LOS ÁNGELES -- Kobe Bryant nunca imaginó que fuera a tener un partido tan brillante el día de su despedida. Ni sus mejores sueños, esos que antaño siempre se concentraron en ganar campeonatos, le dieron pista alguna de lo que finalmente iba a suceder en la realidad. Durante los días previos no supo qué pensar, optó por dejarse llevar, por no leer ningún artículo, por no encender el televisor para ver lo que se decía de él. Nada, para que finalmente sucediera todo: 60 puntos anotados en 42 minutos de juego.
"No es posible. Nunca pude imaginar que este juego fuera a ser así, nunca", señaló a ESPN Digital tras expresar el mismo sentir en inglés. "Es algo loco para mí, el último partido en casa. Es difícil de imaginar que sucediera de esta manera, realmente lo es. Todo el apoyo que tuve, los antiguos compañeros, los fans, la familia. Fue genial estar ahí, es algo increíble. Todavía estoy en shock. Entonces me daré el permiso para leer y ver los comentarios y los videos", agregó.
El flujo de sensaciones fue constante en Kobe. Absolutamente todas las rutinas que llevó a cabo las realizó por última vez. Desde aterrizar en su helicóptero a pasear por las entrañas del Staples Center, entrar en el vestuario, vestirse, realizar los estiramientos y la terapia previa, saltar a la duela, escuchar su presentación, todo lo que vivió este miércoles fue para el recuerdo, porque nunca más lo llegaría a repetir. En algunos de esos momentos se vio obligado a contener la emoción.
"Hubo varios momentos en los que me sentí emocional. Cuando corrimos por el túnel me di cuenta. Cuando me puse la camiseta me dije: 'Ok, esta es la última vez que me voy a poner una camiseta'. Luego: 'Es la última vez que saldré del túnel'. Cuando esos momentos suceden te sorprendes estando muy emocional. Luego te dices: 'Ok, tienes que bloquear eso porque nada de esto marcará la diferencia'. Luego sí se puede estar nostálgico todo lo que se quiera, esta noche y mañana", confesó.
Consciente de la situación, Kobe supo canalizar todas las sensaciones en motivación y acabó por cerrar su carrera de la manera más brillante posible. Superó el número de puntos del que hasta el momento fue el máximo anotador de la historia de la NBA en su último partido (Eddie House con 35 unidades) y además de superar todas las expectativas, le brindó el mejor regalo posible a unos fans que se tuvieron que rascar el bolsillo para asistir a su partido de despedida. Ése fue para Kobe el instante más memorable.
"Los fans, la reacción de los fans, los cánticos, el apoyo, el ánimo. Estaba realmente cansado. Tuve que seguir forzándome a mí mismo. El apoyo de los fans fue tremendo. Creo que eso será lo que siempre recordaré", agregó. Y es que, aunque quisiera, no se trató de un juego convencional, algo a lo que aspiró.
"Al final no funcionó de esa manera. Había tanta gente con la que hablar, cosas que firmar, fotos en las que aparecer. Tan sólo me dediqué a eso. Me dije: 'Está bien. Déjalo pasar, sigue adelante, disfrútalo'. Fue divertido", sentenció.