Paul George fue uno de los jugadores que acudió a la concentración de dos días de la selección de Estados Unidos en las Vegas bajo las órdenes de coach Popovich.
Allí reveló el secreto que se escondía detrás de su baja de juego durante la temporada pasada: sufrió una bursitis durante buena parte de la campaña y tuvieron que sacarle medio litro de sangre del codo derecho.
El alero del Oklahoma City Thunder finalizó la temporada con promedios de 21.9 puntos, 5.7 rebotes y 3.3 asistencias; antes del All-Star anotó 43.3% de sus triples, pero después se agravaron sus problemas en el codo y bajó el porcentaje a un 32.4%.
"Tuve que lidiar con ello durante buena parte de la temporada y me causaba mucha frustración a la hora de tirar y jugar", aseguró PG13.
Al terminar la temporada de OKC, eliminado de los playoffs por el Utah Jazz, George también se sometió a una artroscopia en la rodilla izquierda de la que se recupera bien y los problemas físicos se van olvidando.
"Soy capaz de tirar otra vez, tengo confianza en mi tiro, ya no tengo eso en la cabeza cuando juego... Estoy avanzando fantásticamente", dijo el alero, quien era una de las piezas más codiciadas en el mercado de agentes libres, pero fue uno de los primeros en resolver su futuro al renovar con OKC.
"Estoy bien y tenía claro lo que quería hacer, así que no había necesidad de darle más vueltas", explicó.