¿Cómo enfrentar el juego 163?

FECHA
25/09
2018
por Jorge Morejón | ESPN Digital

Mientras no se han definido los equipos que disputarán el juego de los comodines de la Liga Nacional el 2 de octubre, los Yankees de Nueva York y los Atléticos de Oakland celebrarán el correspondiente al de la Americana un día después.

Muchos consideran que el también llamado juego 163 no debe tomarse como parte de la postemporada y entienden que los playoffs comienzan realmente con las series divisionales.

Por eso abogan por que el duelo de los wildcards sea de tres encuentros, a ganar dos, por aquello de que "un juego lo gana cualquiera".

Pero mientras las cosas sigan como están ahora y entretanto en el viejo circuito aún hay varios equipos con posibilidades de avanzar (Cerveceros de Milwaukee , Cardenales de San Luis, Rockies de Colorado o Dodgers de Los Angeles , en dependencia de quién gana o no el Oeste), enfoquemos la atención en el juego de vida o muerte entre Yankees y Atléticos.

A ciencia cierta, todavía no está claro si el escenario será el Yankee Stadium o el Oakland Coliseum. Los Mulos tienen una ventaja de juego y medio, pero dado el complicado final de calendario que tienen, ante los increíbles Rays de Tampa Bay y sus archirrivales Medias Rojas de Boston , es perfectamente factible que las cosas cambien de la noche a la mañana.

Los Atléticos, por su parte, tienen una última semana menos difícil, con series ante los eliminados Marineros de Seattle y Angelinos de Los Angeles.

Pero sea donde sea, habrá que encararlo con la filosofía de que no hay mañana.

El juego de los comodines es una especie de séptimo juego adelantado de la Serie Mundial e incluso, más difícil, porque apenas hay descanso entre el último día de la temporada regular y la fecha de la muerte súbita.

Todo el esfuerzo a lo largo de seis meses se pone a prueba en nueve episodios, quizás algunos más si hay entradas extra.

Y como, tanto Yankees, como Atléticos, tendrán que jugárselo el todo por el todo hasta el domingo 30 de septiembre en busca de ganar la ventaja de la sede, ninguno podrá acomodar demasiado a sus lanzadores para guardar deliberadamente a uno de ellos para el partido en cuestión.

A menos que un manager se resigne de antemano actuar como visitante y prefiera salir a morirse con todas sus armas en el juego 163.

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Dos dominicanos y dos venezolanos, fenomenales los cuatro, se disputarán los premios de Novato del Año en ambas ligas.

Desde que se instauró el galardón para ambos circuitos, a partir de 1949 (en 1947 y 1948 se otorgó un solo premio para las dos ligas), 12 peloteros latinos lo han ganado en la Americana y nueve en la Nacional.

Pero nunca han coincidido dos jugadores hispanos para llevarse el galardón el mismo año...hasta el 2018.

En el viejo circuito, el venezolano Ronald Acuña Jr., de los Bravos de Atlanta , y el adolescente quisqueyano Juan Soto, de los Nacionales de Washington , llevan la pulseada de tú a tú.

El dominicano Miguel Andújar y el venezolano Gleyber Torres, ambos de los Yankees de Nueva York, se lo disputan en el joven circuito.

Lo de Acuña ha sido extraordinario como hombre proa en la alineación de los Bravos.

Sus 25 cuadrangulares son la cifra máxima entre los debutantes, cinco de ellos abriendo juegos de manera consecutiva.

El joven de 20 años batea para average de .290, con 24 dobletes, tres triples, 68 carreras anotadas, 53 impulsadas, 14 bases robadas, promedio de embasamiento de .368 y slugging de .575.

Ha sido la bujía principal en el ataque de Atlanta, equipo que está a un paso de colarse, contra todo pronóstico, en la postemporada como campeón de la división del Este.

Y todo esto lo ha logrado en apenas 95 partidos.

Pero los números de Soto son, en algunos aspectos, mejores que los de Acuña.

El quisqueyano, de apenas 19 años, batea para average de .304, tiene dos hits más que el venezolano (109 por 107), con 22 biangulares, un triple y 19 bambinazos.

Tiene 61 remolques, la máxima cantidad entre todos los novatos, en tanto ha anotado 68 veces, la misma cifra que Acuña. Su OBP es superior (.417) y su slugging es de .529.

Tiene tres partidos de multijonrones, algo inédito para un pelotero menor de 20 años.

Hasta su llegada a las Mayores esta temporada, solamente su compañero de equipo Bryce Harper (2012) y los miembros del Salón de la Fama de Cooperstown Ken Griffey Jr (1989) y Mel Ott (1928) habían tenido dos juegos con más de un cuadrangular a los 19 años de edad.

Solamente Tony Conigliaro (24) y Harper (22) pegaron más vuelacercas como adolescentes que los conseguidos hasta ahora por Soto en 101 encuentros.

La lucha está cerrada entre estos dos muchachos, que han relegado a una tercera plaza a Brian Anderson, de los Marlins de Miami, quien encabeza a los novatos en hits (149), dobles (31) y anotadas (80), aunque en muchos más partidos, 144 en total.

¿Mi opción? Por ética no la revelaré, pues es el premio por el cual me toca votar este año como miembro de la Asociación de Escritores de América (BBWAA).

Prefiero esperar al último día del calendario regular para analizar las estadísticas antes de tomar una decisión.

En la Americana, Andújar y Torres van empatados como máximos jonroneros entre todos los debutantes (23), pero el dominicano va primero en hits (154), dobletes (40), anotadas (76), empujadas (79), average (.299) y slugging (.518).

Además, están los intangibles. El antesalista quisqueyano de los Yankees ha cargado sobre sus hombros la ofensiva del equipo ante las lesiones de Aaron Judge y Didi Gregorius y la inconsistencia de Giancarlo Stanton.

Se ha mantenido saludable a lo largo de la campaña, algo que no le ha ocurrido al venezolano, que ha visto limitada su participación a 108 encuentros.

Mi elección aquí sería Andújar, con el japonés Shohei Ohtani como tercera opción, detrás de Torres.

Es cierto que Ohtani ha sido una sensación, por su dualidad para actuar como bateador y lanzador.

Pero desde la lomita fue efímera su actuación, con diez aperturas y ya va a necesitar una operación Tommy John para repararle el codo, mientras que con el madero, sus cifras en 89 encuentros no llegan al nivel de los dos debutantes de los Yankees.

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Luis Severino hizo una pausa. "¿Cuáles eran esos números de nuevo?", preguntó.

Se los leí de nuevo. Los Yankees conectaron 241 jonrones la pasada temporada. El record para una temporada en Grandes Ligas es de 264.

Severino sonrió. "Creo que podemos hacerlo", dijo.

Por supuesto, Severino es lanzador, lo que hace un poco más fácil el hacer una predicción atrevida como esa. De todos modos, hay pocas dudas que luego de adquirir a Giancarlo Stanton, lo que le da a los Yankees dos toleteros que llegaron a 50 jonrones hace una campaña atrás, el record de jonrones en MLB para una temporada podría estar en riesgo.

Temprano en los entrenamientos primaveralea se le preguntó a Stanton sobre la cantidad de jonrones que él y Aaron Judge podrían conectar, y él no quiso mencionar ninguna meta específica. "La curiosidad de lo que podemos hacer juntos es el enfoque principal", dijo. "En términos de estar a la altura de las expectativas, eso solo va a llegar jugando. El objetivo principal es ganar, así que si nuestras expectativas nos ayudan a ganar, realmente no importa cuáles sean los números".

¡Aburrido!

Sí, las victorias son la meta principal que importa, pero ¡a mayor cantidad de jonrones que conecten los Yankees, más van a ser las victorias! Así que, en un mundo perfecto, ¿cuántos cuadrangulares podrían conectar los Yankees? Parece una tormenta perfecta para imponer un record, dada la cantidad de cuadrangulares que se conectaron en las mayores en el 2017. Los Yankees lideraron el béisbol con sus 241 bambinazos, pero otros cuatro equipos superaron los 230: los Astros (238), Rangers (237), Atléticos (234) y Orioles (232).

Los Marineros de 1997 establecieron el record con esa cifra de 264, una marca que luce más impresionante dado el hecho que solo otros dos equipos llegaron a los 200 jonrones esa temporada (comparado con 17 la pasada temporada). Y más asombroso es que ellos establecieron ese record con una temporada de Alex Rodríguez por debajo de lo esperado. Él logró 23 batazos de vuelta completa, pero había conseguido 36 en el 1996 y 42 en 1998. Además, pese a la reputación del Kingdome como un gran estadio para jonroneros, en realidad ellos no derivaban un gran beneficio de su estadio local. Ellos conectaron 131 jonrones en casa (uno cada 20.9 turnos) y 133 en la carretera (uno cada 21.6 turnos).

