Brillante. Una sola palabra alcanza para calificar el trabajo de Agustín Canapino en su debut en IndyCar, en el callejero de San Petersburgo, Florida. El piloto argentino llegó sin experiencia previa en autos de Fórmula, tras haber realizado toda su campaña deportiva en el automovilismo de su país en coches con techo (ganó 15 títulos nacionales), se subió a una máquina con una potencia tremenda, frenos de carbono, aerodinamia extrema y terminó 12º, en la competencia ganada por Marcus Ericsson, expiloto de Fórmula 1 y vencedor de las 500 Millas de Indianápolis de 2022.
La posición era lo de menos para Canapino, como ya lo habían dejado claro el corredor y Ricardo Juncos (dueño del Juncos Hollinger Racing que contrató al arrecifeño). La idea era sumar kilómetros para seguir en la curva de aprendizaje del auto. “Me está costando mucho físicamente, soy sincero. Me preparé, estoy mejor que nunca, pero estoy tensionado y necesito más preparación y adaptación. Intentaré terminar la carrera en una posición aceptable, con el auto sano”, había confesado, tras la clasificación del sábado, el cuatro veces monarca de Turismo Carretera de la Argentina.
Y vaya si cumplió el objetivo. Logró gambetear un par de fuertes accidentes que se produjeron muy cerca suyo y, si físicamente le costaba, lo disimuló muy bien. Porque consiguió su mejor tiempo de vuelta en el ¡giro 97 de 100! Y con esa marca bajó la que había logrado en la 94. Está claro que llegó al cierre de la competencia muy bien.
El primer reto de Canapino fue superado con creces. Ahora llegará el siguiente: la prueba en óvalo para recibir la habilitación de IndyCar para poder correr en ese tipo de circuitos, como el que tendrá la segunda fecha, el 2 de abril en Texas y toda la acción se verá por Star+.