Los New York Yankees han ganado 13 juegos consecutivos, lo que los coloca empatados con la racha de victorias más larga de cualquier equipo esta temporada (Oakland Athletics, 13 seguidos en abril), y la racha de victorias más larga de los Yankees desde 1961. Es la novena racha de 13 victorias consecutivas en la historia del equipo. Nueva York llegó a la Serie Mundial en 6 de las 8 temporadas anteriores donde ganó al menos 13 juegos seguidos, una hazaña aún más impresionante cuando se recuerda que antes de 1969, solo el mejor equipo de cada liga llegaba a la postemporada. Así que los Yankees terminaron con el mejor récord de la Liga Americana en 6 de las 8 temporadas en las que tuvieron una racha de 13 victorias consecutivas.

Las 9 rachas de 13 victorias de los Yankees son 2 más que los siguientes equipos más cercanos en esa lista en la Liga Americana.

Los Yankees tienen más rachas de victorias de 13 partidos en una sola temporada (9) en su historia de la franquicia que todas las demás franquicias actuales de MLB, NFL, NBA y NHL en el área metropolitana de la ciudad de Nueva York combinadas (7).

La última vez que los Yankees ganaron 13 juegos consecutivos fue en 1961. En ese momento, en 1961, había 18 equipos en MLB.

8 de sus 13 victorias durante su racha de triunfos han sido por 2 o 1 carreras, continuando una tendencia de toda la temporada para Nueva York. 71 de sus juegos esta temporada se han decidido por 1 o 2 carreras, la segunda mayor cantidad de juegos de este tipo en MLB, solo detrás de los Mets. Los Yankees tienen la mejor marca en MLB en ese tipo de juegos, con 48-23, incluido un récord de 21-4 en esos juegos desde el receso del Juego de Estrellas, también los mejores en el béisbol.

Los Yankees tenían un 43% de posibilidades de llegar a los playoffs según FanGraphs.com antes de que comenzara su racha de victorias el 14 de agosto. Ahora ha aumentado hasta el 98%.

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Cada año escogemos diez peloteros que, por diferentes razones, serían interesantes de seguir en la temporada.

En algunos casos, se trata de jugadores jóvenes que mostraron destellos de su potencial y deberían dar un salto mayor hasta establecerse por completo como verdaderas estrellas en el mejor béisbol del mundo.

En otros, hablamos de veteranos que por una u otra causas, necesitan demostrar que aún les queda gasolina en el tanque para seguir adelante.

Estos son los diez peloteros a seguir en el 2020.

1.- Javier Báez (Chicago Cubs)

El puertorriqueño de los Cubs es sencillamente el pelotero más divertido de ver en todas las Grandes Ligas. Divertido y espectacular.

No por gusto lo apodan "El Mago". Siempre tiene un truco debajo de la manga, lo mismo con el bate, que con el guante o en el corrido de las bases.

Con 27 años recién cumplidos, posiblemente no hayamos visto todavía lo mejor de Javier Baéz.

2.- Ronald Acuña Jr. (Atlanta Braves)

¿Cuál es límite para el talentoso jardinero venezolano? ¿El cielo?

Acuña Jr. ha dejado claro su objetivo para la campaña del 2020: convertirse en el primer jugador 50-50 (50 jonrones y 50 bases robadas.

El año pasado, en su segunda temporada en las Mayores, se quedó a tres robos de ser el quinto pelotero 40-40.

La meta es difícil, pero con que sólo lo intente, ya valdrá la pena seguirlo día a día en su progreso.

3.- Luis Robert (Chicago White Sox)

Aunque nunca jugó en Grandes Ligas, todo el mundo del béisbol sabe quién fue Omar Linares, el cubano que desde su adolescencia fue codiciado por los cazatalentos como uno de los peloteros más completos que haya pisado jamás un terreno de pelota en cualquier nivel.

Bueno, según aseguran colegas que lo vieron desde sus inicios en la isla, Luis Robert es lo mejor que ha dado Cuba desde Omar Linares.

No debe haber sido por gusto que los White Sox le dieron una extensión contractual por $50 millones sin haber debutado aún en las Mayores.

4.- Luis Arráez (Minnesota Twins)

Si lo que mostró en el 2019 es real, el segunda base venezolano de los Twins es un firme candidato a ganar el título de bateo de la Liga Americana.

Arráez tuvo average de .334, con 109 imparables en 326 turnos, apenas un punto menos que Tim Anderson, el líder de los bateadores del joven circuito, aunque sin las veces requeridas.

Su promedio de embasamiento fue de .399, con un slugging de .439. El 23 por ciento de sus hits fueron extrabases (20 dobles, un triple y cuatro jonrones) y recibió más boletos (36) que ponches (29).

5.- Félix Hernández (Atlanta Braves)

Es difícil creer que uno de los mejores lanzadores que ha tenido las Grandes Ligas en lo que va de siglo XXI esté acabado a los 33 años.

