça, dirigido por Frank Rijkaard y en el que quien hoy es considerado el mejor futbolista de la historia era todavía una promesa de 17 años, que había completado las primeras siete jornadas con el filial azulgrana a las órdenes de Pere Gratacós, que dos días antes del derbi le deslizó la posibilidad de ir convocado con el primer equipo.
Agobiado por las lesiones de Gabri, Silvinho, Motta, Gerard, Edmilson y Giuly, Rijkaard citó a los canteranos Peña, Christian, Damià... Y Messi. A partir de ahí, el resto fue historia. Su impacto no fue tan inmediato como puede haber sido el de Lamine Yamal, pero su carrera, vista en la perspectiva de estos últimos veinte años, no tiene parangón en la historia del futbol mundial.
El Barça formó aquel 16 de octubre con Víctor Valdés en la portería; Belletti, Puyol, Oleguer y Van Bronkhorst en defensa; Márquez de mediocentro con Xavi y Deco en los interiores, Ronaldinho en la mediapunta y la pareja Eto’o y Larsson en la delantera. Marcó pronto, a los nueve minutos, Deco, y a los 67 ingresó en el campo Andrés Iniesta en lugar de Eto’o. Ya en la recta final, con el Barça controlando con firmeza su ajustado triunfo, llegó el momento.
Messi calentaba en la banda cuando le llamó el delegado Carlos Naval y el cuarto árbitro mostró la tablilla con el número 20 de Deco como jugador a sustituir y el 30 de la Pulga como su sustituto. Era el minuto 82. Allí comenzó todo...
Al cabo de ocho días, el 24 de octubre, disputó sus primeros 19 minutos oficiales en el Camp Nou, en un partido que enfrentó al Barça con Osasuna. Vencía el equipo azulgrana por 2-0 (goles de Eto’o y Ronaldinho) cuando fue el astro brasileño, un guiño del destino, quien dejó su lugar a Messi. Tres días más tarde fue titular en partido de Copa frente a la Gramenet (derrota por 1-0) y regresó al filial, no volviendo a ser reclamado por Rijkaard hasta el 4 de diciembre, cuando disputó, sustituyendo a Oleguer, los últimos nueve minutos de otro partido de Liga frente al Málaga que el Barça venció por 4-0.
Después, el 7 de diciembre, disfrutó de su estreno en Champions, partiendo como titular en Ucrania ante el Shakhtar Donetsk, que derrotó en un partido intrascendente al Barça por 2-0, y antes de acabar el 2004 jugó un minuto en Albacete y 32 ante el Levante antes de sufrir, de vuelta al filial, su primera expulsión en Tafalla frente al Peña Sport.
A partir de ahí pareció desaparecer del plano, puesto que Rijkaard no volvió a contar con él hasta febrero de 2005, cuando fue suplente contra el Mallorca y, después, el tres de abril frente al Real Betis. Una semana después jugó cinco minutos (sustituyendo a Maxi López) contra el Getafe y el 1 de mayo entró en el minuto 87 por Eto’o. Al cabo de un minuto recibió una asistencia de Ronaldinho y elevó el balón por encima de Valbuena pero el árbitro, Velasco Carballo, lo anuló por fuera de juego... En el 90 repitieron ambos, casi calcada, la misma jugada. Y Messi logró el primero de su colección de goles como azulgrana.
El resto fue historia.
Todo se inició el 16 de noviembre de 2003, cuando se presentó en un amistoso en Portugal frente al Porto de Mourinho, pero fue al cabo de 11 meses, de exactamente 336 días, cuando Rijkaard le dio la oportunidad de jugar su primer partido oficial. De Liga y, nada menos, enfrentándose al gran rival catalán, un Espanyol que tiempo después, en agosto de 2005, llegó a tratar su cesión.
No hubo tal, claro, porque ya explotó en un Gamper contra la Juventus de Capello y comenzó su ascensión hacia la leyenda. Una leyenda que veinte años después es indiscutible.
Llorado por la hinchada azulgrana tras su salida intempestiva del Barça el 5 de agosto de 2021, el peso de su figura será por siempre indiscutible en un Camp Nou del que fue el mayor ídolo y seguirá siendo su más destacada leyenda.
Veinte años después de una noche que no fue, para nada, una noche más.