MÉXICO -- Hija de un conocido promotor de lucha libre en Panamá, hermana de un luchador profesional, y criada en el seno de una familia completamente involucrada con este deporte, la incursión de Dalys en los cuadriláteros no fue sorpresa para nadie, excepto, para la propia luchadora, quien ya era madre de familia y esposa del legendario Negro Casas cuando encaminó sus pasos hacia la lucha libre profesional.
Como el resto de sus compañeras, Dalys ha tenido que lidiar con el machismo que permea en un deporte inminentemente masculino, aunque 'La Caribeña' ha sabido imponer condiciones, hacerse de un nombre y del respeto del medio, con base en trabajo y méritos propios.
DALYS, LA ESPOSA DEL NEGRO CASAS
"Dalys tiene muchas historias que contar. Yo no empiezo como todas las chavitas que lo hacen desde chicas, yo comencé más grande, a los 27 años, y se me dio luchar tres años después de comenzar a entrenar. Sí fue difícil llegar a un mundo lleno de hombres, porque tienes que demostrar y saber por qué estás aquí, estoy casada con un luchador que tiene muchos años en esto y para mí era un triple compromiso estar dentro de la Arena México.
"Me enfrenté con compañeros muy machistas, yo entrenaba y entreno con hombres que no aceptan que tú puedas ser hasta más fuerte que ellos físicamente; soy la luchadora más fuerte de esta arena, he demostrado mi fuerza y que tengo los recursos para estar dentro de la lucha libre. Como esposa del Negro Casas viví el celo de la lucha libre, me hicieron pasar todo lo que pasa un novato, castigos, azotones de los más fuertes, hasta que un día pararon un entrenamiento para darme la bienvenida. Me hicieron llorar, mis compañeros dudaban, y que me dieran la bienvenida fue una cosa muy bonita".
Entregada desde temprana edad a deportes como el kick boxing, que practicó por siete años, Dalys fue una joven atlética que siempre mostró inclinación por la lucha libre, el deporte que ha marcado el rumbo de su vida en todos los terrenos. Con apenas 15 años, Dalys ya era esposa del Negro Casas --de quien se enamoró perdidamente tras ver su fotografía publicada en una revista-- y cumplidos los 21, ya era madre de tres niñas. Mientras se dedicaba a cimentar las raíces de su familia, mantenía viva la ilusión por la lucha libre.
"Fue muy chistoso, porque mis hijas me dijeron un día que querían entrenar lucha libre y que querían ser luchadoras. Las llevé a entrenar y el profesor Tony Salazar, que me conoce desde siempre, me dijo en una ocasión, '¿y tú, por qué en lugar de quedarte ahí viendo no te pones entrenar?'. Lo hice y no fue sorpresa porque siempre fui una mujer atlética, no me costó trabajo, era algo que yo quería desde siempre. Lo chistoso fue que mis hijas ya no quisieron regresar y yo voy a cumplir 10 años ya como luchadora".
Decidida a cumplir con el deseo que la había acompañado desde niña y del que su padre la persuadió en su natal Panamá, Dalys libró la primera aduana para dedicarse a la lucha libre de manera profesional: su esposo, El Negro Casas, una de las figuras del cuadrilátero con más prestigio en México y a nivel mundial.
"Fue duro porque estábamos acostumbrados a que él era el que hacia los viajes, las giras, el que se ausentaba en cumpleaños o fechas importantes porque así es este trabajo. Fue difícil en su momento, hubo pleitos, discusiones, pero yo siempre dije, cuando uno quiere algo, lo que sea, debe luchar, y yo no podía rendirme, era algo que traía desde siempre y a él no le quedó más remedio que apoyarme. Me pidió que estuviera comprometida con este deporte y me dijo, 'si te vas a subir a luchar es porque vas a ser la mejor, no una del montón'.
"Me fui adaptando a las nuevas circunstancias, las fui superando y ahora disfrutamos de esto todos juntos", señala Dalys.
"ME COSTÓ MUCHO TRABAJO QUE LA GENTE ME VIERA COMO DALYS"
Negro Casas es el gran maestro de la panameña, el único del que acepta críticas por su desempeño sobre el ring y aunque comparten la profesión, sus carreras marchan por caminos separados, no hay competencia entre ellos y Dalys evita cualquier comentario machista que sugiera que su sólido paso y ascenso en los cuadriláteros es consecuencia de su matrimonio.