Lo cierto es que desde que cumplió 30 fue como si le hubieran apagado un interruptor, pues en sus tres últimas campañas tuvo récord de 15-27 y efectividad de 5.42 en 314 entradas, mientras que en sus primeras 12 temporadas dejó balance de 154-109 y promedio de limpias de 3.16.

Tal vez lo que necesitaba el venezolano era cambiar de aires, después de jugar 15 contiendas en Seattle.

Quizás lo veamos incluso lanzar en playoffs, la asignatura pendiente en la carrera del Rey Félix.

6.- Miguel Cabrera (Detroit Tigers)

¿Alguien duda que Miguel Cabrera es un futuro miembro del Salón de la Fama?

Con los números que tiene, ya debería alcanzarle para la inmortalidad, pero las cifras redondas llaman más la atención y Cabrera podría llegar en esta misma campaña a los 3,000 hits, 500 jonrones, 1,700 carreras impulsadas, 1,500 anotadas y 600 dobles.

Para ello necesita estar saludable y jugar en al menos 140 partidos, para acumular los 185 imparables, 23 bambinazos, seis remolcadas, 71 anotadas y 23 biangulares que les faltan para esos números cerrados.

7.- Yoenis Céspedes (New York Mets)

El cubano le ha robado hasta ahora el dinero a los New York Mets. En sus tres primeros años de un contrato de cuatro cobró 73 millones de dólares y apenas participó en 119 partidos (81 en el 2017, 38 en el 2018 y ninguno en el 2019).

El equipo consiguió una notable rebaja del salario que devengaría Céspedes en el 2020, al bajar de 29 a seis millones, más incentivos.

El pelotero llegó a los campos de entrenamiento más cerrado que una tumba, negado a conceder entrevistas y dispuesto a que su bate hablara por él en la temporada.

Luego suavizó y dijo a los medios su disposición a estar listo para el Día Inaugural y recuperar todo el camino perdido.

El talento le sobra, aunque la salud no lo ha acompañado y ya son 34 años en las costillas.

Si está saludable y logra ser el pelotero que fue, será de gran ayuda para los Mets y una diversión ver de nuevo sus kilométricos jonrones y certeros disparos desde los jardines.

8.- Chris Sale (Boston Red Sox)

El zurdo Chris Sale tuvo en el 2019 la peor temporada de su carrera, con registro de 6-11 y efectividad de 4.40.

Desde que se estableció como un abridor estelar en el 2012, nunca tuvo números tan bajos en aperturas (25) e innings lanzados (147.1).

De hecho, se perdió por primera vez en ocho años ser invitado al Juego de las Estrellas.

Los Boston Red Sox esperan desesperadamente un rebote de su astro, sobre todo después de ceder al también zurdo David Price a Los Angeles Dodgers y pasarse de tacaños en el arbitraje salarial con el venezolano Eduardo Rodríguez, hecho que podría haber dañado la relación entre el pitcher y el equipo.

9.- Gerrit Cole (New York Yankees)

El pitcher mejor pagado de la historia tiene ahora la oportunidad de hacer realidad un sueño de su infancia: jugar para los Yankees.

Ahora bien. No es lo mismo lanzar en Yankee Stadium que en el Minute Maid Park. No es lo mismo encabezar la rotación del equipo más emblemático de todas las Grandes Ligas, que ser el segundo de los Houston Astros, con Justin Verlander por delante.

Pero hoy mismo, Gerrit Cole es tal vez el mejor lanzador que hay y tiene por delante el reto adicional de liderar a un grupo que ya perdió a Luis Severino por toda la campaña y a James Paxton por las primeras semanas de temporada.

10.- Los Houston Astros

No es uno, sino varios. José Altuve, Carlos Correa, Alex Bregman, George Springer, Yuli Gurriel ...todas las principales figuras de Houston estarán bajo la lupa este año.

Nadie duda de su talento, pero muchos queremos ver si sus números anteriores son legítimos y si pueden repetirlos en el 2020, sin trampas, ni ayudas adicionales.

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La oficina del comisionado de Grandes Ligas anunció este jueves una sanción por 81 juegos al lanzador dominicano Domingo German por violar la política de violencia doméstica establecida por MLB.

Germán, quien resultó el pitcher más ganador de los New York Yankees en el 2019 (18), ya había sido suspendido a finales de la pasada campaña y se perdió los últimos nueve partidos del calendario regular y los nueve que jugó el equipo en los playoffs antes de caer eliminado ante los Houston Astros en la Serie de Campeonato de la Liga Americana.

Esos 18 encuentros se descontarán de la sanción y el derecho dominicano estará fuera por 63 choques en el 2020, por lo que será elegible para regresar el 5 de junio, en el primer juego de una serie de tres ante los Tampa Bay Rays en el Yankee Stadium.

En los planes originales, Germán figuraba como quinto abridor en la rotación encabezada por Gerrit Cole, adquirido en la agencia libre con un megacontrato de 324 millones de dólares.

