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Pau, el más correcto con la prensa

LOS ÁNGELES -- Recuerdo con nitidez aquellos momentos en los que a Pau Gasol las cosas no le iban bien. Su último año en Los Angeles Lakers fue un suplicio grupal y un quebradero de cabeza en lo individual. Cada derrota, cada una de las 55 bofetadas que recibió delante de unos aficionados acostumbrados a ganar que vieron cómo en la campaña 2013-14 la franquicia iba camino de registrar su peor temporada de la historia -finalmente no lo fue, sucedió este año- cada lesión, cada indecisión por un futuro siempre en el aire, cada desprecio de Mike D´Antoni. Sobraron los elementos para mermar su ánimo.

Y así fue. La realidad de las circunstancias, la falta de competitividad del equipo, la incompetencia de un coach que fue incapaz de hacer buen uso de dos de los mejores jugadores interiores de la liga juntos (el propio Gasol y Dwight Howard), los rumores de traspaso... ¿a quién no le va a afectar todo eso?

Pero Gasol nunca optó por el hermetismo. Siempre acudió fiel a su cita con la prensa. A esa maraña de reporteros con ganas de hablar con él de la realidad, de su realidad. Primero los de inglés, a veces primero los de español. El orden de los factores no importaba cuando el resultado siempre era el mismo: Pau iba a dedicar unos minutos de su caballerosidad y honestidad a aquellos que hacíamos nuestro trabajo. Y no importaba el nivel de frustración, que obviamente entraba en la ecuación en forma de ceño fruncido, rostro serio, respuestas algo más concisas pero siempre sinceras, correctas.

Nunca perdió los papeles y la única ocasión en la que se marchó del Staples Center sin hablar después de un partido fue cuando una camilla se lo llevó al hospital por unos mareos que le dejaron tocado al final de la temporada pasada. Si ustedes vieran la actitud de muchos jugadores de la NBA y otros deportes cuando las cosas no van bien comprenderían el mérito que tiene el que Gasol haya recibido un premio que pasa desapercibido para la gran mayoría de los aficionados al básquetbol, pero que refleja a la perfección el nivel de educación y comprensión que el ala-pívot tiene con el entorno que le rodea.

Gasol recibió el galardón Magic Johnson de esta temporada. Este premio reconoce al jugador que mejor combina la excelencia en la duela y su dignidad y saber estar con la prensa. Es un premio de segunda fila que, aunque nadie habla de él porque hay otros más jugosos como el Jugador Más Valioso, dice mucho de la persona a la que se lo dan en un mundo en el que estamos muy pendientes de estos modelos de sociedad llamados deportistas de élite. Inevitablemente, a veces a algunos se les olvida lo que son.

Su impacto en la sociedad es absoluto. Cada cosa que dicen, cada acción que llevan a cabo, cada gesto es interpretado y amplificado por los televisores de medio mundo y las redes sociales. En muchas ocasiones derrapan, patinan ante las circunstancias y caen en un vacío de desplantes y actitudes que dejan mucho que desear.

Absolutamente nadie puede negar que Pau sea un ejemplo, un modelo de esta sociedad a la que a veces se le olvida cuáles son los valores que deben reinar. Afortunadamente, Gasol es uno de los garantes de este buen comportamiento y el hecho de que se le haya reconocido hace justicia, esa que a veces le dio la espalda, ésa que le está encumbrando en la actualidad tanto en lo deportivo como en la actitud que siempre ha llevado por bandera.