El argentino fue séptimo en la última salida a pista previa a la 108ª edición de las míticas 500 Millas que se disputarán este domingo.
Debe ser difícil para Agustín Canapino sacarse de encima la mufa de haber sufrido problemas en el motor Chevrolet de su Dallara en el momento menos indicado. Fue en la clasificación, que ya parece lejana. Viajaba en el aire para meterse cómodamente entre los 12 que avanzarían a la siguiente fase, pero de repente todo se terminó con una imprevista falla. Antes y después de eso, el Titán dio muestras del poderío del auto del equipo Juncos Hollinger Racing y su ilusión de tener una buena carrera este domingo crece.
Canapino fue séptimo en el Carb Day, el último entrenamiento en pista antes de la carrera. El Titán llegó a 225,320 mph (362,617 km/h) en su mejor giro en la tanda que lideró Scott Dixon. Una vez más, el argentino fue mucho más veloz que su compañero Romian Grosjean, quien quedó 25º.
Ya no habrá más tiempo para pruebas. Solo queda la competencia, en la que el Titán aspira no solo a llegar al final, su objetivo es meterse entre los 15. La meta parece alcanzable por lo demostrado en los entrenamientos. Lo único que puede frenar todo es el clima, porque se anuncia la posibilidad de lluvias y tormentas. Con agua, no se gira en óvalos. Habrá que esperar.