En el banquillo del Fenerbahçe está Jose Mourinho, que enfrentará al Manchester United, su exequipo, por la tercera fecha de la Europa League
ESTAMBUL, Turquía -- Faltan unos 40 minutos para el inicio del partido el 21 de septiembre cuando José Mourinho sale al estadio Şükrü Saracoğlu y se prepara para sentir el ambiente previo a su primer Derbi Intercontinental como entrenador del Fenerbahçe.
El Fenerbahçe vs. Galatasaray es una de las rivalidades más hostiles en el futbol. Hubo disturbios en 2012 cuando un empate a cero goles confirmó a Galatasaray como campeón de Turquía; las tiendas fueron destrozadas y los vehículos policiales incendiados. En mayo, después de que Fenerbahçe ganara 1-0 en casa de Galatasaray, hubo una pelea en el campo.
Fuera del estadio, una marea de aficionados locales vestidos de amarillo y azul está siendo vigilada por cientos de policías con cascos y escudos antidisturbios. Un furgón blindado está estacionado cerca de la entrada, rodeado por un anillo exterior de vallas de acero, con un cañón de agua en el techo por si acaso. Dentro, Mourinho observa desde la banda mientras los jugadores del Fenerbahçe terminan su calentamiento, uno por uno, corriendo por el medio campo de Galatasaray y levantando el puño tres veces para animar a los aficionados detrás de la portería.
Es innecesario, pero a Mourinho le encanta, de la misma manera en que parecía disfrutar provocando al entrenador del Barcelona, Pep Guardiola, durante su tiempo en el Real Madrid o lanzando insultos mordaces al Arsenal de Arsène Wenger cuando dirigía al Chelsea.
Su disfrute es breve.
Galatasaray ha ganado el campeonato turco en los últimos dos años y en cuatro de las últimas siete temporadas. Fenerbahçe no lo ha ganado desde 2014 y Mourinho está aquí para cambiar su suerte, pero su equipo está perdiendo 2-0 en los primeros 30 minutos y finalmente pierden 3-1.
Mourinho desaparece por el túnel, con el rostro inexpresivo, y poco después se marcha del estadio para regresar a su hotel con vista al Bósforo. Hay desconcierto en una sala llena de periodistas turcos cuando se salta la conferencia de prensa posterior al partido.
Hace veinte años, el Chelsea de Mourinho aplastaba al Blackburn 4-0 en Stamford Bridge. Llegando desde el FC Porto como campeón de la Champions League, transformó al Chelsea en una máquina física y organizada, logrando su primer título de liga inglesa en 50 años. Ganó el triplete con el Inter de Milán, incluyendo su segundo título de la Champions League, y tras su paso al Real Madrid, se enfrentó al Barcelona de Guardiola -considerado por algunos como el mejor equipo de club jamás formado- y ganó LaLiga. De vuelta al Chelsea tras su etapa en el Bernabéu, ganó su tercer título de la Premier League.
Si ese fue el Mourinho en ascenso, este es el Mourinho en descenso.
Después de ser despedido del Manchester United en 2018 en medio de un final tumultuoso típico de la carrera de Mourinho -incluso conocido como el "síndrome de la tercera temporada" de Mourinho, marcando el año en que sus gestiones tienden a desmoronarse- tomó trabajos en el Tottenham y luego en la Roma. Ambos son grandes clubes por derecho propio, pero ninguno capaz de competir en ligas dominadas por rivales más ilustres. Al menos Fenerbahçe le ofrece a Mourinho la oportunidad de añadir otro título de liga a su lista de honores, algo que ni Tottenham ni Roma pudieron ofrecerle.
"¿Qué es la ambición, y qué es un lugar seguro y cómodo?" dijo Mourinho enfáticamente en su primera conferencia de prensa con el Fenerbahçe. "Mi casa está en Londres. ¿Tener un club de Londres para luchar por ser sexto, séptimo, octavo, noveno, y tratar de hacer un milagro para clasificar a la Europa League; eso es ambición?
"Todo el mundo sabe que amo Italia. ¿Tener un equipo en Italia y siempre estar entre el quinto, sexto y séptimo, es eso ambición solo porque amo Italia?"