Lo que ellos sí tuvieron fue una excelente salud. Ken Griffey Jr., Jay Buhner y Edgar Martínez jugaron cada uno al menos 155 partidos, otros cuatro jugadores participaron en al menos 141, y aunque tuvieron que hacer ajustes en el jardín izquierdo tras el cambio de José Cruz Jr., de todos modos recibieron 24 jonrones de los ocupantes de dicha posición.

Así que la buena salud es imperativa para que los Yankees tengan oportunidad del record, y sabemos que el historial de lesiones de Stanton es abultado, aunque jugó 159 partidos la temporada pasada. Judge también fue sometido a una cirugía de hombro en la temporada baja. Y el frecuentemente lesionado primera base Greg Bird estará fuera de seis a ocho semanas por una cirugía de tobillo, así que él tendrá que recuperarse con fuerza para acercarse a sus proyecciones. Pero los Yankees se beneficiarán de uno de los mejores estadios para cuadrangulares en las mayores. En el 2017, los Yankees batearon 140 jonrones en la casa y 101 en la carretera. Judge, con su modo de batear hacia la banda contraria, se aprovechó de las cortas dimensiones del jardín derecho y conectó 33 de sus 52 cuadrangulares en casa.

Echemos una mirada a algunas de las proyecciones para ver cómo le podría ir a los Yankees. La tabla mostrada abajo hace una lista de los totales de jonrones del 2017 para los nueve titulares en la alineación de los Yankees, la proyección de la media (50 por ciento) del sistema PECOTA de Baseball Prospectus junto con las perspectivas del 90 y del 10 por ciento, el sistema de proyecciones ZiPS de Dan Szymborski y el total de jonrones de los Marineros del 1997.

La proyección de la media de PECOTA incluye 40 jonrones de la banca, lo que le daría a los Yankees un total combinado de 249. ZiPS es un poco más optimista, proyectándole 20 jonrones adicionales combinados a Stanton y Judge que PECOTA.

Algo para notar sobre Stanton es que él es un bateador que hala más la pelota que Judge. He aquí su gráfica de bateo del 2017, incluyendo los elevados, líneas y elevados débiles:

Aún así, podría beneficiarse al mudarse al Yankee Stadium. De acuerdo con el Manual de Bill James, el factor de jonrones de tres años para bateadores derechos en el Yankee Stadium fue de 123 (un 23 por ciento de aumento en jonrones). El factor de jonrones para bateadores derechos en el Marlins Park fue de 80 (una baja en jonrones del 20 por ciento). Por supuesto, Stanton conecta sus jonrones tan lejos, que quizás eso no importe, pero le deberá gustar el Yankee Stadium (sin mencionar el Camden Yards y Fenway Park).

La mayor interrogante rodea a Judge, y apunta a uno de los defectos en el sistema de proyecciones. Debido a que las proyecciones también incorporan cifras de liga menor para un jugador joven, incluso en su proyección de percentil del 90 por ciento es de apenas 43 cuadrangulares. Bueno, nosotros sabemos que puede llegar a los 52, así que 43 como cifra máxima es obviamente baja. Su cifra máxima es de al menos 52 y probablemente más alta. No estoy diciendo que vuelva a conectar tantos, pero ciertamente es posible que pueda alcanzar los 55 o hasta los 60.

Me preguntaba cuál era el peor escenario para Judge (más allá de la lesión). Muchos analistas astutos apuntan a un declive signicativo, con preocupaciones legítimas sobre su tasa de ponches y su promedio de pelotas en juego de .357. Sigo utilizando el ejemplo de Ryan Howard como el peor potencial escenario. Comparemos sus primeras temporadas completas:

" Howard, 2006: .313/.425/.659, 58 HR, 108 BB, 181 K, .356 BABIP

" Judge, 2017: .284/.422/.627, 52 HR, 127 BB, 208 K, .357 BABIP

Aunque batean en diferentes lados del plato, hay similaridades obvias: Ambos usan un modo de batear hacia la banda contraria, ambos fueron novatos viejos (Howard tenía 25, al igual que Judge, cuando ganó el Novato del Año en 2005), ambos lograron muchos boletos y se poncharon mucho.

Howard nunca se volvió a acercar a esa temporada, aunque si tuvo tres temporadas más de 40 jonrones (47, 48 and 45). Aun así, nunca bateó por encima de .279, y su tasa de boletos eventualmente bajó de 15.3 por ciento en 2006 al 11.7 por ciento en 2011 (su última temporada decente antes de que se le quebrara su tendón de Aquiles en la postemporada 2011).

Ciertamente es posible que Judge termine por ese mismo camino. Pero no creo que lo haga. Para empezar, es mucho mejor atleta que Howard, y creo que eso es un buen augurio para hacer ajustes. Las luchas de Howard ante los zurdos se volvieron enormemente problemáticas, reduciendo sus números totales. Judge no tiene ese problema. Judge, como dijo Boone el otro día, también es muy competitivo, y "quiere arrancarle el corazón al enemigo".

Así que yo creo que Judge va a ser grandioso. Sí, quizás el 2017 termine siendo la mejor temporada de su carrera, pero me gustan sus oportunidades de volver a conectar 50 jonrones.

De vuelta a la pregunta: En un mundo perfecto, ¿cuántos jonrones batearán los Yankees?

275: Esa es la proyección del 90 por ciento que hace PECOTA al sumar 250 jonrones de los titulares. Si le añadimos otros 25 de la banca y llegamos a los 275.

Pero ¿podríamos ver un total más alto que ese?

305: Lo interesante sobre esa cifra de 275 es que algunos de los totales ni siquiera igualan lo que los jugadores lograron la pasada temporada. Así que si sumamos 11 para Stanton, nueve para Judge, cuatro para Didi Gregorius y seis para Brett Gardner, llegamos a 305 cuadrangulares. En un mundo perfecto, esa es la cantidad que van a lograr los Yankees.

Pero probablemente no ocurrirá.

Pero podría pasar. Y eso les traería muchas victorias.

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Yankees, dispuestos a revindicar la historia
Como experimento de primavera está bien, pero si Aaron Boone se decide a colocar a Aaron Judge como primer bate en la temporada regular, estará arrancando con el pie izquierdo su andar como mánager de los Yankees de Nueva York.

Boone colocó al Juez como hombre proa el pasado viernes, en el juego que los Yankees perdieron 5-0 ante sus archirrivales Medias Rojas de Boston.

Judge se fue de 4-1, con dos abanicados, pero eso es lo de menos, pura anécdota.

Lo peor es que el estratega de Nueva York no descartó la posibilidad de utilizarlo en ese turno durante la campaña regular.

Cada turno en la alineación tiene sus características específicas, según las exigencias que demanda la estrategia del juego y la cuestión es que el Novato del Año de la Liga Americana en el 2017 es diametralmente opuesto a lo que se supone sea un primer bate.

Si bien no es el clásico tanque de guerra, tampoco es un corredor que clasifique entre los más veloces de la liga, condición indispensable para quienes abren tanda.

Tiene una pronunciada tendencia a poncharse y al venir en el inicio del partido, con las bases limpias, verá más pitcheos quebrados, de los que le cuesta más trabajo pegarle, en lugar de la mayor cantidad de rectas que recibiría si consumiera sus turnos con hombres veloces en los senderos, recurso al que apelan los lanzadores para evitar robos.

Desde que el mundo es mundo (el mundo sólo estuvo completo con el invento del béisbol), los primeros bates han sido veloces, de buen contacto, mientras que los de mayor poder han ocupado los turnos del tercero al quinto.

Imaginen a Babe Ruth abriendo la alineación por los Yankees en los años 20 o a Mark McGwire y Sammy Sosa por los St. Louis Cardinals y los Chicago Cubs, respectivamente, hace apenas dos décadas atrás.

Un disparate supremo que sólo puede haber salido de la mente de alguien que jamás en su vida jugó béisbol y si acaso se ha acostumbrado a ver el juego no ya por televisión, sino a través de los números de una computadora.

Es una epidemia que se extiende por el béisbol, como si estuviéramos a las puertas del fin de los tiempos, pues ahora Buck Showalter, mandamás de los Baltimore Orioles, ha decidido con más fuerza que Boone colocar como primer bate en su alineación nada menos que a Chris Davis.

El primera base de los Orioles es incluso más anti-primer bate que Judge, quien al menos recibe bastante pasaportes gratis que le hacen elevar su promedio de embasamiento.

Davis, quien se poncha en casi uno de cada tres turnos a lo largo de su carrera, tuvo un OBP de .309 y un average de .215 en el 2017, con 195 abanicados y 61 boletos en 456 veces al bate, lejos ya de sus mejores números que consiguió hace cinco temporadas, en el 2013.

Pero de Showalter puede esperarse cualquier cosa. A fin de cuentas, se trata de un hombre que en 19 temporadas como mánager ha sido un perdedor perenne y por tal de conservar su empleo es capaz de aceptar las ideas que vengan de la oficina, por absurdas que sean.