"No puede haber competencia, es más bien, compromiso. Me costó mucho trabajo que la gente me viera como Dalys, con una carrera aparte a la del Negro Casas, eso fue lo que pasó, pero, entre nosotros, no hay competencia. Yo soy su apoyo incondicional y él, el mío; mi mayor crítico, me regaña y es la persona más dura conmigo, me ha hecho hasta llorar, pero él tiene más de 30 años de carrera y el cariño de todo el público, yo espero hacer 20 años de carrera y tener un poquito de ese cariño que tiene él. No hay rivalidad entre nosotros"
"VER A UNA MUJER FUERTE NO ES COMÚN"
El gusto por el deporte extremo, ha sido uno de los mejores alidados de Dalys. La panameña posee uno de los físicos mejor trabajados del elenco femenino del Consejo Mundial de Lucha Libre, resultado de la disciplina y dedicación con la que cumple cada entrenamiento.
"Entreno mucho y siempre lo presumo. Entreno en la Arena México toda la semana, me comprometí con esto en serio, no por fama ni dinero; me gusta que la gente venga a verme y se vaya con un buen sabor de boca, sin olvidar que aquí la gente viene a ver lucha libre, por eso nunca terminas de aprender.
"Entreno dos horas de lucha libre y tres de gimnasio, soy la número uno aquí, nadie me ha desbancado en el físico y eso implica entrenar y cuidarse, mantenerte siempre, y eso es lo que hago. Entreno de enero a diciembre porque es algo que le debo a mi público; es un estilo de vida, claro que me doy gustos en la comida, pero después lo compenso en el gimnasio".
El físico atlético, la musculatura perfectamente delineada y la fuerza que muestra arriba del cuadrilátero han convertido a la panameña, en más de una ocasión, en blanco de comentarios machistas. Fogueada también en ese tema, la luchadora deja pasar de largo cualquier crítica destructiva.
"Ver a una mujer fuerte no es común, hay muchas, pero no es lo clásico y la gente te ve diferente. Aquí mismo, me he enfrentado a eso, a que a veces te digan que pareces hombre, aunque no sea así, por muy fuerte que estés, el físico de una mujer jamás se va a comparar con el de un hombre, mi genética es de una mujer. Al principio me sentía muy mal, pero ya lo he superado, y por eso siempre trato de estar lo mejor presentable siempre. Hay compañeros que te reconcen, incluso, cuando estás más fuerte que ellos y eso es muy bonito", comenta Dalys.
¿El Negro Casas siente celos por los fanáticos que admiran el físico de Dalys?
"Es muy curioso, yo era tímida. Cuando empecé a luchar, saqué un pantalón e iba toda tapada y él me dijo alguna vez, '¿por qué sales así? A él le gusta que salga con calzones chiquitos y me dice que si tuviera mi cuerpo, saldría al ring con los más pequeños que tuviera; no es celoso, porque él también se dedica a esto, somos el único matrimonio ahora en el Consejo; no es fácil, pero estamos muy bien, nos ayudamos mucho y no hay celos, tampoco de mi parte, jamás me ha dado un motivo y yo sé que cuando está ahí es El Negro Casas y que la gente viene a vernos a ambos como luchadores".
"ESTE TIEMPO ES MÍO Y MI FAMILIA ASÍ LO ENTIENDE"
A diferencia de las historias y realidades que han vivido otras compañeras en el renglón personal, Dalys ha disfrutado al ciento por ciento de su rol como madre de familia. Crió y cuidó a sus tres hijas, dos de ellas están casadas y ya le han dado nietos; la más pequeña, es su fan número uno y quien siempre está al lado de ella en las arenas. La familia en pleno asume la profesión de Dalys y ella la disfruta de tiempo completo.
"Ya sólo me queda una hija en casa, tengo nietos a los que disfruto mucho. Yo era muy joven al tener a mis hijas, las cuidé mucho y ahora este tiempo es mío y mi familia así lo entiende. A veces, me ven como su hermana y tengo que recordarles que yo soy la mamá y soy quien manda. Qué bueno que las tuve joven, quizá en ese momento me perdí de muchas cosas, pero ahora las disfruto de otra manera y ellas me apoyan mucho. Una de mis hijas viene cada vez que me presento, aman esto porque crecieron aquí, lo respetan mucho y no ha cambiado nada, ellas ya tienen su vida, y la niña que sigue en casa, siempre está conmigo".
