<
>

El japonés Hideki Matsuyama hizo historia al ganar el Masters en Augusta

Un nombre acaba de ser grabado en un trofeo adorado, es el Trofeo del Masters de Augusta. El año, el nombre y el score total son los datos. La primera inscripción dice: “1934 Horton Smith 284”. La última: “2021 Hideki Matsuyama 278”. Entre esos dos nombres hay otras 83 inscripciones más, o una buena parte de la historia del golf, como prefieran.

Matsuyama embocó su último putt en el hoyo 18 para ganar el Masters en medio de las sombras largas del atardecer de este domingo en Georgia, o apenas pasadas las ocho de la mañana del lunes, en su Japón natal. Ese sencillo acto final lo convirtió en el primer golfista japonés en ganar un Major. Es difícil anticipar la magnitud que tendrá este enorme acontecimiento en un país con más de nueve millones de golfistas y 2500 canchas.

Esta victoria tiene también una importancia mayúscula para Augusta en su carácter de activo promotor de los torneos de aficionados que se juegan en Asia y en América Latina. Matsuyama fue ganador en dos ediciones consecutivas del Asia Pacific Amateur Championship (2010 y 2011), esto le valió sendas invitaciones a jugar el Masters como aficionado en 2011 y 2012. En ambas ocasiones pasó el corte clasificatorio y en la primera de ellas fue el mejor amateur, recibiendo la famosa Medalla de Plata. Con el triunfo de Matsuyama de esta tarde se cierra un ciclo virtuoso que confirma que la enorme inversión que hace Augusta National para promover el golf aficionado tiene un reflejo papable en beneficio de este deporte.

Más allá de los hechos que ocurrieron en esta última vuelta, y que veremos más adelante, sigue habiendo una pregunta que no encuentra respuesta: ¿Cómo es que este súper talentoso jugador de 29 años no pudo ganar muchos más torneos en el PGA Tour.

Matsuyama se hizo profesional en 2013, y en 2014 se unió al PGA Tour donde en el primer año ganó el Memorial Tournament. “Estoy seguro que este joven ganará muchos torneos en los años por venir”, decía el propio Jack Nicklaus, como anfitrión del Memorial, en la entrega de premios. Su opinión fue ampliamente compartida por la comunidad del golf mundial. Pero pasaron dos años hasta la próxima. En 2016 ganó el Phoenix Open. Ya en 2017, su mejor año, ganó el WGC HSBC en Shangai, otra vez el Phenix Open y finalmente, el Bridgeston Invitational con una vuelta final de 61 golpes (-9) que quedará en la historia como una de las mejores, sin duda. A ese sensacional triunfo le siguieron nada menos que cuatro largos años de sequía hasta este gran triunfo que logró en Augusta, que lo consagra como uno de los grandes de esta época tan poblada de golfistas extraordinarios.

Pero como no podía de ser de otra forma, los segundos nueve hoyo de la vuelta final del Masters tuvieron otra vez drama y eventos inesperados en rápida sucesión. Porque de repente y sin mucho aviso, aquello que parecía una marcha triunfal sin sobresaltos y casi a punto de convertirse en algo aburrido, tuvo un paréntesis de solo media hora que sorprendieron a los espectadores, y sobre todo a los propios actores. Por alguna extraña razón, Hideki decidió tirar al green su segundo tiro en el corto par 5 del hoyo 15. El aire estaba caliente y un hierro 4, desde 227 yardas, recorrió 260. La blanca Srixon de Hideki se ahogó en la laguna de atrás del green. Hizo bogey. Xander Schauffele, su escolta y compañero de juego hizo birdie, se paró en el tee de salida del 16 con ganas de ser un héroe y dio el primer paso. Apuntó a la bandera con su hierro 8. Su tiro fue apenas un metro de más hacia a la izquierda y terminó en la laguna. Hideki recuperó la tranquilidad y la tiro a la derecha, bien lejos de los problemas, desde donde terminaría haciendo tres putts para bogey. Todo esto mientras Schauffelle enterraba sus chances con un horrible triple bogey. En su defensa hay que decir que el tiro que intentó era el que había que hacer. Si hubiese picado ese metro más a la derecha todos estaríamos hablando de ese gran tiro que lo llevó a la gloria. Así es el golf.

Pero las tribulaciones de Matsuyama no cesaron. Porque luego de un gran par en el 17, se paró en el tee del hoyo 18, con dos golpes de ventaja sobre el joven Will Zalatoris y pegó un sensacional drive con fade que quedó en el medio del fairway a 140 yardas. Ese fue, según el mismo dijo en la conferencia de prensa posterior, el golpe más importante de toda la vuelta. Pero desde allí, con un pitching wedge la tiro al bunker para terminar con un bogey, que le dio esta victoria histórica.

Mucho más hay para contar sobre este Masters de 2021, y será contado luego. Mientras tanto será por ahora esta nota un sencillo homenaje al campeón, Hideki Matsuyama.