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La escritura original de la granja familiar en el centro de Vermont especifica que la propiedad contiene 108 acres. Es un lugar dividido por un camino de tierra de un carril que corre de norte a sur. En el lado este de la carretera, hay un campo de heno en su mayoría libre de rocas, de 10 acres y un bosque de aproximadamente el mismo tamaño, exuberante con ceniza y arce. En el lado oeste, hay otro campo de 10 acres en el que usualmente plantamos maíz, el pantano donde el tractor de John Deere estaba una vez atascado casi a la parte superior de las ruedas traseras y un pastizal en la ladera sobre el cual nuestra manada de vacas Jersey pastaban.

Es un lugar hermoso y tranquilo, tan verde como cualquier campo de béisbol. Nunca utilizaría fácilmente el lugar para apostar, solo cuando tuviera la más alta confianza en el resultado.

Con eso en mente, esto es lo que "apostaría de la granja familiar" en el béisbol (tractores no están incluidos):

Apostaría la granja familiar a que: Noah Syndergaard de los Mets terminará No. 1, No. 2 o No. 3 en la votación para el Premio Cy Young de la Liga Nacional si está lo suficientemente sano como para hacer al menos 30 aperturas. Él ha demostrado nuevamente esta primavera que tiene las mejores armas puras de cualquier lanzador en el béisbol.

Apostaría la granja familiar a que: El péndulo de los bateadores comenzará a balancearse hacia el otro lado, con más y más foco en el contacto duro en lugar del ángulo de salida hacia arriba.

El esfuerzo para levantar y despachar consistentemente la pelota ha funcionado para muchos bateadores, desde Josh Donaldson hasta Justin Turner, y gracias a un ejército de hackers agresivos, la producción de jonrones se ha disparado. Pero los lanzadores y equipos comenzaron a realizar ajustes importantes contra esa estrategia la temporada pasada, atacando la parte alta de la mitad superior de la zona de strike --la kriptonita de la generación del ángulo de salida--, y el hecho es que con tantos jugadores bateando jonrones, esa habilidad en particular no paga como solía hacerlo. Chris Carter, el líder de jonrones de la Liga Nacional en 2016, fue liberado y tuvo problemas para permanecer en las grandes ligas la temporada pasada. Logan Morrison y Mike Moustakas estuvieron entre los líderes de las Grandes Ligas en jonrones la temporada pasada, con 38 cada uno, y ambos esperaron y esperaron en la agencia libre antes de firmar contratos modestos por un año.

Mientras tanto, bateadores como Joey Votto, Anthony Rizzo y George Springer han trabajado para reducir los ponches, y en un deporte en el que la emulación es un procedimiento operativo estándar, otros podrían seguirles. Mike Trout, quien lideró a la Liga Americana en ponches hace cuatro años con 182, tuvo menos de 100 la temporada pasada y no se ponchó en sus primeras 44 apariciones en el plato esta primavera.

El año pasado 117 jugadores despacharon 20 o más jonrones. Solo cinco jugadores tuvieron promedios de boletos y ponches de al menos 1 por 1, con Votto liderando el camino en 1.61.

En un negocio en el que la oferta y la demanda significan todo, esta sería una forma de hacerlo, y algunas personas que saben batear han planteado preguntas sobre la sabiduría de tratar de levantar la pelota. Eso incluye a David Ortiz, quien dijo en nuestro podcast que no todo el mundo está destinado a ser un bateador de jonrones, lo cual tiene sentido, porque no todos son buenos defensores, no son lanzadores duros o corredores veloces.

Apostaría la granja familiar a que: El interés de los Dodgers en los súper agentes libres del próximo otoño tomará una forma muy diferente a la anticipada.

Hubo una amplia suposición en las redes sociales de que, debido a que los Dodgers redujeron drásticamente su nómina y se metieron por debajo del umbral del impuesto al lujo, se están preparando para librar una guerra financiera por jugadores como Bryce Harper y Manny Machado. Pero lo que Andrew Friedman ha demostrado desde que se hizo cargo de los Dodgers es que sigue siendo cauteloso a la hora de arriesgarse, dejando pasar la oportunidad de agregar a su oferta a Zack Greinke después de que Greinke recibió una cifra de más de $ 200 millones de los Diamondbacks o un gran impulso comercial por Giancarlo Stanton. Machado y Harper llegarán al mercado a edades tempranas, mitigando el riesgo de un acuerdo a largo plazo, pero si se enfocan en acuerdos de 10-12 años de duración, eso podría afectar el nivel de interés de los Dodgers. Se ha hablado entre los ejecutivos de que podría tener más sentido para un equipo, e incluso un jugador, presionar para obtener un salario anual más alto en un acuerdo a más corto plazo. Ese es el tipo de filosofía que podría ser una mejor opción para los Dodgers, que no han otorgado un contrato de más de cuatro años desde el mandato de Friedman en las operaciones de béisbol.

Además, los Dodgers tienen una responsabilidad enorme en el horizonte, con Clayton Kershaw siendo elegible contractualmente para optar por salirse de su trato en el otoño.

Apostaría la granja familiar a que: El entrenador de bateo de los Mellizos, James Rowson, será entrevistado para puestos directivos en los próximos 4-5 años. El hombre de 41 años tiene una personalidad agradable y destacable del molde Alex Cora/Aaron Boone.

Apostaría la granja familiar a que: El límite de visitas al montículo tendrá mucho menos impacto de lo previsto, y que los jugadores se adaptarán fácilmente. Pero habrá situaciones en las que los receptores o los lanzadores se apresuren a tomar una decisión y se quejarán sobre la regla de visitar el montículo y el presunto robo de señas.

Apostaría la granja familiar a que: Aaron Judge mejorará. El otro día, le preguntaron a Boone de qué jugador había aprendido más y del cual no sabía mucho antes, y él respondió sin vacilar: Judge. Lo que Boone ha aprendido, dijo, es que debajo de la personalidad educada y respetuosa de Judge, el toletero es implacablemente competitivo. "Él quiere arrancarte el corazón", dijo Boone. El conocimiento de Judge sobre la zona de strike es tan bueno que incluso en un mal año, podría poner un porcentaje de embasamiento de .360 a .375.

Apostaría la granja familiar a que: Si los Cerveceros están en seria contención a mitad de temporada, serán agresivos para manejar lo que necesitan (y podrían necesitar menos de lo esperado, dada la ola de lanzadores jóvenes cerca de la cima de su sistema de granja). Ese es el camino del propietario Mark Attanasio.

Apostaría la granja familiar a que: Al final del contrato de cuatro años y $ 57 millones de Alex Cobb con los Orioles, se convertirá en una buena inversión para el club. Más de un tercio del contrato, $ 20 millones, se difiere sin intereses, por lo que el valor real actual del pacto se calcula en $ 47 millones en cuatro años. Los Orioles pierden mucho dinero el próximo otoño, con la partida segura de Machado y Zach Britton y la posible salida de Adam Jones, y arrinconar a Cobb a una tasa de alrededor de $ 12 millones anuales está dentro del alcance por un pitcher probado en el Este de la Liga Americana. Hay un montón de preguntas sobre los Orioles más allá de la temporada 2018, pero al menos tendrán a Cobb junto con Dylan Bundy y Kevin Gausman en la rotación.

Apostaría la granja familiar a que: Ronald Acuña será una superestrella, y más temprano que tarde. El jardinero de los Bravos tendrá que esperar el tiempo de servicio purgatorio al comienzo de la temporada, pero una vez que llegue, su impacto será inmediato. "No puedes dejar de mirarlo cuando juega", dijo un evaluador esta primavera.

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FALTA UN PAR DE DÍAS antes que los New York Yankees de Nueva York juegue su primer encuentro de los entrenamientos primaverales y Justus Sheffield, Chance Adams y Dillon Tate están cómodamente sentados haciendo un semicírculo alrededor de CC Sabathia en un rincón del camerino en el George M. Steinbrenner Field de Tampa, Florida.

Sabathia, en su carácter del jugador más veterano de los Yankees, cuenta con el privilegio de dos vestidores en un rincón, lejos del tráfico que incluye a peloteros, entrenadores, staff del camerino, miembros de los medios de comunicación, personal de relaciones con los medios, intérpretes y el coach ocasional o miembro de la gerencia. Ciertamente, no es coincidencia que los dos vestidores que se encuentran en la pared adyacente, antes de llegar al pasillo que conduce al dugout y a otras oficinas, pertenecen a Sheffield y Adams.

Junto a Tate, conforman tres de los pitchers abridores más prometedores dentro de un talentoso y profundo sistema de granjas de los Yankees. El vestidor de Tate se encuentra en otra área del camerino. Sin embargo, él, Sheffield y Adams en muchas ocasiones se juntan en las mañanas, antes de comenzar los entrenamientos en el terreno o las sesiones de lanzamientos. A veces, lo hacen en el vestidor de Tate y en este día, se congregaron frente al locker de Sabathia.

La lección de Sabathia era simple. "Sé tu mismo", explicó Tate. "No te esfuerces demasiado y lances de forma excesiva sólo porque estás pitcheando en frente del manager y coaches del equipo grande".

