BARCELONA -- El Barcelona buscará este sábado enlazar por primera vez en la temporada tres victorias enfrentado a un Valencia tan o más envuelto en las dudas que vienen y van en el Camp Nou. El cuadro che, que rozó el ridículo en la Copa frente al Terrassa, apenas está tres puntos por encima del descenso después de haber ganado solo tres partidos de trece en la Liga, solo uno de los últimos nueve y acumulando cuatro jornadas sin conocer la victoria.
Javi Gracia, que llegó este verano al banquillo del Valencia, empieza a ser cuestionado alrededor de Mestalla en una situación que conoció en primera persona Ronald Koeman hace trece temporadas, cuando dirigió al que será mañana su rival durante seis meses, entre noviembre de 2007 y abril de 2008, explosivos hasta lo que fue un despido sonado. El primero de su carrera como entrenador.
No habrá lugar para los recuerdos cuando este sábado se enfrente dirigiendo al Barça a un rival al que los azulgrana precisan ganar, seguir ganando, para mantener vivas sus esperanzas en una Liga de la que se descolgaron demasiado rápido y que ha provocado una montaña rusa de sensaciones alrededor del Camp Nou.
El avance de posición de Frenkie de Jong, el asentamiento de Pedri y las excelentes sensaciones que dejó el equipo durante la primera mitad del último choque frente a la Real Sociedad son las claves a las que se agarra un Barça que precisa mejorar su estadística goleadora para no vivir los agobios con que acaba los partidos. Y que mantiene en el escenario esta sensación de inestabilidad.
CONTRA EL PASADO
Para Koeman no habrá lugar a ninguna clase de melancolía recordando su paso por la dirección del Valencia hace trece años. "He ganado experiencia pero he perdido ilusión. De no haber venido habría podido ser seleccionador holandés o hasta entrenar al Barça”, fue su despedida de un equipo al que dirigió en 34 partidos, con un saldo de 11 victorias, 9 empates y 14 derrotas... Y al que, eso no lo borrarán jamás, condujo a la conquista de un título de Copa del Rey.
El técnico holandés sucedió a Quique Sánchez Flores en el banquillo y puso en marcha una revolución absoluta que desembocó en un enfrentamiento abierto con su plantilla. Llegó con un título de Liga en su país al frente del PSV y de buenas a primeras quiso instaurar un cambio de sistema (precisamente el reclamado ahora 4-3-3 en el Barça) que no encajó en el equipo. Se estrenó con una derrota en Champions ante el Rosenborg en Mestalla y aunque venció el siguiente partido al Murcia enlazó las siguientes nueve jornadas con ganar, con una racha de tres empates y seis derrotas que provocaron un auténtico terremoto en el club.
Para entonces ya había apartado de la plantilla a dos pesos pesados como Albelda y Cañizares, junto a Angulo y la situación en el vestuario se tornó explosiva, puesto que si es cierto que dio la alternativa a jóvenes como Mata o Banega, el mal ambiente aumentó de forma considerable.
DE LA COPA AL DESPIDO
El desplome en la Liga y el KO en la Champions tuvo un punto y aparte en la Copa del Rey, en la que el Valencia fue superando rondas, eliminando en semifinales precisamente al Barça, para acabar conquistando el trofeo el 16 de abril de 2008 ante el Getafe (3-1) en Madrid. Las imágenes al acabar el partido, con Morientes, Mata, Alexis o Albiol abrazando a Koeman, mostraron el divorcio existente entre los jugadores...
Y dieron paso a un regreso definitivo en la Liga cinco días después. El Valencia visitó al Athletic con el título de Copa bajo el brazo... Y fue aplastado por 5-1 en San Mamés, con una imagen paupérrima de sus jugadores en el césped que, con el equipo amenazado por el descenso (solo dos puntos por encima a cinco jornadas del final del campeonato) provocó su despido, que no pocos jugadores celebraron de manera pública.
De ahí al final de la temporada, con Cañizares, Albelda y Angulo otra vez en la dinámica de Voro (su sustituto en el banquillo), el Valencia ganó cuatro partidos y se salvó sin más urgencias... Y la demostración de que buena parte de la plantilla había condenado sin disimulo al técnico.
Nunca más volvió a cruzar su camino Koeman con un Valencia donde el su figura provoca más críticas que elogios y ante el que se reencontrará en un momento nuevamente delicado para el conjunto de Mestalla, por más que la relación entre Javi Gracia y sus hombres no tenga nada que ver con aquella explosiva que debió soportar en su día el holandés