Al mudarse a Turquía, Mourinho está deslizándose lentamente fuera del foco de atención, pero esta semana volverá a estar bajo los reflectores cuando el United -que tiene su propio entrenador bajo presión, Erik ten Hag- visite al Fenerbahçe por la UEFA Europa League. Mourinho, con su lengua afilada y su instinto para detectar la debilidad del oponente, ha disfrutado antes en su papel de disruptor. ¿Le quedan algunos trucos bajo la manga?
Cuando Mourinho buscaba trabajo en verano, hubo sorpresa entre quienes están más cerca de él de que no esperara otra oportunidad en una liga importante de Europa. Hubo una oferta significativa del recién ascendido equipo de la Saudi Pro League, Al Qadisiyah, pero una fuente le dijo a ESPN que fue seducido por los ejecutivos del Fenerbahçe, quienes presentaron un documento extenso explicando por qué debía asumir el cargo.
La elaborada presentación dejó huella en Mourinho, quien está acostumbrado a venderse a sí mismo durante los procesos de entrevistas, en lugar de lo contrario. A Mourinho le gusta sentirse querido, y Fenerbahçe no escatimó esfuerzos: miles de aficionados lo recibieron en el aeropuerto a su llegada y luego llenaron el estadio para verlo firmar su contrato.
"Primero que todo, quiero agradecerles por el amor que sentí desde el primer momento en que mi nombre fue vinculado con Fenerbahçe", dijo Mourinho. "Normalmente un entrenador es amado después de las victorias, pero en este caso siento que soy amado antes de las victorias".
Según una fuente, Mourinho siempre ha estado interesado en trabajar en Turquía, después de que la atmósfera durante el viaje del Real Madrid al Galatasaray en la Champions League en 2013, le dejara una impresión duradera. El exentrenador del Galatasaray, Fatih Terim, es un amigo cercano. Sin embargo, Mourinho sabe el estatus que aún tiene, y para dejar claro que tal vez es demasiado grande para Turquía, ha afirmado que parte de su motivación para mudarse al Fenerbahçe es ayudar a promover la liga y el país.
"Llevo la atención conmigo, así que más personas en Europa seguirán la liga turca", dijo en su presentación.
El toque de Midas que lo ayudó a ganar títulos de liga en cuatro países entre 2003 y 2015 puede estar desvaneciéndose, pero el apetito de Mourinho por una cita provocativa sigue siendo tan fuerte como siempre, especialmente antes de los grandes partidos. Fenerbahçe contra Galatasaray no necesita mucho para encenderse, y Mourinho -siempre cómodo luchando fuego con fuego- parecía decidido a echar gasolina a las llamas.
En la previa, acusó a los árbitros turcos de favorecer al Galatasaray y utilizó los medios para decirle a su nuevo fichaje, Victor Osimhen, cedido por el Napoli, que se tira demasiado.
"No tengo problemas con Victor", dijo Mourinho. "De hecho, tenemos una muy buena relación, pero cada vez que juego contra él hablo con él porque no me gusta cómo se comporta. Se tira demasiado".
El miembro de la junta directiva del Galatasaray, Aykutalp Derkan, respondió diciendo que los comentarios eran parte de un "ataque dirigido" y pidió a sus seguidores que lucharan contra la "campaña" de Mourinho. Sin embargo, al final, son los jugadores del Galatasaray quienes hablan en el derbi y no pierden tiempo en restregarlo, publicando una foto de Mourinho en sus cuentas de redes sociales titulada "The Crying One" (El Lloron).
Después del partido y con Mourinho hace tiempo fuera, el vicepresidente del Fenerbahçe, Acun Ilıcalı, intentó desviar cualquier indicio de descontento en una entrevista con los medios de comunicación que esperaban en la oscuridad, en la calle fuera de la entrada principal del estadio.
"Estamos muy apenados... Fue una derrota que no esperábamos. Tenemos fe en nuestros jugadores y en nuestro entrenador. Soy optimista sobre el futuro, pero hoy, por supuesto, estoy muy triste. Como gestión, lo sentimos mucho."
"Se espera que gane campeonatos", dice el aficionado del Fenerbahçe, Halil Ugras, a ESPN. "Es un entrenador muy grande que ha logrado grandes éxitos en Europa, y estamos seguros de que esos éxitos también se lograrán aquí."
El sorteo de la Fase Liga de Europa League de esta temporada ha emparejado a Mourinho con el United, y su tiempo en Old Trafford es un ejemplo casi perfecto de su patrón en la mayoría de los clubes en los que ha trabajado.
