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Pumas y Tigres se quedaron en cuartos de final de la Copa MX. El América hizo una semana antes. Los llamados “grandes” parecen tener sus reservas cuando se trata de doblar las manos y admitir la derrota.

En medio de ello, una casi eterna polémica sobre cómo y quien determina la “grandeza” de un club en el futbol mexicano. La realidad es todo debe salir de una responsabilidad y de un compromiso, cosa que los futbolistas y los entrenadores muchas veces prefieren rehuir que enfrentar...

Hay un terrible miedo en el futbol mexicano a decir, simple y sencillamente: “Fracasamos”. Ni David Patiño, ni Ricardo TucaFerretti dieron ese paso al frente anoche, mientras Pumas y Tigres se despedían de la posibilidad de alcanzar las semifinales de la Copa MX. Casi al mismo tiempo, el futbol mexicano vive en su casi eterna confusión sobre quien “grande”, “mediano”, “pequeño” o de plano “no existe”. La realidad es que Tigres, Pumas y desde la semana anterior, el América, han fracasado en la Copa MX. Lo que me parece pasmoso es que algunos equipos pretendan ser “grandes” cuando ganan y “pequeños” cuando afrontan una derrota. Admitir un fracaso no es sencillo para nadie, ni en el futbol ni en la vida misma. La mayor parte son “grandes” cuando les conviene.

Hasta hace no mucho, en el futbol mexicano existía la creencia de que sólo había 4 “grandes” y poderosos, equipo que combinaban títulos con una gran cantidad de aficionados. América, Chivas, Cruz Azul y Pumas “comían” en una mesa aparte.

Pero los tiempos cambiaron. Llegaron los torneos cortos y con ellos campeones “exprés”; dos monarcas por años calendario con lo cual --perdone usted la palabra- se prostituyó el trofeo del futbol mexicano.

La dificultad de ser uno de los mejores en un torneo largo y luego triunfar en una liguilla se transformó por las necesidades de mercadotecnia. Torneos “al vapor” y campeones en “horno de microondas”. Y a partir de ahí, a los “4 grandes” se unieron otros: El Toluca dominó gran parte del inicio del siglo y también el de los campeonatos cortos y luego se agregaron Pachuca y Santos además del poder económico de los clubes regiomontanos.

Es imposible comprar al futbol mexicano con otra Liga del mundo. Al mismo tiempo en los torneos cortos generaban más campeones, también, hay que decirlo, la Liga se equilibro en cuanto a las condiciones económicas de los clubes.

Al América le decíamos “el cuadro milloneta”, cuando hoy, media docena de equipos o hasta mas tienen la misma capacidad -o mayor-que el América para invertir en el futbol. Aparecieron empresas, empresarios, marcas y el futbol mexicano, me parece, creció para bien en ese sentido. La pregunta es ¿Cuál es la fórmula para determinar que equipo es “grande”? ¿Los títulos? ¿los aficionados? Pumas no tiene tantos títulos como el Toluca, pero tiene mucho más aficionados. Cruz Azul tiene 21 años sin ganar un campeonato y plaza a donde se presenta levanta suspiros y genera pasiones.

¿Cómo no decirle “grande” a Tigres con todo lo que ha ganado y la clase de cuadros que ha montado? Y si a eso vamos, entramos en otro renglón: darle la responsabilidad al equipo en dependencia del material con que cuente o de las condiciones que le rodean.

Por ejemplo: hay quien dice que a Pumas no se lo puede exigir porque no cuenta con la misma calidad y amplitud en plantel que Cruz Azul, América o Tigres o que a Chivas hay que darle un tratamiento equipo especial: juega sólo con mexicanos a pesar de que los tiempos del futbol mexicano indican hacia otra dirección.

Es decir, “grandes” con asterisco, una excepción, una salvedad. Yo creo que eso no existe y es, al final del día, miedo a tomar compromisos. La “grandeza” en el futbol es relativa, pero tiene una formula invariable: admitir responsabilidades. Soy un “grande” y por eso fracasé. Es tan difícil admitirlo. Lo fue, al menos, para David Patiño y para Ricardo Ferreti, durante la noche copera del miércoles. En el futbol se gana y se pierde. Fracasar debe ser tan común como triunfar, pero es algo que tiene que ver con el ser humano y con la responsabilidad, el compromiso, sobre todo cuando se involucra el orgullo. Un club de futbol admite la “grandeza” con suma facilidad. El fracaso, lo rechaza, lo esconde, le tiene miedo.

@Faitelson_ESPN

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Pumas y Tigres se quedaron en cuartos de final de la Copa MX. El América hizo una semana antes. Los llamados “grandes” parecen tener sus reservas cuando se trata de doblar las manos y admitir la derrota.

En medio de ello, una casi eterna polémica sobre cómo y quien determina la “grandeza” de un club en el futbol mexicano. La realidad es todo debe salir de una responsabilidad y de un compromiso, cosa que los futbolistas y los entrenadores muchas veces prefieren rehuir que enfrentar...

