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Chivas es un cabaret

ESPN

Con tantas indisciplinas, parece que en Chivas todo es un relajo o una broma

Hace muchos años, hacia finales de los 90´s, el aquel entonces futbolista, el argentino Diego Latorre quien jugaba en Boca Juniors, lanzó una declaración al aire que causó mucho revuelo "Lo que a mí me parece fuera de lugar es ventilar los problemas. Parece, más que nada, un cabaret".

En aquel momento sus palabras iban dirigidas a un compañero de equipo, que le daba información a la prensa, en lo que él no estaba de acuerdo, lo catalogó de 'topo', como dicen en Sudamérica, 'soplón' como le decimos en México.

La prensa rápido tituló en sus encabezados "Boca es un cabaret". A partir de ese momento, la frase se hizo famosa y se empezó a relacionar con situaciones negativas que tenían que ver al interior de un equipo y no para referirse solamente a los soplones que pueden haber en un vestidor.

Cuando todo parecía que con la llega de Ricardo Peláez todo tipo de indisciplina acabaría en Chivas, pues resulta que no, justamente varias de las contrataciones que llegaron en la era del exdirectivo de América y Cruz Azul, son los que han estado en el ojo del huracán. En ocasiones, sin ninguna responsabilidad por parte del club, tal como pasó en el caso de Víctor Guzmán, pues fue por algo que sucedió con el jugador cuando todavía jugaba para Pachuca.

Pero hay otras que, de plano, no hay manera de justificar a la directiva y mucho menos los jugadores. Desde Cristian Calderón cantado con banda, las que ha tenido Javier López o las de Uriel Antuna y Alexis Vega, hasta la más reciente donde está involucrado Dieter Villalpando, quien ha sido separado de manera indefinida del equipo. Sin olvidar las separaciones más recientes de Alexis Peña, José Juan Vázquez y el mismo Javier López. Todos por temas de indisciplina en mayor o menor grado.

Y no agreguemos los imponderables que han afectado al plantel por temas de salud (Covid-19); trece contagiados en total entre jugadores y cuerpo técnico o por temas de lesión, sobre todo, la de José Juan Macías. Pero esto es punto y a parte.

En el tema disciplinario hubo una que fue el parteaguas, fue el momento bisagra y así lo establecí en ese entonces. Después de que Antuna y Alexis Vega se grabaron así mismos en el cumpleaños de uno de ellos y publicaron el video en redes sociales, con copas de más y botella en mano.

La directiva los castigó separándolos del plantel y afectándoles el bolsillo, la separación sólo duró tres días pues los capitanes Jesús Molina e Hiram Mier fueron a hablar, a nombre de todo el equipo, con la directiva y solicitarle el perdón y el regreso de los dos castigados al primer equipo y los directivos accedieron. Claro ellos, también, con el argumento que son activos del equipo y necesarios para conseguir los objetivos del club; al final un error, una equivocación y los errores y las equivocaciones, por lo general, cuestan caro.

Nunca de los nunca la directiva debió 'doblar las manos', si quería sentar un precedente, si quería mandar un mensaje contundente y ahí, justo ahí, fue ese momento bisagra que señalé líneas arriba, pues la lectura que da el jugador es 'mira, me fui de parranda, violé el reglamento interno del club y sólo me separaron tres días y me dieron una multa, así hasta lo vuelvo a hacer'.

Entiendo que la directiva de todo club, llámese Ricardo Peláez o quien sea, junto al cuerpo técnico no son ni deben ser niñera o nana de ningún jugador para estar cuidándolos, pues además, se supone que están tratando con jugadores profesionales, pero sí tienen toda la facultad y deben ser enérgicos cuando se trate de imponer castigos que sean ejemplares y no que se conviertan en el hazmerreír de los jugadores.

No les debe temblar la mano para enviar el mensaje que los colores y la playera de una institución, y más, la de un club importante como Chivas, merecen respeto y deben ser portados con seriedad, orgullo y respeto. Los jugadores deben aprender y entender esos valores de cualquier club que representen, deben ser dignos de portar la playera y pertenecer a un club con muchas historia en nuestro balompié.

Ricardo Peláez debe mostrar mano dura, mano de hierro ante la indisciplina y aquel que no lo entienda se tiene que ir de Chivas, no se puede seguir teniendo consideraciones con nadie sino la historia se repetirá de nuevo; incluso esto afecte, en la inmediatez, a los objetivos del club pero a mediano y largo plazo estas decisiones beneficiaran más al equipo.

No se puede seguir enviando mensajes de debilidad; como me dijera mi madre "hay quienes, a veces, confunden bondad con tontería". Hoy, todo parece que en Chivas es un relajo, es una broma. Con tanta indisciplina Chivas es un cabaret.