Además de Cole, el staff de Nueva York contempla al zurdo James Paxton y los derechos Masahiro Tanaka y Luis Severino.

El castigo a Germán le abre un espacio en la rotación al veterano zurdo J.A. Happ, a quien el gerente general Brian Cashman había intentado sin éxito canjearlo a otro equipo.

Ahora mismo, Cashman debe estar alegrándose de que ningún equipo se haya interesado lo suficiente por adquirir los servicios del experimentado zurdo.

Happ, de 37 años, llegó a los Yankees a mediados del 2018, procedente de los Toronto Blue Jays y en 11 aperturas con su nuevo equipo dejó marca de 7-0 y efectividad de 2.69.

Con ello se ganó un contrato por dos años y 34 millones de dólares, con una opción del equipo para el 2021, pero en el 2019, aunque tuvo balance de 12-8, su efectividad se disparó hasta un decepcionante 4.91.

Otra opción para Cashman sería volver a salir al mercado y hacer una compra de última hora por un abridor barato, con un pacto de un año para ocupa temporalmente un espacio en la rotación hasta tanto se reincorpora el sancionado dominicano.

Pero de lo que queda allá afuera no hay mucho que escoger y parece más conveniente tratar de resolver con Happ, a la espera de que Germán regrese y lo haga en su mejor forma.

Ya habrá tiempo de buscar refuerzo, si para el 31 de julio el equipo, como se espera, está en carrera por los playoffs y hubiera necesidad de un brazo sólido que venga en ayuda.

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Un año después que el panameño Mariano Rivera se convirtiera en el primer exaltado al Salón de la Fama con el voto unánime de los miembros de la Asociación de Escritores de América (BBWAA), su compañero de equipo en los New York Yankees, Derek Jeter, va en camino de imitar su hazaña.

Según Ryan Thibodaux, quien lleva el conteo de las boletas en la medida en que se hacen públicas, Jeter ha sido marcado por todos los que han revelado sus votos.

Hasta ahora se han dado a conocer 48 papeletas, que representan el 11.7 por ciento de los integrantes de la BBWAA con derecho al voto para Cooperstown.

Aunque la muestra todavía es demasiado pequeña, no existe absolutamente ninguna razón para no votar por el famoso número 2 de los Yankees.

Sus 3,465 hits lo sitúan en el sexto lugar de todos los tiempos, sólo superado por Pete Rose, Ty Cobb, Hank Aaron, Stan Musial y Tris Speaker.

Es además el líder histórico en imparables dentro de la franquicia de New York, Novato del Año en 1996, con 14 participaciones en Juegos de Estrellas, cinco anillos de campeón de Serie Mundial, Jugador Más Valioso en el clásico de octubre del 2000, ganador de cinco Guantes de Oro e igual cantidad de Bates de Plata.

Fue un hombre ejemplar, dedicado por entero al deporte, sin escándalos extradeportivos tan comunes en estos tiempos, de conducta intachable que le valió ser la cara limpia del béisbol en la turbulenta era de los esteroides.

Y después de Jeter, ¿cuándo volveremos a ver otro unánime en Cooperstown? ¿Quién sería ese al que nadie se atrevería a escatimarle su voto?

No será en el 2021. De hecho, ninguno de los que aparecerán por primera vez en las boletas reúne los requisitos necesarios para la inmortalidad.

En el 2022 les tocará el turno a Alex Rodríguez y a David Ortiz.

De antemano, hay muchos integrantes de la BBWAA que han adelantado que jamás votarían por ARod, mientras que otros dudarán en hacerlo incondicionalmente por el Big Papi, pues siempre hay quien cuestione su rol fundamental de bateador designado.

En la clase del 2023 se estrenan como principales figuras el puertorriqueño Carlos Beltrán y el venezolano Francisco Rodríguez, ambos con números sobresalientes, pero sin llegar a extraordinarios, de esos que dejan al mundo con la boca abierta.

En el 2024 le corresponde su oportunidad al dominicano Adrian Beltre, quien debería entrar en su primer año de elegibilidad, aunque dudo que lo haga con todos los votos.

Si no lo consiguió Ken Griffey Jr., difícilmente lo logre Beltré.

Tendrán entonces que pasar cinco años desde Jeter para que veamos entrar, de manera unánime, indiscutible, al gran samurái de Japón, Ichiro Suzuki.

A pesar de llegar a las Grandes Ligas con 27 años en el 2001, Ichiro, único pelotero que lucía su primer nombre y no su apellido en el uniforme, tuvo unas primeras diez temporadas excepcionales.

En su debut ganó la corona de bateo de la Liga Americana y fue elegido Novato del Año y Jugador Más Valioso.

Su excelencia ofensiva le permitió superar los 200 imparables en diez campañas seguidas, incluida la del 2004, donde impuso el récord de 262 cohetes, para eclipsar la marca de George Sisler, que databa de 1920.

