<
>

Historias mínimas

Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

Título, 5.000 km. y jugar al otro día
Clasificarse a la final del WTA de Amberes otorgaba el beneficio de salir directo desde segunda ronda en el certamen de la siguiente semana, en Dubai, que, rompiendo con los esquemas, arrancaba un domingo. El torneo de Pattaya, como contrapunto, no daba este derecho. Con las distancias similares (5.158 kilómetros desde la ciudad belga; 4.956 km desde la tailandesa) la "injusticia" tomó mayor carácter con la definición no disputada entre Andrea Petkovic y Carla Suárez Navarro, por lesión de la española. Ambas, como marcaba la regla, salieron "bye". La que sufrió por completo esta situación fue Daniela Hantuchova, campeona en Pattaya.

La eslovaca, a los 31 años, no tuvo tiempo de festejar su primer título en dos temporadas, que un rato después ya estaba en camino hacia Dubai, donde había recibido un wild card. Después de poco más de dos horas de viaje por tierra hasta el aeropuerto de Bangkok partió hasta el destino vía aire. "Nunca duermo en un avión. Tengo un sueño horrible. Tal vez fueron sólo 30 minutos", destacó la ex-N°5 del mundo, tras viajar, en total, cerca de diez horas.

Totalmente desvelada, Hantuchova fue directo al hotel con la misión de dormir algo, pero no pudo. Entonces, vida normal: desayuno, gimnasio, algunos movimientos físicos y trabajos con fisioterapeutas para intentar que el cansancio no golpee tanto. Unas horas después, a 14 de haber llegado a Dubai, su primer partido. A todo esto, otro obstáculo: las cuatro horas de diferencia de huso horario. Sin embargo, el envión positivo fue más y la jornada se coronó con un triunfo ante Mona Barthel por 7-6 (5), 3-6 y 6-3 en ¡dos horas y 40 minutos!"Creo que gané por el corazón", regaló tras su éxito.

Luego, al otro día, sí se acabó la racha. La rumana Simona Halep, N°3 del mundo, fue muy superior y se impuso por 6-2 y 6-0. No hubo excusas, pero sí un llamado de atención. "Yo no me merezco un "bye" por rendimiento. No voy a quejarme", dijo la eslovaca, pero aclaró: "Realmente no creo que sea justo, porque en ambos torneos se estaba jugando la misma cantidad de partidos. Sé que Pattaya es un evento más pequeño, pero el viaje y el contexto es lo mismo".

El bautismo ATP
La emoción de jugar el primer ATP no tiene precio... aunque sea la clasificación. La sensación la vivió un puñado de argentinos en Buenos Aires que el viernes previo firmaron y aparecieron en el cuadro. La lista cerró en 1064º, dejando la chance a otros cuatro de entrar como invitados de la organización. El mismo ranking que genera una extraña sensación de viajar a los Futures sin saber si se entra directo u obliga a probar en fase previa, ahora daba la posibilidad de jugar qualy pero a nivel ATP.

Justamente el 1064º era Juan Manuel Matute. "Ya el martes sabía que iba a firmar. Entrené toda la semana sabiendo esto porque los Futures en Chile cerraron muy duros", le comentaba el hombre de Martínez a ESPNtenis.com ya entrada la noche, pero con la alegría de formar parte del circo grande.

Llegaba el tiempo de anotarse como jugador ATP: hacerse dueño, por primera vez, del pin cuyo costo ahora es de 250 dólares y tiene un año de vigencia tanto para estos torneos como en Challengers.

Al día siguiente, la inexperiencia pesó ante Bahamonde, cinco años menor, pero con algo más de rodaje. "No desayuné, de los nervios no tenía hambre. Comí una tostada, nada más, y estuve dando vueltas en la cama hasta las 3 de la mañana", comentaba con la vivencia consumada. Y las consecuencias llegaron: calambres en el tercer set para el 6-3, 5-7 y 6-2 a manos del mendocino.

Ahora será tiempo de volver a la "rutina", jugar Futures en la Argentina, casi siempre sin equipo de trabajo: "Mis viejos deciden si viajo con entrenador. Pero uno siempre trata de jugar en su país. Uno se siente más cómodo. Además por los costos, claro. Aun así, si el hotel está muy caro, voy a una cuádruple o una quíntuple".

Eliminación y polémica
Lejos de Dubai y Río de Janeiro, un torneo de 25 mil dólares en Arizona concentró una singular cuota de atención esta última semana en el plano femenino. La situación derivó de un cruce en particular: Susanne Celik, de Suecia, y la local Catherine Bellis, revelación en el último US Open, frente a frente en segunda ronda.

Tras adelantarse por 6-1 y 5-1, a Celik se le escurrió el partido de las manos. Match points desperdiciados, segundo set perdido en tiebreak y una tercera manga donde pronto quedaba 0-2. Pero rápidamente el final se precipitó: la supervisora del torneo se presentó en la pista, diálogo unos segundos con la sueca y le anunció que estaba descalificada del torneo.