Hay un terrible miedo en el futbol mexicano a decir, simple y sencillamente: “Fracasamos”. Ni David Patiño, ni Ricardo TucaFerretti dieron ese paso al frente anoche, mientras Pumas y Tigres se despedían de la posibilidad de alcanzar las semifinales de la Copa MX. Casi al mismo tiempo, el futbol mexicano vive en su casi eterna confusión sobre quien “grande”, “mediano”, “pequeño” o de plano “no existe”. La realidad es que Tigres, Pumas y desde la semana anterior, el América, han fracasado en la Copa MX. Lo que me parece pasmoso es que algunos equipos pretendan ser “grandes” cuando ganan y “pequeños” cuando afrontan una derrota. Admitir un fracaso no es sencillo para nadie, ni en el futbol ni en la vida misma. La mayor parte son “grandes” cuando les conviene.

Hasta hace no mucho, en el futbol mexicano existía la creencia de que sólo había 4 “grandes” y poderosos, equipo que combinaban títulos con una gran cantidad de aficionados. América, Chivas, Cruz Azul y Pumas “comían” en una mesa aparte.

Pero los tiempos cambiaron. Llegaron los torneos cortos y con ellos campeones “exprés”; dos monarcas por años calendario con lo cual --perdone usted la palabra- se prostituyó el trofeo del futbol mexicano.

La dificultad de ser uno de los mejores en un torneo largo y luego triunfar en una liguilla se transformó por las necesidades de mercadotecnia. Torneos “al vapor” y campeones en “horno de microondas”. Y a partir de ahí, a los “4 grandes” se unieron otros: El Toluca dominó gran parte del inicio del siglo y también el de los campeonatos cortos y luego se agregaron Pachuca y Santos además del poder económico de los clubes regiomontanos.

Es imposible comprar al futbol mexicano con otra Liga del mundo. Al mismo tiempo en los torneos cortos generaban más campeones, también, hay que decirlo, la Liga se equilibro en cuanto a las condiciones económicas de los clubes.

Al América le decíamos “el cuadro milloneta”, cuando hoy, media docena de equipos o hasta mas tienen la misma capacidad -o mayor-que el América para invertir en el futbol. Aparecieron empresas, empresarios, marcas y el futbol mexicano, me parece, creció para bien en ese sentido. La pregunta es ¿Cuál es la fórmula para determinar que equipo es “grande”? ¿Los títulos? ¿los aficionados? Pumas no tiene tantos títulos como el Toluca, pero tiene mucho más aficionados. Cruz Azul tiene 21 años sin ganar un campeonato y plaza a donde se presenta levanta suspiros y genera pasiones.

¿Cómo no decirle “grande” a Tigres con todo lo que ha ganado y la clase de cuadros que ha montado? Y si a eso vamos, entramos en otro renglón: darle la responsabilidad al equipo en dependencia del material con que cuente o de las condiciones que le rodean.

Por ejemplo: hay quien dice que a Pumas no se lo puede exigir porque no cuenta con la misma calidad y amplitud en plantel que Cruz Azul, América o Tigres o que a Chivas hay que darle un tratamiento equipo especial: juega sólo con mexicanos a pesar de que los tiempos del futbol mexicano indican hacia otra dirección.

Es decir, “grandes” con asterisco, una excepción, una salvedad. Yo creo que eso no existe y es, al final del día, miedo a tomar compromisos. La “grandeza” en el futbol es relativa, pero tiene una formula invariable: admitir responsabilidades. Soy un “grande” y por eso fracasé. Es tan difícil admitirlo. Lo fue, al menos, para David Patiño y para Ricardo Ferreti, durante la noche copera del miércoles. En el futbol se gana y se pierde. Fracasar debe ser tan común como triunfar, pero es algo que tiene que ver con el ser humano y con la responsabilidad, el compromiso, sobre todo cuando se involucra el orgullo. Un club de futbol admite la “grandeza” con suma facilidad. El fracaso, lo rechaza, lo esconde, le tiene miedo.

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Lo humillante para Pumas no es el veredicto (1-4) que tiene facha y fecha de epitafio...

Lo humillante para Pumas no es la virtual eliminación, porque al fin y al cabo su clasificación a la Liguilla tenía el diagnóstico del chiripazo...

Lo humillante para Pumas no es el nombre (América) ni el apellido (Ódiame Más) del burlón victimario, con ese odio sulfúrico gangrenado con tantos antecedentes...

Lo humillante para Pumas no es que le asalten la guarida, esa otrora fortaleza, hoy derruida, pero aún custodiada, inútilmente, por la lealtad genuina de porristas y el fanatismo de porros...

No, lo humillante es que los Pumas salieron castrados del vestidor y el América, técnicamente, si cargó, hasta el Olímpico, la canasta con todos los huevos de El Nido de Coapa... Lo humillante para Pumas es que claudicó en el pasaje tenebroso del acobardamiento antes de pisar la cancha. Fue una blasfemia espiritual contra su propia cancha...

Sus jugadores nunca fueron lo suficientemente hombrecitos para enfrentar a los nombrecitos del América. El grito de "Goya" se quebró como un himno fúnebre arrullando la derrota.