Hubo un inicio encantador, llamando al puesto "el que todos quieren" en su primer día. Los trofeos siguieron, con la Copa de la Liga y la Europa League en 2017, pero para el verano de 2018, las primeras grietas comenzaron a aparecer.
Un nuevo contrato firmado en enero -asegurado después de un coqueteo público con el Paris Saint-Germain- no evitó que su relación con el club se rompiera por completo unos meses después.
Mourinho se convenció de que el entonces director ejecutivo, Ed Woodward, no permitiría la salida del delantero Anthony Martial porque era el jugador favorito del copropietario Joel Glazer. Woodward, con el respaldo del departamento de reclutamiento, se negó a cumplir las demandas de Mourinho de fichar un defensa central que consideraba vital para sus posibilidades de alcanzar al Manchester City de Guardiola.
Los directivos del club se enfurecieron luego con una entrevista que Mourinho dio durante la gira de pretemporada por EE.UU., cuando dijo que "solo esperaba sobrevivir y no tener resultados muy feos", mientras expresaba simpatía por el extremo del United, Alexis Sánchez, por tener que lidiar con "estos jugadores que tiene a su alrededor".
Según una fuente, Mourinho estaba tan descontento durante el viaje a Estados Unidos que casi canceló un segmento para el programa "The Late Late Show" de James Corden, que había tomado meses en negociarse. Mourinho dejó claro en la mañana de la grabación en UCLA que quería cancelarlo, solo para cambiar de opinión en el último minuto y dejar aliviado al personal que estaba en pánico.
Al final del reinado de Mourinho en el United, el ambiente en Carrington se describía como "tóxico". Woodward podía tolerar su naturaleza abrasiva con los jugadores, el personal y los medios cuando el equipo estaba ganando, pero no cuando los resultados comenzaron a deteriorarse. Las quejas dentro del equipo aumentaron hasta que el United sintió que debían hacer un cambio.
El United comenzó la temporada con solo cinco victorias en sus primeros 13 partidos, y Mourinho fue finalmente despedido tras una derrota por 3-1 contra el Liverpool en diciembre. Según el club, Ole Gunnar Solskjaer fue contratado para "devolver las sonrisas a las caras". Se referían a los aficionados, pero también era para los jugadores.
"[Solskjaer] es tan positivo, siempre está tan animado, y creo que puedes ver cómo eso influye en los individuos", dijo el asistente Michael Carrick poco después de que Solskjaer tomara las riendas. "Eso contribuye mucho a sacar lo mejor de los jugadores."
Parecía un comentario dirigido, dado que llegó tan pronto después de la salida de Mourinho. Bajo Solskjaer, el United ganó sus siguientes ocho partidos.
Mourinho aún tiene su viejo repertorio de trucos -presionar a los árbitros y comentarios despectivos sobre los rivales- pero ya en los últimos compases de su carrera, está trabajando con un conjunto de herramientas diferente en el Fenerbahçe.
No tiene a Didier Drogba, Sergio Ramos o Wesley Sneijder como en sus épocas en el Chelsea, Real Madrid e Inter de Milán. En cambio, cuenta con un Edin Dzeko de 38 años, el ex defensa del Leicester City Caglar Söyüncü, y el mediocampista brasileño Fred, un jugador que ya no se consideraba lo suficientemente bueno para el United.
Tras la derrota en el derbi, acusó a su equipo de ser "ingenuo" al conceder dos goles desde saques de banda, y unos días después, con la derrota aún en los titulares, a Mourinho le preguntaron por qué el Fenerbahçe aún no ha visto el "Efecto Mourinho."
"¿Qué es el 'Efecto Mourinho'?" respondió. "Títulos. Copas. No podemos ganar trofeos en septiembre".
Aparte del tropiezo contra el Galatasaray, el Fenerbahçe de Mourinho ha comenzado bien. Han ganado cinco y empatado uno de sus siete partidos en la Super Liga y están invictos en la Europa League, pero eso no ha impedido que Mourinho sugiera que este grupo de jugadores no es exactamente a lo que está acostumbrado.
