La vida de Mike Tyson ha sido una montaña rusa, a toda velocidad, en la que unas veces ha tocado fondo y otras se ha encontrado en la cima de la fortuna. El hecho de ser nombrado "el hombre más malo del planeta" no es gratuito dada la ferocidad con la que siempre se comportó arriba del cuadrilátero en su trayectoria pugilística, así como fuera de los encordados, una conducta nada extraña si se conoce su pasado: una niñez marcada por carencias, violencia y delincuencia precoz en el barrio neoyorquino de Brownsville, Brooklyn.