Salieron los Pumas acicaladitos, perfumados y con las zapatillas impecables, pero las entrañas, todas, con las gónadas incluidas, se quedaron en el casillero vejado....

Y América, masculinamente serio, futbolísticamente comprometido, encontró en la noche explosiva del explosivo Mateus Uribe, y en el calvario del manchón de las sentencias, la guillotina exquisita de Jeremy Menéz.

Oribe Peralta sigue sin encontrar la red, pero sigue tendiendo la red en el área para atrapar a la presa. Ayer intervino en tres los goles. Parece el notario público que legitima las historias que terminan en el marcador.

Lo de Pumas apesta también a suicidio táctico. Los castrados universitarios, encima, salieron mal acomodados. Patiño decidió inventarle a Matías Alustiza el oficio de gatillero, pero lo enclaustró entre el embudo defensivo americanista, y al hombre alevoso de las cobardes pistolitas de balines en Puebla, le entregó arma con balas de salva.

Curiosamente la mejor propuesta que pudo mostrar Pumas, la inventó Patiño tratando de parchar sus propios errores, pero el 1-4 narcotizaba cualquier ilusión de hazaña.

Y lo simplificó el América: con Oribe como gestor, con Uribe de francotirador, y Menéz tomando té activando el patíbulo, el 1-4 fue el premio a la disciplina, el compromiso y sobre todo eso, que el equipo viajo de Coapa a C.U. con la indumentaria hormonal completa.

A Miguel Herrera a poco debió saberle el felino. Ocho veces le ha tendido la emboscada y salido victorioso.

¿Puede remontar Pumas? Necesita ganar por cuatro goles de diferencia. Hasta la aritmética puede diferenciar en estos casos entre lo improbable y lo imposible.

Y los Pumas de este miércoles por la noche, parecen más dispuestos para la ordeña que para la inseminación... de una hazaña, claro.

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LOS ÁNGELES -- Matías Almeyda es una efigie a la impotencia, a la frustración. Ese rostro de compunción, de constipación crónica...

El mismo Pelado se autodiagnóstico hace tiempo de manera chusca. A Chivas lo sigue empapando "el dinosaurio, aquel, de los antiguos (no de los modernos)".

Y cómo desmentirlo. Este domingo, el Guadalajara borró a Pumas. El marcador es un suplicio en la equívoca equidad del 1-1.

Es un enigma para Almeyda. Chivas tenía todo para ganar. Y Chivas hizo todo lo posible para perder. Al final, empatan... con resabio a derrota.

Oswaldo Alanís se pierde en el 1-0. Se redime en el 1-1. Pero, se recondena al errar el penalti en los estertores del juego, cuando Chivas agobiaba a Pumas en la segunda parte (79% de posesión).

Y encima, el Guadalajara carga el lastre viscosamente deshonroso de las dádivas arbitrales. Esta vez, peor aún, con un silbante que aún es indefinible. Imposible saber si es tan malo o es tan promiscuo. César Ramos Palazuelos ejerce pluralmente la estulticia y la perversidad.

Palazuelos juzga penalti en un jaloneo entre Godínez y Arribas. De esos zipizapes que hay más en el área que en un vagón del Metro en horas pico. Ese sí lo marca Alanís de manera impecable: fuerte, raso y colocado.

No serían los únicos engendros de esa simbiosis contaminada de torpeza y dolo de Palazuelos. Él fusiona, sin arrobarse, sus vicios y sus defectos.

Pero Chivas no puede obsesionarse con el arbitraje. Sus jugadores son jueces y parte de sus veredictos. Los fracasos son suyos...

Este domingo el ataque del Rebaño agobió la portería de Pumas. Estuvo en posición de fusilamiento, en jugadas magníficamente creadas, y también en la impunidad asesina del penalti. Pero a Alanís se le había exprimido el resto de testosterona en el primero. Y lo voló.

Pumas tomó el control del juego a los tres minutos. A la reumática, mental y físicamente, defensa de Chivas, la toma --como tantos otros tantas veces--, desorganizada, mal parada y en ese lugar no identificado donde los bobalicones viajan de polizontes. Pumas no perdona, y Nico Castillo hasta parece figura europea. 1-0.

Después Pumas pudo crear otras más. Pero, ya con una banderilla en el lomo, la defensa rojiblanca y su portero, las entorpecieron, hasta con un balazo al poste izquierdo de Cota, quien desvía apenas el balón con el último trébol de cuatro hojas.

El segundo tiempo se resume simple: Chivas acosó, sometió, acometió sobre la portería de Pumas, pero desperdició al menos seis con perfil inequívoco de gol, mientras Pumas, ya con Alustiza fuera, por esos estertores hormonales que se traducen en pánico en David Patiño, se arrejuntaba al fondo.

La televisión recreaba casi de manera cruel, como en filme de suspenso, sus tomas entre el despilfarro en el arco de Pumas y el catálogo inagotable de esa mímica de desesperación, abnegación y resignación por parte de Matías Almeyda. El dinosaurio "ése, de los antiguos", volvió a enfermarse del riñón.

