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Del negocio familiar de piñatas al libro de récords de UFC, Brandon Moreno apunta a un reinado histórico del título

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Brandon Moreno y la oportunidad de ser primer nacido en México campeón de la UFC (3:58)

La conmovedora historia de Moreno que ha enfrentado ya una dura prueba con la enfermedad de su hija, ahora busca inspirar a todos los mexicanos. (3:58)

Nota del editor: esta nota se publicó en diciembre de 2020 previo al empate que tuvieron Brandon Moreno y Deiveson Figueiredo en UFC 256. Se actualizó para reflejar el resultado de esa pelea y la próxima pelea de la trilogía en UFC 270.

La piñata a medio terminar reposaba sobre el suelo de Piñatas Moreno en Tijuana, México, y Alfredo Moreno, el dueño del comercio, no estaba contento.

La tarea estaba incompleta y probablemente, la culpa recaía sobre el otro interés de su hijo.

Brandon Moreno inició su entrenamiento en las Artes Marciales Mixtas cuando tenía 12 años, mientras laboraba a medio turno en la empresa familiar. Una era cuestión laboral. La otra, una pasión. Pero ambas ayudaron a formar al atleta que se convirtió en el primer peleador nacido en México en ganar un título de UFC en UFC 263 cuando derrotó a Deiveson Figueiredo. Defiende su título el sábado en una pelea de trilogía contra Figueiredo en UFC 270 (10 p.m. ET en ESPN+ PPV).

Su incursión en la piñatería ayudó a Brandon a tener contacto con la ética de trabajo de sus padres, que le ha ayudado con creces en su improbable ascenso en los rankings de la UFC. El negocio también sirvió como bote salvavidas en lo financiero luego que Brandon fuera cesanteado por la UFC en 2018 y su hija recién nacida necesitaba someterse a una intervención quirúrgica. A pesar de que Brandon nunca fue el mejor a la hora de confeccionar piñatas, sus esfuerzos dentro del comercio familiar le ayudaron a descubrir qué quería conseguir en la vida y sin esa pasantía, es válido creer que el evento estelar de este sábado habría sido radicalmente distinto.

“Cada día veía, todo el tiempo, cómo mis padres trabajaron tan duro para darnos las mejores oportunidades y la mejor vida posible”, dijo Moreno.


Cuando Moreno inició sus entrenamientos en las Artes Marciales Mixtas en 2005 a sus 12 años, era un chico “desaliñado”, según afirma. Regordete. Cuando era un infante, sus principales distracciones después de la escuela consistían en jugar a la videoconsola y disfrutar de la comida chatarra. Al inicio, su práctica de las Artes Marciales Mixtas comenzó, simplemente, como una forma de hacer un necesario ejercicio.

Ese mismo año, Moreno comenzó a laborar a medio tiempo en Piñatas Moreno. Se cumplía con una parte del trabajo a las afueras del hogar familiar y la otra, en un pequeño depósito cercano a la residencia. El día de Moreno consistía en ir a la escuela, fabricar piñatas y al terminar, salir corriendo a los entrenamientos.

Mientras más entrenaba Moreno, más se enamoraba de las peleas; de sus elementos físicos y competitivos. El plan inicial era que Moreno asistiría a la universidad para luego cursar estudios de Derecho. Sin embargo, pronto se hizo evidente que los combates no eran un interés casual para Brandon.

"Yo de principio siempre pensé que era como una distracción", dijo la madre de Moreno, Cecilia Carrillo. "Siempre quise inculcarle que estudiara para salir adelante, era muy importante para mí. Pero él nunca dejó de hacerlo (entrenar), le gustaba mucho entrenar, siempre estaba entrenando. Desde chiquito, se ponía metas. Brandon desde muy chiquito, tenia una firmeza en que lo que fuera que él hiciera, iba a ser el mejor, me decía. 'Yo voy a ser un licenciado, el más mejor’, me decía".

Los padres de Moreno aceptaron su amor por los deportes de combate y apoyaron su entrenamiento continuo, en vez de cursar estudios superiores. Sin embargo, había una condición. Con el fin de pagar los entrenamientos y cubrir los gastos del día a día, Moreno debía laborar a tiempo completo en la empresa familiar.

Moreno tenía una agenda absurda. Se despertaba cada mañana, iba a entrenar durante dos horas para regresar a su hogar y cumplir entre cinco y seis horas de labor fabricando piñatas. Después de cenar, volvía al gimnasio para cumplir con dos horas adicionales de entrenamiento, antes de terminar la noche en el depósito, dando los toques finales a sus piñatas.

“Me hacía mi propia agenda, porque quería ir a entrenar”, afirma Moreno. “Ese es el motivo por el cual mis padres me ayudaron tanto… Quería comenzar a ganar mi propio dinero. Comencé a madurar y empecé a conocer el trabajo duro”.

Sin embargo, no siempre todo transcurría sin problemas. Moreno confiesa que nunca fue un óptimo fabricante de piñatas. El proceso, según afirma, comienza con piezas de cartón pegadas con un adhesivo casero que consiste en una mezcla de agua caliente y harina. Moreno afirmó que necesitaba de aproximadamente 30 minutos para armar una piñata. En algunas ocasiones, Alfredo perdía la paciencia.

"A veces me lo corría de la desesperación", relató Carrillo con una carcajada.

