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Como los Juegos Olímpicos iniciaron la etapa de oro de Messi con el Barcelona

A partir del regreso de Messi de los olímpicos, Barcelona construyó su temporada histórica en 2009.


 La convocatoria de la selección brasileña a los Juegos Olímpicos de Tokio dejó indignados a muchos aficionados. Jugadores como Daniel Alves, Guilherme Arana y Pedro, entre otros, no podrán estar con el São Paulo, Atlético-MG y Flamengo para partidos importantes de la Copa de Brasil, Copa Libertadores y el Campeonato Brasileirão, a cambio de participar en un torneo que no es obligatorio ceder futbolistas.

El calendario es un gran problema, ya que las competencias en Brasil no se detienen durante los Juegos Olímpicos. Pero incluso los equipos europeos lo padecen hasta el día de hoy. Un caso emblemático tuvo lugar en 2008 y provocó una gran tensión entre Barcelona, Argentina y un chico que prometía mucho pero que aún no había explotado. Su nombre: Lionel Messi.

Jugar las Olimpiadas de Pekín fue un sueño para Messi, que veía en ganar la medalla de oro como un atajo para convertirse en una figura eterna en la historia del fútbol argentino. Así que a los 21 años ya estaba preparado para ser un referente del Barcelona, pero aún no tenía la importancia y relevancia que ganaría en las próximas temporadas. Por lo tanto, imaginó que no habría dificultad en conseguir el permiso por parte de la directiva culé.

"Son los Juegos Olímpicos. Es una oportunidad única que tiene un jugador en su carrera. Tengo la posibilidad de ser recordado y me encantaría vivir esta experiencia. Creo que el club entiende lo que pienso", dijo el joven delantero meses antes de los Juegos Olímpicos, sin imaginar lo que viviría en las próximas semanas.

Barcelona hizo todo lo posible para no liberar a Messi. Apeló a la FIFA ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), pues sabía que si el delantero iba a China a defender a la selección olímpica, no jugaría en la ronda preliminar de la Champions League, lo que podría provocar una eliminación anticipada y dañar toda la planificación de la temporada.

La lucha duró dos meses, y Messi fue, a veces literalmente, jalado de un lado a otro. La incertidumbre era tan grande que, días antes del debut de Argentina en los Juegos, el astro formaba parte de la pretemporada del Barça, irritado y malhumorado, hasta el punto de pelearse con el defensa mexicano Rafael Márquez durante un entrenamiento.

Aquí viene la figura que mediaría un acuerdo entre las partes: Pep Guardiola. El exjugador del club acababa de asumir el cargo de entrenador en Barcelona y, por supuesto, no querría ver a su jugador principal irritado. Escuchó el deseo de Messi de competir en los Juegos Olímpicos y prometió hacer todo lo posible para ayudarlo.

Messi, respaldado por la FIFA, dejó la pretemporada del Barcelona en Nueva York y voló a Pekín para reunirse con la selección nacional. Todo iba bien hasta la víspera de su debut, cuando la decisión del TAS favoreció al club catalán, lo que obligaría a Messi a salir de Argentina y reintegrarse al Barcelona.

Guardiola volvió a entrar en acción. Llamó a Messi, volvió a escuchar lo que quería el camiseta 10 y decidió actuar. Reunió al presidente Joan Laporta y al director Txiki Begiristain en una sala y argumentó que no tendría sentido que el argentino se enojara. Lo mejor era dejarle vivir los Juegos Olímpicos, aunque eso supondría riesgos en Champions League.

El discurso de Guardiola funcionó. Horas más tarde, el propio entrenador llamó a Messi y le dijo: "Te quedas. Disfrútalo".

"Me pidió personalmente que lo dejara en libertad. No valía la pena traerlo si iba a mantener la cabeza en Pekín. Lo mejor es que juegue, disfrute, sea feliz. Y vuelva feliz. La afición del Barça lo sabe. Tendrá un jugador extraordinario y que hará cosas maravillosas cuando vuelva”, dijo Guardiola a la prensa al día siguiente.

Messi se quedó y cumplió su sueño. Con goles, regates y jugadas mágicas, ayudó a Argentina de Riquelme, Agüero y Di María a llevarse la medalla de oro, con una victoria por 3-0 sobre Brasil, de su amigo Ronaldinho Gaúcho, en semifinales.

¿Y Barcelona? Superaron sin problema al Wisla Kraków de Polonia por 4-0 en el Camp Nou y los derrotaron fuera de casa. Y, a partir del regreso de Messi, se construyó una primera temporada histórica, ganando todos los títulos en disputa: LaLiga, Champions League y Copa del Rey, seguidos de Supercopa de UEFA, Supercopa de España y Mundial de Clubes, en la segunda mitad de 2009. 
Sin duda, dejar a Messi participar en los Juegos Olímpicos fue una buena idea.