Ciertamente Chivas sigue siendo uno de los equipos que mejor juega al futbol bajo este estilo Kamikaze, además del fervor por el ataque. Necesita un goleador nato y no un aspirante a ninja de bisutería como Alan Pulido.

Pero, el problema más grave es en el embudo de su zaga central, ya sea con el Pereyra de porcelana, el Salcido de la tercera edad, el Marín de generosa cintura, el Basulto en pañales, o el trémulo Alanís, con cualquiera de ellos, o todos junto, la defensa rojiblanca es más fácil de asaltar que una casilla electoral en México.

El Bruce Willis Pulido abandonó, literalmente, la refriega ante Pumas, tal vez porque ahora sí, en el Clásico espera desquitar esos 16 millones de dólares que le costó al Guadalajara poder contratarlo.

Ya es tiempo de que las heroicidades ficticias y ñoñas, del atacante de hitleriano copete, en secuestros o al volante, las consume como realidades donde a la afición le interesa: en la cancha, sin aspavientos y sin tantos videos en ropa interior...

Porque sí, se viene el Clásico ante el América, con esa investidura mediática de ser el todopoderoso.

Pero, curiosamente, a veces, para Chivas, ese tipo de emboscadas, son las que suelen resucitarlo. Veremos...

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LOS ÁNGELES -- El futbol tiene un lamento: el 0-0. Es como un aborto premeditado para la esencia de este deporte. Suele, a veces, ser un deplorable diagnóstico de la histeria entre ambos equipos por no perder.

No fue así este domingo. Pumas y América estigmatizaron el 0-0 con una devoción por ganar. Fue una saludable reyerta que no se dignificó en el marcador por los postes del América y por que se ramificaron brazos y piernas de Saldívar por Pumas.

Más allá del desencanto del 0-0, que implica un saldo amargo de impotencia, la rivalidad entre Pumas y América derivó en un partido agradable, a veces, cierto, con una intensidad con más vocación a despojar que a procrear.

Pumas sigue encariñado con la sorpresiva posición de líder general, mientras América sigue deambulando en ese vestíbulo de dudas sobre lo que promete ser y no es.

Sin duda, el empate tiene cromosomas de frustración para El Nido. Para la UNAM, pese a ser local, significa seguir al mando del pelotón, aunque cierto, en la Jornada 3 tiene menos garantías que el voto en México.

El espectáculo, el rendimiento, más allá del marcador muerto de desdén, ¿a qué afición deja más tranquila? ¿A qué equipo le disipa más dudas?

Ciertamente la UNAM, ansiosa de tranquilizantes, al menos reivindica que sus victorias anteriores (Pachuca y Atlas) no fueron necesariamente ante dos muertos, sino que el equipo pretende, y puede, encontrar mejores resultados.

Para América, que apenas cierra contrataciones, mantiene mejores números que calificaciones a su rendimiento. Grave incluso, cuando por momentos desaparece, se desconcentra y permite que el adversario le abrume, como Pumas lo hizo este domingo.

Porque, además, la Fecha 3 aún no permite hacer diagnósticos contundentes, especialmente en una Liga en la que los promotores aún tienen carta abierta para arrimar tentaciones a directivos corruptibles y a entrenadores desesperados.

Miguel Herrera atraviesa por el disgusto de tener que improvisar posiciones e improvisar funcionamientos. Debe cargar con la negligencia de su directiva en la búsqueda de sus opciones número uno de refuerzos, y retener a jugadores a los que habría querido negociar.

El Piojo es más dueño del plantel que le entregan las circunstancias, que del plantel que él mismo habría querido conformar, prueba de ello es que sigue intentado que Cecilio Domínguez al menos se acerque a las promesas de su escueta hoja de vida como profesional.

Lo cierto es que La Voz del Amo ha sido nítida. Miguel Herrera sólo puede abrir una de dos puertas al final del torneo: la de la sala de trofeos para colocar la Copa de la Liga MX o la puerta de atrás de Coapa, a través de la cual se escurre en sigilo y con vergüenza, de El Nido.

"Emilio (Azcárraga Jean) nos ha pedido ser campeones", ha reconocido Miguel Herrera, en un reclamo por la grandeza del América y porque ya empieza a incomodar al centralismo en México la hegemonía de los clubes del Norte.

Y Pumas, ensayando jugadores nuevos de sangre vieja, pinceló detalles promisorios en los 90 minutos, en especial porque la relación entre Castillo y Alustiza, si ambos se mantienen sanos, y el primero no decide salir a cazar inocentes con su pistola de balines, ese matrimonio puede consumar un futuro agradable.

Pablo Barrera y/o Jesús Gallardo deberían completar esa ecuación, pero, ya se sabe, viven felices ambos en la aburguesada intrascendencia de nacer, crecer y morir como eternas promesas. Sus carreras profesionales tienen onomástico el 1 de noviembre.

Como sea, estos Pumas cotizan en el respeto de manera diametralmente opuesta al anterior certamen.

