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¿Cuál será el futuro de Oscar y Floyd?

EL MUNDO ESPERA

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OSCAR DE LA HOYA vs. FLOYD MAYWEATHER JR.
Sábado 5 de mayo, MGM Grand

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LAS VEGAS -- La magnitud del combate del próximo sábado entre Oscar de la Hoya y Floyd Mayweather Jr. es tan grande que genera innumerables interrogantes, debates y opiniones.

En cuanto a análisis previos se refiere, a estas alturas la materia está casi agotada. Sólo resta esperar que los protagonistas demuestren quiénes estaban en lo correcto y quiénes equivocados, incluso cuando no necesariamente el resultado de la pelea arrojará una verdad absoluta.

Sin embargo, no todo está centrado exclusivamente en lo que pueda ocurrir sobre el cuadrilátero de la arena del hotel MGM Grand. La excitación es tal, que muchos ya se preguntan cuál será el futuro de Oscar y Floyd después del sábado.

¿Colgarán los guantes como han anunciado?

Antes de comenzar a intentar encontrar respuestas posibles a esa pregunta, uno debe ser conciente de que en el boxeo, más que en ningún otro deporte, el retiro es siempre un fin aparente ya que siempre, en realidad, supone dejar la puerta abierta para un eventual regreso.

Pocos son los casos de retiros definitivos, si retorno. Podemos citar, por ejemplo, la firme decisión del argentino Carlos Monzón, quien al mes siguiente de su segundo combate ante el colombiano Rodrigo Valdez, en julio de 1977, confirmó que abandonaba la actividad.

Aquella noche, Monzón se impuso por puntos en Monte Carlo, pero visitó la lona en el segundo asalto y esa acción tuvo un gran impacto en él. "Cuando uno ve las manos venir pero no puede esquivarlas, es hora de irse", dijo Monzón aquella vez.

Unos meses más tarde le hicieron una tentadora oferta para regresar y enfrentar a Marvin Hagler. Pero gracias a la fuerte oposición de su mentor y entrenador de siempre, el maestro Amílcar Brusa, la decisión quedó firme.

Justamente Hagler fue otro de los que cumplieron a rajatabla su palabra una vez oficializado el retiro. Maravilla perdió cuestionablemente en una pelea memorable ante Ray Sugar Leonard, en abril de 1987.

Le habían prometido la revancha, pero Leonard finalmente nunca se la dio. Entonces, enojado, Hagler colgó los guantes para siempre.

OSCAR, UN SEMI-RETIRADO DE ORO

Por otro lado, existen los "semi-retiros". Son los boxeadores que nunca terminan de confirmar qué harán en el futuro. Se mantienen a la expectativa de lo que pueda surgir en su camino y pelean muy de vez en cuando. Justamente, De la Hoya es uno de ellos.

Tras su categórica derrota ante Bernard Hopkins, en septiembre de 2004, anunció que necesitaba un largo tiempo para decidir lo que haría. A partir de ese momento, se concentró en consolidar su empresa promotora, Golden Boy Promotions.

Y cuando se le consultaba si volvería a boxear repetía insistentemente -durante todo el 2005- que todavía estaba meditándolo.

Sorpresivamente, a principio de 2006 anunció su regreso, que se produjo en mayo de ese año, con una victoria por nocaut ante el nicaragüense Ricardo Mayorga.

Desde ese entonces, Oscar volvió a mantener el misterio en torno a su futuro, aunque siempre dejó la puerta abierta para hacer "una pelea de despedida, pero ante un nombre muy grande".

Finalmente, comenzaron las negociaciones para enfrentar a Mayweather. La fecha indicada era mediados de septiembre del año pasado. Pero no se llegó a un acuerdo económico y todo se frustró.

Las conversaciones se retomaron a principios de este año y esta vez sí, llegaron a buen puerto.

No obstante, una vez confirmado el súper duelo, Oscar ya no volvió a mencionar en forma categórica que ésta será su última presentación, lo cual sugiere que, por ejemplo, podría existir la posibilidad de una nueva pelea, en septiembre próximo.

Pero, claro, eso dependerá del resultado del sábado. Porque si bien el Golden Boy ha alcanzado todos los logros posibles, una derrota por nocaut o por un margen muy amplio sería muy difícil de digerir para él.

Si ese fuera el resultado De la Hoya es lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de que a sus 34 años difícilmente haya lugar para una nueva reivindicación.

Por otro lado, si Mayweather se impusiera sin dejar duda alguna, poco sería el interés existente por ver una revancha, tal lo ocurrido cuando Oscar fue noqueado por Hopkins.

¿Pero qué pasaría en caso de una victoria de De la Hoya?

Pues, entonces, las razones para dejar el boxeo activo serían aún mucho más convincentes. Como en un cuento de hadas, sería el final perfecto para una carrera brillante, cuyo capítulo final se vería teñido de sabor a hazaña.

Por otra parte, si bien Oscar ha dedicado mucho tiempo a desarrollar su promotora y, por cierto, ha logrado convertirla en la más promisoria de todas las estadounidenses, el trabajo sólo ha concluido su primera etapa.

Ahora se avecina el tiempo de consolidarse. Y para que eso ocurra, su presencia activa es indispensable, lo cual no puede producirse si su mente y cuerpo están enfocados en una nueva pelea suya.

FLOYD, EL JUBILADO PREMATURO

Mientras tanto, si bien no es descabellado hacer especulaciones sobre una revancha entre De la Hoya y Mayweather, lo cierto es que hay que tener en cuenta un detalle importante.

En la conferencia de prensa posterior a su combate ante el argentino Carlos Baldomir, en noviembre del año pasado, Mayweather sorprendió a todos cuando dijo que haría sólo una pelea más.

Un Mayweather emocionado, con lágrimas en los ojos, afirmó aquella noche que "amo a este deporte y hace 20 años que estoy en él. Nunca evité a ningún rival. Siempre peleé con los mejores y los vencí a todos. Pero quiero hacer sólo una pelea más: con De la Hoya".

Teniendo en cuenta que Floyd tiene 30 años de edad, pero que marcha invicto y es quizás el boxeador menos golpeado de todos los activos, no dejó de sorprender el anuncio.

Seguramente, la decisión la tomó sin la frialdad necesaria, enojado por los injustos abucheos que recibió del público en lugar de reconocimiento tras la lección de boxeo que le dio a Baldomir.

De todos modos, es cierto que un triunfo ante De la Hoya no le dejaría a Floyd mucho más por hacer en el boxeo. Si se impone incuestionablemente, ya nadie podrá cuestionar su lugar en la historia. Nunca será un personaje popular -el carisma no se puede comprar- pero al menos se iría con la satisfacción de haber logrado el reconocimiento deportivo.

Una derrota, por el contrario, sería la herramienta que muchos esperan para poder reafirmar que Mayweather no ha sido sino tan sólo un muy buen boxeador y nada más. Probablemente, esto tendría un impacto emocional muy grande en él y sería lógico pensar en que de decidiera a alejarse de una vez por todas de sus detractores.