Para que se tenga una dimensión real de su hazaña, téngase en cuenta que desde el récord de Sisler pasaron por las Grandes Ligas la mayoría de los mejores bateadores de la historia, como Babe Ruth, Ted Williams, Musial, Aaron, Joe DiMaggio, Mickey Mantle o el propio Rose. ¡Y ninguno logró lo que el japonés!

Además, en ese mismo lapso ganó siempre el Guante de Oro por su defensa exquisita en el jardín derecho.

De haber llegado más joven a la MLB, en lugar de pasar nueve campañas en el béisbol profesional japonés, quién sabe hasta dónde hubiera llevado su marca de 3,089 hits.

Desde ya, Ichiro tiene un voto. El mío. No creo que nadie me lleve la contraria.

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Después de soltar 324 millones de dólares por el lanzador derecho Gerrit Cole, los New York Yankees son los principales favoritos para ganar la Serie Mundial del 2020.

Pero si el equipo quiere sacarle todo el jugo a Cole, necesitan ponerle detrás del plato a un compañero de batería que le permita hacer sus mejores pitcheos con toda la confianza del mundo.

No es Gary Sánchez, posiblemente el peor cátcher defensivo de todas las Grandes Ligas.

Su inseguridad detrás del plato obliga a muchos lanzadores a priorizar las rectas sobre los envíos rompientes, para evitar wild pitches o passed balls, que Sánchez es incapaz de controlar.

En 306 juegos en su carrera ha cometido 47 passed balls, mientras que los serpentineros han tirado 143 wild pitches, muchos de ellos debido a su torpeza para bloquear los lanzamientos que pegan en la tierra.

Gary está ahí por su bateo y es difícil descartar a un hombre que de 343 hits que lleva en su carrera, 105 han sido cuadrangulares.

Pero New York necesita a un segundo cátcher que sea defensivamente confiable y además, sin llegar a ser un rompecercas, sea un bateador decoroso.

Ese papel lo desempeñaba hasta el 2019 Austin Romine, quien firmó como agente libre con los Detroit Tigers y ahora mismo en el roster aparece Kyle Higashioka como segundo enmascarado.

Higashioka tampoco es el indicado. Si bien tiene bastantes habilidades defensivas, es casi nulo con el madero.

No hay mucho que buscar. Ese hombre es el puertorriqueño Martín Maldonado.

En sus nueve temporadas en las Mayores, "Machete" Maldonado se ha hecho de un nombre por su defensa.

De hecho, en el 2017, cuando jugaba para Los Angeles Angels, se llevó el Guante de Oro en la Liga Americana y cortó una racha de cuatro premios seguidos que llevaba el venezolano Salvador Pérez con los Kansas City Royals.

Durante su estancia en la parte final de la pasada campaña con los Houston Astros, era el que salía a recibir en los juegos que lanzaba Cole, por pedido expreso del estelar lanzador.

Será un jugador barato, que posiblemente se consiga por menos de cuatro millones de dólares al año, a juzgar por sus salarios anteriores y que puede recibir una alta carga de trabajo, muy por encima de la de cualquier segundo cátcher.

Y eso es importante, si se tiene en cuenta que Gary, quien será el titular, tiene una marcada tendencia a lesionarse.

En los últimos tres años, desde que el dominicano se convirtió en el receptor regular, tras su explosivo debut a mediados del 2016, sus ausencias han sido recurrentes.

De 486 partidos posibles entre 2017, 2018 y 2019, Sánchez sólo ha jugado como receptor en 270, en 45 ha sido bateador designado y en dos actuó como primera base, mientras se ha perdido 169 por lesión.

Entonces los Yankees requieren los servicios de alguien que pueda hacerse cargo de los arreos con efectividad por períodos prolongados.

En esos mismos tres años en que Gary Sánchez ha estado ausente en 169 encuentros, Maldonado ha superado siempre el centenar de choques en la receptoría: 138 en el 2017, 119 en el 2018 y 105 en el 2019.

Si Cole lo pide, no habría razón por la que los Yankees no lo complazcan, de la misma manera que Greg Maddux, en sus años de esplendor con los Atlanta Braves, tenía en el venezolano Eddie Pérez a su cátcher particular.

Sería simplemente un esfuerzo adicional para poder sacarle la mayor ganancia posible a una inversión de $324 millones.

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Las Reuniones Invernales del béisbol del 2019 en el The Hilton Bayfront de San Diego fueron exactamente lo que se esperaría del último gran evento del año en el largo calendario de las Grandes Ligas.

La pelota estadounidense ha realizado Reuniones Invernales desde hace más de 140 años y aunque hay un guión con eventos fijos, son las firmas de agentes libres e intercambios de jugadores los elementos que realmente ponen sazón a cada edición.

Sin más preámbulo, esta es mi lista de los grandes ganadores de esta ocasión.

1- Reuniones Invernales: Nadie ganó más en San Diego que las propias Reuniones Invernales, que recuperaron el brillo de antaño al vender en un tramo de tres días a los cuatro principales agentes libres que tenía el mercado (Gerrit Cole, Anthony Rendón, Stephen Strasburg y Zack Wheeler).