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Los dos mejores equipos del futbol mexicano. Punto. Una final adelantada en un marco que polariza la ciudad, los sentidos y que eleva la imaginación de lo que ordinariamente conocemos como pasión. Es una pena que en las últimas horas se haya hablado más de violencia, amenazas y prohibiciones que de futbol, sobre todo por la riqueza y la calidad que sobra en la cancha de juego. Rayados y Tigres van a definir quién es el líder del campeonato en la agonía de la temporada y lo harán como un preámbulo de lo que podría ser en un par de semanas la gran final del futbol mexicano...

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CIUDAD DE MÉXICO.- Más que un “Clásico Regio”, es un regio Clásico, que no le pide nada a ninguna otra combinación histórica y apasionante y que cuenta en la cancha con la riqueza y la calidad futbolística para atraer incluso a quienes son ajenos a la zona geográfica que compete y a los colores de ambos equipos.

Hoy, un Rayados-Tigres es un lujo, una incitación a la espectacularidad y una invitación a encender la televisión a la búsqueda de futbol de emociones. El Clásico ha dejado ser “Regio”. Hoy es de todos aquellos que buscan nivel futbolístico, emociones, calidad.

El marco, lo que le que esta alrededor, ayuda. Históricamente, Tigres y Rayados han polarizado los sentidos de una ciudad de y de sus seguidores. Nos han mostrado la esencia básica de lo que debe llamarse y considerarse un Clásico. También, de paso, han alcanzado extremos que incitan a la violencia, a la toma y arrebato de un espectáculo futbolístico en un pretexto para que los vándalos, no se les puede llamar aficionados, se apoderen de la tribuna, de la explanada, de las calles y también de la atención que tendría porque distraerse de una cancha rica y profunda en talento y condiciones. Hemos hablado más del peligro y del miedo que genera la combinación que de un duelo futbolístico que propone nombres como el de Gignac, Avilés Hurtado, Enner Valencia, Dorlan Pabón, Dueñas o Carlos Sánchez. Y eso al final no deja de ser una pena y un desperdicio.

El Clásico Tigres-Rayados es un partido de un altísimo nivel competitivo. Los dos mejores equipos del campeonato luchando en la última fecha por el liderato general, con dos nominas poderosas, dos entrenadores de primer nivel y directivas que han combinado la inversión con la inteligencia. Aunado a ello, este sábado, tendremos un escenario, un estadio de “primer mundo”, impresionantemente bello ++todo menos el manchón de penalti que da la portería de la cabecera del Cerro de la Silla... Eso dicen los americanistas. Me parece un desperdicio seguir hablando de algunos desadaptados sociales, tipos o tipejos que confunden pasión con violencia y que llevan el terror a lo que es una fiesta futbolística de la ciudad y de México.

El Clásico del Norte estÁ, para mí, por encima de otros clásicos en el futbol mexicano, incluyendo el histórico y legendario de América-Chivas. La razón es muy sencilla: hay una rivalidad a prueba de todo, una polarización absoluta y contundente y dos equipos poderosamente armados con base a grandes inversiones. Hoy no hay que ser de Monterrey, de Nuevo León o aficionados de uno o de otro para encender la televisión y disfrutar de lo que debe y puede ser un gran espectáculo en la cancha.

Más que el “Clásico Regio”, es un regio Clásico, donde están los dos mejores equipos del futbol mexicano y muy probablemente el futuro campeón. Punto.

@Faitelson_ESPN

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Aquellos que creen que el sorteo será fundamental para definir la “suerte” de la Selección Mexicana podrían estar completamente equivocados. El Mundial es un evento complejo porque reúne, aparentemente, a las mejores selecciones del mundo. Y debes ir preparado para enfrentar y competir ante cualquier estilo, condición o historia del juego. El sorteo es un mero formulismo. Y la prueba está en que México, desde hace 24 años, ha pasado con “lujos” la fase de grupos. Los problemas de la Selección Mexicana llegaron más allá de lo que el sorteo determinó. El Mundial no se define en el Kremlin el 1 de diciembre próximo.

Juan Carlos Osorio/ Miguel Layún
Getty
CIUDAD DE MEXICO.- El Mundial no se define en el Kremlin. Bueno, eso supongo yo...

Es un Mundial. No hay ni grupos fáciles, ni rivales sencillos. Es un Mundial y, ni yo, ni la historia reconocen a un Campeón que lo haya logrado de manera fortuita, esporádica o accidental.

Aquellos que esperan que México sea Campeón del Mundo el próximo verano que lo hagan primero, sentados, y después, soñando. Los futbolistas tienen que decirlo, están obligados a caer y a creer en ese discurso, y el entrenador también, aunque a veces esperamos que sea un poco más moderado u objetivo. No se trata de eso. No por ahora. No por los siguientes 5 o quizá 10 o 15 años. Para ser campeón del mundo debes contar con algo más que una buena generación de futbolistas, un equipo solidario, que entienda lo que debe hacer en la cancha, un buen entrenador y hasta algo de fortuna. Necesitas, además de todo ello, y para empezar, una estructura, una base, un cimiento en tú futbol que te permita acercarte y competir con las grandes potencias de este deporte que están plena y claramente identificadas: Alemania, Brasil, España, Francia, Italia, Argentina.

