Misteriosamente, casi como caído del cielo, el modesto Querétaro ha recibido una nueva inyección de vitamina en su lucha por no descender. Se llama Zlatko Petricevic y pocos saben que su apellido es parte de una de las familias más respetadas y poderosas de la península de los Balcanes, que tiene dinero, pasión y deseos de unirse a la industria futbolística mexicana.
LOS ANGELES, California -- Si Tijuana hacía planes para navegar por aguas tranquilas rumbo a la salvación, les tengo muy malas noticias: el Querétaro tiene un nuevo socio, un nuevo impulsor, dinero suficiente y piensa hacer hasta lo imposible por conservar su estatus como plaza de la primera división.
Conocí a Zlatko Petricevic hace ya algunos años. Siempre me pareció un tipo decente, educado, trabajador y al mismo tiempo misterioso. Primero fue técnico del Atlante y más tarde apareció en la banca de aquel equipo llamado Colibríes, cuya suerte fue sentenciada por la propia Federación Mexicana de Futbol. Eran días difíciles, los resultados no habían llegado, pero Zlatko o Petri como cariñosamente le llamaba José Antonio García y más tarde el capitán Rodríguez, siempre parecía estar fuera del sitio que le correspondía.
Para aquellos que están pensando mal, hacen bien en pensar mal, sobre todo en una época como esta, donde un país como México está sosteniendo una feroz lucha ante el crimen organizado. Pero esta vez la historia es diferente, esta vez hay una parte de verdad, de nobleza, de certeza en un personaje llamado Zlatko Petricevic.
Miembro de una las familias más viejas de la península de los Balcanes, parte de un apellido noble y heredero de unas de las fortunas más grandes de Europa del Este, Petri tiene un pasatiempo llamado futbol que ha mezclado por su amor a la belleza geográfica de México. Tiene una casa en Playa del Carmen y otra más en Houston, desde donde opera la mayor parte de sus negocios, negocios que entre otras cosas incluyen una línea área de jets privados.
Dicho esto, habrá que entender y aceptar que cuando anuncia que el nuevo Gallos Blancos no tendrá problemas económicos, que buscará a cinco refuerzos para el próximo campeonato, que podría contar con estrellas de clase mundial, y que gastará el dinero necesario para fincar la salvación, está diciendo la verdad y sólo la verdad.
La lucha por no descender en México ha recibido una nueva inyección de vitaminas, esta vez por conducto de un personaje misterioso, que parece haber caído del cielo, con el antecedente de que, bien o mal, conoce la cancha, tiene pasión y el dinero suficiente para convertir a un equipo del fondo en la tabla en uno que tenga la capacidad de contender.
En lo dicho: si Tijuana hacía planes de salvación tendrá que empezar a preocuparse. Lo mismo Estudiantes Tecos, Atlas y aquellos que estén involucrados en el porcentaje. El Gallo Blanco ha recibido un toque aristócrata, refinado, bañado en oro, de un gran potencial dispuesto a todo con tal de mantener la categoría. Ya veremos.