Antes de que los ejecutivos de la oficina del comisionado (MLB), la Asociación de Peloteros (MLBPA), los 30 equipos de las ligas mayores y representantes de jugadores hubieran completado el "check in" en el Hilton Bayfront, el comité de veteranos del Salón de la Fama de Cooperstown anunció el domingo que había electo al ex receptor Ted Simmons y al fenecido Marvin Miller, el primer director ejecutivo de la MLBPA, para la ceremonia del 2020.

Pocos ejecutivos que no habían sido electos merecían más que Miller una placa en el Salón de la Fama.

El lunes, los Philadephia Phillies hicieron oficial la firma del derecho Wheeler por cuatro años y $118 millones de dólares. Las partes se habían puesto de acuerdo el miércoles de la semana anterior.

Más tarde en la jornada, los Washington Nationals acordaron pagar $245 millones por siete años, un nuevo récord para pitchers, al derecho Strasburg, el Jugador Más Valioso de la pasada Serie Mundial.

El martes, Cole acordó con los New York Yankees por nueve años y $324 millones, quebrando la marca de Strasburg y estableciendo el récord de valor promedio anual ($36 millones) para un contrato a largo plazo. El miércoles, Rendón pactó con Los Angeles Angels por siete años y $245 millones.

En total, incluyendo algunos contratos menores, en los cuatro días de las Reuniones Invernales se otorgaron acuerdos con un valor global de más de mil millones de dólares, dinamizando la economía de las Grandes Ligas y cambiando radicamente lo que ocurrió los dos inviernos anteriores, cuando los mejores peloteros pasaron las navidades sin conocer su futuro.

2- Scott Boras: ¿Qué tienen en común Cole, Strasburg, Rendon y Mike Moustakas, quien firmó por $64 millones por cuatro años con Cincinnati Reds antes del inicio de las Reuniones Invernales)? Todos son clientes de Boras, el representante de jugadores más importante de la industria y, seguro, de la historia de las Grandes Ligas.

Esos cuatro jugadores firmaron contratos por un valor global de $878 millones de dólares. Boras, quien generalmente recibe por lo menos el 5% de comisión (el máximo que permiten las regulaciones de MLB es un 7%) todavía tiene en el mercado al jardinero Nicholas Castellanos y los lanzadores Dallas Keuchel y Hyun-Jin Ryu, entre otros.

Como sea que se saquen las cuentas, Boras terminará el otoño-invierno con comisiones garantizadas por encima de los $50 millones de dólares, sin lanzar una pelota o hacer un swing.

3- Yankees: Los Yankees tienen una de las mejores nóminas del planeta, pero para ser el mejor club de pelota necesitaban un genuino caballo monticular y fueron, nada más y nada menos, que por el mejor de este momento, firmando a Cole con el mayor contrato de la historia para un pitcher.

La rotación abridora de los Yankees para el 2020 estaría integrada por Cole, Luis Severino, James Paxton, Masahiro Tanaka y un quinto elemento entre Domingo Germán, Jordan Montgomery, J.A. Happ y Jonathan Loaisiga. ¡Sencillamente espectactacular!

4- Los jugadores: Como grandes ganadores de las Reuniones Invernales del 2019 también hay que declarar a los peloteros. No solamente Zack Wheeler, Cole, Strasburg y Rendon, sino también otros que firmaron contratos menores en los últimos cuatro días e incluso los que habían pactado antes, como Moustakas, Yasmani Grandal y José Abreu.

Por alguna razón, el mercado de agentes libres de este año se ha comportado como uno quisiera que fuera cada invierno, pero extremadamente diferente a lo acontecido en los dos años anteriores, cuando los mejores jugadores tuvieron que esperar hasta después de año nuevo para firmar sus nuevos contratos y, en el peor de los casos, hacerlo en medio de la siguiente temporada.

Esa postura de los dueños había producido malestar entre los jugadores al punto de darse como un hecho un paro laboral cuando concluya el actual pacto colectivo, en diciembre del 2021. No es que el frenesís de la actual agencia libre resuelva todas las diferencias que pudieran tener MLB y MLBPA, pero pueden anotar a los peloteros entre grandes ganadores de San Diego.

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Apenas 24 horas y sin siquiera haber lanzado una pelota le duró a Stephen Strasburg el título simbólico del pitcher mejor pagado de la historia.

Gerrit Cole pactó con los New York Yankees —tal como se esperaba— por nueve temporadas y 324 millones de dólares, que no sólo es el mayor contrato para un serpentinero, sino el cuarto más alto en cantidad de dinero en toda la historia del béisbol.

Sólo Mike Trout (428 millones), Bryce Harper (330) y Giancarlo Stanton (325) superan en monto a Cole, quien con su llegada a Nueva York convierte a los Yankees en favoritos automáticos para ganar la Serie Mundial.