México será colocado el próximo viernes primero de diciembre en el “Bombo 2” del sorteo mundialista que efectuará en el palacio del Kremlin de Moscú. Y a partir de ahí, podría tener varias combinaciones. Desde un grupo, digamos más accesible, conformado por Rusia, Islandia y Arabia Saudita y hasta uno mucho más complejo y indescifrable como Alemania, Dinamarca y Nigeria.

Lo que debe quedarnos claro es que un Campeón del Mundo o un buen Mundial no se define a partir del sorteo. El sorteo sólo marca un calendario de la primera fase y cualquier selección puede, en un Mundial, convertirse en un rival serio y en un verdadero dolor de cabeza. Basta con recordar lo que sucedió con aquel grupo del 2014, donde Costa Rica figuraba entre Inglaterra, Italia y Uruguay y todos le pronosticaban una “muerte adelantada”. En el caso particular de México, la primera fase, o la zona de grupos, no ha sido un problema mayor desde el Mundial de 1994. México siempre ha superado esa fase del campeonato con muchas más expectativas y condiciones de lo que muchos expertos podían vaticinar.

El Mundial reúne, se supone, a las 32 mejores selecciones del mundo. Si crees que tu suerte depende del sorteo, no vas a llegar muy lejos. Tu suerte depende de tu preparación, de tu nivel y de tu condición futbolística. Y nada más. Entiendo que no da lo mismo jugar ante Alemania, Brasil o España que ante Polonia, Rusia o Bélgica, pero no puedes pensar en ello. Si realmente quiere tener un buen Mundial, de acuerdo siempre con tus posibilidades y limitaciones, debes estar listo para jugar ante quien sea y como sea.

El Mundial no se define en el Kremlin. Bueno, eso supongo yo.

@Faitelson_ESPN

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Ni Chile, ni Estados Unidos, ni Holanda, ni Camerún. El Mundial de Rusia se vuelve un Mundial incompleto ante la no presencia del cuatro veces del campeón del mundo, de un generador incansable -hasta hace no mucho tiempo- de grandes protagonistas de la cancha, de un desarrollador de estilo de juego -Italia siempre aportó algo a la cancha- y de uno de las industrias futbolísticas (el Calcio, la Serie A, los equipos de Milán, la Roma, la Juventus) de mayor peso en el mundo. A Italia sí que los vamos a extrañar. Y puede, seguramente, que los motivos sea claros a partir de su propia decadencia e incapacidad para jugar bien al futbol. Sí, pero la pregunta es si desde otra Confederación, desde otra eliminatoria, Italia habría alcanzado, de todas formas, a pesar de sus ausencias futbolísticas, el boleto para Rusia 2018...

Getty Images
CIUDAD DE MEXICO.- El Mundial de Rusia será un Mundial incompleto. No hay forma de minimizar la ausencia de un futbol y de una selección que ha sido una marca registrada de las canchas de juego a lo largo de más de 100 años de historia. El Mundial llora la ausencia de uno de sus grandes e irrefutables protagonistas. Si se trata de que las mejores selecciones del futbol estén en el verano de cada cuatro años compitiendo para el ser el campeón del Mundial, la FIFA está fallando en ese sentido. Italia no es una cualquiera. No se le puede comparar con nadie. Otras ausencias pueden ser tomadas como parte de la competencia y hasta quizá del cierre de distancias entre las selecciones, pero Italia es distinto. Un Mundial sin Italia, es un Mundial incompleto. Italia, un cuatro veces campeón del mundo, un clásico participante de los Mundiales y exponentes de un estilo y una condición futbolística, se ha quedado fuera de Rusia 2018. Los parámetros de la Unión Europea de Futbol y de la FIFA le colocaron en un grupo donde solo había un boleto directo para el Mundial y donde figuraba una potencia del tamaño de la selección española. A Italia lo pusieron en predicamento y no ayudó, definitivamente, su nivel futbolístico y su comportamiento en la cancha desde hace algún tiempo. Estoy de acuerdo en que Italia no fue al Mundial porque no lo merecía, porque su futbol ha decaído, se ha quedado rezagado, pero, pregunto: ¿No pasó lo mismo con una selección como la mexicana -para no ir tan lejos- hace cuatro años y el nivel de su eliminatoria y posteriormente el del repechaje le dio el boleto al Mundial de Brasil sin siquiera merecerlo? Usted y yo o conocemos la respuesta. México fue a Brasil e Italia se ha quedado sin el del Rusia.