Si bien Sabathia ha asumido el papel de mentor, también es cierto que cuenta con tres estudiantes dispuestos a aprender de él. Los tres jóvenes abridores no esconden su pasión por el béisbol.

Tate se describe como una persona que aprende de forma visual y gusta de ver a algunos de sus lanzadores favoritos, gracias a la aplicación móvil de las Grandes Ligas (Chris Archer, Marcus Stroman, Justin Verlander) para así poder estudiar la forma en la cual enfrentan a los bateadores y arman su secuencia de pitcheos. Adams gusta de imitar los envíos de otros pitchers y aparentemente hace una imitación perfecta de David Price. Los ojos de Sheffield se iluminan cuando explica cómo trabajaba en un tipo de slider que complementará su slider tradicional de poder, la cual decae hasta ir frente a los pies de los bateadores diestros. No es cuestión de cambiar su agarre; sino de hacer una sutil variación del sitio en el cual cae el pie que coloca en frente a la hora de enviar el lanzamiento.

Tim Naehring es la mano derecha del gerente general Brian Cashman, en su puesto de vicepresidente de operaciones de béisbol de la organización. Apoya a Cashman en la evaluación de los peloteros que forman parte del sistema de ligas menores, el manejo del roster y discusiones de cambios. Le pregunté si mi evaluación del trio de lanzadores estaba en lo correcto.

"Lo llamamos el factor 'it'", dice Naehring, elogiando la agudeza que muestra este trío en cuanto al béisbol. Habló del antesalista Miguel Andujar como otro ejemplo. "Siempre tiene una sonrisa en su rostro. Un tremendo sentido de la urgencia. Quiere mejorar a diario. Los chicos que cuentan con ese deseo de ser los mejores dentro de lo que les permiten sus herramientas son los que usualmente llegan a Grandes Ligas para quedarse".

Sheffield es el prospecto mejor cotizado entre pitchers: Keith Law lo ubicó en el puesto 16 en su Top 100. Sin embargo, Adams podría contar con las mayores probabilidades de causar impacto en 2018. Luego de destacarse en seis aperturas en Doble-A durante la pasada campaña, hizo 21 apariciones como abridor en Triple-A, con efectividad de 2.89. Es un buen ejemplo de los factores que han transformado al sistema de prospectos de los Yankees en uno de los más repletos de talento en la pelota organizada: una combinación de cazatalentos, análisis estadístico y desarrollo de jugadores.

Adams fue relevista en su tercer año en la Universidad Dallas Baptist y los Yankees lo tomaron en la quinta ronda del draft 2015. "Algunos scouts dicen que parece más una pieza para el bullpen, luego Danny Borrell (coordinador de pitcheo de ligas menores) le sometió a una prueba biomecánica, la cual nos dijo que el chico hace todo lo que se quiere ver en un abridor", dijo Naehring.

Por ende, los Yankees lo convirtieron en abridor. Adams cuenta con el físico de un relevista: se indica que cuenta con 6 pies de estatura, lo cual podría ser un acto de generosidad; sin embargo, tiene una contextura fornida y cuenta con el repertorio de un abridor, lanzando en un rango entre 92 y 97 millas por hora, con un buena slider y un cambio en proceso de madurez, el cual, a criterio de Naehring, tiene la posibilidad de convertirse en ofrecimiento de alto nivel. Igualmente, sus envíos pueden ser engañosos, con una forma de trabajar escondiendo la pelota, lo cual le permite lanzar con cierto truco. Además, a los Yankees les agrada su recta.

"Un bateador piensa, a partir de la forma cómo la pelota abandona la mano, cómo va a caer en cierto ángulo del plato", dice Naehring. "La forma en la cual él envía su recta y cómo la pelota mantiene una trayectoria plana es algo anormal para un bateador. Su cerebro espera que la pelota se mueva de manera convencional y sus pitcheos no se comportan de esa forma. Entonces, tiene varios atributos en su recta que nos agradan a todos".

Adams está nuevamente dentro del campamento de Ligas Menores (aún no forma parte del roster de 40). Sin embargo, si se produce una lesión a un miembro de la rotación, podría convertirse en una de las primeras opciones para cubrir algún vacío.

Sheffield llegó a Doble A el año pasado y podría también encontrarse dentro de la rotación de Scranton, a un peldaño de llegar a las Mayores. Le indiqué que tendría mejor oportunidad de ascender al equipo grande en este mismo instante si estuviera en otra organización como por ejemplo los Marlins.

Me sonrió. "De ninguna manera. Quiero pitchear en el Bronx".


EN 2017, DEBIDO AL SURGIMIENTO de Aaron Judge, Luis Severino, Gary Sanchez y Jordan Montgomery, los Yankees produjeron un WAR de 25.7 por parte de los jugadores criados dentro de su propio sistema y que formaban parte del roster de Grandes Ligas, siendo ésta la segunda cifra más alta en las mayores, sólo por debajo de los Houston Astros de Houston, de acuerdo con los datos manejados por thebaseballgauge.com. El talento propio aportó el 44.1 por ciento del WAR total de los Yankees, el porcentaje más alto desde 2007.

Los Yankees no se conformaron con graduar todo este talento de alto nivel. Además, cuentan con el segundo sistema en el ranking de Law, encabezado por Gleyber Torres (su quinto mejor prospecto de todo el béisbol), Sheffield (No. 16) y Andújar (No. 54). Como una forma de presentar gráficamente la mejoría de todo el sistema, anexamos la siguiente tabla, la cual clasifica el WAR de peloteros producto del propio sistema, el WAR original (que suma todo el talento originalmente firmado o tomado en el draft por los Yankees, aunque no tienen que encontrarse aún dentro de la organización) y luego, el sitial en el cual ubicaba la revista Baseball America a los Yankees en sus rankings organizacionales, los cuales se publican antes de iniciar cada temporada.

Ahora, viajemos en el tiempo, hasta el año 2014. Los Yankees terminaron con marca de 84-78, sin clasificar a los playoffs por segunda temporada consecutiva, siendo la primera vez que ello ocurría desde 1993. Fueron superados por 31 carreras. Eran un equipo viejo y aburrido, con una alineación conformada por un Derek Jeter a sus 40 años y en su última temporada como pelotero activo; un Mark Teixeira con actuación mediocre, Brian Roberts, Ichiro Suzuki, Carlos Beltrán y Alfonso Soriano. Vidal Nuño, Chase Whitley y Chris Capuano hicieron por lo menos 12 aperturas cada uno. Era algo feo de ver.

A principios de dicha campaña, Baseball America escribió: "Es difícil conseguir un sistema que haya tenido un peor 2013. Muchos de los principales prospectos de los Yankees dieron un paso atrás, dejando a los niveles superiores de su sistema con evidentes carencias". Ahora, gracias al beneficio de la retrospectiva, entendemos que en realidad el sistema era un poco más fuerte de lo que se creía originalmente. Sánchez era su prospecto número 1, Judge fue tomado en el draft de 2013 (aunque no pudo jugar inmediatamente después de haber sido seleccionado, debido a una lesión en una de sus piernas), Severino había lanzado 44 entradas en los niveles bajos de Ligas Menores y hombres de la talla de Andújar, Greg Bird y Dellin Betances ya estaban dentro del sistema de los Mulos.

A pesar del panorama que les rodeaba, los Yankees ya entendían que tenían que hacerse más dependientes de sus peloteros jóvenes y contar menos con la adquisición de costosos agentes libres. En octubre de 2014, Gary Dembo, luego de asumir distintos roles dentro de la organización, incluyendo coach de bateo en Grandes Ligas, fue designado como vicepresidente de desarrollo de peloteros.

"Cuando Gary Dembo asumió el cargo, aportó cierta cultura que cambió el panorama. Esto lo digo sin tener nada en contra de quienes le antecedieron", dijo Naehring, quien fungió como cazatalentos de Grandes Ligas antes de asumir su actual cargo, luego de la campaña 2015. "Gary aportó un nivel diferente en cuanto a asumir responsabilidades, lo cual consideré como algo importantísimo. El staff de desarrollo de peloteros puede ser tan bueno como lo desee ser. Pero, a menos que se tenga gente que sean capaces de conseguir peloteros en los ámbitos internacional y amateur, te vas a ver severamente limitado".

Dembo dejó su cargo en los Yankees para unirse a Jeter en la gerencia de los Marlins después de terminar la zafra 2017. Mientras los Yankees asumían el fin de los contratos de Alex Rodríguez, Teixeira y Sabathia, el sistema empezó a desarrollar el talento descubierto por el director de cazatalentos Damon Oppenheimer y el departamento de escuchas internacionales. Hicieron una fuerte inversión en América Latina. Por ejemplo, en 2014, los Yankees firmaron a 10 de los 30 principales talentos internacionales, negociando a Aroldis Chapman a cambio de Torres (para luego firmar nuevamente a Chapman, esta vez como agente libre), a Andrew Miller por Sheffield y al jardinero Clint Frazier y Shane Greene por Didi Gregorius.