Además, también será el lanzador con mayor salario anual como promedio, con 36 millones, uno más de lo que ganará Strasburg con los Washington Nationals.

Para semejante acuerdo se dio una tormenta perfecta, en la que confluyeron su calidad indiscutible que lo convertía en la pieza más codiciada del mercado, la necesidad urgente del equipo de romper una sequía de diez años sin ganar un título (lo cual no está garantizado con Cole) y la mano de su agente Scott Boras en las negociaciones.

Boras aprovechó que los Nacionales le dieron a su también cliente Strasburg la cantidad que los Yankees habían ofrecido originalmente por Cole, para subirle el precio y se apoyó en el deseo de Los Angeles Angels por conseguir sus servicios a toda costa. Se estableció una puja que terminaron ganando los Mulos de Manhattan.

Luego de dos años brillantísimos con los Houston Astros, el derecho llegará a encabezar una rotación que de repente pasa de ser dudosa a sólida.

El japonés Masahiro Tanaka, el canadiense James Paxton y los dominicanos Luis Severino y Domingo German completarán en principio el cuerpo de abridores de los Yankees.

Al menos en el papel, Nueva York tiene casi todo lo necesario para seguir sumando trofeos a su atestada vitrina.

Pero…

Olvídense del dinero. El equipo llevaba años trabajando en esta dirección, saliéndose de malos contratos anteriores para, llegado el momento, romper la alcancía por la pieza más indicada.

El lanzador tiene 29 años recién cumplidos, lo cual quiere decir que tendrá 38 cuando termine el contrato en el 2028.

Lo que hace riesgoso este contrato es su longitud en tiempo, dada la edad del jugador.

Sino, pregúntenle a Los Angeles Angels, que se volvieron locos con Albert Pujols y le dieron diez temporadas a un hombre de 32 años, a cambio de nada.

Si en ese lapso de nueve campañas, los Yankees son capaces de lograr dos o tres Series Mundiales, entonces los años finales del contrato no pesarán tanto. Pero tienen que ganar. Sí o sí.

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"Ganar no lo es todo, pero si querer ganar": Vince Lombardi.

Ganar es la aspiración máxima del ser humano en cualquier actividad en que se involucre. En las Grandes Ligas del béisbol de Estados Unidos, ganar la Serie Mundial de octubre es la meta de los 30 clubes cuando abren sus campamentos de entrenamientos en febrero.

Pero por diversas razones, algunos conjuntos sienten una mayor presión de hacer todo lo posible de conseguir el objetivo en un momento en particular, antes que el viento comience a soplar en otra dirección. Sin entrar en detalles de los escenarios de los 30 clubes, estos son los cinco que más presión tienen para la temporada de MLB del 2020.

1- Los Angeles Dodgers: Siete títulos divisionales consecutivos y 10 en las pasadas 16 temporadas no han servido para terminar una espera que ya superó las tres décadas. El equipo más exitoso (en temporada regular) de la década que termina este año (aunque para los matemáticos terminará en diciembre del 2020), participó en dos Series Mundiales consecutivas, pero no pudo ganar su primera corona desde 1988.

Los Dodgers poseen grandes recursos económicos, un tremendo roster en Grandes Ligas y una sólida base organizacional, pero incluso en medio de ese adorable panorama, para sus directivos, jugadores y aficionados, la ausencia del anhelado séptimo trofeo del comisionado genera una sombra sobre Chavez Ravine, que es capaz de oscurecer cualquier otro logro reciente.

La urgencia de los Dodgers se podría representar en la figura del gran lanzador Clayton Kershaw, un futuro miembro del Salón de la Fama que ha ganado tres Cy Young, una pila de títulos divisionales y muchisimo dinero, pero que se prepara para la penúltima temporada de su actual contrato, sabiendo que cada vez son menores sus probabilidades de ser campeón antes de quitarse el uniforme azul definitivamente.

2- New York Yankees: En el exigente planeta Yankee, más de una década sin destapar el champagne viene siendo casi lo más parecido a una eternidad.

Y haber estado tan cerca en las tres temporadas anteriores (Nueva York perdió la Serie de Campeonato de la Liga Americana ante los Houston Astros en 2017 y 2019 y fue eliminado por los Boston Red Sox en las Series Divisionales del 2018) agrega más leña al fuego. Los Yankees, que ganaron por última vez en el 2009, tendrán que ser muy creativos para reforzar su pitcheo abridor, su evidente mayor debilidad, sin disparar mucho una nómina salarial que ya ronda el máximo permitido antes de pagar impuesto de lujo.

El equipo superó las 100 victorias en la serie regular en las primeras dos temporadas del manager Aaron Boone y ha participado en los playoffs en cuatro de los últimos cinco años y en siete de 10, pero por no haber ganado la Serie Mundial, todo eso es irrelevante para los miembros de la nación Yankee.

