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En medio del lujo de Múnich, un pequeño callejón guarda la memoria de unos 'heroicos tramposos'

La ciudad de Múnich se prepara para recibir uno de los eventos más esperados y emblemáticos del fútbol mundial: la gran final de la UEFA Champions League, que enfrentará este sábado 31 de mayo al PSG frente al Inter de Milán, con transmisión de Disney+ (solo para Sudamérica).

ESPN.com arribó este miércoles para presenciar el icónico evento y uno de los puestos clave de la previa del partido esconde una historia muy peculiar. La majestuosa Odeonplatz, que alberga uno de los puntos de encuentro para los fanáticos que lleguen a la ciudad de cara a la final, fue sede e ícono hace casi 100 años de un monumento construido por el partido nacional socialista para conmemorar a los muertos por un intento de golpe de estado en 1923.

El Putsch de Múnich, también conocido como el Putsch de la Cervecería, fue un intento de golpe de Estado fallido liderado por Adolf Hitler y otros líderes nazis en Múnich, el 8 y 9 de noviembre de 1923. Llamado así por las reuniones que mantenían sus miembros en la cervecería Bürgerbräukeller. En dicho enfrentamiento murieron 14 insurrectos y cuatro policías.

Estos hombres serían recordados como mártires por el propio Hitler a la hora de tomar el poder en 1933 y trasladó sus cuerpos al Panteón de la Odeonplatz, donde cada persona que pasara por allí estaba obligado a hacer el saludo nazi. A partir de esto surgió el método de protesta y rebelión de muchos ciudadanos, que para evitar esto utilizaban la calle anterior y que terminó siendo inmortalizado como el ‘callejón de los tramposos’.

Más allá de lo simbólico, este acto de rebeldía le costó a más de un ciudadano ser enviado al campo de concentración de Dachau, por el mero hecho de no querer hacer el saludo.

A casi un siglo de distancia, este callejón está adornado con un camino de adoquines pintados de dorado, en memoria de aquellos ‘tramposos’. En la esquina, hay una placa que conmemora a estos valientes. Rodeado de tiendas de marcas de primera categoría y mucho lujo, la Viscardigasse se mantiene como un monumento que no deja olvidar una de las etapas más oscuras de la historia.