El grado de dificultad en las eliminatorias es muchas veces diametralmente desequilibrado de una confederación a otra. Clasificarse en Europa supone un esfuerzo mayor y una concentración sublime. No solo Italia se quedó en el camino, también Holanda, una selección que había conseguido el subcampeonato en el Mundial del 2010 y el tercer lugar en el 2014. No hay margen para el error como lo tuvo la selección italiana. También hay otra clase de dificultades en Sudamérica -Chile, el doble campeón continental verá el Mundial por Televisión-, aunque la mayor parte de las veces los "papeles" están perfectamente establecidos y repartidos. África tiene su propia complejidad (Camerún, el campeón africano, quedó eliminado), Asia la suya y en Concacaf las cosas suponen ser más relajadas, aunque esta vez Estados Unidos, que no había faltado al Mundial desde 1986, se quedó en el camino. La FIFA planea aumentar el número de participantes a partir de Qatar 2022, lo cual ayudará para que selecciones como Italia, Holanda, Chile, Estados Unidos y la propia Camerún tengan menos probabilidades de quedarse sin el Mundial, pero el aumento de participantes también colaborara en la disminución del nivel futbolístico del campeonato. Lo de Italia es una pena. Su abolengo futbolístico, la calidad de jugadores que le ha dado al futbol. Es casi una desgracia que una selección que ha aportado emblemas de la cancha como Giussepe Meazza, Gigi Riva, Gianni Rivera, Paolo Maldini, Baggio, Baresi, Totti, Del Piero, Zoff y Buffon se haya quedado al margen de la Copa del Mundo.Italia hoy ha sido victima de una decadencia futbolística. No ha sabido renovarse ni generar los futbolistas de clase que ha tenido en otras muchas épocas...Se quedó pensando que su estilo -meramente defensivo- no claudicaría jamás. Sus clubes han bajado en el nivel competitivo europeo y su selección fue zarandeada el día en que se probó con el nivel de España en el Santiago Bernabéu.

Italia no estará en el Mundial y es una pena...Su futbol, sus aromas, su historia, siempre llena y engalana la cancha. Tendrá que reconstruirse a partir de esta gran y penosa destrucción. A Italia lo vamos a extrañar en un Mundial que sin duda será incompleto.

@Faitelson_ESPN

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Predecirlo era muy sencillo: las nueva reglamentaciones del futbol mexicano terminarían por afectar a los clubes que dependían más del futbolista mexicano. ¡Que ciencia! Dios mío. La tabla general de la Liga MX tiene a dos distinguidos e históricos llamados "grandes' del futbol mexicano. Sí, Pumas y Chivas, dos entidades que tradicionalmente dependen del jugador mexicano. He aquí las primeras consecuencias de las reglamentaciones que se han puesto en marcha a partir de las reglas 10/8 y luego 9/9, hoy, convertidas en reglas 18/18 y 15/18....

Chivas vs. Pumas
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LOS ANGELES, CA.-- Ni 10/8 ni 9/9... Pumas es el 18 de 18 y Chivas el 15 de 18... Pumas y Chivas -y yo agregaría también el inobjetable fracaso del Pachuca- son tres de los modelos que en tiempos recientes el futbol mexicano ha utilizado para respaldar la producción de jóvenes futbolistas. Mientras las canchas de la Liga MX -y también la de las divisiones inferiores- se llenaban de más y más jugadores no nacidos en México, Chivas se mantenía por una cuestión de historia y de tradición, Pumas como parte de su ideología y el Pachuca como una fórmula que la ha dado muy buenos resultados. La realidad es inobjetable. A los clubes que dependen de sus fuerzas básicas les cuesta mucho trabajo mantener un comportamiento regular. Pueden alcanzar el éxito, como lo han hecho las Chivas recientemente o el Pachuca a nivel internacional, pero sostenerse ahí, en el papel protagónico, les cuesta cada día más y más trabajo.

No había que ser un "genio" para entender que tarde que temprano eso justo ocurriría: las condiciones para que el futbolista mexicano se muestre y se desarrolle no están dadas en el futbol mexicano. Y equipos como Pumas y como Chivas pueden ir rápidamente de lo sublime a lo ridículo y de pronto enfrentar un torneo en los últimos lugares de la tabla general. El futbol mexicano es dominado hoy por "recetas" que tienen que ver con la inversión. Las poderosas nominas de Tigres y de Monterrey son una muestra elocuente de ello. Invertir, creer y esperar al futbolista mexicano se ha vuelto un ejercicio cada día menos común. Los dirigentes llaman con mucha facilidad a Sudamérica, donde tienen vínculos con empresarios, promotores, dirigentes, entrenadores y clubes completos para comprar futbolistas. No sólo eso, algunos equipos de México sirven como "vidrieras" para que mostrar jugadores que luego son revendidos a quienes tiene una mayor economía en el propio mercado mexicano. Toda una industria donde el futbolista mexicano termina -con todo respeto- "valiéndoles madre". Dejemos de lado el impacto que esto produce en la selección. Finalmente, el entrenador nacional puede escoger de un universo mayor y tiene a su disposición a los mejores elementos que generalmente actúan en clubes europeos. El gran problema es para equipos como Chivas y como Pumas. Primero, producir en casa con la suficiente prontitud y calidad y segundo, salir al mercado a comprar jugadores que no sólo no poseen muchas veces las aptitudes para jugar en esa clase de equipos, sino que también se encarecen al ser parte de una ley de oferta y demanda en el mercado. Y todo ello en medio de la amenaza de meterse en problemas de descenso. Ya pasó por esa situación el Guadalajara y Pumas tendrá que afrontarlo en un futuro muy cercano. Por una razón normal -al no contar con el espacio para desarrollarse- el futbolista mexicano ha bajado de calidad y ha subido de precio. Las reglas de la Liga MX prometen arrojar aún panoramas más escalofriantes mientras pase el tiempo.