"Cuando empecé a evaluar al sistema hace pocos años, me impresioné con la cantidad de peloteros presentes que tenían la oportunidad de causar un impacto significativo a nivel de Grandes Ligas", dice Naehring. "Siempre he trabajado con la creencia que, si una organización puede aportar un sólo jugador de calibre de campeonato al equipo grande cada año, ese núcleo puede desarrollarse a fin de que el club sea ganador de manera sostenible".

Precisamente, esa es la razón por la cual el futuro de los Yankees inspira temor al resto de los equipos de la Liga Americana. Torres y Andújar parecen ser la nueva oleada, incluso luego que Cashman negoció a Brandon Drury y firmó a Neil Walker, para que ambos sean los responsables interinos del cuadro interior. Los niveles bajos de Ligas Menores cuentan con una amplia dotación de pitchers abridores capaces de lanzar a altas velocidades, además de la presencia de relevistas en Triple A que están preparados para ascender al equipo grande en cualquier oportunidad, como es el caso de Giovanny Gallegos y Ben Heller.

Y tenemos al chico cuyo talento es más atractivo que el del resto.


EN UN PARTIDO EN LOS INICIOS DE LA PRIMAVERA contra los Pittsburgh Pirates Piratas, celebrado en Bradenton, Estevan Florial exprimió la pelota con su madero, desde el lado izquierdo del plato, despachándola hacia la brecha entre el derecho y el central. Corrió las bases de forma desbocada hasta llegar de pie a la antesala. Sus rivales no hicieron tiros de relevo: cuando el campocorto recibió la pelota del jardinero derecho, a Florial le faltaban un par de pasos para pisar la almohadilla a 90 pies del plato. Dicho de otra forma: en el video que tomé, Florial hace contacto a los 37 segundos y el video termina a los 49 segundos.

Pocos días antes de ese cotejo, conversaba con Naehring frente al dugout de los Yankees, mientras éstos tomaban práctica de bateo en el Steinbrenner Field. Antes del inicio de los partidos primaverales, los Yankees permiten el ingreso gratuito a los aficionados para que estos presencien los entrenamientos. Los aproximadamente 1.500 fanáticos estaban allí, en su mayoría, para darle una mirada a Judge y a Giancarlo Stanton. Sin embargo, los aficionados más acérrimos también presenciaron una pizca del futuro.

"Miren ese cuerpo", indicó Naehring al momento que Florial se puso en la jaula de bateo. Florial, quien cumplió 20 años en noviembre pasado, oficialmente tiene estatura de 6 pies, 1 pulgada y 185 libras de peso; aunque posiblemente haya añadido algunas libras de masa muscular recientemente. Con su velocidad, contextura física y potencial para batear para poder, me recuerda al ex jardinero central de los Marineros Mike Cameron.

Los orígenes de Florial son algo confusos. Varias informaciones indican que los Yankees lo firmaron proveniente de Haití, lo cual lo convertiría en el primer pelotero de Grandes Ligas oriundo de dicho país. La guía de medios de los Yankees dice que nació en Haití; mientras que otras fuentes afirman que nació en República Dominicana. Florial creció en República Dominicana (la verdad, no juegan béisbol en Haití); sin embargo, ha dicho que su madre es haitiana, lo cual generó la confusión. Varias discrepancias con respecto a su nombre y diversos documentos en su época de amateur le condujeron a pasar un año en el purgatorio del mundo del béisbol, antes que los Yankees lo contrataran con un bono de $200.000 con descuento.

Florial pasó la temporada anterior en Clase A, bateando para .298/.372/.479 con 13 cuadrangulares y 23 estafas. Se ponchó en 148 ocasiones de un total de 476 apariciones al plato, siendo dueño del tercer mayor promedio de ponches en la Liga del Atlántico Sur. Ese swing propenso al ponche representa un problema potencial. Sin embargo, esa alta cifra de turnos abanicados no fueron necesariamente el resultado de una mecánica deficiente o exceso de agresividad. De hecho, las evaluaciones independientes hechas a Florial le describen como un pelotero paciente al plato y con mentalidad de batear elevados.

La opinión con respecto a las herramientas de Florial es unánime. Law lo dejó fuera de su Top 100; sin embargo, otros evaluadores lo colocaron en sus rankings en sitios que llegaron hasta el número 26 dentro de sus Top 100. Law indicó que, en base a las herramientas puras de Florial, podría haber quedado dentro de sus 25 mejores prospectos. Naehring expresa su agrado por él. Se refiere a Florial y Andújar como sus dos hijastros.

Quizás todo llegue a resultar para el joven jardinero central. Quizás su reconocimiento de pitcheos alcance un nivel tal que pueda explotar su poder por completo. Es probable que su velocidad de altísimo calibre no pierda fuelle a medida que él gane masa muscular. En estos momentos, Florial no tiene límites, es una luminaria brillante en el horizonte del béisbol.

"Florial es un ser humano muy, muy especial", dice Naehring. "Puedes soñar con él de la forma que quieras. Tiene el mayor potencial que he visto de cualquier pelotero con los cuales he trabajado".

Tengan eso en mente, mientras ven a Judge y Stanton despachar jonrones durante toda la temporada. Hay otros jugadores en camino al Bronx. Podríamos estar presenciando el inicio de una nueva dinastía de los Yankees.

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Mike Karabell es el Mike Trout del béisbol de fantasía, y yo soy como el Buddy Biancalana. ÉL entiende más con respecto a las tendencias cambiantes del valor relativo de un pelotero en las ligas de fantasía que yo, sabe más sobre las tendencias en los drafts y, hombre, probablemente conoce más sobre la vida en general, especialmente ahora que ha experimentado el ganar un campeonato con sus Philadelphia Eagles, que arrollaron en el camino a mis Minnesota Vikings.

Para parafrasear a Happy Gilmore, el personaje de Adam Sandler en la película "Un juego de locura": Él es inteligente, yo usualmente estoy equivocado, él tiene razón; él es el mejor y yo, el peor.

Luego de lo anterior... Uno de mis ejercicios favoritos de todos los años es revisar los rankings de fantasía armados por Mike de los 300 mejores peloteros para tratar de conseguir lo que sería denominado por los gerentes "Engendros del Moneyball" como "ineficiencias del mercado". O sea, aquellos jugadores que quedaron clasificados demasiado alto o bajo.

Aquí les presentamos nueve de ellos:

Manny Machado, Orioles de Baltimore Orioles: No. 9 - Demasiado bajo

Uno de los colegas de Machado mencionó esta primavera que consideraba que Machado bien podría ser el único pelotero con mayor talento puro para jugar al béisbol que Trout, porque él posee muchísimas destrezas de alto nivel. Su mayor dificultad, de acuerdo con la creencia de evaluadores de talento y algunos peloteros, es mantener la concentración necesaria para fajarse en cada aparición al plato en cada encuentro. El año pasado, Machado sumó porcentaje de embasamiento de .268 y OPS de .666 en sus partidos en la carretera y esos números simplemente no tienen sentido para un jugador que puede llegar a alcanzar semejante nivel de grandeza.

Sin embargo, los Orioles lo pasaron al campocorto esta temporada, parcialmente con la idea de ayudarle a mantenerse más concentrado con las responsabilidades que se le exigen a un torpedero y, con su agencia libre prevista para el final de la presente campaña, Machado parece ser un pelotero completamente diferente esta primavera: concentrado, completamente en sintonía con cada lanzamiento. Este 2018 podríamos ver la mejor actuación de la carrera de Manny Machado; especialmente considerando que, sin importar el lugar a dónde podría parar el próximo invierno, es casi seguro que no será en un estadio tan amistoso para los bateadores como es Camden Yards.

Aaron Judge, Yankees de Nueva York: No. 20 - Demasiado bajo

Claro, es posible y quizás hasta una certeza que sufrirá cierta regresión tras una tremenda campaña de novato y su mala racha de la segunda mitad de temporada lo expuso como un jugador joven quien aún se encuentra en proceso de aprendizaje.

Pero eso es lo interesante de Judge: Él seguramente aprenderá. Es un chico inteligente, diligente y cuenta con gran ética de trabajo. Su mejor destreza al plato podría ser la capacidad que tiene de evaluar la zona de strike: con toda seguridad, negociará boletos. Eso siempre le dará la oportunidad de sobresalir y superar las dificultades. En el peor de los casos, sumará OBP en el rango de .360 y, mientras aplique los conocimientos aprendidos, es posible que aún no hayamos visto lo mejor por parte de Judge.

