MÉXICO -- El 16 de enero del 2009 los Tampa Bay Buccaneers tomaron una decisión que cambió el rumbo de una franquicia que, básicamente, ha navegado sin rumbo durante la mayor parte de su historia.
Tras siete temporadas con el equipo, tres viajes a la postemporada y un título de Super Bowl, los Buccaneers decidieron cortar su vínculo con el entrenador en jefe Jon Gruden y el gerente general Bruce Allen, dando paso a una etapa llena de fracasos, decisiones incomprensibles y sobre todo irregularidad.
El movimiento de Gruden no fue la primera decisión arriesgada que tomó el fallecido Malcolm Glazer tras adquirir el equipo en 1995.
En enero del 2002, luego de seis temporadas y cuatro viajes a los playoffs, Glazer decidió despedir al entrenador en jefe Tony Dungy, teniendo como resultado inmediato el Super Bowl ganado por Gruden al año siguiente, sin embargo la fórmula no dio resultado en esta ocasión.
A la salida de Gruden, el equipo contrató al inexperto Raheem Morris para asumir el puesto. Morris había sido entrenador de la defensiva secundaria del equipo la campaña anterior antes de ser designado como coordinador defensivo para el 2009, plan que cambió con el despido de Gruden.
Los Buccaneers tuvieron que esperar hasta la Semana 9 para conseguir su primera victoria y no celebraron mucho ese año, terminando con marca 3-13 pero con gran esperanza en el entonces mariscal de campo novato Josh Freeman, quien fue reclutado en la primera ronda del draft procedente de Kansas State, donde Morris fue coordinador defensivo en el 2009.
Pese a que en el 2010 las cosas parecían ir mejor, al terminar con marca 10-6, quedando marginados de los playoffs por el criterio de desempate que concedió el boleto de comodín a los Green Bay Packers que terminaron con récord similar, una racha de 10 derrotas consecutivas en el 2011 puso fin a la era Morris y dejó al equipo buscando nuevamente un entrenador en jefe.
El elegido para reemplazar a Morris fue Greg Schiano, quien del 2001 al 2011 dirigió a Rutgers y llegó a la franquicia, de acuerdo a varios reportes, recomendado por el entrenador en jefe de New England Patriots, Bill Belichick.
El proyecto de Schiano sólo duró dos temporadas con un récord combinado de 11-21, además la carrera de Freeman llegó a su fin bajo su dirección al arrebatarle la titularidad y posteriormente cortarlo tras no poder encontrar un socio para canje.
Con Schiano a la cabeza, Tampa Bay también invirtió una selección de primera ronda del draft del 2013 y una de cuarta ronda del 2014 para adquirir mediante canje al esquinero Darrelle Revis, quien firmó un contrato por seis años y 96 millones de dólares.
Revis fue cortado tras un año con los Buccaneers, luego del despido de Schiano y la llegada de Lovie Smith como entrenador en jefe. El plan de Smith de implementar su sistema defensivo Tampa-2 no se ajustaba a las fortalezas de Revis, quien es mejor en cobertura personal.
Sin embargo los movimientos no se quedaron ahí, Smith adquirió en la agencia libre al mariscal de campo veterano Josh McCown y al cazamariscales Michael Johnson, quienes un año después fueron dejados en libertad por el equipo.
Los resultados no acompañaron a Smith en su primer año y tras una temporada 2-14, la peor de su carrera como entrenador, los Buccaneers aseguraron tener la primera selección global del draft por quinta ocasión en su historia.
Movimientos como el de McCown y Johnson no ayudarán a Smith ni los Buccaneers a salir del bache en el 2015, así que el equipo este año decidió adoptar una postura menos agresiva en la agencia libre, concretando acuerdos con el apoyador Bruce Carter, el tackle defensivo Henry Melton y el profundo Chris Conte.
Como dato final, desde la salida de Gruden, Tampa Bay tiene un récord combinado 30-66 así que Smith tendrá que remar contra la corriente para revertir una tendencia que ha hundido a la franquicia en una de las peores crisis de la NFL.