<
>

Un obrero del fútbol: el "Mudo" Julio Montero Castillo cumple 76 años

Julio Montero Castillo logró la Libertadores y la Intercontinental con Nacional en 1971. Conmebol / Twitter

“Yo era un obrero del fútbol. En el mediocampo tenías que correr mucho y marcar porque vos eras el corazón del equipo. Y después tenía jugadores buenos al lado mío, vos quitando y sacando, le pasabas la pelota y ellos hacían lo que querían. Pero yo era un jugador importante en el mediocampo, fui un jugador luchador, un laburante del fútbol como digo yo siempre. ¿Me entendés?”.

Así definió su juego el ‘Mudo’ Julio Montero Castillo conversando con ESPN. Y agrega: “Yo tenía que cubrir a la línea de cuatro, cubrir a Ildo Maneiro o a Pedro Rocha, siempre tenía que estar atento. Todo el mundo dice que yo daba patadas y patadas pero en España no me echaron nunca, acá sí porque ya te conocían los jueces y cuando empezaba el partido los jueces te metían la pesada: ‘Jugá limpio, no toques, no pegues’, en los clásicos yo les decía no, no seas malo, el clásico es un partido difícil, y ahí vos ganando el mediocampo ganas el partido”.

Montero Castillo debutó en Primera División en Liverpool en 1964, y en 1966 pasó a Nacional pese al interés del Atlético de Madrid, eran décadas donde los dirigentes decidían de forma definitiva el futuro de los futbolistas: “En la año que empecé a jugar en Nacional perdimos con Peñarol y después empezamos a ganar, a ganar; pasa que Peñarol tenía un equipo inmenso, fue uno de los mejores equipos de Sudamérica y del mundo, igual que Nacional años más tarde”.

El contexto evita malos entendidos y explica ilusiones deportivas bien diferentes a las actuales del fútbol uruguayo. Cuando el padre del también ex futbolista Paolo Montero dice ‘perdimos con Peñarol’ no se refiere al campeonato uruguayo, sino a la segunda fase de la Copa Libertadores, donde el carbonero lograba su tercer título en 1966.

El ‘Mudo’ se transformó en pieza fundamental para equilibrar fuerzas, primero en el ámbito local con Peñarol, y luego en el torneo internacional para lograr la primera Libertadores para el tricolor. A pesar de ganar el Uruguayo de 1966, Nacional debió esforzarse para emparejarse con el elenco aurinegro:

“Nos costó sí, porque a veces ellos ganaban dos campeonatos uruguayos y nosotros uno, pero después que se formó un buen equipo comenzamos una seguidilla de cuatro campeonatos en 1969. Se formó un gran equipo, trajeron a Prieto, a Manga, a Artime, y también estaba Cubilla, teníamos a Ancheta, Masnik, Cacho Blanco, un plantel de primer nivel”.

En el sitio oficial del Club Nacional de Football se lo recuerda así: “El querido ‘Mudo’ era poseedor de un estilo recio y aguerrido, dueño de una moral inquebrantable y de esos jugadores que más agigantaban su rendimiento cuando más brava era la parada. Sumó 459 partidos con la blusa blanca y seis campeonatos uruguayos”.

En 1971 obtiene la primera Libertadores tras vencer en la final a Estudiantes de La Plata: “En Lima le ganamos con gol de Espárrago y Artime, los duelos con Estudiantes eran garra y corazón, ¿sabes lo que eran? Aparte ellos eran bandidos, ellos pegaban, vos pegabas, ellos pegaban y así”.

“La primera vez que fuimos a La Plata nos bajaron del ómnibus lejos del estadio, y ahí tenías que pelear con la hinchada, te puteaban, te tiraban de todo, y tenías que meter para adelante porque si no te rompían la cabeza, te venían a pegar, te escupían, eso era en el estadio viejo de Estudiantes, ahora es cómodo, entras al estadio en el ómnibus. Eran partidos lindos” recordó Montero Castillo.

En ese mismo año también se consagró campeón del Mundo con Nacional derrotando a Panathinaikos en la Intercontinental.

“Montero Castillo tenía un corazón enorme, recorría, te mordía y además nos daba un respaldo que a mí particularmente me hizo muy bien, me decía: ‘Gordo, pedime la pelota’; confiaban en que vos eras capaz de generar ese juego” le comentó a ESPN Ildo Maneiro, compañero suyo en el mediocampo tricolor.

Maneiro sentía el respaldo defensivo para encargarse de la creación. Desde la zaga Roberto Matosas también sabía de la colaboración y la importancia de Montero con sus coberturas: “Era fundamental, porque era un hombre incansable, y además quitaba muchas pelotas, gran jugador Montero Castillo”.

Con ambos coincidió en el Mundial de México ’70 donde Uruguay terminó en la cuarta ubicación: “Fue una etapa muy bonita. Siempre le comento a mis amigos, justo se nos lesionó (Pedro Virgilio) Rocha. Nosotros estábamos armados para Pedro, le pegaba desde 40 metros, era buen jugador, pasa que se nos jodió y nos complicamos porque no teníamos un nueve”.

Montero Castillo agregó que en esa época los delanteros de Peñarol y Nacional eran extranjeros, por lo que a la selección nacional le faltaban jugadores en un puesto fundamental. Uruguay cayó ante Brasil en semifinales: “Perdimos contra un gran equipo, pero nunca quedas satisfecho”.

Luego por el tercer puesto, pese a ser superior en el juego y en la cantidad de jugadas de gol, Uruguay cayó ante Alemania: “Vinimos a Montevideo y no había nadie. Los premios eran sólo por salir campeón, si no salías campeón no ganabas nada”.

Con la selección uruguaya Montero Castillo sí obtuvo el título en la Copa América de 1967 y también participó del Mundial de 1974, donde lo expulsaron ante la Holanda de Cruyff, que por la primera jornada del grupo 3 sorprendía a todo el mundo con su fútbol total. “Tengo buenos recuerdos por más que en esa Copa del Mundo todos anduvimos muy mal” asegura Montero Castillo quien valoró el grupo formado en esas selecciones nacionales, donde compartía mucho tiempo con jugadores de Peñarol.

En 1973 pasó a Independiente, luego a Granada y Tenerife de España, para volver a jugar en Nacional dos temporadas más y retirarse en Fénix en 1979. Un año antes jugó su último partido con la camiseta celeste, la cual defendió en 42 oportunidades: “Estuve diez años en Nacional y en Uruguay como titular, tan tronco no fui”.

Símbolo de templanza y de tiempos gloriosos para el fútbol uruguayo, Montero Castillo sostiene que “lo que hacemos nosotros en Uruguay es un milagro, son los mismos vestuarios de siempre, no hay plata, no cambia nunca”.

“Esa es la historia, la pasamos bien, a veces se extraña un poco los horarios, el ir a practicar; yo hace años que no voy al Estadio” finaliza la conversación Julio Montero Castillo, ex mediocampista de la selección, el primer volante central campeón de América y del Mundo con Nacional.