A Chivas se le cuestiona hoy por no haber acudido al "mercado" luego del campeonato que obtuvo el torneo anterior,. Pero tampoco había demasiado de donde escoger. Esa es una realidad. Y en Pumas se habla mucho de la poca calidad de los futbolistas extranjeros que llegaron al club, pero pocos reconocen que la cantera -la histórica y siempre apreciada cantera de Pumas- ha perdido valores y fuerza. Es una pena revisar la tabla del futbol mexicano y darse cuenta de que Chivas y Pumas ocupan los últimos peldaños. Son dos equipos que marcan el termómetro del futbol mexicano. Si ellos están mal, algo no anda bien, pero insisto, no hay que ser un "genio" para entender que las nuevas reglamentaciones juegan contra el futbolista mexicano y que cada día será mas complicado encontrar talento en este panorama. Los primeros damnificados de la regla 10/8 convertida hoy a la 9/9 están siendo dos clubes que dependen más del material mexicano. No hay un ninguna clase de "ciencia oculta" o de "teoría inconclusa" en la situación.

@Faitelson_ESPN

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LOS ÁNGELES -- El 2 de diciembre de 2016, se alborotó el gallinero. Agustín Marchesín llegaría al Nido como regalo de Navidad. "Sacrilegio e ingratitud de la descastada directiva", gimoteaba el americanismo.

Pero hoy, las entonces histéricas "viudas" de Moisés Muñoz ejercitan, amnésicamente, el proverbio mexicano: "el muerto al pozo y el vivo al gozo". Ora Pro Nobis.

Cierto: el América se equivocó. Porque Moisés Muñoz aún tenía contrato y aún sabiendo que era innoblemente echado, aún así, como gran profesional, jugó una Liguilla excelsa hasta terminar subcampeones.

Sí, el América se equivocó en las formas, al maltratar indecorosamente a su portero, y la afición águila dio cátedra arrabalera en las redes sociales con su repertorio de insultos contra Marchesín. ¿Cómo se atrevían a mancillar a su ídolo Moy?

Hoy, aquellas "viudas" de Moy, volubles y advenedizas, lo arrinconaron en el cuarto de los trebejos, esa penumbrosa antesala del olvido, y se ostentan con el típico y acomodaticio de "siempre creí en Marchesín". A Rey muerto, Rey puesto.

Sí, especialmente después de una jornada de perros para el América, ante los perros sagrados de los Aztecas. 1-1, el veredicto. Pero, sin Marchesín, marcha el América.

Sí, las "viudas" de Moy, hoy pernoctan, lunamieleras, en el tálamo de Marchesín, especialmente después de una jornada en la que ataja un penalti, mal marcado y peor cobrado por Bou, y ataja otro póker de fusilamientos de los alfiles de Tijuana.

Marchesín recapituló la diferencia para un América bendecido, pero también crucificado por Luis Enrique Santander. El árbitro con apellido de banco y oficio de asaltante, le obsequia un gol en claro fuera de lugar de Oribe Peralta. La glorificación de la imbecilidad.

Después, de ladrón, el asaltabancos quiere pasar a benefactor, a Robin Hood de sus metidas de pata. Y Santander le regala a Xolos ese penalti que Bou-baliconamente desperdicia el argentino.

Después, imbuido por ese complejo de Chiquidrácula Rodríguez, Santander se vuelve más papista que el Papa, y le entrega una segunda amarilla forzada a Samudio ('58), misma que después -dicen que el truhán regresa a la escena del delito---, compensa botando al mustio de Musto.

Así, el encuentro que comenzó con dos fieras con bozal, creció en intensidad, a pesar de las estulticias arbitrales, y el ardor se reflejó en ambas porterías, hasta se enredó en un connato de bronca, con el desenlace de repercutir en el via crucis americanista.

En el fragor y bajo la frecuente artillería de Xolos sobre diez Águilas, El Nido sucumbe. Miller Bolaños, curiosamente obsesión de El Piojo Herrera por años, vulnera al América, a pesar de que con el quinto metatarsiano, Marchesín alcanza a testerear el balón, pero sin desviarlo de su obsesión de red. 1-1.

Tal vez más mental que físicamente, pero los jugadores del América se sentían incómodos en cancha artificial. Parecían bailarinas de ballet ejecutando El Cascanueces sobre empedrado.

Y aún con 10 contra 10, las Águilas intentaron ir por una victoria que parecía más acaramelada con el futbol de Xolos, pero siempre, siempre, estaba ahí Marchesín, ese mismo que aquel 2 de diciembre fue lanzado a la hoguera de verde leña por las "viudas" de Moi.

1-1... y el América resopla, mientras Tijuana bufa. Y el asaltabancos, ese de apellido Santander y de oficio ser un caco de lupanar, sigue decidiendo en la magnificencia de sus torpezas, el rumbo inesperado de juegos y de intenciones (vgr: Final Chivas contra Tigres).

Por lo pronto, nuevamente, la noche del viernes, la legión, aquella, la de las "viudas" de Moy, se suma al harem de incondicionales de Marchesín.

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