SANTIAGO DEL ESTERO (Enviado especial) -- “La espera me agotó, no se nada de vos, dejaste tanto en mí…”. Cuatro meses después de la última vez que Las Leonas y Los Leones volvieron a jugar para Argentina, diez meses después, volvieron hacerlo en el país y ante toda su gente en Santiago del Estero.
La espera fue larga, pero acá están otra vez y con un estadio repleto. Plagado de niños y niñas, familias enteras convocadas para estar cerca del hockey y la selección.
La espera fue larga, sí, pero valió la pena cada segundo. Por las miradas de los pequeños, por los gritos de los abuelos, por los abrazos de esos padres que se acercaron a acompañar al deporte y con la certeza de que estos equipos no los iban a dejar a pata… porque si algo define a los jugadores del seleccionado de hockey es que nunca te van a dejar en banda.
Los varones la tuvieron más difícil en el debut, se cruzaban al mejor del mundo y actual campeón olímpico. La intensidad fue alta, la concentración absoluta, pero a pesar de comenzar un gol abajo se supieron reponer, no cambiar la estructura de su juego y llegar al empata para definirlo por penales.
Las chicas tenían una parada un poco menos compleja, pero igual de estresante. Hace tres años no le podían ganar a Alemania en tiempo reglamentario, fueron tres largas temporadas que se les escapaba la victoria y el 10 de diciembre se puedo cortar esa racha negativa. Con altibajos y sobresaltos, con varias atajadas y salvadas de la China Cosentino y con una Agustina Gorzelany que siempre aparece para sumar un gol más a su cuenta.
Fueron partidos cerrados, de pocos goles, estudiados y con el margen de error limitado, pero resultó un gran debut de Pro League en Argentina. En la única ventana en Sudamérica de esta séptima edición del campeonato y con la certeza necesaria de saber que lo mejor siempre está por venir.