Zack Greinke, Diamondbacks de Arizona: No. 41 - Demasiado alto

Derek Jeter llegó a decir en una ocasión, con pocas palabras que, cuando un pelotero sufre dificultades antes de cumplir 30 años, se le atribuye a un slump. Luego de cumplir la treintena, todos comienzan a preguntarse si ya el pelotero es demasiado mayor. Esa es la situación en la cual nos encontramos con Greinke, de 34 años, quien ha tenido una carrera excepcional con más de 2.600 episodios lanzados entre temporadas regulares y postemporadas. Su velocidad ha decaído nuevamente esta primavera y, sí, es muy probable que, al igual que el año pasado, recobre la fortaleza en su brazo y pueda recuperarse. Sin embargo, Greinke se mostró totalmente desgastado al final de la campaña anterior y las primeras lecturas de las pistolas de radar en la primavera son muy poco alentadoras.

Eventualmente, cada pelotero sufre de regresión y, con otros lanzadores de la talla de Jacob deGrom, Luis Severino, Noah Syndergaard, Robbie Ray y Carlos Martinez ubicados por debajo de Greinke en el ranking, no lo tomaría y me inclinaría por otro pitcher. Eventualmente, Derek Jeter (y con él, todos nosotros) envejecemos.

Gary Sánchez, Yankees de Nueva York: No. 59 - Demasiado bajo

Sánchez se apresta a un nuevo comienzo a las ordenes de un nuevo manager tras haber sido objeto de las críticas de Joe Girardi el año pasado y, justificados los comentarios o no, parece que Sánchez ha pasado la página y mejorado como pelotero.

Ha tenido una excelente primavera y es percibido por sus compañeros como el que quizás sea el bateador más talentoso de los Yankees, quien se beneficiará con la nueva profundidad en la alineación que ahora le rodea.

Aaron Nola, Filis de Filadelfia: No. 80 - Demasiado bajo

Pienso que el Sr. Karabell, quien es aficionado de los Filis, se mostrará complacido al ver la forma cómo Nola está ascendiendo entre la nueva generación de pitchers abridores. Parece haber refinado su repertorio de cuatro lanzamientos.

Ian Desmond, Rockies de Colorado: No. 83 - Demasiado alto

Quizás la regla número 1 en el béisbol de fantasía es que, si se tiene la oportunidad, hay que tomar un bateador de los Rockies. Sin embargo, Desmond no tuvo una buena campaña en 2017, siendo la primera temporada dentro de un contrato por cinco temporadas y $70 millones y, si vuelve a confrontar dificultades, no creo que Colorado lo ponga en la alineación solo por ser el beneficiario de un oneroso pacto. Necesitará batear mejor a fin de permanecer en el orden ofensivo.

Alex Wood, Dodgers de Los Ángeles: No. 89 - Demasiado alto

Se ha convertido en un excelente lanzador. No obstante, al igual que todos los miembros del staff de los Dodgers, se ve limitado a tener pocas oportunidades debido a lo que parece ser la filosofía de la organización que restringe la cantidad de innings y aperturas: Los Dodgers sólo contaron con un lanzador (Clayton Kershaw) que sumó la cantidad de innings suficientes para disputar el título de efectividad y, tal como fue el caso de Rich Hill en la Serie Mundial, los lanzadores con apellidos distintos a Kershaw usualmente son sacados del morrito luego de haber visto en par de ocasiones a una alineación. Los Dodgers han tenido, de lejos, la menor cantidad de aperturas de cualquier equipo en las Mayores tras cuatro días de descanso, siendo Kershaw el propietario de la mayor cantidad.

Wood es un pítcher sobresaliente. Sin embargo, no tendrá tantas oportunidades como el resto de los lanzadores ubicados por debajo de él en el Top 300.

Aaron Sánchez, Azulejos de Toronto: No. 128 - Demasiado bajo

Los rankings de Eric se generan antes de poder evaluar a los peloteros en pleno Spring Training. Y esto es lo que hemos visto de Sánchez: está de vuelta. No tiene problemas de ampollas en su mano y ha hecho ajustes en su agarre. Los evaluadores rivales se deshacen en elogios hacia él. Hace dos años, ganó el título de efectividad en la Liga Americana y bien podría resurgir como uno de los abridores más dominantes de todo el béisbol.

Ronald Acuna, Bravos de Atlanta: No. 151 - Demasiado bajo

Un monstruo de pelotero. Una bestia. Si bien Acuña comenzará la temporada en Ligas Menores, será ascendido muy tempranamente. Si lo toman en el draft, siempre podrán decir que lo vieron y percibieron su grandeza antes que el resto de sus colegas de liga de fantasía.

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Atrapado en un slump después del Juego de Estrellas muchos rápidamente culparon de la situación a su aparición victoriosa en el Home Run Derby, pero Aaron Judge buscó las respuestas.

¿Fue su swing? ¿Su deseo de mostrar su poder en el derby afectó dramáticamente su ángulo bateo en los juegos que siguieron? ¿Intentaba estar a la altura de la publicidad de jonronero que obtuvo en la primera mitad de la temporada y destrozar cada lanzamiento que vio?

No, no y no

Mientras revisaba los cambios que había realizado y los recuentos de pitcheo que enfrentaba, el jardinero derecho de los Yankees de Nueva York llegó a una conclusión simple: estaba persiguiendo demasiados "buenos lanzamientos" de lanzadores contrarios.

En cambio, tenía que ir tras sus errores. La revelación dio como resultado un cambio de tendencia en septiembre que espera continuará durante toda la temporada.

Recientemente, él lo ha replicado bien, golpeando un trío de hits en juegos consecutivos el pasado fin de semana. Si sigue haciendo eso, 2018 podría ser tan bueno, si no mejor, para el actual Novato del Año de la Liga Americana.

"Eso fue lo más importante, solo cazar los errores", dijo Judge. "No intentes salir donde está el buen lanzamiento". Tratar de buscar los errores que la gente deja ahí afuera, porque hay muchos errores sobre el medio".

Según ESPN Stats & Information, en 55 juegos desde el 14 de julio (el primer juego de los Yankees después del Juego de Estrellas) hasta el 12 de septiembre del año pasado, Judge bateó .185 con 11 jonrones y un porcentaje de slugging de .392. En los siguientes 16 partidos de temporada regular, bateó .385 y lideró el béisbol con 11 jonrones y un porcentaje de slugging de 1.115.

De los 20 hits que Judge acumuló en esos 16 juegos finales de la temporada regular, 14 fueron lanzamientos lentos ubicados en el medio de la zona de strike. La mitad de las conexiones en esos lugares fueron jonrones.

Para el nuevo gerente de los Yankees, Aaron Boone, la habilidad de Judge para cazar errores esta temporada será una cuestión de tiempo.

"Cuando está fino, entonces es dueño de la zona de strike". Él controla la zona de strike. Y es entonces cuando no estás persiguiendo lanzamientos que no deberías", dijo Boone. "Para mí, si está viajando en tiempo, entonces es mortal". Y ese es un desafío para todos los bateadores: encontrar ese buen momento. Una vez que tienes eso, puedes atacar por error lanzamientos de menor velocidad. Pero lo más importante es que es más fácil discriminar lanzamientos que el pitcher quiere que persigas".

Pese a terminar la temporada regular con 52 jonrones, líder en la Liga Americana, Judge no fue un bateador mortal en la postemporada. La mayor parte de octubre estuvo bajo control, bateando .188 (9 en 48) con cuatro jonrones, 27 ponches y un dócil porcentaje de slugging de .500.

A pesar de los playoffs, Judge se redescubrió a sí mismo durante la persecución del banderín porque no estaba preocupado por tratar de aplastar sliders.

"Nunca vas a golpear una buena slider", dijo Judge. "Entonces, para mí, se trata solo de centrarme en mis puntos fuertes y los malos [pitcheos]. Soy un jugador de béisbol, soy un atleta, vas a conectar esos de todos modos.

"Así que eso es lo que hice durante todo el mes de septiembre. Realmente me concentré en mis puntos fuertes y en lo que hago bien. Eso me ayudó a sobresalir. Porque entonces empecé a ver muchos más errores porque la gente comenzó a tener más cuidado, y fue entonces cuando tuve que sacar provecho".

Los lanzadores opuestos probablemente serán cuidadosos con él esta temporada mientras que Judge se las apaña para batear segundo en una alineación que podría incluir al veloz Brett Gardner como primer bateador, y luego una combinación de poderosos bateadores como Greg Bird, Giancarlo Stanton y Gary Sanchez detrás de él.

Con la amenaza de peligro en la alineación, los lanzadores no pueden ser demasiado finos con Judge. Darle la base, y un cuadrangular de tres carreras con Gardner potencialmente también en la base podría ser el resultado.

"Ellos ven a todos estos tipos a mi alrededor que tú no quieres ver llegar al plato con corredores en base", dijo Judge.

Solo busque el jonrón de Judge en Seattle el 21 de julio pasado para ver qué tan exitoso puede ser en "cazar" y conectar errores. El jonrón de 437 pies casi salió del Safeco Field, aterrizando en una fila de asientos en las gradas superiores del jardín izquierdo. El batazo tuvo una velocidad de salida de 102.8 mph, hizo que la cuenta de Twitter de los Yankees bromeara diciendo que Judge "rompió StatCast".

