Sucedió hace cuatro años, pero a veces todavía parece que fue ayer. Para Paris Saint-Germain es una fea y dolorosa cicatriz que siempre estará ahí, independientemente de lo que ocurra en el partido de vuelta de los octavos de final de la Champions League contra Barcelona este miércoles. Superó al equipo blaugrana 4-1 en la ida, pero la serie aún no se siente controlada. El 8 de marzo de 2017, los catalanes protagonizaron una de las remontadas más memorables en la historia del fútbol, superando a los parisinos 6-1 en el Camp Nou luego de haber caído 4-0 en el Parque de los Príncipes en el partido de ida.
Cuatro años después, ambos equipos han cambiado mucho. Los técnicos de esa noche (Unai Emery para PSG, Luis Enrique para Barcelona) hoy ocupan otros cargos y ambos planteles también han cambiado mucho, pero aún quedan muchos vínculos con esa fatídica noche. Marquinhos, Layvin Kurzawa, Marco Verratti, Julian Draxler, Presnel Kimpembe y Ángel Di María siguen en PSG, tal como Marc-Andre ter Stegen, Gerard Piqué, Samuel Umtiti, Sergio Busquets, Jordi Alba, Sergi Roberto y Lionel Messi, obviamente, siguen en Barça.
Neymar, quien se perderá el partido de vuelta por un problema en el muslo, tal como en la ida, cambió de equipo. Lo mismo va para Rafinha. Ambos fueron titulares de Barça esa noche, y Neymar fue quien se vistió de héroe con su hat-trick. El internacional brasileño reconoció en julio de 2019 que la remontada fue "uno de los dos mejores momentos de [su] carrera", lo cual, como podrán imaginar, no les cayó nada bien a los hinchas de PSG.
Pase lo que pase el miércoles, no cambiará lo que ocurrió esa noche de 2017, pero eliminar a los gigantes de La Liga, habiéndolos destruido en su propio territorio primero para luego terminar el trabajo en casa, ayudaría a los parisinos a dar vuelta la página de una vez por todas. Este año, el mensaje definitivamente es no pensar en 2017.
"Nos están taladrando la cabeza con la remontada", respondió el defensor de PSG Abdou Diallo el sábado, cuando le preguntaron sobre ese partido. "Eso fue antes. Ahora hay nuevos jugadores y es totalmente diferente. No hay estrés al respecto hoy".
Podemos creerle al defensor, quien llegó al club más de dos años después de aquella épica derrota, pero el hecho de que la mayoría de los jugadores que sí estuvieron ahí aún no quieran hablar sobre esa noche ilustra lo doloroso que les resulta el recuerdo. Kurzawa estuvo ahí, por ejemplo.
"El último partido que jugué en Barcelona fue una pesadilla", comentó. "Algunos de nosotros estuvimos ahí esa noche y juramos nunca volver a pasar por algo así. Fue por eso que estuvimos tan concentrados en el partido de ida. Sabía que no íbamos a perder. Podía sentir que todos estaban muy comprometidos".
La victoria en Camp Nou hace tres semanas fue muy importante, tanto mentalmente --para exorcizar los demonios de 2017-- como para reservar un boleto a cuartos de final.
Tal como antes del inicio de la serie, el DT de PSG, Mauricio Pochettino, ha sido muy inteligente en su comunicación previa al partido de vuelta. Ha estado enfocado en calmar a su plantel. Luego de la clase magistral de su equipo en el partido de ida, todos en el club saben que se encuentran en una posición fuerte. Hay confianza. Obviamente, sabe lo que ocurrió en Camp Nou hace cuatro años. Vio el partido por televisión, y quedó aturdido. PSG encaró el encuentro de manera completamente equivocada; había una sensación de duda en el club y en el país, y hasta un poco de miedo, y Pochettino lo ha percibido en su preparación para el partido.
"Hace apenas dos meses que estoy aquí, pero me he dado cuenta de que, en Francia, hay un pánico terrible cuando nos acercamos a determinados partidos en relación a las lesiones y a la preparación”, les comentó a los medios de comunicación el fin de semana pasado. Por lo que su mensaje a sus jugadores y a los fanáticos, por medio de la prensa, ha sido positivo. “No nos afecta lo que ha sucedido en el pasado. Hemos venido con un espíritu libre y sin prejuicios. Vivir todo el tiempo en el pasado limita tus posibilidades futuras. Aporta negatividad. Venimos con una energía renovada y tenemos fe en que clasificaremos. En el fútbol, tener convicciones te acerca a la victoria”.
En ese sentido, la charla de Pochettino previa al partido ha diferido bastante de la que dio Emery en 2017. Él también fue la mente maestra de una épica victoria en el partido de ida, pero también tuvo que asumir la responsabilidad en la humillación del partido de vuelta. El ahora entrenador de Villarreal todavía recuerda la "Remontada."
"Podemos prestar atención a muchos detalles, pero si comienzo desde el final, cambiaría el árbitro [Deniz Aytekin] y eso sería todo", dijo Emery. "Nos recuperamos de un déficit por 3-1, después perdimos la oportunidad de quedar 3-2, y hubo un claro penal para Di María que no fue otorgado. Hay circunstancias que no puedes controlar en un partido. Los jugadores de Barcelona, en especial [Luis] Suárez, no pararon de caer en el área, poniendo presión sobre el árbitro hasta que finalmente cayó en su trampa”.
Maxwell y Thiago Motta no estuvieron en la cancha esa noche. Emery dejó al lateral izquierdo fuera del equipo, mientras que el mediocampista defensivo estaba lesionado. Ambos tuvieron que ser testigos de ese partido histórico viéndolo desde afuera.
"Nuestra experiencia hubiese sido útil, en especial teniendo en cuenta el árbitro, pero estaba difícil", comentó Maxwell. Al igual que Emery, Motta responsabiliza a Aytekin. "Era penal y tarjeta roja para [Javier] Mascherano por su tackle a Di María. Luego, no concedíamos los últimos dos goles. Es mi peor recuerdo en París".
Tal vez, Aytekin mire el partido del miércoles por televisión desde su hogar en Bavaria, ya que ser arbitro de un partido de este calibre e importancia es también un recuerdo lejano para él. No ha arbitrado un partido de Champions League en instancias de eliminaciones desde esa noche de marzo en 2017. Esta temporada, sólo ha estado a cargo de dos partidos en la segunda división alemana.
Desde esa noche en Barcelona, han sucedido muchas cosas. PSG llegó a la final de la Champions League la temporada pasada, mientras que Barça sigue esperando por su primera desde 2015. Los catalanes han tenido cinco entrenadores desde entonces (Luis Enrique, Ernesto Valverde, Quique Setién y ahora Ronald Koeman), PSG tres (Emery, Thomas Tuchel, Pochettino). En el fútbol doméstico, ambos escuadrones han sido muy fuertes, como siempre. Kylian Mbappé y Neymar han llegado a París, Suárez ha dejado Barcelona y Messi podría marcharse en el verano. Joan Laporta es el nuevo presidente de los gigantes españoles y a él sin dudas le encantaría arrancar su segundo período en el club con otra "Remontada". Si Koeman & Cía. lo pueden lograr, sería incluso más grande que en 2017.
PSG, por su lado, todo lo que quiere ahora es clasificar y seguir adelante.