Pero hubo una victoria latina, de la mano del argentino Guillermo Coria, vencedor del finés Jakko Nieminen por 7-5, 6-2 y 6-2.

Así, solamente Coria y su compatriota David Nalbandian siguen con vida entre los latinos, mientras que en el cuadro femenino, la solitaria representante es otra argentina, Clarisa Fernández.

El duelo entre dos de los favoritos del torneo finalizó a favor de Gorsjean, que se impuso por 6-1, 6-3 y 6-3 tras dos horas y 15 minutos, para avanzar a octavos de final, donde tendrá como rival al vencedor del encuentro entre los españoles Albert Costa y Felix Mantilla.

Fue el quinto triunfo de Grosjean sobre el ecuatoriano que sólo se impuso en una sola oportunidad.

Lapentti se mostró errático e inseguro en el primer set del partido, ante un francés muy sólido en su juego desde el fondo, que lo pasó continuamente con sus golpes largos y que estampó su superioridad desde el principio.

En los dos sets finales, aunque Lapentti superó lo expuesto en la primera manga, el ecuatoriano acusó la confianza adquirida por Grosjean y no encontró entro que se le presentó esquivo desde el inicio.

Grosjean rompió el saque de Lapentti en el quinto juego del segundo set y en el segundo del tercero, para mantener la ventaja y quedarse con un partido que siempre se le presentó más favorable de lo esperado.

AGASSI CONTINÚA CON PASO FIRME
La contundencia con la que el estadounidense Andre Agassi solventó su paso por la primera y segunda ronda desaparecieron en cuanto el número dos del mundo se topó con el francés Nicolás Escudé, que obligó al norteamericano a emplear un esfuerzo poco habitual en el Abierto de Australia.

El de Las Vegas, que había convertido en sensación su retorno al Melbourne Park -pasó por encima del estadounidense Brian Vahaly y del coreano Taik Hyung Lee-, estuvo por momentos al antojo de su rival, aunque al final terminó con el galo y logró la clasificación para los octavos de final (6-2, 3-6, 6-3 y 6-4).

Escudé, que se convirtió en el héroe de Francia en la final de la Copa Davis del 2000, se encontró en su salsa, contemplado por más de diez mil espectadores en la pista central y ante un rival de altura. Como entonces. Crecido por todos los alicientes que rodearon el duelo, el francés de Chartres decidió cuestionar la hegemonía de su adversario.

Nicolas Escudé cedió el primer set pero conquistó el segundo. El duelo transcurrió por el equilibrio después hasta que Agassi tiró del resto como solución para quebrar el tercero. El francés no se rindió y en el cuarto buscó un nuevo empate. No lo consiguió. El estadounidense ha llegado fino al inicio de esta temporada.

Australia es una apuesta firme. Un torneo que le gusta. En octavos de final le espera el argentino Guillermo Coria, que derrotó al finlandés Jarkko Nieminen para superar la tercera ronda.

"En el tercer set tuve algo de fortuna. Estuve varias veces a punto de perder mi saque y al final lo mantuve. La verdad es que la experiencia que tengo me dice que en los torneos de Grand Slam tienes que jugar siempre a un gran nivel. En el partido de segunda ronda lo hice y gané fácil. Ante Escudé he tenido más dificultades. Ha jugado realmente bien", aseguró Agassi.

"Intento conservar en cada partido los valores que me han llevado arriba. Este deporte te permite enfrentarte a jugadores de características distintas pero lo que se mantiene y los que llegan son aquellos que conservan su impronta como Pete Sampras o Patrick Rafter", añadió el número dos del mundo.

FERRERO Y UN TRIUNFO ÉPICO
El español Juan Carlos Ferrero recurrió a la épica para doblegar al francés Fabrice Santoro en la tercera ronda del Abierto de Australia y sellar la clasificación para los octavos de final del torneo.

Ferrero, que nunca había llegado tan lejos en el primer Grand Slam de la temporada -en sus dos precedentes fue eliminado en segunda y tercera ronda, requirió cinco puntos de partido para cerrar el duelo en el quinto set (4-6, 6-3, 4-6, 6-2 y 7-5).

El valenciano, cuarto favorito, y que había resuelto sus compromisos anteriores con cierta facilidad, en solo tres mangas, afrontó el partido ante el galo con algunos problemas físicos en el muslo izquierdo que le impidieron emplearse a fondo.

El encuentro tuvo pinta de batalla larga desde el principio. Ferrero, que en los dos enfrentamientos previos había doblegado a su adversario en Australia, no se empleó con la frescura habitual. Sostenido en el saque fue incapaz de cuestionar la iniciativa de Santoro, que creció a medida que transcurrió el partido.

El español reaccionó en la segunda manga pero sucumbió en la tercera (4-6). La prolongación del partido no favoreció su estado físico pero Ferrero recuperó la concentración y al tino de sus golpes y empezó a mover al francés, que empezó a acusar excesivamente el cansancio.