Para el nuevo gerente de los Yankees, Aaron Boone, la habilidad de Judge para cazar errores esta temporada será una cuestión de tiempo.

La pelota de Andrew Moore, un lanzamiento de 77 mph, colgaba en la parte superior de la zona de strike, una locación errónea. "Lo más importante para mí con lanzamientos lentos como ese es que si lo ves como un globito, ese es el que quieres," dijo Judge, chasqueando los dedos cerca de su oreja, imitando el lanzamiento de una curva. "Los que los ves aparecer, es 'aquí vamos'. ¡No te lo pierdas!'"

Últimamente esta primavera, Judge no ha estado desapareciendo muchas pelotas. Tuvo un par conexiones de hit al izquierdo en el juego del sábado contra los Mets. Al día siguiente bateó su primer jonrón de los entrenamientos de primavera. El batazo lo conectó sobre una bola rápida en el medio de la zona y terminó en el balcón de un edificio adyacente al jardín izquierdo.

Fue una señal audaz de que a medida que Judge continúa redondeando su forma después de la cirugía de hombro en la temporada baja, su filosofía de búsqueda de errores podría ser la clave para convertirlo en un bateador aún más peligroso este año.

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TAMPA, Fla. - Para este momento, se suponía que este iba a ser el equipo de Gary Sánchez.

Se acuerdan de Gary, ¿cierto?

Por supuesto que se acuerdan. Tienen que acordarse. ¿Cómo olvidarse del chico dominicano de 25 años de los Yankees de Nueva York, un gran toletero con un brazo derecho asombroso?

Pero en caso que necesiten un recordatorio, quizás la cara actual del equipo, el temido, pero siempre sonriente Aaron Judge, les puede ayudar: "Él es un receptor Todos Estrellas para nuestro equipo. Ese es un detalle que no se puede dejar pasar".

¿Necesitan más? ¿Qué tal, CC Sabathia? "Sánchez es probablemente el mejor bateador en la alineación [de los Yankees].

"No hablamos sobre él en ningún momento".

Ahí está lo que es quizás la verdad más extraña sobre los Yankees en marzo de 2018. De este feroz bateador de poder - un hombre que conectó 20 jonrones en 53 juegos como novato y que le siguió a eso con una temporada de 33 cuadrangulares el pasado año - nadie habla. Incluso sus propios compañeros se dan cuenta que él vuela por debajo del radar.

Gracias a campaña de Judge en el 2017 en la que ganó el premio de Novato del año - y que culminó con sus 52 jonrones y una portada en un video juego - y gracias a la llegada a la Gran Manzana en este invierno del hombre de los $325 millones, Giancarlo Stanton, Sánchez se convirtió en el hombre olvidado.

Quizás sea por la presencia impresionante e imponente de Stanton y Judge, lo que los convierte en historias más intrigantes. O quizás sea por la fascinación general con los batazos descomunales con grandes velocidades de salida que el imponente par conectó en sus respectivas ligas la pasada temporada.

Independientemente de las razones por las que las luces se han alejado de Sánchez este año, a los Yankees no les importaría si los rivales hicieran algo poco probable y lo trataran de la misma manera una vez comience la temporada.

"Gary, para mí, es uno de los bateadores más dotados con los que he jugado, y como saben, he jugado con algunos bastante buenos", dijo el veterano de 11 temporadas Brett Gardner.

Pero los calificativos superlativos hacia Sánchez no acaban ahí.

"Me recuerda a un joven Manny Ramírez", dijo Sabathia, el abridor de 37 años de los Yankees que llegó a las Grandes Ligas en la organización de los Indios mientras Ramírez era una de las estrellas en Cleveland. "Eso es decir suficiente, supongo, ¿verdad?"

En el pasado entrenamiento primaveral, Sánchez tuvo a varios en toda la organización que lo consideraban como el próximo líder de un grupo de 'Baby Bronx Bombers' que parecían encaminados hacia un éxito prolongado. Sus cualidades de liderazgo fueron elogiadas en ese entonces, y continúan siéndolo.

Sánchez está recibiendo los mismos puntos de bonificación por la forma como maneja los lanzadores y los partidos. Incluso ha recibido crédito últimamente por la forma en que está bloqueando lanzamientos en el suelo, una parte de su juego que el exmanager de los Yankees Joe Girardi expresó su descontento en ocasiones la pasada temporada.

"Me encanta lo que he visto de él", dijo el manager Aaron Boone. "Ahora mismo, él está en un gran estado mental. En el programa en el que está, el trabajo que ha estado haciendo, la calidad de su trabajo diario día tras día ha sido excelente, y siento que eso se ha demostrado en los partidos".

Sánchez tiene su propio estilo de liderato que mantiene su perfil por lo bajo.

"Es alguien callado, que se ocupa de sus asuntos, que hace su trabajo", dijo Judge. "Suele quedarse solo. Eso no ha cambiado desde que lo conocí en las menores".

Sánchez - o mejor dicho, su bate - se puso a hacer ruido temprano en esta primavera. Con Judge en los titulares antes de su primer partido de primavera el miércoles pasado, Sánchez rápidamente se robó la atención cuando conectó un largo cuadrangular de dos anotaciones en la primera entrada del que todavía se habla entre sus compañeros y sus coaches.

El batazo de línea siguió en ascenso una vez salió del terreno. La pelota solo bajó luego de haber sobrepasado el pizarrón de anotaciones que está ubicado a varias docenas de pies detrás de la cerca del jardín izquierdo. Fue un cuadrangular que recordó los bambinazos monumentales de Stanton y Judge.

"Irreal. Esa cosa apenas se despegó del suelo", dijo el lanzador Justus Sheffield esta semana. "Fue una locura. Destrozó esa pelota. Yo me quedé impactado. Pero ese es Gary. Él hace eso".

Judge, quien entró al camerino para hacer algunos swings de práctica, miró la televisión cuando escuchó el sonido del bate.

"Eso fue ruidoso", dijo.

Incluso si el resto del mundo del béisbol se ha olvidado de Sánchez, Boone no cree que lo hagan los lanzadores rivales.

"Cualquiera que se nos cruce entiende quien es cuando él está en esa caja de bateo, y el respeto está muy presente", dijo Boone. "Con suerte, se beneficiará de los chicos que estén en circulación. Y con nuestra alineación, y con Giancarlo y Judgey, va a embasarse mucho con gente ya en base, y ahí es donde se verá el beneficio".

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La unión de Giancarlo Stanton y Aaron Judge representa sumar a los que posiblemente sean los jugadores de mayor estatura y fortaleza en la historia del Béisbol de Grandes Ligas dentro del mismo equipo. Es un elemento tan atractivo que los Yankees de Nueva York abrirán las puertas de su complejo de entrenamiento primaveral tres horas antes del inicio de los partidos, a fin de que los aficionados puedan apreciar a ambos, junto a otros peloteros, tomando prácticas de bateo. Estas prácticas, en ciertos días, seguramente serán más entretenidas que el partido en sí. Las velocidades de salida, ángulos de lanzamiento y distancias de cuadrangulares serán mucho más celebradas en 2018, especialmente dentro del Bronx.

La fortaleza siempre ha sido uno de los grandes y escondidos componentes del béisbol, al menos para algunos. La fuerza física de los peloteros, especialmente en sus manos, muñecas y antebrazos, ha sido muy poco apreciada: nunca he conocido a un pelotero de posición que no haya sido realmente fuerte en dichas zonas de su cuerpo, incluso en el caso de infielders medios de pequeña estatura y delgados. De hecho, luego que Michael Jordan jugara su única temporada dentro del béisbol en 1994, una de sus muchas reflexiones sobre este deporte fue que virtualmente cada jugador en su equipo de Doble-A era mucho más fuerte que él, desde la punta de los dedos hasta sus codos.

"Me di cuenta de lo realmente fuertes que son los peloteros, una vez me hice parte de la población en general tras mi retiro", expresó John Baker, quien fue cátcher de Grandes Ligas entre 2008 y 2014. "Comencé a practicar jiujitsu. Desde el primer día, cuando tomé la solapa, pude agarrarla mejor y más fuerte que el resto. Eso fue producto de miles y miles de swings violentos con un bate de béisbol. Hacer swing con un bate fortalece tus manos. Los jugadores de béisbol son sumamente fuertes".

El linaje e historial de la fortaleza dentro de la historia moderna del béisbol puede ser trazado a partir del mismo lugar en el cual se comienza a registrar la mayor parte de la pelota moderna: la era de Babe Ruth, quien jugaba con su estatura de 6 pies, 2 pulgadas (1.88m) y peso de 225 libras (102 kg) durante la cúspide de su carrera en los años 20, conectando cuadrangulares los cuales hoy en día aún serían considerados batazos explosivos de largo metraje. Pronto, fue seguido por Jimmie Foxx, apodado como "La Bestia". Les dieron paso a otros, incluyendo a Mickey Mantle, quien una vez llegó a conectar un estacazo de circuito completo que llegó a medir 565 pies en el Estadio Griffith de Washington. El ex inicialista de los Rojos de Cincinnati, Ted Kluszewski, vestía camisetas con mangas cortadas para así presumir sus musculosos brazos. El ex jardinero de los Medias Blancas de Chicago, Dave Nicholson, contaba con manos tan fuertes que una vez llegó a cerrar las duchas de tal manera que ninguno de sus compañeros pudo abrirlas nuevamente tras producirse una derrota.