3- Philadelphia Phillies: Jugar para .500 (81-81), terminar a 16 juegos del primer lugar y ver a un rival divisional, los Washington Nationals, coronarse campeón fue lo que obtuvo Filadelfia en 2019, cuando invirtió cerca de $500 millones de dólares en cuatro jugadores ($330 millones en Bryce Harper, $50 millones en Andrew McCutchen, $45 millones en extensión del abridor Aaron Nola y $23 millones en el relevista David Robertson).

Los resultados determinaron el despido del manager Gabe Kapler, quien posteriormente fue nombrado por los San Francisco Giants, y la contratación del veterano Joe Girardi, el ex piloto de los Yankees que ganó la Serie Mundial del 2009 (a los Filis) y promedió 91 victorias durante sus 10 años en el Bronx.

Para Girardi y los Filis, que ya están metidos en negociaciones para extender el contrato de JT Realmuto, el catcher más completo de las ligas mayores hoy en día, la misión del 2020 es ganarlo todo, al menos en la Liga Nacional. Cualquier cosa por debajo de eso, será fracaso para ellos. Y Girardi, y el gerente general Matt Klentak lo saben.

4. New York Mets: En el primer año del nuevo gerente general Brodie Van Wagenen, los Mets tuvieron marca de 86-76, apenas su tercera temporada positiva de las últimas 11. Antes de arrancar, Van Wagenen realizó una serie de movimientos que convirtieron a los asombrosos de Queens en una franquicia más creíble.

Desafortunadamente, esos movimientos no impidieron que los Mets quedaran a 11 juegos del primer lugar en la División Este y que el manager Mickey Callaway perdiera su trabajo un año antes de que terminara su contrato.

Ahora Nueva York será dirigido por el ex jardinero puertorriqueño Carlos Beltrán, quien recibe un roster con un par de interrogantes, pero con un sólido núcleo de lanzadores, que lidera el ganador del Cy Young de la Liga Nacional, Jacob deGrom, en las últimas dos temporadas.

Los Mets, que no ganan desde 1986 (33 años, la novena racha más larga sin celebrar en MLB), entrarán al 2020 con la urgencia de aprovechar el junte de deGrom con Noah Syndergaard, Marcus Stroman y Steven Matz en la rotación abridora.

La otra mitad de la presión procede del hecho, a veces subestimado, de que los Mets no juegan en Suva (Fiji), ChiangMai (Tailandia) o Luanda (Angola), sino en Nueva York, la capital del mundo. Aunque muchos lo ignoren, los Mets juegan en la misma exigente y sofocante ciudad donde juegan los Yankees.

5- Houston Astros: En las últimas tres temporadas, los Astros ganaron más de 100 partidos en la vuelta regular, disputaron la final de la Liga Americana, acudieron a dos Series Mundiales (2017 y 2019) y conquistaron, en el 2017, el primer campeonato en la historia de la franquicia.

Desde el punto de vista de logros, en realidad, Houston no debería sentir ninguna presión.

Pero el escándalo que arropa a los Astros, que están siendo investigados por alegaciones de uso de tecnología para robar ilegalmente las señas de sus rivales, de alguna manera manchará las recientes conquistas del club, especialmente si la oficina del comisionado llegara a comprobar que es algo que ocurrió consistentemente en el período entre 2017 y 2019.

Sin importar las implicaciones de la investigación de MLB, en el 2020, Houston estará forzado a igualar o mejorar su desempeño de las tres campañas anteriores para demostrarle al mundo que su éxito no fue el fruto de un esquema de trampa y para evitar que una merma, sea usada por sus rivales como una confirmación de lo anterior.

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Derek Jeter encabeza el grupo que en el 2020 aparecerá por primera vez en la boleta de las votaciones de la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA) para el Salón de la Fama de Cooperstown.

En el caso de Jeter, la pregunta no es si va a entrar o no en su primer año de elegibilidad, sino si lo hará de manera unánime, como lo consiguió el año anterior el panameño Mariano Rivera, su compañero de dos décadas en los New York Yankees.

Ya Mariano rompió el hielo en lo que a unanimidad se refiere y nadie en su sano juicio dejaría de marcar el nombre del legendario número 2 de los Yankees.

Pero así mismo pensábamos, por ejemplo, de Ken Griffey Jr. Sin embargo, hubo quien no votó por él. O Babe Ruth, la encarnación suprema del béisbol. O Ted Williams, “el bateador más grande que jamás existió”.

Entonces, el Capitán intentará ser el segundo unánime y posiblemente el único que entre en el grupo de debutantes del 2020.

El venezolano Bobby Abreu, el dominicano Alfonso Soriano, Josh Beckett, Paul Konerko, Jason Giambi y Cliff Lee son los más renombrados que acompañan a Jeter en el primer año, pero ninguno de ellos parece reunir los argumentos suficientes para la inmortalidad.

Entonces, en mi boleta virtual, en lo que espero cumplir los diez años de membresía en la BBWAA para poder votar oficialmente, incluiría, además de Derek Jeter, a Barry Bonds, Roger Clemens, Sammy Sosa y Curt Schilling, los cuatro en su octavo año, así como al venezolano Omar Vizquel, en su tercero, a Gary Sheffield, en el sexto.