Insinuó una falta de calidad en la plantilla en agosto, después de que el Fenerbahçe perdiera su eliminatoria de play-off de la Champions League contra el Lille, que terminó cuarto en la Ligue 1 la temporada pasada, al afirmar que la Europa League es una competición más realista para el equipo turco. Esto marca un cambio en su forma de pensar que refleja dónde está en su carrera: Mourinho solía menospreciar la Europa League, diciendo en su regreso al Chelsea en 2013 que "no quería ganarla" porque "no es nuestro nivel".
A medida que el éxito en la Champions League se ha vuelto más difícil de conseguir, Mourinho se ha visto obligado a cambiar su visión de las competiciones menores de clubes en Europa. Ganó la Europa League con el United en 2017 y levantó la Europa Conference League con la Roma en 2022. Lograr algo similar con el Fenerbahçe, que nunca ha alcanzado una final europea importante, sería un logro notable incluso para él.
"Creo que la competición turca ha mejorado en los últimos dos o tres años debido a los jugadores que están llegando", dice el entrenador asistente del Galatasaray, Ismael García, a ESPN. "Sigo creyendo que la liga turca tiene más potencial de lo que muestra en realidad. Deberíamos estar luchando por ser la sexta competición en Europa. La llegada de Mourinho es súper positiva para el Fenerbahçe y para el futbol turco".
Mourinho habla como si todavía creyera que es un entrenador de Champions, sin embargo, la realidad es que no ha dirigido un partido en la competición desde que su equipo del Tottenham fue eliminado por el RB Leipzig en los octavos de final en marzo de 2020.
Puede que no quiera aceptarlo, pero si la Europa League es el nivel del Fenerbahçe, también es ahora el suyo.
El comportamiento de Mourinho fue una preocupación para el United mucho antes de que finalmente fuera reemplazado. Por ahora, el carácter fogoso de su personalidad está siendo bien recibido por el Fenerbahçe.
Cayó bien entre los aficionados que Mourinho dejara claro en su primera rueda de prensa que defendería fervientemente al Fenerbahçe. Dijo que "la camiseta es ahora mi piel", y esa cita aparece en otro video que se reproduce en la tienda del club. "Es muy importante para nosotros que nuestro entrenador entienda nuestra cultura", dice Halil Ugras.
En la tienda del club, ubicada en su estadio en el distrito de Kadikoy en Estambul, se reproduce en bucle un montaje de Mourinho en una pantalla gigante, encima de los estantes de camisetas y bufandas. Pero, en lugar de una colección de clips levantando trofeos, está compuesto por algunos de sus momentos más controvertidos. Hay imágenes de él rompiendo una caja de botellas de agua en la línea de banda en Old Trafford y provocando a los aficionados del Barcelona en el Camp Nou tras eliminarlos de la Champions League con el Inter en 2010.
Otro clip lo muestra llevándose la mano a la oreja hacia los aficionados de la Juventus después de llevar al United a la victoria en Turín en 2018, y también golpeándose el escudo del Chelsea en su chaqueta tras ganar en Anfield, acabando con las esperanzas del Liverpool de ganar la Premier League en 2014. El video termina con una imagen de Mourinho sonriendo y la leyenda "continuará".
"Mourinho siempre ha sido el entrenador más odiado de la liga, especialmente por los aficionados rivales", dijo Ugras. "Es por su hambre de ganar. Su carácter encaja perfectamente con el Fenerbahçe. Es la encarnación del Fenerbahçe".
Por ahora, Mourinho está programado para pasar los próximos dos años en el Fenerbahçe. Esperan que pueda llevarlos de nuevo a la cima del futbol turco, mientras que Mourinho -aunque nunca lo admitiría- busca devolver algo de brillo a su reputación y quizás obtener otra oportunidad en un club de mayor renombre.
Mientras entrenadores contemporáneos como Guardiola y Jürgen Klopp han hablado de retirarse, Mourinho no ha descartado seguir trabajando hasta que tenga 70 años. Cuando su carrera en clubes termine, estaría abierto a asumir un trabajo a nivel internacional; en Portugal, se considera cuestión de tiempo que asuma la dirección de la selección nacional.
Por ahora, según una fuente, tiene "demasiada energía" para solo un puñado de partidos al año. La forma en que caminaba de un lado a otro en la línea de banda contra el Galatasaray -gritando, aplaudiendo, discutiendo- lo demuestra.
Enfrentándose esta semana contra uno de sus antiguos clubes en la Europa League, será otra oportunidad para que Mourinho muestre un destello de esa vieja magia -y quizás de su famoso gusto por el caos-.