¿Qué pasó? Las crónicas del episodio marcan que, enojada por el curso del partido, Celik pegó un pelotazo sin destino que terminó por golpear en la cara a un juez de línea de la cancha contigua, lo que le valdría la inmediata descalificación. Pero, al no haber imágenes de lo sucedido, las versiones empezaron a tomar caminos distintos.

"No fue así. No lo hice de bronca. Simplemente le estaba pasando las pelotas a mi rival después de un game y a una le di con el marco sin darme cuenta adónde había ido. Obviamente fue un accidente. Todo aquel que me conoce sabe que soy una persona muy tranquila", se descargó Celik en declaraciones al portal Tennis.se.

Además, denunció que su rival había hecho lo mismo antes en el partido, sin corresponderle la misma sanción: "Bellis sí pegó un pelotazo de bronca, que también impactó a un línea. Pero solo le dieron un warning". Y avisó que presentará una queja formal en la ITF.

Por lo pronto, en cuartos Celik fue "vengada": Bellis no pudo con la ex Top 30 y eventual campeona Sofia Arvidsson, que post partido le dedicó la victoria a su compatriota. "Esto es para mi amiga Celik, que fue descalificada sin motivo", escribió en redes sociales. La polémica, abierta.

Los mandamientos de Murray
El partido tuvo lugar unos 10 días atrás, en Rotterdam, pero el detalle recién se conoció esta semana. ¿De qué hablamos? Murray-Simon, duelo de cuartos: cambio de lado y el británico, entre bebida y consumo de vitáminas, repasa una lista con anotaciones a mano. Nuevo cruce de red y Murray vuelve a leer la hoja. El misterio, ahora develado. La página en cuestión, 10 puntos a seguir durante su partido ante Gilles Simon, en cuartos de final de Rotterdam.

Las anotaciones lejos estaban de ser tácticas para vencer al galo, sino más bien puntos simples a modo de motivación. Así se pudieron leer conceptos como "ser más positivo", "haz el mejor esfuerzo", "ser intenso con las piernas", "tratar de tener el dominio" y "mantener el servicio", entre otros.

Los mandamientos esta vez no tuvieron su efecto, dado que Murray perdió con Simon, aunque, al menos, el escocés tomó con una sonrisa la publicación del papel al retuitear el siguiente mensaje de un seguidor: "Tengo que admitir que Andy Murray tiene clase. Yo tengo una similar, aunque es una guía de 10 pasos para hacer huevos revueltos".

Nadal estalló... contra el mismo juez
Ya todos saben que Rafael Nadal es de los jugadores que más tardan para servir. "Juega" con el límite de tiempo entre punto y punto y eso es cada vez más propenso a recibir una sanción. En Río, sobre el final del segundo set de la semifinal ante Fabio Fognini, el español se "sacó" y empezó a criticar con mucha bronca al umpire brasileño Carlos Bernardes. Finalmente, el gran favorito perdió con el italiano y apenas saludó -sin mirarlo- al juez de silla. Un caso que ya tenía un antecedente, que data de las Finales ATP de 2010.

Por eso, no es nueva esta polémica del ex Nº1 del mundo con Bernardes, aunque esta vez pareció ser terrible para el mallorquín, tras recibir dos "warnings" (advertencias) por ese exceso de tiempo. "Voy a pedir que no me arbitres nunca más, porque no puedo más contigo. Yo no tengo ningún problema, pero no puedo más. Eres el que me mete más presión de todo el circuito, sin duda. Y si no mirá los videos. No tienes razón", fue la descarga de Nadal sobre el brasileño, uno de los más reconocidos del mundo, con 20 años de experiencia y que arbitró cinco finales de Grand Slam.

Esa ira desatada sorprendió a muchos, aunque los más seguidores de Nadal bien pueden recordar aquel duelo ante Tomas Berdych en Londres, que terminó ganando el español, luego finalista del certamen de "Maestros". Aquella vez, el juez le dio un punto al checo, tras la confirmación del pique vía "Ojo de Halcón", pero el español pretendía la repetición del mismo. Al fin de cuentas, el español se enojó: fue directo a reclamarle, señalándolo severamente con el dedo y le dijo a Bernardes que su medida era "una barbaridad". Incluso, lo amenazó con retirarse de la cancha y dejar el O2 Arena.

No es común ver a Nadal así, fuera de control. Está claro que ya la diferencia con el brasileño es muy grande. Esta vez, a diferencia de lo vivido en Londres, el mallorquín no logró recuperarse por completo y terminó perdiendo. ¿Qué pasará la próxima vez que Bernardes deba impartir justicia en un juego del español? La historia promete más capítulos.