NOTA: Este reportaje fue publicado originalmente el 10 de junio de 2021. Dos días después, Brandon Moreno derrotó a Deiveson Figueiredo para convertirse en el primer campeón de la UFC nacido en México.
No hacen falta explicaciones. Cualquier aficionado al boxeo sabe lo que significa el “estilo mexicano” dentro del cuadrilátero. El intercambio, pelear en la bolsa, la incapacidad de rendirse, el gancho al hígado y la técnica, construyeron un mito.
Julio César Chávez, Marco Barrera, Erik Morales, Juan Manuel Márquez y Saúl ‘Canelo’ Álvarez son algunos de los nombres que han mantenido viva esa tradición durante las décadas más recientes. El drama, las guerras que protagonizaron y el legado que se sostiene con algunas de las máximas figuras del boxeo actual respaldan esa marca reconocida alrededor del mundo.
Ese arrojo, la sangre caliente y la pasión con la que millones de aficionados viven el pugilismo influenció todos los deportes de contacto. Es prácticamente imposible crecer en una familia de origen mexicano sin entender que los mexicanos no tienen permitido dar un paso atrás, a menos que sea “para tomar vuelo”.
Mantener esa reputación es fácil, cuando eres mexicano. Los entrenadores te inculcan que no se trata solo de ganar, sino de mostrar el corazón, de ser valiente y de siempre dejarlo todo para que la audiencia, por pequeña que sea, salga satisfecha.
“Siendo mexicano, siendo peleador eres parte de esa leyenda. Los grandes guerreros que hemos tenido, Chávez, Morales, Barrera, Caín Velásquez. Nuestra cultura tiene ese estigma de ser guerreros. Mi primer amor de hecho, fue el boxeo”, explica Henry Cejudo, medallista de oro en lucha en Beijing 2008 y campeón en dos divisiones del UFC.
Ante la todavía historia joven de las artes marciales mixtas, la mayoría de aquellos que llegaron al máximo nivel crecieron viendo a los grandes ídolos del boxeo mexicano antes de convertirse en profesionales en su propia disciplina.
Brandon Moreno, contendiente número uno de las 125 libras de UFC, tiene frescos los recuerdos las peleas de Márquez contra Manny Pacquiao, en especial la cuarta. Yair Rodríguez quedó impresionado cuando pudo ver a Saúl ‘Canelo’ Álvarez en vivo en Las Vegas, mientras que Alexa Grasso e Irene Aldana saben apreciar esa ‘herencia’ que hoy en día ayuda a componer su estilo.
Pero viene de muchos años atrás, desde que Tito Ortiz aparecía en el octágono con sus dos banderas, honrando a su familia originaria de la ciudad de México, hasta Diego Sánchez en el primer The Ultimate Fighter y Dominick Cruz, quien tiene los argumentos para considerarse el mejor peso gallo de la historia.
“Creo que la razón por la que la gente alrededor del mundo conoce el estilo mexicano y lo disfruta, es porque siempre va hacia adelante, entra y sale. Es dar y recibir, aguantar el daño y herir al contrincante. Los peleadores mexicanos saben que salen y ponen sus vidas en la línea y pelean a morir”, explica Cruz, dos veces campeón de las 135 libras en UFC.
El corazón y la técnica
México ha tenido pocos entrenadores que han llegado al máximo nivel en el UFC. Cruz ha contado con el coach de Tijuana, Miguel Reyes, en su esquina; Francisco Grasso ha destacado con la estrategia de Alexa Grasso e Irene Aldana; además Mike Valle fue parte de la llegada de Erik ‘Goyito’ Pérez y la de Yair Rodríguez.
También está el caso aparte de Raúl Arvizu del Entram Gym en Tijuana, quien es el primero en llevar a un peleador nacido en México hasta la pelea por el cinturón en Moreno.
Al crecer en Tijuana, Arvizu vivió de cerca el fenómeno de Chávez, pero todavía más el del ‘Terrible’ Morales y sus guerras, sobre todo, la trilogía con Barrera.
“El estilo mexicano es reconocido porque siempre queremos ver a nuestros peleadores, a nuestros héroes, exponer. Se exponen a perder, quieren acabar la pelea y tienen esas guerras. Como espectador del arte del boxeo y como fan del deporte, yo creo que no nada más en box, creo que en cualquier deporte queremos ver al atleta llegar a sus límites y el tipo, ese estilo mexicano tiende a llevar a los peleadores el límite, al límite del cansancio, del volumen, del daño, entonces, literalmente generan una pelea”, detalla Arvizu, quien tuvo que entrenar en San Diego y Brasil cuando era peleador, ya que en territorio mexicano las opciones eran muy pocas.
Valle, quien nació en Tamaulipas, pero pasó la mayoría de su carrera como coach entre el sur de Texas, Albuquerque y Chicago, donde estableció su campamento, asegura que el estilo mexicano se trata de un balance: “Es nuestra agresividad, pero también nuestra muy buena técnica, es donde nos caracterizamos, con muy buen movimiento de cintura, pero sin dejar la agresividad que nos caracteriza como boxeador mexicano”.