Campeona Mundial Femenil del Consejo Mundial de Lucha Libre, Dalys es una ruda temida sobre el cuadrilátero. Anunciadas en la misma cartelera, las rivales asumen que enfrentar a la caribeña nunca es fácil. Y Dalys reconoce, incluso con una sonrisa, que le gusta ser una figura temida y que ésa es la misma rudeza con que se rige como madre de familia.
"Como mamá también soy ruda. A veces mis hijas me dejan de hablar y están con el papá, hasta mi nieta de cinco años que es mi fan número uno, si me ve enojada, mejor se va con su abuelo; creo que siempre pasa así en una familia, mi esposo tiene 'corazón de pollo' y yo soy la ruda. Nuestro matrimonio y nuestra familia son muy bonitos, no hay poses, ni aparentamos nada, esto es lo que somos.
"La ruda soy yo, no es fácil sacarme una sonrisa o hacerme conversación, así soy, no por ser antipática, sólo respeto mucho, Mis hijas dicen 'pobrecita de la luchadora que va contra ti', me ven como la mejor y en luchas muy importantes o en las que expongo el campeonato, quizá sí se ponen nerviosas, pero siempre les digo que disfruten, porque es a lo que yo vengo también, a disfrutar arriba del ring".
"Me costó mucho trabajo que la gente me viera como Dalys, con una carrera aparte a la del Negro Casas. Entre nosotros, no hay competencia. Yo soy su apoyo incondicional y él, el mío" Dalys
"AQUÍ LO QUE HABLA ES TU TRABAJO"
Plenamente realizada como esposa, madre y abuela, Dalys se plantea los retos que tiene por cumplir en el plano profesional. A tope de condiciones físicas, la panameña se ve arriba de los cuadriláteros por varios años más, lista para defender el título de Campeona Mundial, su prioridad, ante cualquier rival.
"No estoy pensando ahora en máscaras ni cabelleras, rivales tengo muchas, que se quieran enfrentar a mí, quién sabe, lo piensan. Los cinturores son un premio al esfuerzo y al sacrificio, las máscaras y las cabelleras se pueden dar en cualquier momento, pero los cinturones tienen historias y yo ya quedé plasmada en la historia de la Arena México y de la lucha con este cinturón. Siempre va a ser más gratificante que una cabellera o una máscara, porque me preparé mucho para llegar a ese momento y me sigo preparando, quiero conservar ese cinturón por muchos años, es algo para lo que trabajé mucho".
¿Hay alguna rivalidad encendida de manera especial actualmente?
"No, no estoy buscando una rivalidad, porque sé de mi capacidad, sé que mi preparación pesa, no es cualquier cosa. Las novatas tienen miedo de luchar conmigo y eso es algo bonito, porque ésta es una carrera en la que creces o te quedas entre las del montón, soy competitiva en buen plan, no me gusta hablar mal, ni echar tierra, demuestro en el ring y eso me ha funcionado muy bien".
¿Cuál ha sido el peor momento que ha vivido Dalys como luchadora?
"Lo peor que me ha pasado fueron las críticas y que sabes que tus mismas compañeras hasta crearon páginas en redes sociales para que se hablara mal de ti, pero todo eso me hizo crecer. Ahora ya no me importa y entro al juego en las redes, en su momento, lo sufrí mucho y me afectó, pero me ayudó a decir 'quiero ser la número uno y vamos a ver quién me quita de ahí', porque aquí lo que habla es tu trabajo, si gustas en el ring".
¿Protagonizar luchas estelares femeninas es un reto para Dalys?
"Ya hemos estado. Siempre nos hacen esa pregunta y debo reconocer que el lugar pesa, que te pongan en una estelar no es cualquier cosa. Ya nos anunciaron en una jaula en una ocasión y estábamos muertas de nervios, no fue lo esperado y eso nos ubica, nos recuerda que debemos calmarnos y entrenar más, prepararnos, porque no somos iguales a los hombres, tenemos un buen lugar en la empresa, nos dan oportunidades, buenas luchas, yo estoy contenta con la empresa y con el lugar que tengo".