Los Moreno fundaron su pequeña empresa en 1997. Muchas familias fabricaban piñatas en su barrio de la Colonia Guerrero, según afirma Carrillo, quien también se crio inmerso en la piñatería. El negocio despegó pocos años después, cuando la familia comenzó a vender piñatas del otro lado de la frontera, específicamente en San Diego y Los Ángeles.

Alfredo, hermano de Moreno, junto con otro trabajador, fabricaba el armazón de las piñatas. Es allí cuando Carrillo participaba y las decoraba. Las piñatas vienen en todas las formas y tamaños imaginables: por ejemplo, estrellas, animales y números que representan cumpleaños. Si bien construir piñatas no era su fuerte, Moreno pudo encontrar su nicho de trabajo.

"Ya después que Brandon estaba en la escuela, llegaba a la casa y mejor se dedicaba a hacer los palos y eso sí le salía bien", dijo Carrillo. "Y él lo seguía haciendo aunque estaba ya cien por ciento dedicado al deporte".

Moreno, que actualmente tiene 26 años, trabajó a tiempo completo en Piñatas Moreno durante cuatro años, hasta que se hizo con un cupo en el programa de telerrealidad UFC’s The Ultimate Fighter en 2016. Esto representó un gran logro (y todo un alivio) para Moreno.

“Nunca tuve la habilidad apropiada para fabricar piñatas”, afirmó Moreno, entre risas. “Sin embargo, fue una parte divertida de mi vida. Soy mejor peleador que fabricante de piñatas”.


El torneo The Ultimate Fighter 24 sirvió para definir quién sería el siguiente retador al título de Demetrious Johnson, entonces campeón peso mosca de la UFC. Decir que Moreno era un candidato sorpresivo sería todo un eufemismo. Era el último sembrado entre 16 competidores.

Moreno cayó en su primer combate por sumisión en el segundo asalto, a manos del principal sembrado Alexandre Pantoja; no obstante, Moreno causó grata impresión, al punto de hacerse con un contrato con la UFC. Ningún otro perdedor en el primer asalto recibió ofertas por parte de la promotora.

Cuando Moreno suba al Octágono para enfrentarse a Figuereido, muchos esperarán que sea el derrotado. Figuereido es favorito de los apostadores por 3-1.

“Siempre fue (y siempre soy) el menos favorecido”, expresa Moreno. “Creo que soy el menos favorito en la vida. Pero siempre gano. [Al final] siempre gano. Para mí, eso es lo más importante”.

Luego de caer ante Pantoja, Moreno se impuso en sus tres primeros combates oficiales con la UFC. No obstante, después de sus victorias cayó en una racha negativa de dos combates y la incertidumbre sobre el futuro de la división del peso mosca motivó a la UFC a liberarlo de su contrato.

El fin de su relación con la promotora no pudo haber llegado en un peor momento. Ocho meses después de haber sido puesto en libertad, específicamente en 2018, Megan, segunda hija de Moreno, nació sufriendo problemas de salud. La familia no desea entrar en detalles sobre su enfermedad; sin embargo, en un momento llegó a temerse que la niña tuviera un tumor en el estomago. Era necesario someterla a una cirugía. Y en ese momento no abundaba el dinero. Los padres de Moreno acudieron a la ayuda de Megan, con los recursos provenientes de la piñatería.

"Cuando se supo, un viernes, el doctor les dijo que la podían ir a operar, pero no tenía el dinero", dijo Alfredo. "Yo le dije que si ocupaba, se lo daba y el lunes la operaban. Y así fue. Y todo salió bien, gracias a Dios. Estábamos preocupados, pero salió bien. La niña es fuerte. El Brandon es muy luchón, fíjate. Él tiene muchas pilas".

Moreno, quien vive con su esposa Shirley y sus tres hijas, afirmó que Megan actualmente disfruta de buena salud y que le va “maravillosamente bien”.

En junio de 2019, Moreno peleó con Legacy Fighting Alliance y se alzó con el título del peso mosca de dicha promotora. Tres meses después, regresó a la UFC… y no ha perdido un combate desde entonces.

Actualmente, Moreno tiene la oportunidad de hacer historia, representando a un país que no es ajeno a los deportes de combate. México ha sido cuna de algunos de los mejores boxeadores de todos los tiempos, tales como Julio César Chávez y Salvador Sánchez. La UFC cuenta en su historial con campeones de origen mexicano-estadounidense, como es el caso de Caín Velásquez, pero ninguno ha nacido en suelo mexicano.

“Lo significa todo para mí”, expresó Moreno. “En Tijuana, y en México en general, contamos con gran parte del futuro de los deportes de combate… Sin embargo, las Artes Marciales Mixtas son una disciplina deportiva relativamente nueva en mi país”.

“Sé que puedo cambiar el panorama [de las Artes Marciales Mixtas] en mi país si llegan a tener al primer campeón de la UFC 100% mexicano”.

De los sueños con la escuela de Derecho, a fabricar piñatas en Tijuana, pasando por su puesta en libertad por parte de la UFC, hasta encabezar un programa de combates transmitido mediante el esquema de “pago por evento”, la trayectoria de Moreno sirve de testimonio particular de su ética de trabajo y perseverancia.

“Mi vida es una montaña rusa”, dijo Moreno. “Muchos buenos momentos y también, muchos malos momentos”.

“A final de cuentas, todo forma parte de mi experiencia”.