Completaría mis diez selecciones con el canadiense Larry Walker, quien tiene ahora su última oportunidad, además de Andy Pettitte y Todd Helton.

Me inclino a votar por casi todos aquellos sobre los cuales pesa una sombra de sospecha de haber usado esteroides para mejorar su rendimiento.

No fueron los únicos que apelaron a esas sustancias, en una época en que las cosas estaban sin control, pero no todos fueron capaces de poner esos números extraordinarios.

El talento estuvo ahí y si no hay coordinación ojos-brazos, que no la da ninguna medicina, no habrá resultados.

Y siempre que sale el tema pongo el mismo ejemplo sobre cuánto puede o no influir el consumo de esteroides en alguien con o sin la capacidad natural de jugar béisbol: los hermanos Canseco.

José y Ozzie son gemelos idénticos, dos gotas de agua, que usaron los mismos fármacos y métodos similares de entrenamiento.

José Canseco fue en su momento la estrella más rutilante del firmamento de las Grandes Ligas, mientras que Ozzie fue más que mediocre, que de no ser hermano de quien fue, nadie se acordara de su paso fugaz por el béisbol.

Por el único que jamás votaría sería por Manny Ramírez, un reincidente en el consumo de sustancias cuando ya estaban prohibidas por las Grandes Ligas. Incurrir en una falta una vez es humano, pero dos es llevar la estupidez o el descaro al extremo.

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Este miércoles no habrá juego en el Bronx.

Los meteorólogos pronostican un 100 por ciento de probabilidades de lluvia durante toda la noche para la Gran Manzana. No 80, no 90...¡100 por ciento! El agua cae sí o sí, lo cual obligó a posponer el cuarto juego de la Serie de Campeonato de la Liga Americana, en la que los Houston Astros llevan ventaja de 2-1 sobre los New York Yankees.

En ese caso, los partidos 4 y 5 se van a disputar jueves y viernes en el Yankee Stadium y de ser necesarios, los encuentros 6 y 7 serían en el Minute Maid Park de Houston, sábado y domingo.

¿A cuál de los dos equipos beneficiaría más la suspensión por lluvia de este miércoles?

Tanto Aaron Boone, manager de los Yankees, como A.J. Hinch, de los Astros, habían anunciado que para el cuarto juego apelarían a un opener y el resto del bullpen.

En ese sentido, la ventaja parecería inclinarse a favor de los neoyorquinos, que cuentan con el mejor cuerpo de relevistas de todo el béisbol.

Sin embargo, los apagafuegos de Nueva York han tenido demasiado esfuerzo, con 15 entradas y dos tercios de trabajo, luego de que los abridores de James Paxton y Luis Severino apenas pudieran mantenerse sobre la lomita 2.1 y 4.1 episodios, respectivamente.

Pero ese día extra de descanso a causa de la lluvia le permitiría a ambos dirigentes echar mano a sus abridores del primer partido, Masahiro Tanaka y Zack Greinke, con su debido reposo.

En ese caso y teniendo en cuenta lo que hicieron en esa primera vez, la situación favorecería a los Yankees, pues Tanaka fue en extremo dominante y en los seis capítulos que trabajó, apenas realizó 68 lanzamientos y redujo a un solo hit el gasto ofensivo de sus rivales.

Greinke, por su parte, no ha podido hacerse justicia en esta postemporada, pues tanto frente a los Tampa Bay Rays en la serie divisional, como ante los Yankees en esta ALCS, ha sido sacudido con un total de nueve limpias y 12 hits en 9.2 entradas, para una efectividad de 8.38.

De paso, el bullpen de Nueva York recibiría también un merecido descanso, que igualmente beneficiaría al de Houston, cuyos relevistas apenas han tenido que trabajar ocho entradas en toda la serie.

Asimismo, el crucial quinto partido estaría reservado para Paxton en casa, donde ha sido mucho más efectivo que en la carretera.

En el Yankee Stadium, el zurdo canadiense tuvo en la campaña regular 15 aperturas, en las que dejó récord de 7-3, con promedio de 3.55, mientras que como visitante lo hizo para 8-3 y 4.33 en 14 salidas.

Su rival, Justin Verlander, no tiene mucha diferencia entre lanzar en casa o fuera de ella. De hecho, lo hizo mejor como visitador, con 11-2 en 17 juegos (2.82), mientras que en la misma cantidad de partidos en Houston tuvo balance de 10-4, aunque con mejor efectividad de 2.34.

Otra ventaja que podrían tener los Yankees con una eventual suspensión por lluvia es que Giancarlo Stanton consiga recuperarse para volver a la alineación, ya sea como jardinero izquierdo o como bateador designado.

Boone está obligado a mover la alineación, olvidarse de los nombres y apelar a los hombres, si no quiere que la serie se le vaya de las manos.

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