"Nadie bateaba una pelota más fuerte que Jimmie Foxx", me dijo Ted Williams en una ocasión. "Hasta que vi a Frank Howard".

Howard estaba registrado con 6 pies, 7 pulgadas (2 metros) y 255 libras (116 kg), pero en realidad se acercaba a las 300 libras de peso (136 kg) cuando jugaba con los Senadores de Washington a mediados de la década de los 60.

"Frank Howard se acercó al plato (en un encuentro de entrenamientos primaverales en 1959), era la persona más corpulenta que había visto en mi vida", afirmó hace varios años el fallecido tercera base Ron Santo, miembro del Salón de la Fama. "Conectó un batazo que botó y me pegó en el estómago, tumbándome. Cuando me desperté en el hospital, allí estaba él, frente a mí. Me dije: '¿Estoy en el cielo?' '¿Quién es el gigantón?".

Las historias sobre Howard son dignas de Ruth y hasta apócrifas, sin embargo, esta es muy cierta: al exreceptor de los Senadores, Jim French, le encantaba molestar a Howard. Una noche, éste llegó a su límite, por lo cual colgó a su compañero de los tobillos en un balcón de hotel, a varios pisos de altura. Otra historia real: Ted Uhlaender, ex jardinero central con los Indios y Mellizos, dijo que Howard conectó una línea por encima de su cabeza, se volteó a ver dónde iba a parar la pelota. Cuando se viró, la pelota le golpeó en el pecho tras salir disparada de la barda del jardín central.

La leyenda de Howard dio paso, a mediados de los años 80, a Bo Jackson quien, en más de una ocasión, rompía bates con las rodillas en señal de frustración y, similarmente, pudo partir un bate en dos sobre su casco.

"Bo era un gran cazador con arco y flecha", expresó el receptor Mike Macfarlane, excompañero de equipo de Jackson. "Guardaba sus arcos en el vestidor. Nos mostraba cómo disparar. Sin embargo, para él, era casi como tocar un arpa. Usaba sólo dos dedos. Tomé el arco y, con ambas manos, traté de usarlo y no podía hacerlo. Nadie en nuestro equipo pudo. Estoy seguro de que nuestra gerencia no estaba muy contenta con ese hábito, todos nosotros temíamos fracturarnos el manguito rotador tratando de usar un arco. Bo sólo necesitaba dos dedos. Fue la cosa más loca que he visto en mi vida".

Otra historia sobre Bo: "Cuando firmó, lo enviaron al equipo de Memphis (en Triple-A), donde estaba yo", dijo Macfarlane. "Dio un batazo de foul y rompió su bate. No estaba partido en dos, pero quedó claramente fracturado. Bo, en su clásico estilo, dijo: 'Ah, ah, ah, ah, al diablo'. No buscó un bate nuevo y en el próximo pitcheo, la despachó sobre la barda del jardín central. Fue allí cuando todos dijimos: 'Muy bien. Eres una bestia'".

Muchos siguieron los pasos de Bo Jackson. Rob Deer, de los Cerveceros de Milwaukee, quien conectó 230 cuadrangulares en Grandes Ligas a pesar de tener dificultades con su contacto, "una vez me tomó, poniéndome por debajo de sus brazos, y me cargó", dijo su ex compañero Tom O'Malley, quien medía 6 pies (1.83m) y pesaba 180 libras (81.6 kg). "Yo parecía un niñito".

En la Serie Mundial de 1990, Glenn Braggs, de los Rojos de Cincinnati, quien contaba con la corpulencia de un fisicoculturista, rompió un bate sin chocar la bola: En el movimiento posterior a un swing fallido, su bate se dividió en dos al chocar con su hombro.

En lo personal, yo nunca había visto algo así.

"Oh, eso me ha pasado como una docena de veces esta temporada", me dijo después del partido.

En una ocasión, pude ver a Cal Ripken tomar una pelota, ponerla encima de un tee en el plato y, usando un bate tipo fungo, sobrepasar la cerca entre los jardines izquierdo y central, una explosión de al menos 380 pies de largo. Ripken contaba con increíble fortaleza en sus manos.

"Yo podía levantar más peso que él", expresó su excompañero Brady Anderson. "Sin embargo, una vez que te daba un abrazo de oso y te envolvía, no había manera de liberarse".

Prince Fielder, con 6 pies (1.83m) y 275 libras (124 kg) se convirtió en el hombre más fuerte del béisbol, convirtiéndose quizás en legítimo portador del legado de Mantle, Bo Jackson y otros. "Realmente creo que él podía entrar a la competencia del Hombre Más Fuerte del Mundo, saben, donde se cargan troncos en la espalda, y lo haría muy bien", dijo su excompañero Ryan Braun.

Phil Coke, excompañero de Fielder en su época con los Tigres, dijo con respecto a Fielder: "Nos mostró un video de él enfrentándose a un luchador profesional de sumo. Fue algo increíble. Prince lo machacó por todo el salón".

Los peloteros de hoy son especialmente grandes y fuertes. Nelson Cruz, de los Seattle Mariners "algún día, bateará el jonrón más largo de la historia del béisbol", dijo el mánager de los Orioles de Baltimore, Buck Showalter, hace una década. Cruz conectó una pelota tan fuerte durante los entrenamientos primaverales hace muchos años, causando que el entonces jardinero izquierdo de los Rockies de Colorado, Ryan Spilborghs, dijera: "Si la hubiese atrapado, el ímpetu de la pelota me hubiese llevado a chocar contra la cerca del jardín izquierdo, dejando marcada la silueta de mi cuerpo, tal como pasa en los dibujos animados".

También tenemos a Yasiel Puig, de Dodgers de Los Ángeles . En una ocasión, en un swing chequeado, no conectó la pelota y el bate se partió en dos en sus propias manos. "Fue algo increíble", indicó el exlanzador Orel Hershiser. "Sólo he visto eso en otra ocasión en mi vida. Le pasó a Bo Jackson".

Y ahora tenemos a Judge y a Stanton juntos.

Judge, de acuerdo con las estadísticas manejadas por el Elias Sports Bureau, el jugador de posición de mayor corpulencia (con 6 pies, 7 pulgadas o 2.00m y 282 libras o 128 kg) que haya participado alguna vez dentro del Béisbol de Grandes Ligas. El año pasado, era rutina verle llevar pelotas a lugares a los cuales nadie había podido despacharlas antes.

"Tomé práctica de bateo en (el nuevo) Yankee Stadium durante ocho años, y nunca pude llevar una pelota hasta el jardín central, algo que él puede hacer todo el tiempo", dijo Mark Teixeira, quien conectó 409 jonrones de por vida. Ken Singleton, quien ha estado ligado al béisbol como pelotero activo y comentarista desde 1969, dijo que Judge "batea la pelota más fuerte que cualquier otro jugador que haya visto en mi vida".

Stanton mide 6 pies, 6 pulgadas (1.98m) y pesa 245 libras. Cuando estuvo con los Marlins, Baker dijo: "Tenía una cintura pequeña. Y una increíble fortaleza en sus piernas. Su salto vertical era de 40 pulgadas. Era el mejor salto en la organización. Podía batear la pelota más lejos y más fuerte que nadie, y saltaba más alto que nadie".

Cuando Stanton tomó práctica de bateo en los entrenamientos primaverales a sus 19 años, Andre Dawson, miembro del Salón de la Fama (y un hombre sumamente fuerte) estaba presente. Luego de una ronda de práctica de bateo, Dawson dijo: "Esa es la conexión más fuerte que he visto de alguien chocando una pelota de béisbol".

Baker estaba allí ese día.

"Conectó un cuadrangular en un partido de exhibición que pasó sobre el clubhouse de los Cardenales entre el jardín dercho y el central", expresó Baker. "Fue algo ridículo. Nadie había visto una pelota viajar tan lejos. Parecía algo salido de la hechicería de Harry Potter, era un poder fuera de este mundo. Cuando Stanton pisó la segunda base, detuvo su carrera, vio al umpire y le preguntó: '¿Fue doble por reglas?'. No pensaba que la había llevado tan lejos. El árbitro le vio con manos abiertas, casi que diciéndole: '¿Qué estás haciendo?' Le instruyó a seguir corriendo. Cuando regresó al dugout, no tenía idea de lo que había ocurrido. Le dije: 'Viejo, ¡esa pelota viajó 200 pies más allá de la cerca!"

Cuanta fuerza. Acostúmbrense a ver muchos episodios similares este año por parte de los Yankees.

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