Yair, ganador de la primera temporada de The Ultimate Fighter Latinoamérica, coincide en que no basta con el ímpetu para representarlo. “Yo creo que nunca nos rendimos y no necesariamente siempre vamos hacia el frente, pero peleamos muy inteligentemente. Con estrategia y siempre nos guiamos por el corazón. No dejamos que nada de lo que esté pasando en ese momento alrededor de la pelea nos diga que no podemos hacerlo [ganar]. Siempre vamos hacia el frente hablando de manera metafórica, y en nuestra cabeza no nos rendimos. Ése es el estilo mexicano”, valoró.
Quizás el mejor ejemplo de esa idea actualmente es Canelo, por “la manera en que pelea, la inteligencia, golpea arriba, golpea abajo, combina bien, tiene muy buena cintura. Creo que de hecho, en lo personal, yo siento que él ha venido a evolucionar lo que es la idea de un peleador mexicano en el boxeo con los espectáculos que viene dando, la manera en que ha venido finalizando sus combates, creo que ése es el estilo mexicano, ¿no? La garra de estar ahí parado y dar pelea en todos los rounds”, detalla Masio Fullen, ex peleador de UFC que arrancó su carrera como boxeador en Guadalajara, entrenando en el mismo gimnasio que Saúl.
La adaptación al MMA
En los orígenes de las artes marciales mixtas parecía muy sencillo. Los mexicanos podrían traer su boxeo a la jaula y brillar, tal vez hasta dominar, en las divisiones de menor talla.
Pero el deporte tiene tantas dimensiones, que un corazón grande y unas buenas manos no serían suficiente para sobrevivir en el octágono.
Tito Ortiz, Roger Huerta, Leonard Garcia, Nick Díaz y Diego Sánchez pudieron establecerse como figuras, pero no fue hasta la llegada de un luchador colegial, como Caín Velásquez que la bandera tricolor se estableció en lo más alto.
Velásquez acabó con el fenómeno mediático de Brock Lesnar y cruzó la frontera. Llevó el cinturón de peso completo a México e inspiró a las generaciones actuales para creer que se podía y muchos tuvieron que entender que no iba a bastar con las respetadas bases de striking que se desarrollaban en los gimnasios locales.
“Trasladar el boxeo mexicano a las artes marciales mixtas ha sido una completa travesía, porque a pesar de que queremos seguir intentando esta manera de seguir todo hacia adelante todo el tiempo, es distinto porque los pasos son distintos. No podemos exponernos tanto a los derribes, el cuadrilátero y el octágono son diferentes, pero lo que nunca ha cambiado es la pasión y la entrega de los atletas que siempre van hacia el frente”, explica Alexa Grasso, que ha logrado meterse al ranking de las 115 y también de las 125 libras.
Hoy en día el peleador proveniente de México no solo es experto en boxeo o muay thai, incluso hay especialistas en jiujitsu como Brandon, que llegó al UFC sumando sumisiones y hoy se ha convertido en una amenaza doble.
“Aplicar el estilo de boxeo mexicano al MMA es complicado porque depende mucho también de tu rival, qué tanto trae a la mesa. Por ejemplo, en mi caso, Deiveson Figueiredo era un peleador durable, que también es valiente, que le gusta ir hacia enfrente a intercambiar en cierto modo. Yo lo que puse en la mesa fue el no rendirme y no hacerme chico ante tal situación, decir, ‘¿sabes qué?, viene Deiveson hacía mí, yo no me voy a rendir, yo no me voy a hacer para atrás y también voy a intercambiar con él’”, explicó.
La fórmula se viene replicando, como lo explica Cruz, quien además de mantenerse como uno de los nombres más grandes del peso gallo, es analista desde hace varios años y ha seguido de cerca esa evolución.
“El estilo mexicano comienza en el boxeo y los veo tomar esas raíces y agregar Tae Kwon Do, defensas ante los derribos, no permitiendo los agarres y manteniendo la pelea de pie. Yair Rodríguez es un ejemplo de alguien que hace eso bastante bien. Gilbert Meléndez, yo mismo, Goyito Pérez, y hay muchos más que evitan los derribos, usan los puños, la pelea de frente, buscando sangre, buscando herir al contrincante y crean así su propio estilo. Caín Velásquez, quien mezcló la lucha … Hay varios peleadores mexicanos que llegaron y lograron esa transición al MMA”.
Cruz entrena en San Diego y comparte campamento con ‘Goyito’ Pérez, quien a finales de 2011 abrió la puerta como el primer peleador desarrollado en la escena local mexicana en llegar al UFC.
“Aquí hay más cosas, hay lucha, hay jiu jitsu, pero yo siento que ya hoy por hoy podemos ver en cualquier jaula, en cualquier ring de artes marciales mixtas, podemos ver ese estilo en todos los mexicanos que peleamos siempre yendo para enfrente, siempre con combinaciones duras, siempre dando y entregando todo el corazón arriba en la pelea”, considera Pérez, quien dejó marca de 7-2 en la promotora más grande del mundo y ahora busca continuar su carrera con Bellator.
Los que lograron esa transición de forma exitosa, como Moreno, Grasso o Rodríguez, se convirtieron en favoritos del público y pudieron avanzar en la clasificación de sus divisiones.
“Si eres cien por ciento mexicano, no es algo que tengas que trabajar, no es algo difícil porque es algo que ya lo traes, ya eres mexicano. Ya tienes ese instinto y simplemente se proyecta y cuando añades diferentes técnicas, es algo que se adapta por sí solo”, concluyó Aldana, quien tiene tres bonos dentro de su carrera en el UFC peleando al estilo mexicano que se deja sentir cada vez más en las artes marciales mixtas.